Una amenaza desconocida
Ginebra les explicó todo, causando preocupación por la entidad que ronda los bosques.
—Ahora que lo mencionas, el bosque está más inquieto esta noche, creímos que era el clima. —Mirten se asoma a la puerta mientras arruga un poco la carta con sus dedos
parece que se ha quedado atónito.
—¿Qué pasa Mirten? —le pregunta Yubel al verlo asombrado.
—Vengan a ver esto...
—¿Qué sucede?
Todos se quedan absortos al observar a un grupo de siervos que deambulan por sus territorios, están nerviosos y se nota que tienen miedo pues pareciera que buscan refugio.
—No puede ser... hasta los animales huyen del bosque. —Levy sale de la casa y se va de cabeza cuando un oso enorme pasa junto a él corriendo despavorido.
—¿Qué criatura será esa que hasta los animales huyen de ese modo? —se pregunta Víctor temeroso.
—Alejandro... —Ginebra se toca el corazón, está preocupada por su esposo y por los sobrevivientes que lo acompañan, Alejandro ahora es un humano y Leonardo ya no está para protegerlo, no sabe si la súper fuerza que tiene será suficiente para deshacerse de esta entidad desconocida.
—Debemos asegurar la casa, iré con Sifri para ayudarla con el bebé. —expone Víctor nervioso.
—El niño estará bien con ella, créeme que no dejará que nadie le toque un pelo.
—Mirten dijo esto porque Sifri quería mucho a Reinar y todo el tiempo estaba con él.
—¿Deberíamos ir al bosque? Quizá entre todos podamos encontrar la manera de ahuyentar a esa cosa o por lo menos ayudar a los chicos a salir de ahí. —expresa Yubel dudosa.
—No, Alejandro ya debe ser consciente de lo que está pasando, estoy seguro de que él preferiría que nos quedáramos, como dijo Beatriz, si esa cosa come humanos es posible que también se dé una vuelta por aquí, debemos estar listos para proteger este
lugar, a todos nosotros.
—Mirten tiene razón, además ninguno de nosotros es débil, sabemos pelear y defendernos, aun conservamos agilidad y una gran fuerza, no se la tendrá tan fácil. —dice Levy con seriedad.
—Está bien, aremos lo que dicen.
—Señora Ginebra, ¿podría decirle a Sifri que la necesitamos aquí? Entre más seamos mejor. —manifiesta Mirten con seriedad.
—Lo haré...—Ginebra odiaba sentirse inútil, aunque todos ahí eran humanos, era obvio que ella no estaba a su nivel y quería buscar la manera de ser más útil, por el bien de Reinar, así que fue a hablar con Sifri.
—Ginebra... —Sifri se sintió avergonzada porque Ginebra la había encontrado llenando de besos a su hijo.
—No, por favor, no te apartes de él, para serte sincera me agrada mucho como lo tratas... con tanto cariño. —Ginebra le sonríe con ternura haciendo que Sifri se sienta feliz.
—Escuché todo el alboroto, será mejor que vaya con ellos.
—¡Espera! Iré contigo.
Ginebra se va con Sifri mientras que Víctor se queda con su nieto en la habitación.
—No sé si Alejandro este feliz con la idea de que salgas con nosotros, si esa cosa aparece... —Ginebra la interrumpe.
—Estoy cansada de ser una carga, de necesitar la protección de mis amigos y esperar mientras ellos arriesgan sus vidas por mí... no sabes lo difícil que es ver como lastiman a los que amas sin que puedas hacer algo al respecto.
—Sí sé. —expresa Sifri con una profunda tristeza.
—¿Sifri? —Ginebra se percata de la expresión de dolor en su rostro.
—Yo nací y crecí en una aldea remota y llena de pobreza, era la mayor de tres hermanas, mi madre había muerto por culpa de una extraña enfermedad al igual que mi hermano menor, bueno, eso es lo que mi padre le dijo a todos en el pueblo para que nadie siguiera preguntando de su repentina desaparición, la causa de su muerte era más terrorífica de lo que te puedas imaginar, mi madre murió a causa de las
golpizas que mi padre le proporcionaba, era un alcohólico violento y muy celoso, esa tarde mi tío había ido a visitarnos aprovechando que mi padre estaba ausente y nos había traído comida y unos bonitos vestidos de la capital, él sabía que estábamos en la miseria por culpa de mi padre y al vernos tan delgados se conmovió hasta las lagrimas, él le dijo a mi madre que había conocido a un demonio que le había prometido vida eterna a cambio de unos favores y que en cuanto la obtuviera vendría a obsequiárnosla también a nosotros y así podríamos vengarnos de aquel desgraciado, por supuesto
nosotros no le creímos incluso pensamos que estaba loco, pero igual lo amábamos, era amoroso y divertido, todo lo contrario, a mi padre, por desgracia llegó antes de que mi tío pudiera irse y recuerdo verle el rostro lleno de celos he ira, mi tío se fue de ahí de inmediato para no causarle más problemas a mi madre, el monstruo de mi padre nos
observó por un largo tiempo y después de vaciar una botella de ron para calentarse aun más la sangre, se lanzó contra mi madre y la golpeo tanto que le desfiguró el rostro, le había arrancado la mandíbula por los golpes y su cabeza estaba sumida de un lado,
yo estaba segura de que él era el demonio y por más que tratamos de impedir que la golpeara... —en este punto de la plática Sifri se rompe en llanto.
—Sifri... —Ginebra siente un gran nudo en la garganta y la intenta consolar, pero ella continúa contándole su historia.
—Por más que tratamos de defenderla, él era más grande y más fuerte que nosotros, terminó matándola delante de nuestros ojos, pero aun inconforme, miró a mi hermanito con ira, él era igual a mi tío y lleno de celos gritó... ¡Ella te engendro con su semilla! ¡eres hijo de ese bastardo! —Mi padre lo tomó del cabello y azotó su cabeza contra el piso sin piedad, no le importó que su hijo solo tuviera dos años y también lo asesinó, mis hermanas se habían orinado encima de la ropa, estaban tan asustadas que empezaron a vomitar, yo tenía la certeza de que era nuestro turno... pero en lugar de eso puso a mis hermanas a limpiar toda la sangre y a mi...a mí me llevo a la recamara y abuso de mí, cuantas veces quiso, ese hombre nos había destruido la vida, sus
abusos continuaron durante dos meses más hasta que una noche, después de regresar de haber ido a recoger las sobras de comida para alimentar a mis hermanas me encontré con la escena de ellas desnudas, ensangrentadas, ese animal las había
torturado hasta matarlas yo dejé caer los desperdicios al suelo y sentí que algo dentro
de mí se oscureció, estaba decidida a asesinarlo, aunque eso me costara la vida, quería vengarme y entonces algo atravesó el techo de la casa y lo arrojo contra la pared, era mi tío, o lo que quedaba de él, aquel demonio que le había prometido la inmortalidad no era otra cosa que un vampiro, estaba furioso sabía lo que mi padre había hecho y quería despedazarlo, pero no quería que me arrebatara la oportunidad de vengarme y me arme de valor y le rogué que cumpliera con su promesa, que me convirtiera y que me dejara vengarme de él y así lo hizo, él amarró a mi padre a una silla mientras veía desesperado como me transformaba en una vampira y entonces me vengué, le hice todo el daño que pude y me hubiera gustado que no muriera tan rápido pero pude hacerle justicia a mi familia, lo demás es historia muerta, pero claro que sé lo
que es sentirse impotente y frustrada por no poder defender a los que amas y entiendo tu deseo de anhelar poder y fuerza para cuidar de tu familia y de tus amigos, así que si puedes encontrar la manera de hacerte más fuerte, entonces hazlo.
—Lamento tanto todo lo que te pasó. —Ginebra llora de tristeza.
—Eso fue hace mucho tiempo, he aprendido a sanar, ahora que recuperé mi humanidad me siento libre, es como si hubiese vuelto a nacer, tengo la oportunidad de redimir todo el daño que hice y de vivir de una manera diferente, ¿sabes por qué le
tengo tanto cariño a Reinar? Ese era el nombre de mi hermanito, tu hijo se parece mucho a él y siento que volvió a nacer en este niño... al menos eso quiero creer por que me hace muy feliz, así que si me lo permites me gustaría estar siempre a su lado,
déjame protegerlo, déjame ser para él la hermana que no pude ser para mi querido Reinar.
—Por supuesto —Ginebra se lanza a sus brazos y añade. —él necesitará de ti.
Yubel mira a lo lejos el abrazo entre ellas y sonríe, Mirten y Levy se preocupan de ver a fuera a Ginebra, pero están tan atentos al silbido de los árboles que lo dejan pasar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro