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En las manos del rey perverso


Los ojos de aquel vampiro se clavaron en Lía con tal violencia que parecían dagas directamente lanzadas al cuello, ella estaba tan desconcertada y asustada que al querer retroceder una fuerza sobrenatural la jaló con fuerza alejándola de la salida y acercándola hacia la oscuridad, fue entonces cuando se acostumbró a las penumbras y miró aquellos ojos rojos y brillantes y al instante supo que se trataba del vampiro con el que tubo un encuentro aquella noche en el lago.

—Eres tú...—susurró sintiéndose muy débil, estaba impactada al ver que se trataba de Valeska, el corazón le latió con locura, sabía que estaba en problemas.

—No eres lo que pedí ¿Dónde está la concubina que ordené que me trajeran? Entraste sin permiso a mis aposentos y además dejaste inconscientes a mis guardias, que atrevida eres humana, no creas que te iras sin un castigo...

Al instante, el olor de Lía se apoderó de los sentidos de aquel misterioso vampiro, fue como si un perfume seductor y colorido acariciara su nariz introduciéndose hasta su cerebro, las pupilas de Valeska se dilataron de manera inmediata y un hormigueo le recorrió la espina dorsal.

—Lo lamento su majestad, no fue mi intención cometer este atrevimiento...estoy huyendo...me encuentro en una situación complicada. —exclamó Lía avergonzada, se sentía muy incómoda y sabía que su sangre se regaba entre sus piernas cayendo como un perfume afrodisiaco sobre la alfombra del rey.

Valeska la jaló hasta él con su poder pegándola hasta su cuerpo con violencia, su presencia era oscura y muy dominante, era como estar frente aun demonio, Lía estaba temblando de miedo.

—¿Qué no sabes que entrar a mi lecho significa una sola cosa? Las hembras que entran aquí tienen un único propósito y es complacerme, pero tu vienes aquí como si pudieras hacerlo, con este frágil y débil cuerpo, además estas sangrando, hueles ha hembra adulta ¿quieres ser preñada? —Valeska apretó su cintura y comenzó a hablarle al oído, su aliento cálido le erizaba la piel a Lía.

—Solo quiero irme a mi habitación...no me siento bien... —exclamó Lía como pudo ¿Qué tenía este hombre que la desarmaba tan fácilmente? Su aura emanaba malicia, era igual de oscura que la de los demonios más perversos del infierno.—Por favor...déjeme ir...—suplicó Lía, pero al instante Valeska la calló y puso su mano en su boca enmudeciéndola.

—¿Qué no te quedó claro lo que te dije aquella vez en el lago? Harás lo que yo diga y te iras cuando te lo ordene, entraste a la alcoba real sin mi permiso, había mandado traer a mi concubina preferida y ahora se dirige a mí deseosa de brindarme sus placeres, pero ya encontré otra forma de divertirme esta noche. —Valeska sonrió maliciosamente, su sonrisa era hermosa como cruel, Freya era escoltada por unos guardias, caminaba por el pasillo real, caminaba a toda prisa, desconcertada por que el olor de aquella bruja estaba regado por todo ese lugar, tenía un vestido negro transparente, dejando a la vista todos sus encantos, su hermosa figura, su cabello largo y sedoso, al ver a los que cuidaban la alcoba del rey inconscientes, se llenó de incertidumbre, no importaba quien estuviera con el rey ahora, en cuanto supiera que se trataba de ella correría a la hembra vulgar que intentaba seducirlo, estaba furiosa por que era una falta de respeto que cualquier concubina o criatura sobre natural interfiriera con los días asignados a las concubinas del rey, era su turno, esto era inaceptable y quien fuera que estuviera ahí adentro pagaría muy caro su atrevimiento.

Freya caminó a toda prisa y cuando quiso abrir la puerta se dio cuenta que estaba sellada, Valeska había cubierto el lugar con su bruma impenetrable, sus ojos se abrieron de golpe y el corazón comenzó a palpitarle lleno de incredulidad, así que recargó sus manos en la puerta y llamó a Valeska.

—Mi rey, recibí su invitación, me encuentro afuera de sus aposentos. —exclamó Freya temblorosa, existía una pequeña inseguridad en ella, pero se tranquilizaba a ella misma asegurando que Valeska le daría su lugar, pues al fin y al cabo, era su favorita, la única que podía ser digna de él.

Mientras tanto, Valeska levantó su falda y comenzó a limpiar la sangre de sus piernas con sus dedos y una vez que probó su sangre entró en una especie de frenesí, apretó su carne con fuerza y le encajó sus garras haciéndola sangrar.

—Ah...—Lía se quejó de dolor, estaba en shock, estaba segura que el rey terminaría devorándola.

—Mi concubina ruega por que le permita pasar, jamás le he prohibido el paso y esta noche regresara por primera vez a su alcoba, se irá con las manos y el corazón vacíos. —exclamó Valeska mientras recorría la cintura de Lía.

—Yo no soy su concubina, quíteme las manos de encima. —le dijo Lía quien agarró a Valeska de la cara para detenerlo.

Freya percibía el aroma de Lía impregnado en los aposentos del rey y se llenó de ira contra ella, se sentía humillada, por primera vez Valeska la rechazó, se apretó los brazos con rabia desgarrándoselos, pero al instante sanaron, se fue de ahí maldiciendo aquella fría y oscura noche.

—Esto no tiene sentido, esa bruja no puede competir conmigo...soy superior a ella... ¿Por qué el rey estaba con ella? ¡maldita sea! —Freya comenzó a romper todo a su paso, gritaba llena de ira, Magnolia escuchó sus desgarradores lamentos desde su alcoba, era la primera vez que la escuchaba así.

—¿Qué esta pasando? Se supone que hoy pasaría la noche con el rey...acaso...será posible que...

—Yo no soy su concubina, mi único propósito es ser su guardiana y protegerlo de todo aquello que quiera dañarlo, para eso fui enviada al inframundo, no me tome como una más de su aren, soy más que eso. —le dijo Lía suplicante, sus ojos estaban llorosos, Valeska dirigió la mirada hacia y ella y pudo ver sus ojos esmeralda que brillaban como piedras preciosas.

—¿Dices que pasaste los últimos años de tu vida conviviendo con demonios para protegerme? —Valeska soltó una risa burlona y la abrazó con mucha fuerza tanto que la asfixiaba y añadió. — Yo soy un dios, no necesito que me protejas, tu madre te introdujo en ese infierno por nada, puedo cuidarme solo.

Por primera vez Valeska pudo sentirla tan cerca, Lía era tan delicada que podría quebrarle los huesos si deseaba, era como una rosa en sus manos.

—¿En que momento cambió tanto? Creí que al verme se alegraría, en cambio no ha dejado de despreciarme desde que llegué, me subestima y busca cualquier pretexto para humillarme, es un malvado. —exclamó Lía entre lágrimas.

—¿Entonces soy el villano de tu historia? Jaja, soy el rey de los vampiros, un dios de la oscuridad, un demonio, no me confundas con un ángel o una deidad benévola, por que te romperás el corazón, no he cambiado en lo absoluto, siempre he sido así, solo que te gusta buscar bondad donde no la hay, tu rey es perverso, tu señor es malvado ¿Aun así quieres protegerme?

Lía lo hizo aun lado y se apartó de él como pudo, estaba decepcionada de su corazón de piedra, era mas cruel de lo que pensaba.

—No saldrás de aquí amenos que uses tus poderes para defenderte, mientras tanto vas a divertirme, ya me cansé de hablar contigo. —le dijo Valeska desvistiéndose el torso.

Lía no supo como reaccionar ante su comportamiento, no quería lastimarlo, jamás se atrevería a levantar la mano contra su rey, pero él no ponía de su parte, al verlo semi desnudo se quedo asombrada de su gran belleza, jamás vio un ser tan divino, tan hermoso, se preguntaba si realmente era así de pasional o solo estaba bajo el efecto de su sangre.

—¿Qué hace? —le preguntó Lía al ver como se abalanzaba sobre ella.

—Te voy a quitar todas las esperanzas y si te quedaba alguna duda de mi maldad, voy a borrártela por completo.

—¿Qué? —Valeska se abalanzó contra Lía y la besó apasionadamente, le mordió los labios haciéndola sangrar, Lía estaba ardiendo en calentura, los labios de Valeska eran frescos y su saliva sabía azúcar, nunca la habían besado y menos de esa forma, Valeska era demasiado fuerte, la sometía cada vez que quería zafarse, le arrancó el vestido dejándola en ropa interior, con sus medias y corset solamente, Lía no supo en que momento la despojó de sus prendas pero estaba a nada de golpearlo, pero se detenía por miedo a provocarlo más.

—¡Déjeme en paz! No puede besarme de esa forma...

—Claro que puedo soy tu rey. —Lía intentó darle una bofetada, pero Valeska detuvo su mano y se la lamió, haciéndola estremecer, en ese momento Valeska descubrió su cuello y la mordió provocando que sus ojos se pusieran en blanco, se hizo espacio entre sus piernas y se posó sobre ella para alimentarse de su sangre.

Lía creyó que la mataría las lagrimas caían de sus ojos y después la besó pintándole sus labios de rojo, la mallugaba tanto que le dejaba su piel marcada, los ojos del rey eran los de un asesino, la sensación era la misma que estar en los brazos de un depredador.

—¿No vas a defenderte? Si no lo haces te poseeré, serás mía aun que termines muriendo. —le dijo Valeska terminando de desnudarse, en este punto Lía no tubo otra opción que defenderse y lo atacó con su poder la alcoba quedó destruida con ese ataque y Valeska salió de entre los escombros con una diabólica sonrisa, perverso y hermoso.

Gracias por leer un capítulo más de 2EL AMANTE INFERNAL" espero les haya gustado el capítulo, las leo en los comentarios. :)

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