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El infierno soy yo

Aquella mujer de cabellos de fuego llegó de improvisto, acompañada de sus demonios, la oscuridad la galardonaba, coronándola como una emperatriz infernal, ella tenia un aura dulce y cálida la mayor parte del día, pero había ocasiones donde daba mucho miedo, donde su bondad desaparecía y eso era en el campo de batalla, cuando se enfrentaba a criaturas viles y despreciables que dañaban a otros.

—Aléjate de ellos bastardo, voy arrastrarte al infierno, maldito perro. —Le dijo Lía mirándolo con un profundo desprecio.

—¿Quién eres tu mujer? ¿Una bruja? —dijo el lobo olfateándola desde su posición, quien podía reconocer que había magia en ella.

Reynar se quedó prensado a la figura difusa que se encontraba en la oscuridad.

— ¿Una bruja? — Se preguntaban los cazadores ¿Cómo es que una bruja a aparecido de repente? —seguían cuestionándose llenos de dolor, aquel dolor que los estaba matando.

En un abrir y cerrar de ojos Lía invocó un conjuro que hizo que el demonio se paralizara y comenzara a recibir extrañas descargas eléctricas, estaba envuelto en relámpagos negros que lo torturaban, solo así pudo liberar a los cazadores de su dolor.

—¡Ahhh! ¡Ahh! —el lobo negro gritaba horrorizado, nunca había sentido tanto dolor en su vida, no podía creer que aquella mujer lo estuviera lastimando de esa manera.

—¡Adelante demonios bélicos! —les ordenó Lía a Bely y a Emm quienes inmediatamente se dirigieron a los cazadores para ponerlos a salvo, los alejaron al otro extremo para que pudieran exorcizar su maldición, aparte de ser demonios de guerra, Bely y Emm eran sacerdotes y podían exorcizar y purificar maldiciones, eran familiares muy útiles, por eso Lía los apreciaba tanto.

Todos estaban atónitos al ver que unos demonios los estaban ayudando, no podían creerlo.

—Pero... ¿por qué?

Lilith tenia una misión especial, ella al ser un demonio de bajo astral podía ir y venir al mundo de los muertos, tenia la habilidad de conducir a los espíritus al valle, el lugar donde sus destinos se verían definidos de quien los juzgaría y donde pasarían la eternidad, pero antes de guiarlos primero Lía debía derrotar a esa criatura infernal, mientras tanto, los estaría resguardando en un plano alterno a esa dimensión física, es como si ellos estuvieran detrás de un espejo, solo así el demonio los dejaría en paz.

—Gracias por ayudarnos...—dijeron las almas de Vinland quienes eran seres humeantes, como si estuvieran hechos de vapor.

Su tristeza al ver que habían estado siendo victimas de los engaños de ese demonio era inmensa, fue muy duro para ellos, cuando los estaba torturando, los recuerdos se les vinieron a la mente, el demonio había acabado con ellos hace más de mil años, desde que se quedaron sin sacrificios los asesinó sin piedad, condenando a sus almas en un bucle de mentiras, haciéndoles creer que estaban vivos, por eso en su pueblo nunca salía el sol, no había animales y todo se veía muerto y decadente, se alimentó de su miedo por muchos años, la carta que recibieron los cazadores fue un ruego desesperado de estos espíritus, habían poseído a unos viajeros de los que habían escuchado hablar de los cazadores, quienes pasaban por las ruinas de lo que alguna vez fue su pueblo, y fue ahí donde todo comenzó, haciendo que estos hombres entraran en trance y escribieran aquella carta.

—Una vez que mi ama termine con él, ustedes serán libres, lo prometo. —exclamó Lilith quien poco apoco comenzaba a estimar a los humanos más que a los seres sobrenaturales.

—Nuestros rezos la acompañaran. —exclamaron ellos mirando la batalla.

—¡Ya no siento dolor! —exclamaron Percy y Sabrina quienes no tenían ni un rasguño.

—¿Por qué nosayudan? —le preguntó Bocky confundido.

—Nuestra ama protege a las criaturas indefensas y nosotros obedecemos sus órdenes.

—¿Su ama? —cuestionó Sasha incrédula.

—¿Sera que se trata de...? Mirten estaba con la expectativa de aquella pequeña niña de la que tanto había escuchado.

Las nubes comenzaron a despejarse y la luz de la luna iluminó a Lía, resaltando su majestuosidad y poder, la reina del inframundo estaba frente a ellos, fiera, torturando a un demonio de gran poder.

—¿Quién es ella? —se preguntó Reynar admirado.

—¿Cómo es que una humana como tú me puede hacer este daño? —le preguntó el demonio lleno de rabia e indignación. —solo eres una chiquilla. —añadió enardecido.

El lobo negro volvió a transformarse tomando la forma de un lobezno, tres metros de altura y una fiereza aterradora, a simple vista Lía tenia todas las de perder.

—¡Debemos ayudarla! Esa cosa le triplica el tamaño, es muy peligroso. —exclamó Reynar preocupado y cuando iba con ella, los demonios bélicos lo detuvieron.

—No estorbes, nuestra ama, es más fuerte de lo que crees.

—Pero...

—No te preocupes por ella amigo, si es la chica que creo que es no debes angustiarte, esa niña, no, esa mujer, pasó la mitad de su vida encerrada en el inframundo, el infierno mismo donde yacen los demonios mas perversos, si está aquí, significa que lo ha conquistado todo. —le dijo Mirten emocionado al ver el temple tranquilo y dominante de aquella hermosa pelirroja.

—¡Mure maldita infeliz! —el lobo negro se abalanzó contra Lía atacándola con toda su ira y añadió furioso. —¡Yo soy el lobo negro de Vinland! ¡uno de los grandes demonios del engaño! El más grande y poderoso que conquisto la barrera y logró salir del inframundo, no podrás herirme más, tu cuerpo humano no pude herirme jajaja.—exclamaba enardecido mientras la saliva le escurría entre los enormes colmillos.

Lía ni siquiera parpadeó ante su agresividad, le detuvo las dos manos,  con las garras muy cerca de su rostro y lo apretó con tal fuerza que lo hizo aullar de dolor, pues lo estaba quemando con un fuego oscuro y muy ardiente.

—¡Ahhh! ¡desgraciada! ¡esto no es posible! ¿Cómo puedes tocarme? Solo eres una humana.—decía mientras chillaba.

—Se muy bien quien eres tú, eres uno de los rebeldes que escapan cada cuando del inframundo, con su poder y astucia logran atravesar la barrera que divide nuestro mundo de este.

—¿Por qué te refieres a mi mundo como tuyo? ¿por qué tienes a tres demonios a tu servicio? ¿Cómo conquistaste a semejantes guerreros? —preguntaba el lobo horrorizado.

—Una vez conocí a un demonio como tú, una loba blanca, mi segunda madre, mi primer familiar, su poder era inimaginable, ella fue quien me llevó al inframundo por primera vez y hoy es parte de mí como muchos otros.

—Tú no pudiste conquistarla, nunca escuché hablar de una humana capaz de esclavizar a un demonio, estas mintiendo. —le dijo el lobo negro quien le lanzó una mordida para arrancarle la cabeza, pero debido a la fuerza de Lía terminó doblándose delante de ella, pues con su mirada lo dominaba.

—Mi nombre resuena en el inframundo, pon atención, el infierno soy yo.

Lía le mostró con sus ojos todo por lo que había pasado, toda la lucha por la supervivencia, todas sus batallas, sus conquistas, su poder, el lobo no podía con todo eso, cualquiera se volvería loco si presenciara todo lo que Lía vivió en ese lugar, presenció las veces que estuvo apunto de volverse loca, cuando su poder crecía de maneras exorbitantes y como fue coronada como la reina del inframundo, una humana había conquistado el inferno y se sentaba en el trono de un dios, siendo ella una mortal.

—No... ¿Cómo es posible? ¿Cómo puedes tener todo ese poder dentro de ti? —exclamaba el lobo lleno de miedo.

—Yo se cual es tu nombre y una vez que lo pronuncie serás mi familiar, me servirás con lealtad por la eternidad, amenos que quieras dejar de existir, seré tu ama, tu señora, tu reina, si te ordeno que mueras mueres, si te digo que pelees, peleas, por que yo soy soberana de nuestro mundo. —Lía se transformaba en el campo de batalla, era simplemente espectacular.

—Yo... no puedo... resistirme... —decía el lobo mirándola fijamente y entonces Lía pronunció su nombre.

—Cancerbero, demonio de alto rango, regente del engaño y la mentira, sírveme con lealtad y muéstrame tu verdadera forma.

En ese momento El lobo aulló con gran fuerza que todos tenían que taparse los oídos, en ese mismo momento el lobo se hizo presente con su verdadera forma, una criatura enorme de tres cabezas, un lobo majestuoso y negro como la noche misma, sus ojos rojos brillaban feroces en la oscuridad.

—Ama, le pertenezco, soy suyo para domesticar. —dijo el lobo inclinándose delante de ella y enseguida, una marca se les dibujó a ambos en el cuerpo y después la marca desapareció.

En ese mismo momento, la maldición desapareció y el sol comenzó a salir, Lía acaricio la cabeza de Cancerbero y le sonrió con compasión, ahora que era su familiar lo amaría igual que a los otros.

—Anda, ve a pedir perdón, antes no podías controlarte y tu maldad te dominaba, pero ahora que tienes un dueño, puedes sentir amor y compasión, quizás no te perdonen, pero debes arrepentirte. —le dijo Lía mandándolo con Lilith y los espíritus.

Cancerbero les pidió perdón y las almas de Vinland tuvieron compasión de él, Lilith los guió al valle para que su destino fuera definido y antes de irse les dieron las gracias a los cazadores por su valentía, aun que ellos no sentían que habían hecho mucho.

Una vez que todo paso, el pueblo quedó en ruinas como debía estar y ya que el sol los iluminó por completo, Lía se acerco a los cazadores con dulzura.

—Me alegro de que estén bien valientes guerreros, mi nombre es Lía, fue un placer conocerlos. —todos estaban impactados con su belleza que ni podían hablar, la admiraban mucho y Sasha y Sabrina no dejaban de abrazarla por haberlas salvado.

—Así que si eras tú. —le dijo Mirten emocionado.

—¿Me conoces? —le preguntó Lía sorprendida.

—Eres la hija de Beatriz y Leonardo, la bruja de la invocación.

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