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El anillo de las hadas

El viento rosaba el rostro de Lía, le encantaba subirse al lomo de Lilith y correr con la velocidad de la libertad, Lilith era muy rápida, ágil y de gran tamaño, disfrutaba de consentir a su humana, aunque eso implicara subir a Beel y Emm a su lomo.

—¿Podrían dejar de jalarme el pelo con tanta rudeza? Me lo están arrancando. —exclamó Lilith furiosa emitiendo un gruñido, Beel y Emm eran algo toscos a la hora de subirse en ella.

—Lo sentimos Lilith, creo que nos emocionamos, deberíamos caminar un poco, siento que ya abusamos de tu amabilidad. —le dijo Lía apenada.

—No le hablaba a usted señorita, no me molesta que se suba en mi lomo, pero esos demonios revoltosos van a dejarme calva ¿por qué no toman su forma animal? Son menos pesados. —refunfuñó la hermosa loba.

—Porque así es más divertido jaja, ¡Wii! ¡corre más rápido Lilith! —exclamaron ellos divertidos, pero Lilith enfureció y paró en seco, dejándolos con sus pelos en las manos.

—¡Ya fue suficiente mocosos!

—Creo que será mejor caminar jeje, quizá de lo rápido que ibas yo también te arranque algunos pelitos jeje. —manifestó Lía avergonzada.

—¿Hemos tomado un camino diferente? No recuerdo este lugar, según yo habíamos tomado las praderas. —dijo Lía confundida.

—Probablemente nos desviamos, Beel me estaba jalando la piel de la cara y no podía ver bien, maldita niña traviesa. —añadió Lilith mirándola feo.

—Yo creo que tu eres vieja y lenta, perdiste el sentido de orientación. —le dijo Emm sacándole la lengua.

—¿Qué dijiste enano? ¿en que momento decidiste que hablarme así te dejaría ileso?—expresó Lilith gruñendo.

—Ya dejen de pelear, por una vez en la vida llévense bien, disfrutemos del paisaje, además este lugar es hermoso ¿Qué les parece si me ayudan a recolectar hongos? Así podre hacer un guisado con la carne que me regaló el señor Alejandro.

—Nosotros queremos comer humanos, esa si que es comida deliciosa. —exclamaron Beel y Emm con la boca llena de saliva.

—Tendrán que conformarse con carne de res, así que vamos a separarnos y el que consiga más hongos le cumpliré un deseo, algo lógico por supuesto, así que esfuércense que seré generosa con el ganador. —les dijo Lía para motivarlos.

—¿Y quién se quedará a su lado? —le preguntó Lilith con seriedad.

—Nadie, puedo cuidarme sola, además solo buscaré hongos ¿Qué puede salir mal? Tienes que relajarte más, disfruta recolectando hongos es una actividad recreativa y además disminuye el estrés.

—Soy un demonio, no tengo estrés. —exclamó Lilith con su cara de pocos amigos.

—Eh...yo diría que si tienes poquito jeje.

—Recolectaré todos los hongos que encuentre por que si gano mi deseo es que encierre a esas pulgas en el inframundo por si quiera una semana, serían las vacaciones perfectas.

—Nos vemos en un rato, no olvides que te quiero mi lobita hermosa. —Lía le da un beso a Lilith y se despiden mientras Lía se va moviendo la cola.

—Ay por fin algo de tranquilidad...debes en cuando me gusta estar sola, el canto de los pájaros y la brisa son tan relajantes que mis pulmones se llenan de aire puro...que felicidad. —dijo Lía mientras estiraba los brazos.

Tenía puesto un vestido verde, su cabello lo tenía suelto y por la humedad decidió recogérselo, se veía tan bonita, recogiendo sus hongos.

—Me pregunto si los hongos azules también se comen...se ven bien.

Había caminado como unos quince minutos cuando algo llamó su atención, a lo lejos se veía un circulo formado por hongos azules, le parecía muy gracioso como habían nacido en esa forma.

—Es...un anillo de hadas...

Había una leyenda sobre los círculos de hongos que aparecían en los bosques y praderas, se dice que la presencia de seres elementales y sobrenaturales como las hadas y los duendes formaban estos círculos y ahí llevaban a cabo sus rituales mágicos, algunos decían que si entrabas en ese circulo podías quedar sanado de tus enfermedades, tener buena fortuna y protección, incluso decían que si te parabas en medio de ellos y tenías un alma pura podías viajar a su mundo.

Por otro lado, había personas que decían que esas pequeñas criaturas eran perversas, que se robaban a los niños de pecho y los devoraban entre todas en medio de esos anillos, que, si viajabas a su mundo, nunca más volverías a ver a tu familia y mucho menos a la luz del sol.

—Que bonito se ve, me dan ganas de tocarlo, me pregunto cómo serán las hadas...

Lía se acercó al anillo de hongos y un fuerte impulso de meterse en el la consumió, era muy curiosa y no pudo resistirse, así que cuidadosamente entró y se recostó en ese lugar, ay...que sueño me ha dado...

Lía se había rendido ante el cansancio quedándose completamente dormida, hasta que comenzó a sentir un cosquilleo en las mejillas y creyendo que se trataba de un insecto meneó la mano y abrió los ojos de golpe.

—¿Cuánto tiempo me dormí? —Lía se despertó de un salto y aun adormilada volvió a sentir un cosquilleo en el cabello.

—¡Ay! Un animalito se me metió entre el cabello. —Lía dio un brinco y fue entonces que se percató de las pequeñas criaturitas del tamaño de un dedo índice, eran de color lila, sus alas eran cristalinas y brillaban de manera hipnotizante, sus ojitos eran completamente negros y no tenían cabello.

—Son...hadas... ¿pero como es que puedo verlas? Creí que nunca vería una en mi vida. —Lía estaba sorprendida pero también sentía que algo no iba bien.

Miró a su alrededor y el bosque era el mismo, solo que se veía diferente, había criaturas de todo tipo mirándola escondidos entre las rocas, los arboles y las flores, era extraño que los humanos entraran a su mundo.

De repente, una de las pequeñas hadas le había soplado en la cara una especie de polvo traslucido que la hizo estornudar y de pasar a escuchar sonidos de grillos he insectos por fin pudo entender a esas fantásticas criaturas.

—¿Seguras que funcionó? ¿puede oírnos? —preguntó un gnomo que asomaba su cabeza entre los arbustos, tenía un sombrerito rojo y un trajecito verde, una gran barba grisácea le colgaba hasta el pecho.

—Pues no habla...yo creo que se quedó muda. —dijo una de las hadas asustada.

—Si puedo escucharlos...solo que me sorprendí, eso es todo...—exclamó Lía mirando a varías hadas que le revoloteaban la cabeza, les llamaba la atención que no les quemara, pues creían que era fuego.

—¿Cómo es que puedo entenderlos? ¿Cómo puedo verlos? —les preguntó Lía confundida.

—Te hemos atraído a nuestro mundo por medio de nuestro anillo, podemos sentir magia en tu interior, quizás puedas ayudarnos. —le dijo una ondina, un espíritu del agua que parecía una sirena, pero sin cola, solo tenia dos aletas y branquias.

—¿Ayudarlos? ¿Qué los aflige? —les preguntó Lía con interés.

—Hay una bruja que ha envenenado el bosque con sus artilugios, ha hecho de nuestro hogar su residencia, ha matado los árboles, los animales y daña la vida sin remordimiento alguno, su magia es poderosa, tanto que a pesar de que le hemos hecho un encanto sigue haciendo de las suyas, a este paso el bosque morirá en unos cuantos meses. —exclamó un sátiro con la angustia en su rostro.

—Hemos percibido a tres demonios más, esa bruja malvada debió invocarlos para devorarnos, pues entra y sale de nuestro mundo para cazarnos, ha matado a tantas hadas, duendes y ninfas que si no la detenemos extinguirá con la vida de los habitantes de este bosque. —le dijo un hada que era diferente al resto, esta media sesenta centímetros, tenia el cabello plateado y su piel era muy blanca, tenia un vestido color perla y unas alas como de diamante.

—Lamento haberlos asustado, los demonios son míos, son mis familiares, pero no les harán daño, nosotros no lastimamos a nadie, solo buscábamos hongos para que yo pudiera alimentarme, así que por favor no teman.

Cada bosque tenía a su rey o reina, en algunos bosques era un duende, o un elfo o un hada, se le nombraba rey a la criatura más fuerte, más sabia y benévola, aun que había criaturas elementales, ya fueran Hadas, gnomos, trols o faunos que eran malos y se alimentaban de los animales o los humanos, había criaturas que usaban los anillos para atraer a vírgenes y abusar de ellas, en otras ocasiones atraían niños y se los comían, pero en este moribundo bosque sus habitantes eran puros y de buen corazón.

—Oh, joven bruja, podemos percibir que en tu corazón hay nobleza, préstanos tu poder para liberarnos de esa hechicera y te recompensaremos grandemente. —le dijo una voz suabe y serena, se trataba de la reina, un hada de la estatura de un humano, media aproximadamente un metro con setenta centímetros, sus cabellos eran verdosos y lisos, su vestido era blanco y estaba adornada con flores y piedras preciosas, parecía un ángel Lía se quedo admirada de su gran belleza.

—¡Su majestad!

—¿Qué hace levantada? Debe descansar, esta muy débil.

Efectivamente su reina se encontraba en recuperación, la bruja le había lanzado una maldición que le estaba drenando la vida, se quiso vengar de que la hubieran hechizado y juro que una vez que la reina muriera, ella se quedaría en control del bosque y se convertiría en su señora.

—Por favor, no se levante, si se esfuerza, la maldición se activará más y le hará daño. —decían sus súbditos preocupados.

Había un rey de todo y este era Valeska, pero existían los lideres o gobernantes de cada especie y raza de los seres sobrenaturales, como en este caso, pero al final, todos le rendían honor y respeto al rey de todo, aunque algunos lo hacían por miedo al despiadado rey o en otros casos, porque no había de otra, si no lo hacían se volvían sus esclavos.

—Por favor...ayude a mi pueblo... —le rogó el hada desplomándose.

—¿Se encuentra bien? Díganme donde encuentro a esa malvada y yo les regresaré su bosque. —exclamó Lía sosteniendo a la reina.

—En el sendero que esta cubierto de tenebrosos arboles encontraras su casa, debes tener cuidado porque el camino esta repleto de espinas venenosas, hay criaturas a las que les ha lavado el cerebro y le sirven ciegamente, esta hechicera es de mal corazón, no dudará en herirte como lo hizo conmigo, dejaré que te acompañen dos espíritus guardianes para que te protejan, lamento no poder brindarte más ayuda, mis fuerzas se han debilitado y mis guerreros han sido asesinados o capturados por esa bruja, aun así este polvo mágico te ayudará a no ser detectada tan fácilmente.

—No se preocupe por mí, no le temo a esa bruja, yo también soy una de ellas, es una lastima que conozca a una de mis hermanas en esta circunstancia, le prometo que su pena terminara antes de que el sol se oculte. —le dijo Lía con seriedad, no permitió que los espíritus guardianes del aire la acompañaran, sabía que al hacerlo, estaría dejando indefensos a esos seres, así que volvió a entrar al anillo y regresó para enfrentar a esa terrible hechicera.

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