Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Euforia

El frío viento rosa los rostros de estos dos amantes, Alejandro y Ginebra están a unos cuantos metros de distancia, la urgencia de ver a su amada humana trajo al vampiro de lo más profundo del bosque, pero algo lo detiene a balancearse efusivamente hacia sus brazos, algo en él se estremeció tan solo con verla.

¿Qué esconde Ginebra tras la sabana que la cobija? ¿Qué es esta energía? ¿Esta sensación que le recorre el cuerpo? Hay alguien más con ella y no se refiere a la presencia de Leonardo y Beatriz los cuales esperan dentro de la mansión, hay alguien más y lo está llamando con delicadeza.

—¡Alejandro, bienvenido a casa! —dice Ginebra, con nerviosismo y entusiasmo.

—¿Ginebra? —Alejandro está confundido, esta energía no es maligna, pero se siente extraña y
pasiva a la vez.

—No sé por dónde empezar... estuve...mejor dicho, estuvimos esperando tu regreso con mucha impaciencia, por el aspecto de tu cara al parecer sientes que algo está raro y tienes razón.

—¿Qué sucede? —Alejandro pregunta extrañado.

Ginebra corre a los brazos de Alejandro y una vez que esta frente a él, deja caer la cobija dejando
al descubierto su vientre abultado, al sentir aquella anomalía Alejandro no sabe cómo reaccionar.

—Por favor no digas nada, solo pon tu mano sobre mí, este es nuestro regalo... el fruto de nuestro amor.

Alejandro se encuentra conmocionado ¿Ginebra embarazada? ¿Cómo es esto posible? él es estéril, ningún vampiro puede procrear, pero... ¿Por qué su mujer tiene esa barriga? Algo en él se reúsa a creer lo que está viendo, Alejandro se convirtió en el rey de los vampiros cerca de cumplir los veintitrés años, jamás pensó en formar una familia y eso no significa que no deseara una, pero en su condición siempre se quedaría estancado, ninguna de sus amantes podría darle un heredero y aun si hubiera hecho a Esmeralda su emperatriz ella jamás lo habría convertido en padre, así que menguó su deseo y lo enterró hasta creer que su destino era vivir solo por el resto de su eternidad y de pronto conoció a Ginebra, la humana que llegó a él solo para quitarse la vida, jamás imaginó que aquella mujer empapada en lluvia y lágrimas terminaría siendo el amor de su vida y la mujer con quien se vincularía tan apasionadamente, esta misma humana que resulto ser su salvación parece que ahora se convertiría en la madre de sus hijos.

—¿Puedes sentirlo? —pregunta Ginebra entre lágrimas.

Alejandro, coloca sus manos en el vientre de Ginebra y algo se mueve dentro de ella, en ese mismo instante una descarga de energía inunda todo su ser, las imágenes que la madre fundadora le mostró a Ginebra, vienen a la mente de Alejandro y este cae de rodillas ante Ginebra y ella se inclina hacia él sorprendida.

—¡Alejandro! ¿estás bien?

Alejandro, recarga su rostro sobre el pecho de Ginebra y ella preocupada lo toma del rostro y se
sorprende al ver a su amado derramando lágrimas, sus hermosos ojos escarlata se humedecen y
derraman lágrimas de felicidad, pues se convertirá en padre de dos hermosos príncipes, las luces
que Ginebra vio aquella vez eran nada más y nada menos que los corazones de sus bebés.

—Ginebra... ¿Cómo puede Dios bendecir a una criatura como yo? ¿Está bien que un monstruo
sea tan feliz?

—Alejandro... el amor siempre será bendecido por Dios, tú y yo seremos padres.

Ginebra y Alejandro se besan y abrazan sin parar mientras Leonardo y Beatriz observan desde la
ventana.

—No puedo creer que ese vampiro este llorando. —dice Beatriz la cual se queda impresionada al
ver que Alejandro, no es el único que derrama lágrimas de felicidad, Leonardo se conmueve
profundamente al ver a su amado rey ser tan feliz.

—No tienes idea de lo que esto significa, el impacto que tendrá la existencia de mis príncipes.

—Eres muy devoto a tu rey.

Leonardo sonríe y se dirige a Beatriz con estas palabras.

—Deberíamos dejarlos solos, un par de horas bastara.

—¿Y a dónde vamos?

—¿Te gustaría dar un paseo conmigo? —pregunta Leonardo con amabilidad.

—Sí... me encantaría. —responde Beatriz apenada.

Beatriz y Leonardo salen de la mansión y mientras caminan por el pantano el mayordomo toma a
la bruja entre sus brazos y se la lleva a un lugar más seguro.

—¿Qué haces? Peso como cien toneladas... —dice Beatriz avergonzada.

—Por si no lo has notado hay muchos lagartos por aquí, soy consciente de que no eres inmortal , te
llevo a un lugar menos peligroso.

—¿Estás diciendo que no sé cuidarme sola?

—¿Tiene algo de malo que yo quiera protegerte?

—¿Qué?... no digas esas cosas... me da vergüenza, además soy bastante fuerte, soy yo quien cuida
de Ginebra.

—Entonces yo cuidare de ti, la señorita Ginebra ya tiene quien la proteja.—le dijo Leonardo con esa belleza hipnotizante.

—¿Por qué de repente me tratas así?—le preguntó Beatriz al borde del desmayo.

—¿Así como?

—¿Por qué eres tan amable? Si mal no recuerdo hace unos meses me tratabas como a un enemigo, peor aún, ¡como a un perro!

—Bueno, es que hasta hace poco te ganaste mi respeto.

—¿Qué? Eres un tonto...

—Lamento haberte tratado así.—le dijo el mayordomo arrepentido.

Beatriz, mira el hermoso rostro de Leonardo, parecen muy sinceras sus disculpas ¿Cómo es que
nunca lo notó? Leonardo es bellísimo, sus cabellos negros y semi largos, su piel pálida y perfecta
y esos ojos hechizantes, ni siquiera puede sostenerle la mirada por eso siempre evita mirarlo a la
cara cuando le habla.

—¿Por qué nunca me miras? ¿Sigues pensando que los vampiros somos repulsivos? ¿Tanto asco
te doy? —pregunta Leonardo mientras se inclina hacia ella.

—¿Cómo puedes decir eso? ¿Que no te has visto en un espejo? —responde Beatriz temblorosa y
nerviosa.

—Entiendo tu odio, lo que te hicimos es irreversible.—le dijo Leonardo decaído.

—Tú no me hiciste nada, tu amo fue quien me hizo estéril, no tú, además ser madre no es para mí, digo ¿A quien le gusta deformar su cuerpo por un bebé? jajaja, lloran demasiado...

El rostro de Beatriz nota una aguda tristeza pues claramente quiere ser madre y no puede evitar
sentir celos de Ginebra, ella también quiere formar su propia familia, pero a diferencia de Alejandro ella jamás volverá a ser fértil.

—Aun a si te pido perdón.

Por otro lado, Alejandro y Ginebra se encuentran en la habitación desnudos y fatigados, por tanto
amor, el hermoso vampiro de cabellos dorados tiene abrazada a su amada humana y no deja de
acariciar su vientre.

—¿Cómo los llamaremos? ¿Qué nombres tendrán mis príncipes?

—Bueno... sé que es muy temprano para pensar en nombres, pero se me ocurre llamarlos Valeska y Emir , no puedo creer que tendremos dos bebés... estoy tan feliz. — Ginebra se conmueve y
llora. —Esos nombres quedan bien con el apellido de su padre, Valeska y Emir hijos de Alejandro Romaní, el rey de los vampiros.

Alejandro mira a su amada con amor mientras le dice estas palabras.

—Tu nombre también queda bien con mi apellido.

El corazón de Ginebra late con fuerza pues Alejandro se ha puesto de rodillas frente a ella.

—Ginebra, se mi esposa y cásate conmigo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro