Los hijos de Osiris e Isis
Era extraño que el camino fuera tan vívido a estas horas.
A medida que avanzaba, el escarabajo, que volaba en el aire, descendía al desierto y dejaba un camino bastante despejado. Debió haber alguna razón para eso porque, aunque estaba pisando la arena inestable, incluso sus pies parecieron tan ligeros como si anduviera sobre la hierba.
La arena, que bajaba de las dunas, se extendía sobre su espalda hasta provocar que el viento lo empujara para adelante y, mientras avanzaba cada vez más, el desierto se convirtió en lodo y llegó finalmente a un humedal. Entonces, un dulce aroma, diferente al anterior, salió de la nada.
Cuando Taehyung detuvo sus pies ante el misterioso olor que no podía ser el de una flor o el de una fruta, el escarabajo, que había estado haciendo un camino recto desde hace un buen rato, emitió un sonido chirriante y desapareció.
—Ah...
Era una fragancia tan noble como increíblemente sensual así que, con solo olerlo, le había provocado una sensación extraña, era como si estuviera siendo arrastrado por un viento muy caliente. Algo que no podía resistir, incluso si lo intentaba, era como si el lobo en su interior buscará algo afanosamente.
Está era una sensación muy diferente a la que había experimentado antes cuando se encontró a ese príncipe de Egipto, que estaba rodeado por caballos y fuego.
En ese momento estaba tranquilo y hasta un poco enojado, pero, ahora lo dominaba la impaciencia de querer confirmar la identidad de este olor y a la persona que lo desprendía, lo motivaba la urgencia de calmar las ansias de su lobo y tenía que decir que nunca antes, jamás había tenido una sensación así de fuerte.
Nunca había reaccionado a los olores o al calor de un Omega y nunca se había dejado seducir por la sensualidad de alguna otra persona. Fuera quien fuera.
—No dejes que el Rey Omega te engañe. Para la gente, puede ser como la encarnación de un Dios pero, para nosotros los romanos, son criaturas demoníacas. Es un monstruo que solo trastornará tu vida. —Eso es lo que el cónsul Garba le dijo antes de venir aquí. Sin embargo, realmente no podía evitar querer seguir ese aroma.
“(No puedo calmarme...)”
El propósito de venir a este país era averiguar cuál de los príncipes gemelos, era el más adecuado para ser el próximo Faraón y en qué dirección se dirigía el apoyo de su pueblo. Si el primero en la línea de sucesión al trono, el príncipe Jungkook aliado de la facción romana, era digno de ser el próximo Faraón, entonces iría con el cónsul Galba para que llegaran a un acuerdo que le permitiera ser su compañero. Por otro lado, si se decidía que Junghyung debía ser el próximo Faraón en su lugar, entonces tenían que revisarse los tratados con Libia y contemplar la posibilidad de aliarse con ellos para evitar una próxima guerra. ¿Pero era el hombre que conoció anteriormente, Jungkook o Junghyung? ¿¡Y de quién era este maldito olor!?
Taehyung se acercó a los juncos que rodeaban el pie del pantano. No tenía que dejarse tentar por los olores dulces y tenía que recordar que esto era similar a cuando luchaba como gladiador en los coliseos. Una cuestión de vida o muerte bajo el sol y frente a decenas de miles de espectadores.
A veces contra humanos, a veces contra bestias, arriesgando una y otra vez su propia vida, siguió ganando todas esas batallas y así era como había sobrevivido hasta ahora y convenciéndose a si mismo de que era muy inteligente y casi invencible, miró para todas direcciones y se dirigió a las profundidades del río. Tenía que tener mucho cuidado porque había serpientes venenosas, escorpiones y otros animales nocturnos como leones.
Pero no había señales de tales bestias. Solo la hermosa luz de la luna, la cual hacía que el agua azul pareciera demasiado fantástica para ser real. ¿Pero qué era esa fragancia? Olía a flores. ¿Eran flores? En ese momento, Taehyung vio una figura acostada debajo de los juncos.
—... ¿Qué es eso? —Parecia ser un cadáver, pero sus hombros se movían ligeramente.
—Está vivo. Oye ¿Oye? ¿Estás bien? —Taehyung contuvo la respiración mientras se acercaba a la orilla del río.
¡Maldita sea! ¡Era el Omega de antes, el que estaba en el caballo! Cabello negro y liso, con un olor dulce similar al de los nenúfares.
Lo que más le impresionó fue la sombra alrededor de sus ojos, que en este país solo se aplicaba para las personas de alto rango para prevenir enfermedades oculares, pero este hombre tenía la corona de Isis en su cabeza, de una manera muy similar a la que le había visto a ese hombre, solo que no era una representación del Dios Anubis sino de la Diosa Isis.
Alrededor de su cuello, llevaba el collar de oro más exquisito que jamás hubiera visto en su vida. El Reino de Egipto era una tierra llena de riquezas y oro, que había sido añorada por los países vecinos del Mar Mediterráneo durante generaciones y estaba seguro de que esa era otra diferencia, no le había visto el collar encima al primer Omega. Lo recordaría.
“(No, no es ese Omega. Este es otro)”
Sobre todo, la atmósfera que sentía emanando de su piel era completamente diferente. Aunque por supuesto, si se tratara de un Beta, podría haber pensado que era la misma persona.
“(Claro, son los gemelos)”
Uno era Jungkook y el otro era Junghyung.
Aparentemente había problemas entre los hermanos, pero la realeza absoluta, el sacerdocio, no pareció estar involucrado en lo más mínimo en el asunto. En este país, que estaba protegido por tres poderosas fuerzas y un fuerte ejército, podía decirse que incluso si había un pequeño disturbio familiar, la nación no se veía afectada en absoluto. Por eso, antes de venir oficialmente a este país como embajador, Taehyung necesitaba averiguar un poco más de información sobre la familia real.
Rodeado por el desierto, el Reino de Egipto, había prosperado gracias a las abundantes bendiciones de los ríos que fluían a través de él, las enormes vetas de oro que estaban latentes en la tierra y el apoyo abrumador de la gente de su pueblo. Era un país misterioso donde la soberanía absoluta del linaje de los Omega, había continuado de generación a generación desde hace milenios, a pesar de que fue amenazado por los países vecinos con el objetivo de invadirlo e instaurar un gobierno liderado por Alfas.
Sin embargo, ahora, debido al ascenso de Roma, un país emergente con un gobierno centrado en los Alfas, y la relación con países vecinos como Libia en el oeste y Siria en el noreste, la era de los Faraones Omega se estaba acabando lentamente y si los gemelos estaban luchando por el poder en medio de todo esto, entonces el país se enfrentaba a la inminente amenaza de desaparecer en cualquier momento.
“(Este hombre... ¿Es el hermano mayor o el hermano menor?)”
Necesitaba acercarse a Jungkook, pero ¿Qué debía hacer con Junghyung?
—Hmmm...
El hombre dejó escapar un suspiro muy alto mientras revisaba la situación. A este ritmo quién sabe que podía pasarle porque era hasta posible que aparecieran caimanes de la nada. No sabía qué había pasado, pero no podía dejarlo así y cuando recogió su cuerpo entre sus brazos, entonces notó que la sangre goteaba de su muñeca tan rápidamente que llegaba a la arena como gotas enormes. Había una herida bastante profunda en su brazo, tal vez creada con un cuchillo nuevo.
El hombre abrió ligeramente los ojos y la luz de la luna pareció hacer que sus pupilas negras, purpúreas, se destacaran claramente, parecían contener el brillo de todas las estrellas del cielo y Taehyung no pudo evitar quedarse sin aliento por lo hermosos que estos eran.
Hasta sintió que absorbían la luz de la luna y que brillaban, como el cristal de una botella en los bazares.
Por un momento, la columna vertebral de Taehyung se erizó y parecía no poder resistir las ganas que tenía de tocar esa piel que parecía tan lustrosa como la de una escultura de mármol.
La cara de ese hombre ¡Dios mío! Era demasiado divino para ser descrito solo con la palabra "hermoso". Era alguien que seguramente fascinaba fácilmente a las personas que estaban cerca y podía asegurar que para eso, solo tenía que existir y respirar. Era la primera vez que estaba sintiendo esta aura tan misteriosa y para variar, resultó que esto no era todo. El centro de su cuerpo pareció estar misteriosamente entumecido también.
Se sentía caliente.
“(Este hombre será el próximo faraón...)”
La belleza, la divinidad y el misterio del hombre anterior... Este hombre era demasiado diferente. Este sujeto, era un Dios. Un ser misterioso que atraía a todas las personas a sus manos, alguien que iba a albergar una nueva vida en su interior y que conectaría a la familia real con el futuro.
—¿Quién eres...?
—Yo... Ah. Vengo de Roma. Soy un mensajero.
Mientras deslizaba su cabello mojado detrás de sus hombros, el hombre se quedó callado, sin cuestionar ni alejarse, como si hubiera estado esperando esto.
—Bien. —Dijo el príncipe Omega, negándose a que lo ayudara y parándose sobre sus propios pies, incluso con el rostro pálido.
—Cuidado.
—Estoy bien. Me gustaría agradecerte por ayudarme hace un momento. Yo, normalmente doy recompensas por cosas así pero, no traigo nada conmigo para ofrecerte, ahora. Tendrás que irte sin nada.
Este hombre era Jungkook.
—¿Qué pasará si te dejo aquí?
—No hay necesidad de que te preocupes.
—No pareces bien.
—No va a pasarme nada. No te preocupes. Mi madre, la Diosa Isis, me protege.
—¿Cómo puedes decir eso cuándo estabas tirado? —El principe Omega sonrió brillantemente ante sus palabras.
—Solo estaba intentando descansar.
Esa sonrisa envió escalofríos por toda su espalda ¿Quién era este hombre?
—Puede que no lo sepas, pero estoy protegido por el cielo. De hecho, fue mi madre, quien te envió aquí, Gladiador Taehyung...
...
¿Cómo sabía que era Taehyung? El principe borró la sonrisa de sus labios cuando vio que él lo hacía también.
—Eres un héroe romano, el gladiador más fuerte del país, nacido como el hijo del más alto aristócrata que cayó en la esclavitud. Eres un Alfa hijo de Osiris, que se ha levantado del infierno más bajo para buscar venganza. Te conozco como conozco a todos mis hermanos y a mi gente.
...
Ese era un hecho que nadie sabía, excepto él mismo. El principe apartó la mirada de Taehyung, quien arrugó la frente.
—No hay tiempo para responder preguntas. Si te reconoces como Taehyung, guíame a un lugar seguro lo antes posible por favor.
No podía resistirse ¿Qué era todo esto? Obviamente los humanos normales no eran así de cautivadores.
—Entiendo. Tengo un camello atado allí. ¿Me dices qué pasó con tu muñeca?
—Un alacrán. Inmediatamente amplié la herida y exprimí la sangre para que el veneno no se extendiera. Un sacerdote podrá curarme.
—Tienes un poco de fiebre. Por favor, ten paciencia. Yo tengo algo para tratar eso en mi equipaje.
—Gracias.
Taehyung jadeó. Se sentía demasiado indefenso ante la belleza de Jungkook quien tenía una sonrisa muy, muy pura y tan encantadora, que lo estaba haciendo perder el control. Había mucha divinidad, nobleza, hechicería, fuerza e integridad en sus facciones. No solo eso, sino que también parecía tener la inocencia de un niño.
Quizás aliviado, el príncipe Omega se apoyó en el hombro de Taehyung y se permitió descansar un poco como para disimular el mareo que sentía por la perdida de sangre. Pero cuando abrazó su cuerpo, descubrió que era sorprendentemente ligero, sus articulaciones eran todavía muy jovenes, como de niño y sus hombros y su cintura eran tan delgados que sintió que si les ponía aunque fuera un poco de fuerza, podría romperse allí entre sus dedos y sin que pudiera hacer algo para evitarlo.
Sin embargo, el dulce aroma que emanaba de su piel mojada y de las puntas de su cabello, era tan encantador como si fuera algún tipo de veneno. Podía sentir como nacía una sensación palpitante dentro de sí, arremolinándose profundamente dentro de su cuerpo y un temblor de emoción muy similar a cuando estaba en la arena de luchas.
—Jungkook… —Taehyung respiró hondo, involuntariamente separó su suave flequillo de su frente y llevó sus labios hasta la piel que tenía entre las cejas. Sin embargo, se detuvo al último segundo.
No podía tocarlo, no sin su permiso. No quería ser grosero con este ser misterioso y pensó que tenía que llevarlo a un lugar seguro lo antes posible en lugar de ponerse a tontear con él. Además, tenía que proteger a esta persona del veneno del alacrán.
—Ah.... —El príncipe estaba envuelto en su capa para que no pudiera ser visto, lo acomodó de mejor manera sobre su camello, buscó en sus cosas y frotó su brazo con la medicina desintoxicante que llevaba para viajes en el desierto. Después, cubrió la herida con un paño limpio que pudiera detener el sangrado y le tocó la frente con la palma para comprobar su estado. Tenía mucha fiebre.
—¿Está bien si te beso...?
—Debido a que estaba confundido, no parecía entender lo que estaba diciendo o lo que tenía que hacer a continuación y tenía que darle el antídoto de inmediato antes de que entrara en shock.
—Por favor, tómala. —Taehyung llenó su boca con agua y hierbas y acercó sus labios a los suyos para intentar pasárselo. Pero un acto que tenía que ser meramente heróico, se volvió de inmediato en algo sexual. El dulce olor de Jungkook lo estimuló, se sintió mareado y caliente y se quedó tan en blanco que al momento siguiente lo besó con toda la intensión de probarlo.
—Hmmm...
Pero cuando puso su lengua en su interior, su cerebro se paró en seco. ¿Cómo podía existir una criatura tan perfecta en este mundo? Alguien que le hiciera palpitar el corazón de esta manera y hasta hacerlo sentir que no podía respirar.
“(Es peligroso estar con este hombre.)”
Los instintos de su lobo estaban desconcertados.
“(Jungkook será una amenaza para nosotros. Podría destruir una nación si lo quisiera y podría utilizar su aroma para volvernos locos. En Roma, todos nosotros somos Alfa.
Alerta ante el peligro que representaba ese Omega, Taehyung derramó la medicina por la garganta de Jungkook incluso aunque estaba sintiendo que se tambaleaba de un lado para otro, como si lo hubieran atrapado en una trampa de arena aunque estaba todavía sobre su camello. La suya, era una existencia sagrada que no debía ser tocada, pero quería hacerlo y no podía evitar despertar en él esa lujuria que le hacía sentir como si fuera un animal. Por supuesto, no iba a violarlo, ni tampoco intentaría lastimarlo, pero tenía miedo de llevarlo al campamento militar, donde había muchos otros Alfas menos amables que él que no dudarían en hacerle daño.
—Es demasiado peligroso. No puedo ponerte en peligro, te llevaré a otro lugar por ahora.
Después de confirmar que Jungkook se había tragado el antídoto, Taehyung sostuvo al hombre a horcajadas sobre el camello y lo obligó a ponerse un poco más derechito. Decidió llevarlo a su escondite, cerca del campamento romano.
La brisa fresca del desierto acarició las mejillas de Taehyung y una luna clara en el cielo comenzó a iluminarlo todo directamente. Se veía mucho más grande que en Roma y el horizonte, hasta donde alcanzaba su vista, se estaba tiñendo de un rojo precioso que hacía visible ese momento en que soplaba el viento y la arena comenzaba a moverse como en un hermoso baile. Creando ondas que se parecían completamente al mar. Solo estaban él, el príncipe Omega, y un camello, en un espacio donde no había rastro de seres vivos a kilómetros a la distancia y eso le había dado una extraña sensación de calma.
También sentía una enorme urgencia por reclamar al príncipe y marcarlo, se sentía como una bestia que había estado vagando por la tierra durante mucho tiempo y que finalmente había llegado a un lugar de paz. Se sentía como un caminante que había llegado a su destino y estaba siendo saciado con agua pura.
—Siento que por fin estoy vivo.
¿Qué le pasaba? ¿Sería por este príncipe Omega? ¿O simplemente estaba intoxicado con el propio Reino de Egipto, que tenía miles de años de hermosa historia, llena de magia y encantamientos?
Balanceándose en la parte trasera de su camello, miró al inconsciente príncipe Omega entre sus brazos.
“(Está bien ahora, su tez está mejorando)”
Su fiebre alta todavía continuaba allí pero, por el color de su cara, podía decir que el antídoto estaba funcionando aunque fuera de forma lenta. Taehyung respiró aliviado, pero al momento siguiente se le fue el oxígeno cuando reparó en ese brillo húmedo en sus labios, que estaban siendo iluminados por la luz de la luna.
Sintió que se había enamorado.
Nunca había tenido un sentimiento como este y tampoco había tenido añoranza por alguien así en todo el tiempo en que estuvo con vida.
Para cuando obtuvo la victoria en la arena romana y se estableció como el mejor gladiador y héroe nacional, su existencia ya se había convertido en una molestia para su madre, ella se convirtió en la segunda esposa de su amante y crió a tres encantadoras hijas. No había necesidad de salvarla y más bien, no quería que su vida actual fuera destruida.
Aunque todavía no se había puesto en contacto con él ni lo había visitado, la mañana después de que ganó el torneo, le llegó una carta que decía:
"Ahora estoy feliz. También fui bendecida con tres hijas. No vendré a verte. He decidido olvidarte junto a el pasado."
Toda la existencia de Taehyung quedó resumida en un par de parrafos. Una hoja corta, que le decía que sería una molestia para su madre el ir a ver a su hijo. Cuando lo leyó, no pudo evitar reírse de su propia estupidez y se dio cuenta de que la razón por la que lo había arriesgado todo en su vida, era solo un espejismo y aunque pensó que iba a volverse una persona fría, que perdería sus emociones con el paso del tiempo y que nada de esto tenía o llegaría a tener un sentido real, aparentemente descubrió que nada de eso era cierto.
Porque estando allí, de pie en el desierto, sintió que estaba enamorado del futuro Faraón que había estado enamorado de él desde hace milenios, en esta y en todas y cada una de sus vidas.
¡Que sentimiento tan loco e intenso!
Se preguntaba si esta emoción realmente podía llamarse amor o era solo una simple atracción. Pensaba que estaba más cerca de ser un sentimiento de admiración ante una existencia tan sublime como lo era la suya y también, pensó que solo era un sentimiento de asombro hacia la existencia del Omega sagrado, que poseía un poder más misterioso que el de cualquiera en todo el reino de Egipto. Sin embargo, no podía ocultar que sintió el enorme deseo de proteger esa sonrisa inocente en cuanto la vio y tampoco podía ocultar el instinto de posesión que se despertó en su lobo y lo instaba a tener su cuerpo purificado muy pegado contra el suyo y al contrario de sus brazos, que parecían ser los de una criatura demoníaca, lo estaba acunando muy suavemente para que no pudiera despertar ni siquiera con el movimiento más pequeño del camello.
Taehyung amaba el peso del príncipe Omega en su pecho y también, ver las siluetas de dos personas y un animal talladas en la arena de ese desierto azulado que se extendía en el horizonte, de manera infinita como lo haría el mar.
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