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A fuego lento

—Entonces, vas a quedarte aquí a partir de hoy.   

Después de que lograra levantarse, Jungkook fue llevado del campamento en el desierto, al edificio donde se encontraba Taehyung. Era un palacio bajo el dominio de la nación de Cartago y que se estaba utilizando como la base de operaciones para el ejército romano.

El lugar en el que estaba, se trataba de una mansión elegante y bonita, algo que él nunca había visto en el Reino de Egipto. Sus alrededores estaban adornados con palmeras, cipreses, granados, limoneros y un montón de árboles más, además de estar adornado con pequeños manantiales distribuídos por aquí y por allá.

Era un lugar realmente hermoso, un oasis idílico en medio del árido desierto.

—Me gustaría ir a  conocer Roma alguna vez. —Le había dicho a Taehyung, pero él nunca había dejado el Reino de Egipto desde que nació. En realidad, al pensar en eso, sé sintio bastante triste y nervioso.

—Por favor. Ven y visítanos siempre que quieras. Estoy seguro de que te va a gustar y la gente de Roma se volverá loca al ver a un Faraón tan apuesto como tú, dulce Omega.

—Me pone nervioso que me llames así.

—Lo siento, no era mi intención incomodarlo príncipe Jungkook.

A Jungkook se le dio una habitación lujosa en el palacio, con vista a un hermoso patio y quizá para ganarse su confianza, Taehyung siempre probaba su comida para asegurarse de que no tuviera veneno, y lo cuidaba con mucha delicadeza, además de que no dejaba de repetirle que era hermoso y tratarlo con apodos cariñosos, Jungkook incluso dudaba de que este hombre fuera realmente un gladiador. No había salvajismo ni ferocidad en él. Más bien, daba la impresión de ser un elegante joven aristocrático, era muy educado y extremadamente amable.

—¿Qué vas a hacer después de que tu cuerpo se recupere por completo? —Le preguntó Taehyung, mirando como los sirvientes comenzaban a colocar frutas y dulces en una mesa circular que estaba junto a la cama de Jungkook.

—Por supuesto que voy a volver a mi país. Tengo que deshacerme de Junghyung y tomar el trono que me pertenece.

Taehyung tomó un higo grande del tazón y lo partió por la mitad, se llevó uno de los trozos a la boca y luego le dio el resto a Jungkook. Él solamente le sonrió pensando en lo raro que le parecía el hecho de que podía confiar mucho en él en tan poco tiempo.

—Ayer recibí una carta de lord Galba. Después de que asciendas al trono, desea casarse contigo o que en su defecto escojas a su hijo, Theo, en su lugar para ser tu compañero. En otras palabras, te ofrece un contrato de pareja. Esa es su condición para que exista paz entre los reinos.

—Entendido.

Jungkook no se mostró sorprendido con la petición del cónsul, de todos modos, pensaba que era algo que pasaría en algún momento. Es decir, al final del día, un Faraón de Egipto siempre había logrado gobernar su país en paz gracias a las alianzas que realizaban con Alfa de otros reinos que les ofrecían el poderío militar del que Egipto carecía.

—Pero hay algunas cosas que necesito hacer antes de firmar un contrato de pareja con el cónsul.

—¿Cómo qué?

—En la noche de la última luna llena, es una tradición de mi país, hacer un juramento para convertirme en Faraón ante los Dioses. Necesito estar frente a un sacerdote y pedir la aceptación de los Dioses, ante el oráculo.

—Entiendo. Respetaremos tus tradiciones por supuesto.

—Además, después del funeral de mi padre necesito tomarme unas semanas antes de la ceremonia de entronización para purificar mi cuerpo y encargarme de algunas otras cosas, Galba tendrá que esperar a que yo diga que estoy listo.

—¿Qué vas a hacer durante esas semanas?

—Quiero recoger las pertenencias de toda mi gente y darles un entierro adecuado para que puedan ir al más allá.

Taehyung miró a Jungkook con una expresión en los ojos que parecía ser la de alguien que acababa de ver algo muy extraño.

—¿Qué pasa? ¿Es muy raro para ti?

—No, no es raro... Solo me sorprendió.

—¿Por qué te sorprendes? Por supuesto, como Faraón honraré a las almas de los que perdieron la vida por el bien de la nación y lloraré por sus muertes. No puedo hacer lo mismo por todos los ciudadanos, pero siempre tendré el deseo en mi corazón de ofrecer mis oraciones para que todas las almas de las personas de mi pueblo, puedan iniciar su camino al más allá de manera segura.

Después de que Taehyung dividiera en trozos, un mango, para ponerlo en su boca, le dio la mitad restante a Jungkook. El hombre le estaba sonriendo con admiración y agradecimiento, se estaba sintiendo muy cuidado y mimado por él.

—No hay una costumbre como esa en Roma, así que me sorprendió. Respetar la vida y la muerte me parece bastante honorable.

—Pero... ¿Si puedes hacerme ese favor?

—Por supuesto, lo que desees. En el ejército, mis órdenes son absolutas. El cónsul me ha dado esa autoridad.

—Es increíble, a pesar de que eres un gladiador puedes comportarte como un rey. —Taehyung mordió otro trozo de mango.

—Porque soy importante. Nadie pelea como yo y nadie podría liderar su ejército de la manera en que lo he hecho. Supongo que por eso se tomó la molestia de pedirle a su hermana que me adoptara, no todas las personas tienen el valor de enfrentarse con bestias sedientas de sangre en un coliseo.

—Bueno, espero que lo aproveche. En el reino de Egipto, el único gobernante con poder es un Omega. En todo caso, cuando el cónsul venga solo lo van a conocer como la persona que me ayudó a tener hijos.

—Woow —Taehyung se rió de las palabras de Jungkook.

—Eso será un asombroso golpe a su ego de Alfa. Que un cónsul de la República Romana sea llamado un accesorio aquí si que suena bastante loco. Aunque entiendo que comparado con el Faraón de un reino tan impresionante como lo es el reino de Egipto, él solo se ve como un humano más, un Alfa cualquiera.

—Yo también soy  solo un humano más...

Pero no era cierto, Jungkook no era solo un humano más, desde pequeño le venían imágenes raras a la mente, tenía visiones y premoniciones, aunque a veces parecían más bien un sueño.

Taehyung comenzó a cortar otras frutas con un cuchillo. Rompió una granada, la peló para que fuera más fácil de comer y se la entregó a Jungkook de inmediato. Él le agradeció, tomó la fruta y se la puso en la boca. Cuando la mordió, la carne sensible de la granada estalló en su lengua y el sabor, dulce y refrescante, comenzó a extenderse por todas direcciones, desde su paladar hasta su estómago. Jungkook tragó antes de volver a hablar.

—A veces escucho la voz de la Diosa Isis.

—¿La voz de la Diosa Isis?

—Ella me dijo que un hombre Alfa, que venía del extranjero, llegaría hasta mi para salvarme. —Taehyung le tendió un melocotón.

—Umm.... Un Omega es un ser realmente interesante.

—Para los romanos, supongo. La mayoría de ustedes, son Alfas.

—Sí, tienes razón y en Egipto todos son Betas. Es algo extraño para ti y para mí.

—Sí, realmente todo esto es una nueva experiencia para mí.

—Te lo dije. —Taehyung recogió una flor de nenúfar de color púrpura claro que se exhibía en el cuenco de la fruta y la puso suavemente en el cabello de Jungkook.

—Um...

—¿Qué ocurre?

Taehyung entrecerró los ojos y lo miró para  asegurarse de que estaba bien.

—Hueles muy fuerte a tus feromonas.

Tal vez, atraídas por el aroma de las flores, las mariposas blancas comenzaron a revolotear alrededor de sus oídos para chupar el néctar del nenúfar.

En este país, se decía que las mariposas eran las almas de los muertos, pero ¿De quienes eran todas estas? Eran como 10.

—Por cierto, ya había escuchado que los Alfas ciertamente no podemos resistir el olor de un Omega pero, cuando te conocí, sentí que tu aroma era excepcionalmente seductor. Estoy seguro de que si el cónsul viniera aquí y te viera, se sentiría tan atraído por ti como una mariposa.

En ese momento, el dulce aroma del nenúfar tocó su nariz.

“(De mí... ¿Va a salir un olor como este? Y si atraigo al cónsul de Roma ¿Concebiré a su hijo aquí?)”

Pero mientras llevaba su mano a su abdomen y recordaba la visión de ese bebé entre sus brazos, entonces comenzó a tener un horrible sentimiento de disgusto que nunca antes había experimentado en su vida. Se sentía enojado con el hecho de tener que tratar de tener un hijo mediante el sexo con un cónsul romano que nunca había conocido antes y al parecer el hombre frente a él podía adivinar que él sentía algo como esto y entonces Taehyung le tomó la mano.

Jungkook estaba cansado de sentir que tenía que convertirse en una criatura asquerosa solo por el bien de su reino. Él pensaba que el mundo debería ser diferente, mas equitativo, así que prefirió cambiar de tema.

—Bueno... Tengo un largo camino por recorrer antes de irme con el cónsul. No quiero apresurarme. Primero tengo que hacer algo con Junghyung.

—... Junghyung ¿Dices qué intentó matarte? —Taehyung apoyó los codos en la mesa y se aproximó a él, así que Jungkook desvio la mirada hacia afuera.

—Junghyung y yo somos gemelos idénticos, así que nos vemos de la misma forma. De igual manera en que los colores del mar mediterráneo y el cielo son iguales, no podrás diferenciarnos. Tal vez hay tanta maldad en mi como la que hay en él.

—Por supuesto que entiendo lo que estás tratando de decirme pero difiero de tu opinión. Jungkook, aunque sean gemelos, el aura que desprenden es  completamente diferente en los dos. Por eso supe de inmediato que tú eras el próximo Faraón. Quiero decir, tienes una fuerza mística en tu interior y hay una nobleza real que emana todo el tiempo de ti.

Jungkook sonrió. —Eso espero. El heredero del Reino de Egipto debe ser así. Pero todavía siento que me falta muchísimo camino por recorrer.

Taehyung partió ahora una naranja y la mitad se la dio a Jungkook.

—¿Me vas a dar de comer siempre? ¿Es algún truco para mantenerme feliz? Ó ¿Es algo macabro como engordarme para un sacrificio?

Taehyung se rió entre dientes.
—Desafortunadamente, no soy ese tipo de persona. Además, ¿Qué tiene de malo alimentarte?

Mordió la fruta sin decir nada. La pulpa era agridulce y había terminado por estallar de una manera bastante deliciosa en su boca y sintiendo que su garganta estaba muy húmeda, las dulces gotas naranjas, que chorreaban de las comisuras de sus labios, mojaron su cuello y su clavícula también.

—Hmmm. Que rico.

Taehyung extendió la mano para limpiarle los labios, pero Jungkook lo agarró de la muñeca justo antes de eso. —¿Qué estás haciendo?

—No puedo evitarlo, dulce Omega. Eres muy lindo.

—¿Qué...? —Taehyung acarició el cabello negro de Jungkook con el dorso de su mano, colocó el gajo de naranja que había caído sobre su clavícula, en su dedo, y lo lamió suavemente con la punta de la lengua. Justo como si fuera un granito de arroz.

—Hiciste que tuviera hambre al verte comer con tantas ganas.

—¡Eres tan...! No importa.

Jungkook miró hacia otro lado. ¿Qué estaba pasando con él? Se estaba quemando a fuego lento, su corazón estaba latiendo de una forma bastante extraña y en realidad, esta era la primera vez que le pasaba algo como esto. No sabía por qué, pero sintió que tenía la cara increíblemente caliente y aunque no era el momento para esto, los sentimientos de querer sentirlo más y los que decían que era algo estúpido, parecieron comenzar a entrar en conflicto entre si a tal punto que, por alguna razón, hasta sus ojos comenzaron a humedecerse.

—¿Qué pasa?

—Ah, no. Nada. Es que, estaba pensando que aunque eres un gladiador… Tus manos son hermosas.

—Supongo que la fuerza no es lo único que necesitas para pelear.

—Pero seguro que puedes vencer a un tipo grande solo con ahorcarlo un poco con tus dedos.

Taehyung frunció las cejas.—¡Vaya.!

—¿Qué pasa?

—Eres una persona extraña. La forma honesta en que elogías a las personas, las cosas que dices son hermosas y la forma en que dices que algo es delicioso mientras sonríes... Me parece terriblemente adorable, la forma en que brillan tus ojos como las estrellas, todo en ti me gusta demasiado.

—Adorable... ¿Crees que me falta carácter para ser Faraón?

—No, tienes mucho carácter. Nobleza, atractivo, piedad. Y... —Taehyung negó con la cabeza levemente, luego miró a Jungkook
—¿De todo lo que dije solo te quedaste con que eres adorable? eres muy tierno príncipe Jungkook.

—Exacto. Ser adorable no me ayuda...

—Pero es muy agradable. No sé, pienso que envidio mucho tu personalidad.

—No creo que haya algo que envidiar.

—Ah, espera un minuto.

Taehyung peló otra naranja y se la entregó a Jungkook.

...

Pero aunque parecía un poco molesto, igual extendió las manos en su dirección, como si fuera bastante natural hacerlo, y se llevó la naranja a la boca. Taehyung sonrió mientras lo miraba masticar.

—Realmente envidio a los que pueden vivir en una nación gobernada por un Faraón como tú.

—... Entonces deberías dejar de ser un gladiador y mudarte a Egipto.

—¿Qué?

—Deberías convertirte en mi sirviente. Ya hasta me das de comer y todo. Es lo mismo que hacen en mi palacio.

—Jajaja. Sí. Cuidarte suena mejor que ser un gladiador.

Taehyung era un hombre bastante imponente pero, en realidad Jungkook pensaba que era divertido hablar con él así como si nada, sin formalidades y ya que la otra persona no era de su país, se preguntó si por eso mismo no se estaba obligando tanto a actuar como una persona de la realeza o como alguien muy inteligente. No sabía si sería igual con el cónsul Galba.

—Siento que haría cualquier cosa que me pidieras, dulce Omega.

—Suenas como alguien muy devoto.

—Eso es porque... Al parecer, me enamoré de ti desde la primera vez que te vi. —Esas palabras hicieron eco en sus tímpanos.

Incluso se preguntaba por qué la sangre se le estaba volviendo ruidosa o el motivo por el que su piel se sentía como si estuviera ardiendo, en definitiva se sentía como si estuviera en una caldera quemándose a fuego muy lento. Además, por alguna extraña razón, podía hasta notar la forma en que el sudor goteaba de su cuello hasta aterrizar en la túnica que llevaba puesta.

—Ah...

Su cuerpo de repente se puso muy caliente. Jungkook contuvo la respiración por un momento y luego notó la manera en que su estómago parecía ponerse a temblar. También tenía la sensación de estar siendo apretado profundamente en su interior hasta volverse en algo muy desagradable.

—¿Jungkook...? —Fue como si su voz le hubiera hecho entrar en celo.

Tenía un aroma más espeso que el de la flor de nenúfar que pusieron en su cabello y sintió que, francamente, era como si estuviera invitando a Taehyung a que lo tomara.

—Espera un minuto... —Jungkook se quitó uno de sus collares. Dentro de una de sus joyas, la cual era excepcionalmente grande, había una hierba medicinal que tenía un efecto "anti celo." Como un supresor.
Siempre lo tenía listo para momentos así.

—¿Pero...?

Estaba vacío. ¿La hierba desapareció cuando fue arrastrado por el río? Era imposible controlar el celo sin supresores y a este ritmo, su cuerpo reaccionaría ante cualquier Alfa que se le pusiera en frente.

En el Reino de Egipto, no había otro Alfa además del esposo del rey. Los incidentes sexuales no ocurrían jamás en sus tierras porque todo estaba centrado en los Omega pero, este era un campamento de los romanos.

...

Como si notara el celo en él, Taehyung frunció el ceño y se levantó. Tenía que darse prisa y llevarlo a otro lugar o sería violado por los Alfas del campamento.

—¿Tienes algún supresor? —Jungkook puso sus manos sobre su pecho y estómago y comenzó a clavarse las uñas en su piel sin darse cuenta. Cuando intentó abrir la boca, su piel se acalambró y comenzó a sentir una sofocante necesidad de que alguien lo tocara.

“(El también es un Alfa.)”

Jungkook miró fijamente a Taehyung. Solo el toque de su aliento y su mirada estaba haciendo que su piel temblara con fuerza y que un calorcito dulce comenzara a subir por su columna vertebral y recorriera todo su cuerpo.

—No.

—¿Quieres que...?

—Lo siento, quiero que te vayas y me dejes en paz ¿Sí?

Le dolía la parte de atrás de la espalda y también las piernas. Su aliento temblaba, su piel goteaba sudor y su sexo comenzó a sentirse tan caliente como si estuviera en llamas. Esta era la primera vez que tenía estos síntomas.

—Príncipe Jungkook… Estás en celo ¿No es verdad? Ven, ven conmigo dulce Omega. —Taehyung colocó una mano en su hombro y dedicó una mirada increíblemente preocupada en su dirección.

Pero en el momento en que tocó su cuerpo, su columna se entumeció y Jungkook casi saltó para el otro extremo. —¡No me toques!

—Oye... Tranquilo. No te tocaré ¿De acuerdo? No voy a hacerte daño.

Oh, carajo. ¡Era un momento muy importante como para ponerse a actuar como desesperado! Incluso si negara que estaba en celo, Taehyung ya lo había notado para este momento por ponerse a actuar así y si lo afirmara, entonces existía el miedo de que no pudiera detenerse.

—Aléjate de mí... Te lo ruego.

Los síntomas se intensificaron ¿Era porque este hombre estaba a su lado que se estaba sintiendo así? Hasta ahora, nunca había tenido contacto directo con un Alfa a parte de su padre y además, siempre tomó medicamentos. Estaba seguro de que emitía feromonas fuertes durante la temporada de apareamiento y también estaba seguro de que atraía a los Alfas, pero ¿No estaba teniendo resultado con él? ¿Por qué Taehyung lucía tan tranquilo?

En realidad, Taehyung estaba bastante sereno así que, tal vez las feromonas no funcionaba con las personas que tenían su constitución, o quizá, solo quizás si era su alfa destinado y por eso era capaz de contenerse para no lastimarlo.

Cuando su hermano menor, Junghyung, vivió en el extranjero y entró en celo, dijo que para reprimirlo se había acostado con varios Alfas hasta que pudo acostumbrarse. Pero ¿Qué tenía qué hacer él?

—¿Príncipe?

—Por favor, no. Si no te vas, yo...

Tenía que alejarse de este hombre de alguna forma. Si no lo hacía, entonces estaría en un gran problema porque ya ni siquiera podía pensar bien. Jungkook se quitó la mano de Taehyung del hombro y salió de la habitación.

—Príncipe Jungkook....
—Por favor… Quiero estar solo. Por favor, ya no puedo soportarlo... solo vete Alfa.

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