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XXII: Apatía.

Minho despertó aturdido y preguntándose a si mismo que había pasado, miró a su alrededor para hallarse con una habitación celeste pálido casi llegando al blanco. trató de moverse pero la aguja en su muñeca se lo impidió; ¿qué fue lo que sucedió? Terminaría rompiéndose la cabeza si seguía desmayándose así.

Uno ola de ansiedad cruzó su cuerpo, sus mejillas se pusieron rojas a la vez que intenta ponerse de pie pero una mano sobre su pecho lo empujó. Cerró el puño alrededor de la muñeca de su hermano mayor, sus labios se movían pero Minho no lograba  escuchar nada más que su propia respiración y un pitido ensordecedor.

Estaba cansado de todo. De las pérdidas de consciencia, del incesante desconcierto.

— Sácame de aquí. — ordenó con brusquedad, ejerciendo aún más presión en el agarre contra su hermano.

Minhyuk frunció los labios, pero no le dijo nada. Se apartó con rudeza antes de pasarse las manos por el cabello en evidente frustración, se estaba alterando, se estaba cansando y Minho lo sabía.

 Esto tiene que terminar ya, mis nervios no dan para más. — dijo el mayor de ambos, más para sí mismo que para su hermano. Caminaba de un lado a otro, mordiéndose el interior de las mejillas.

 Pronto terminará. — le dejó saber, dejándose entre las mullidas almohadas.

Minhyuk le habría preguntado a qué se refería pero al mirar a su hermano, solo vio a un desconocido que lucí familiar.

Tragó sus palabras y salió de la habitación. Minho no se inmutó siquiera ante el sonido de la puerta al cerrarse, se quedó allí mirando a la nada con una sola idea en mente.

Un par de horas después, a Minho se le dio de alta. Al igual que antes, Minhyuk se mantuvo al margen preguntándose qué era lo que había cambiado en Minho. lo miraba y veía al chico que vio desde que nació pero al verlo con atención se daba cuenta que no parecía él.

Quizás debido a si inescrutable expresión, la falta de brillo en sus ojos o la grandeza al caminar, como si cada centímetro que pisaba fuera de su pertenencia. Nunca en su vida había tenido tanta seguridad.

 Tus amigos quieren verte, te dejaré con ellos e iré a entregar el auto.  le informó. — No tengo deseos de pagar una multa.

Minhyuk creyó que un encuentro con sus amigos podría animarlo, al menos sacarle algún tipo de emoción positiva, mas Minho no mostró nada más que una profunda indiferencia mientras miraba por la ventana abrochándose el cinturón de seguridad. Estuvo a punto de cuestionarle cómo se sentía pero Minho mostró una curva labial casi nula y asintió. Minhyuk lo tomó como respuesta y esbozó una sonrisa por igual.

Si su hermano mayor hubiese tenido algún tipo de habilidad para divisar presencias habría visto que al tercer pasajero en el asiento trasero, a quien Minho le había sonreído.

Pero nunca lo sabría.

El auto se detuvo frente a una casa que Minho visitó varías veces, no le gustó estar allí por primera vez en la vida. Estuvo a punto de exigir que lo llevara a su departamento pero desistió al ver a Seungmin abrir la puerta principal; no porque su humor hubiese cambiado, si no porque resultaría grosero irse una vez que lo vieron y no estaba de ánimos para un sermón de Kim Seungmin.

Bajó del auto tras despedirse. Seungmin que se hallaba a unos metros aún, arrugó el entrecejo con preocupación al fijarse en el estado de Minho; más pálido de lo usual, ojeras marcadas bajo sus ojos, con un aura lúgubre y marchita rodeando su cuerpo.

 ¿Cómo te sientes? Espero que mejor de lo que te ves.

Minho no sabía que responder, no quería responder, así que solo mostró una sonrisa pequeña, rogando internamente porque el gesto fuese aceptado como una respuesta. Seungmin le palmeó la espalda con cuidado, como si temiese romperlo con aquél contacto. Se movió hacia un lado y le dejó pasar, cerrando la puerta detrás de él.

El pálido se metió ambas manos en el bolsillo frontal del suéter y camino hacia la sala de estar donde seguramente se hallaban los demás hablando, jugando o bebiendo. Las cosas que usualmente hacían. A él le gustaban, incluso sintió un deje de calidez surcando su cuerpo pero se extinguió en el acto.

Cada uno de sus amigos se puso de pie al verlo aparecer, Minho solo vio rostros preocupados pero uno de ellos transmitía una clara expresión de miedo. Los demás creyeron que Hyunjin temía por el estado de salud de Minho pero estaban muy equivocados; él le temía al chico que estaba detrás de él, pero parecía que solo él podía verlo.

Hyunjin miró atónito de lado a lado buscando algún indicio de que sus amigos también lo veían pero no había nada en sus rostros que los delatara y tampoco en sus palabras, solo preguntaban por el estado de salud del pálido mas no sobre el chico desconocido junto a él.

Minho respondía las preguntas con parsimonia pero Hyunjin no le ponía atención. El menor de separó los labios dispuesto a cuestionar la presencia extra entre ellos, pero sus ojos se posaron en Felix, quien con lentitud se llevó el dedo índice al centro de sus labios en una clara orden de silencio.

Hyunjin sintió el escalofrío más intenso de su vida, el estomago se le revolvió y sintió seca la boca.

 ¿Hyunjin? — llamó el novio de este, colocándole una mano sobre el hombro, extrañado por la falta de atención del menor.

 ¿Sí?  cuestiono saliendo de su burbuja, colocando la mano sobre la muñeca de Chan.

 Te preguntaba si puedes relatar otra vez lo que sucedió en el departamento de Minho aquella vez. — preguntó Changbin, con un atisbo de burla en su voz.

— No porque tú no creas en algo significa que es mentira.  regañó Seungmin.

 Estoy en mi derecho de ser escéptico, soy un hombre de ciencia.  defendió.

 Lo tienes, pero eso no te da derecho de menos preciar opiniones adversas.  refutó Jisung.

Hyunjin vio la tenebrosa sonrisa en Minho, casi la misma que esbozó Felix.

— Yo no sé en que creer. — comentó Chan pasando el brazo por la cintura de Hyunjin, pegándolo a su cuerpo pero el menor estaba rígido. — No creo mucho en estas cosas, pero no me he podido sacar de la cabeza los sucesos en nuestros departamento y tampoco encuentro una explicación lógica.

El alto sonrió escuchando a su novio, al menos él no lo creía un demente como seguramente lo hacía ChangBin.

 Pero... ¿No es mucho mejor que Minho nos cuente que sucedió? — cuestionó I.N, dejándose caer en el sofá y acomodándose en el. Sin embargo, Minho no hizo mas que alzar el rostro y mirarlos a todos.

Suspiró, ladeando la cabeza y peinándose el cabello hacia atrás. Pronto se vio la atenta mirada de cada uno de sus amigos.

Una parte de él quería contarles todo, absolutamente toda la cadena de eventos que se fue desatando como un efecto dominó desde el momento de aquella apuesta pero la otra quería insistir que todo estaba bien, que no había pasado nada, por más irreal que fuese. Su parte racional le decía que no le creerían.

 No lo sé. — sentenció finalmente en un tono bajo. — No puedo recordar nada con exactitud, recuerdo a Hyunjin, cosas muy extrañas que pasaron, como creer que había alguien más. Desde que desperté del último de los desmayos...siento como si... como si todo fuese diferente. Quizá solo estoy enfermo.

Miles de cosas pasaron por la cabeza de Minho, deseaba explicar todo lo que sucedió pero era como si las palabras se rehusaban a salir. Se mordió el labio inferior e infló su pecho, quería contarles todo.

«Si les cuentas todo, querrán separarnos.» murmuró Felix a su oído, apretando con fuerza casi dolorosa el brazo de Minho. Podía sentirlo tan real.

— No puedo decirles, si lo que Hyunjin dijo es cierto o no... porque yo no puedo recordar nada con claridad. — se encogió de hombros antes de sentarse en el sofá individual, disfrutando de la cómoda textura.

— ¿Qué han dicho los médicos? — pregunto Jisung.

— Por ahora, creen que puede tratarse de algún episodio nervioso. Me mandaron a hacer muchos exámenes que serán entregados en un par de días, con eso pediré citas con especialistas para saber el motivo de las pérdidas de conciencia o si éstas han dañado gravemente mi cerebro. — explicó, con un tono más bien robotizado. — Dicen que mientras no hayan convulsiones, estaré bien.

Bueno, si ves algún fantasma pregúntale qué se siente estar muerte y dame la respuesta, quiero prepararme para el juicio final. — dijo ChangBin. Minho lo miró con una sonrisa y negó con la cabeza comenzando a reír, lo imitaron casi todos, excepto Hyunjin.

Los minutos pasaban y conversaban con buenos ánimos pero Hyunjin permanecía sumido en sus pensamientos. Solo comentaba, reía o asentía en los momentos indicados para pasar desapercibido por los demás. En determinado momento cuando sus ojos establecieron contacto con los de Minho, se fijó en aquellas cuencas carentes de brillo alguno, un frío le heló la sangre y prohibió el paso del aire por su sistema respiratorio.

Tengo que irme. — sentenció el menor levantándose de improvisto, con un nudo en su garganta.

Casi todos le preguntaron a dónde tenía que ir, él no respondió a ninguno, solo fue hasta la puerta. Antes de salir miró hacia atrás y una vez más, Felix le hizo la misma seña.

Entonces supo que estaba contra reloj.

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