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En todo el mundo existen diferentes historia de donde venimos, que hacemos aquí o cuál es nuestro propósito. Muy pocas versiones congenian con otras.
Una gran parte de la población cree fielmente que nuestro origen fue dictado únicamente por Dios, quien según ellos gobierna en el cielo como en la tierra. Otorga castigos, también está el porcentaje que desacredita un origen espiritual y religioso, ellos se rigen por lo tangible, lo que se puede comprender y verificar, creen que mediante la evolución, traídos aquí o nacidos por una fuente más allá de nuestra imaginación.
Existen teorías, más creencias pero estas dos son más famosas dentro de un g ran número. Ellas nunca estarán de acuerdo, siempre buscando tener la razón y desacreditar a la contraria.
La población religiosa cree con cierta certeza en la existencia del alma siendo el centro del individuo, mientras que los partidarios de la ciencia aseguran que el se humano esta hecho de materia.
¿Qué es del cuerpo sin alma? Un cascarón vacío. Uno igual al otro. ¿Qué es del alma sin cuerpo? Un espíritu errante que no puede transmitir ningún aspecto de ella.
Este es el caso que se presenta en esta historia.
En muchas ocasiones incluso más de lo que uno pudiese imaginar; las almas poseen antigüedad. Viviendo una época tras otra, olvidando lo que vivieron al momento de nacer otra vez.
Las almas errantes son aquellas que no vuelven a nacer, quizás porque no ganaron el privilegio de una nueva vida, porque agotaron sus oportunidades o porque poseen algo pendiente que los mantiene atados a su yo del pasado. Algunas almas, por no decir la mayoría, no son capaces de distinguir cuando comienza y termina otra, se dejan llevar por la corriente pero nunca falta quienes tomen el camino en contra.
Dicen que hay maneras de ver lo que ocurrió en una vida pasada, no es fácil pero tampoco imposible. Requiere gran fuerza de voluntad para ver lo ocurrido y no solo lo que nuestra imaginación elaborada en un escenario onírico.
Minho estaba sentado al borde de la cama, recostado en el pecho de su hermano quien estaba el doble de asustado que él, luego de que Minho le contó cada uno de los sucesos. Minhyuk dándole besos en la frente, justo como hacía cuando eran niños para poder calmarlo.
Desde lo ocurrido en el hospital, Minho trató de encontrar una explicación a lo que experimentó mientras dormía. Después de leer varias teorías en la web, se inclinó más por aquella que hablaba sobre recuerdos de la vida pasada, tomaba mas sentido al recordar las palabras que Felix de vez en cuando decía.
— Entonces...¿Pudiste ver lo que pasó en tu vida pasada? — cuestionó el mayor, el asunto le daba cierta incertidumbre pero no dejaba de parecer muy interesante.
— Bueno...Empiezo a creer que sí. — murmuró entre lágrimas, apretando el suéter de su mayor con algo de fuerza, se aferraba a él.
Odiaba sentirse débil pero si era su hermano el que lo veía en tal estado; no tenía que ser tan malo.
Podría bien solo haber sido un sueño pero joder, fue demasiado vivido para ser solo un sueño nada más y las cosas que él ha dicho...parece mucha coincidencia. . explicó aferrándose al cuerpo de su mayor. Mantuvo los ojos cerrados por unos minutos, intentando calmar los acelerados latidos de su corazón mientras su hermano mayor le acariciaba la espalda con sutileza.
— Tenemos que hacer algo al respecto, para descubrir si fue un sueño o realmente son recuerdos. — dijo moviéndose un poco para ver el rostro de su hermano menor pero se sobresalto cuando Minho se apartó de él.
— ¡No, no! ¡No te metas o él te hará daño! — vociferó con tal pánico que logró desequilibrar a su mayor por un momento. Lo ojos de Minho estaban levemente rojos al igual que sus labios mordisqueados debido a la ansiedad que le recorría.
— Pero Minho, él quiere que recuerdes ¿Cómo podría enojarse porque deseo ayudarte a ello? — habló con tal convicción que Minho pareció considerarlo pero volvió a negar con la cabeza energeticamente.
La luz de la habitación perdió intensidad, dándole a la sala una apariencia lúgubre y marchita. Minho se aferró al cuerpo el de su hermano. Minhyuk palideció de miedo al divisar la figura de un chico dentro de este; su piel grisácea como la de un muerto, rastros de golpes y hematomas por la mayor parte del cuerpo visible, ojeras marcadas que más bien parecía goles bajos sus ojos, labios marchitos y amoratados.
Apretó con fuerza al menor entre sus brazos quien también veía en la misma dirección. Nadie dijo una sola palabra, el silencio sepulcral solo era interrumpido por los dedos del chico en el espejo al escribir en el cristal empañado por el frío repentino e intenso en la habitación, provocando que los dedos de las manos se sintieran tan helados como si los hubieses sumergidos en agua gélida.
»Hazlo.«
Fue lo que dijo Felix escribió en el espejo, con trazos torpes y un tanto mal elaborados.
Felix desapareció y la luz volvió con tanta intensidad que ambos tuvieron que cerrar los ojos. La bombilla estaño y gritaron cuando manó chispas. Minhyuk lo apretó con tal presión que sus dedos quedarían marcados en los brazos de Minho
— Maldición. — murmuró el mayor de ambos con la respiración descontrolada, Minho no se movió de entre sus brazos. Solo estaba allí, inerte y viendo hacia la nada.
No podía dejar de preguntarse que sería de su vida, aunque últimamente estaba considerando que Felix no era tan malo como parecía; en ocasiones como estas lo volvían a creer un ente relacionado con el demonio.
— Vamos, Min. — el mayor de los hermanos se puso de pie, llevando prácticamente a rastras al menor hacia la salida del departamento.
No había que ser un genio para aceptar que su hermano se implicó en un tipo de situación que iba más allá de su compresión y ni siquiera podía imaginar la gravedad de las cosas, pero las circunstancias indicaban con toda claridad que no se trataba de un caso típico donde el ente solo busca alimentarse de la fuerza vital de la víctima y adueñarse del alma. Existía más. o era su alma, eran los recuerdos almacenados. No lo veía solo como combustible para seguir con su parasitaria existencia; lo necesitaba para hallar la pieza faltante que lo ataba.
— ¿A dónde vamos? — preguntó Minho, retomando la compostura.
— No lo sé, vayamos a una cafetería o algo así. Tenemos que buscar información sobre ello, pero es mejor que estemos fuera de aquí mientras lo hacemos.
Minho no objetó, solo caminó siendo guiado por su hermano mayor. Tenía sueño, creía que en cualquier momento se caería desmayado en medio de la calle por le cansancio que lo embargaba desde días atrás. Le tranquilizaba un poco la compañía de su hermano, sus amigos le habían creído un loco a excepción de Chan y Hyunjin a quienes tenía ganas de ver pero...
¿De qué servía si los pondría en riesgo?
Sentía la misma responsabilidad para con su hermano pero por ahora, no creía poder seguir cuerdo sin miedo a su lado.
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