La Titánide
Pd: dale play a la música y lee el capítulo...
Capítulo 57
Con repugnancia, Fidel y Emilia estaban sobre el balcón real, admirando el reino. Si bien era cierto, no parecía tener la grandeza que tuvo hace un par de años atrás, todavía seguía siendo impresionante de ver. Las casas forjadas de diamantes, péndulos y obeliscos, más allá de acero y piedra, y todavía más allá, de madera, barro y paja. Había una que otra vegetación, y el suelo estaba seco y árido, pero lo que le daba el aspecto de desolación y nostalgia, era ver a las personas cerrar ventanas y puertas, cuando una música de aspecto folclórico, no propio de ellos, comenzó a sonar.
Flautas, tambores, instrumentos de cuerdas y voces masculinas y femeninas cantando una canción que erizaba la piel de los que la oían. Algunos que estaban dentro de sus hogares, escuchando, se tapaban los oídos, asustados, creyendo que serían malditos por la decisión que habían tomado el rey y la reina de llamar a la triada. Un centenar de mujeres y hombres recorrían las calles, tocando, danzando y cantando, y a una sola voz se oía:
"Hekate hekate
Hekate hekate
Hekate hekate
Hekate hekate
Hekate hekate
En la noche de la luna oscura
El búho toma vuelo
La encrucijada es la mejor
Para comenzar tu búsqueda
Por la llama de vela
Coreamos su nombre
Con humo de incienso
Invocar Hekate
Ohh ohhh
Su perro negro aullante y su rana sagrada
Con cuchillo y cuerdas y palabras mágicas
Hekate hekate
Hekate hekate
Su serpiente arroja piel
Para finalizar un y empezar
Ella sostiene la llave
Para desbloquear el misterio
Con sauce y tejo
La magia viene
Ella nos derriba
Al subterráneo
Ohh ohhh
Recuperarse y descansar, ¿lo hicimos mejor?
Con cable y cuchilla, nuestra memoria se desvanecerá
Hekate hekate
Hekate hekate
He ka te
He ka te
He ka te
HE ka te
Hekate hekate
Hekate hekate"
Darkz y Azazel, desde sus ventana, estaba maravillados del homenaje que estaban observando. Nunca en su vida, como piratas, y como siervos de Junier, habían visto algo como estaban viendo en esa oportunidad.
—¿Hécate? —Preguntó Darkz, al escuchar la marcha de aquel nombre.
Azazel asintió.
—Hécate era una titán —empezó Azazel, viendo la belleza de aquel homenaje—, se dice que junto a otros titanes gobernaban el mundo antes que otras deidades...
—Es una vieja enton...
Azazel tapó la boca del joven, con rostro sombrío.
—Ni se te ocurra insultarla en un momento en el que está siendo venerada —Darkz, se horrorizó, y sintió que ese pudo haber sido su último aliento. Asintió, y Azazel le quitó la mano de la boca y continuó—. La mayoría de las veces, Hécate, se muestra sosteniendo un par de antorchas o una llave en algunos textos antiguos, peor en otros se representa como una mujer con forma triple.
—Con que de allí viene el nombre de "Triada" —concluyó Darkz, volviendo a mirar por la ventana. Azazel asintió.
—Se sabe que existen numerosas fuentes de la magia. El cosmos es uno de ellos, la naturaleza, la celestial, la infernal y la titánica... Hécate es la principal deidad para muchas brujas que usan la fuerza titánica. Pocos, deciden hacer uso de la infernal, debido al precio y costo a pagar a aquel caído celestial; la más incierta es la natural y, solo unos pocos escogidos, acceden a la magia celestial.
—¿Y el cosmos? —Preguntó Darkz, viendo que s ele había pasado esa información.
—El cosmos es la energía original, el caos mismo, donde todos tienen acceso y la ruleta da vueltas. Allí se concentran todas las fuentes de magia y, cuando alguien hace uso del cosmos, la ruleta inicia, y nadie sabe de qué fuente robará su energía. Por eso, todos aquellos que hacen uso de la magia, suelen definirse por alguna de estas magia, y no por el caos del cosmos. Una vez escuché que en la región oscura, en la habitad de los brujos, habían hombres y mujeres que sabían usar la suerte del cosmos, pero la mayoría de ellos cayó hace unos años cuando intentaron invadir al reino Fairyhow y, cuando intentaron erradicar la corte real de las hadas, se toparon con los mismos elegidos de Gaia, del que hemos oído, y fueron acabados.
—¿Te refieres a los hermanos siniestros? —Darkz, frunció el ceño, no podía creer que una cosa tenía relación con otra. Parecía que los asuntos vividos, no eran mera casualidad, sino un acto planificado y ordenado. Es decir, una mente tras ella.
—Mim, Herpo y Morgana —dijo Azazel, asintiendo—, la encarnación viva del miedo, la peste y la muerte —añadió, con una sonrisa maquiavélica, como si intentara asustar a Darkz.
Y claro, para ese momento, todos ellos habían oído de los acontecimientos que los chicos del amanecer habían vivido anteriormente. Era de información pública de que había un grupo capaz de salvarles, pero todos sabían que se trataba de una mentira, por qué de ser cierto, ¿dónde estaba dicha salvación de la mismísima Gaia? ¿Dónde estaba Gaia en aquel momento? ¿Dónde estaban los elegidos?
—En conclusión, Hécate, aunque no subió al panteón olímpico de los dioses, fue merecedora de poder. Para otros es conocida como la Perra, debido a que tiene de guardián a un perro aullante, pero tiene una rana sagrada también, cuerdas y cuchillos, más sus palabras mágicas, que le dan todo el poder a ella y sus seguidores.
Darkz, no quería admitirlo, pero estaba hipnotizado con todo lo que estaba sucediendo. Finalmente se quedaron en silencio, mirando a través de las ventanas el acontecimiento. Notaron que todas los danzante se dirigían a la plaza central del reino. Allí, no supieron en qué momento, pero estaba forjada una estatua de una mujer con tres formas, como lo había declarado Azazel como la representación de Hécate. Una de ellas tenía un libro con escritos en piedra, la otra llevaba un cuchillo y la tercera una vela y cuerdas. Debajo de sus pies, se posaba un enorme perro con las fauces abiertas, y detrás de este, una enorme rana con la boca abierta, llena de dientes. Las tres, llevaban el cabello suelo, que se unía al tallado de telas sobre sus cuerpos, y encima de esta, coronas de distintas formas.
Pese a que había una multitud, eran tres brujas la que comandaba la caravana. Una chica de piel blanca como la nieve y cabellos rubios, que se hacía llamar Hecarina; La otra, tenía la piel tan oscura como la noche, y el cabello rojo como el fuego, esa era Hecatina; por último, una de piel canela y tostada por el sol, con el cabello negro, llamada Hecaeina, Cada una, parecía representar la figura de Hécate, y estaban de espaldas, alineadas, a la estatua de titánide. Era la triada misma.
Era de noche, y la luna misma estaba sobre todo el reino. Se veía tan majestuosa que casi parecía querer intentar tocar la tierra con ella. Había viento y el cielo estaba completamente despejado, pero no había estrellas. Entonces, de la nada, de la misma luna, una luz negruzca, apareció y comenzó a ondear el cielo hasta posicionarse sobre la estatua misma. Hubo un brusco temblor que duró poco, pero lo suficiente para aterrar a todos, y, aunque muchos tenían miedo, les ganó la curiosidad, así que muchos recintos tenían cabezas asomadas por las ventanas.
—¿Qué desean mortales como para hacerme venir a un mundo condenado a muerte? —La estatua preguntó, con el sonido más chirriante y molesto que alguien podía escuchar. Incluso, algunos taparon sus oídos.
Todos se postraron delante de la estatua, incluyendo a la triada.
—Amada reina y diosa... —comenzó Hecarina.
—Venimos a ti en esta noche de la luna madre... —agregó Hecatina, en sincronía.
—Para que todo este reino contemple tu poder —añadió Hecaeina después de Hecatina.
Escucharlas hablar, era como oír una música que hipnotizaba, pues parecían ser las mismas, es perfecta sincronización.
—Muéstrale las grandeza de tus manos...
—Y que se regocijen con la gloria que antes habían tenido...
—Danos tu poder protector...
—Y reclama como tuyo este reino...
—¿Este reino? —Las estatuas giraron su cuello hacia la derecha y hacia la izquierda, y fruncieron el ceño—, este reino está maldito. Huelo la sangre de las criaturas mágicas derramada por artillería humana. Huelo la envidia de sus poderes, y veo el horror y el desprecio hacia nuestra gente, ¿cómo me piden una cosa tal para esta gente?
Las tres mujeres se observaron, y esta vez inició hablando Hecaeina, siguiéndole Hacaerina y Hecateina:
—No pedimos de tu favor a esta gente...
—Sino que proclames tuyo a este reino y lo protejas...
—Escoge tú el precio a pagar y tómalo...
—Pero has de este lugar el centro para hacer conocer tu poder...
—Y posarte de esta forma, y de una vez por todas...
—En el panteón olímpico de los dioses....
"Te lo pedimos reina y diosa Hécate" gritaron todos aquellos hombres y mujeres.
La estatua sonrió, y con ello, comenzaron a llorar sangre. Una de ellas levantó la antorcha y la cuerda al cielo, la otra levantó el libro y la última el cuchillo.
Azazel y Darkz, que veían aquello, abrieron los ojos. Lo que oyeron y lo que veían, no parecía ser bueno para nadie.
—¡Señores! ¡Los reyes le requieren! —gritó un soldado, abriendo las puertas de la habitación. Se trataba de Dionis. Y estaba tan pálido como un papel.
Los dos piratas no dudaron en comenzar a correr en dirección a la habitación real. Derribaron la puerta, prácticamente para entrar, y cuando fijaron su mirada más allá del balcón, donde estaban los reyes, vieron como una ola de humo negro se acercaba, como una poderosa ola que sumergía a todo el reino. Era tarde.
Darkz se transformó en aquella horrible criatura de huesos espectrales y cubrió a Azazel y Dionis en ese momento. Azazel, envuelto por Darkz, creo cuchillas de viento que destruyeron las paredes y los techos de la habitación. Dionis, estaba confundido y alterado de lo que estaba pasando. Pero cuando pudo entender la situación, estaba en el aire, viendo como la ola de humo oscuro había cubierto el palacio. Y cuando seguían volando, vio como todo el reino había sido consumido.
—¿Qué acaba de pasar? —Preguntó Dionis, entre jadeos.
Nadie respondió. Llegaron a las orillas del mar, y allí Darkz volvió a la normalidad. Dionis cayó en la arena, asustado, tropezando y empujando sus piernas para alejarse de ellos.
—Ustedes...
—te hemos salvado la vida —dijo Darkz, con las manos enfrente, intentando de que este se calmara. Se movía con sigilo.
—Parece que la excelente idea del rey, acaba de hacer destruir su propio reino —dijo Azazel—, quiso hacer uso de la magia para salvarse, olvidando los pecados que había cometido, bajo un ideal "moralmente correcto".
—¿Qué quieres decir? —Preguntó Dionis, aun alterado.
—Toda tu gente acaba de convertirse en el sacrificio que Hécate ha pedido para hacer suyo un lugar en el que la triada y los suyos, puedan gobernar, como representación del poder de Hécate. Esa titánide está orgullosamente deseando ser reconocida y ser tomada como una diosa real; respetada y llena de soluciones. Pero, era imposible hacerlo con un acuerdo en la que muchos de ellos murieron por causa de tu gente, soldado —respondió Azazel—, ustedes creyeron que hacían algo correcto, pero, la triste realidad es que, sangre es sangre, carne es carne, vida es vida, y muerte es muerte, para todas las criaturas que existen. Somos iguales.
Dionis parecía estar en una pesadilla. Se llevó las manos a la cabeza, y pese a ser un solado, dobló su cuerpo y sus piernas, en posición fetal. Darkz y Azazel se miraron, y se encogieron de hombros. La verdad, es que sintieron pena por el joven.
—Y acaban de arrebatarnos el deseo de volvernos reyes —suspiró finalmente Darkz.
Y como si no fuera peor la situación. Justo una figura salía de las aguas de aquella playa. Lo que vieron, fue lo más desconsolador que Azazel y Darkz podían sentir. Se trataba de Junier mismo.
—¿Así que ese ha sido el motivo por el que han huido de mí?
La voz del demonio, parecía helar más que los vientos fríos de aquella noche. Increíblemente, en el territorio, comenzó a nevar otra vez. Sabían que lo que estaba pasando, era por el poder de Hécate.
—No pudimos atraparle, él...
—Lo sé —dijo Junier, interrumpiendo a Darkz—, sé que el joven rey les dio una paliza. También sé que conspiraron contra mí en el reino Diamante, y también sé cada cosa que han hecho y que ha pasado en su mente. Ustedes son míos, ¿lo olvidan?
Darkz y Azazel negaron, con la cabeza gacha.
Junier miró a Dionis por primera vez. Azazel y Darkz se tensaron , y vieron al hombre caminar como si nada hacia él. Dionis, se tocaba la cabeza, parecía ni siquiera haberse percatado de la presencia de Junier, y este dijo:
—Este joven ha entrado en la locura. Sería una buena alma para consumir, pero... ¿quieren que le salve?
—Por favor, señor —dijo Darkz—, si puedes hacer algo por él para cambiar su situación, sin que se pierda su alma, hágalo. Él fue quien nos libró del mal del reino.
Junier sabía que Darkz no era le problema, sino Azazel, así que miró de reojo a este.
—Por favor —dijo Azazel, contrariado. No quería que el chico tuviera el mismo destino que ellos, pero no quería que murieran.
—¡Bravo! ¡Para que el mismísimo capitán del barco me pidiera un favor, quiere decir que es un chico importante! Interesante amorío...
Azazel no encubrió su repugnancia a sus palabras.
—"Fíjate en el monstruo Behemot, criatura mía igual que tú: come hierba, como los bueyes; mira qué fuertes son sus lomos, y qué poderosos sus músculos. Su cola es dura como el cedro, los tendones de sus patas forman nudos. Sus huesos son como tubos de bronce, como barras de hierro. Es mi obra maestra; sólo yo, su creador, puedo derrotarlo." —citó Junier, con el mismo brillo de sus ojos cuando vio al leviatán, por primera vez—, Por eso, lo dotaré de un regalo único... Si el leviatán era el rey de los monstruos de los mares, tú serás el rey de los monstruos de la tierra, Behemot...
Junier tocó la frente del chico. Este emitió un chillido de dolor. Sus ojos se oscurecieron como la noche, su cuerpo se arqueó y comenzó a convulsionar. Las venas de su cuerpo se brotaron, y su piel se enrojeció, y segundos después, se quedó quieto en el suelo y, todos aquellos efectos pasaron.
Junier se alzó, y detrás de él se había levantado como si nada Dionis. Azazel y Darkz estaba boquiabiertos, la esencia que transmitía el ser de Dionis, era otra de las cosas aterradores que habían sentido, peor era maligno.
—Tú...
Junier le tapó la boca a Azazel-
—Si dices lo que estás apunto de decir, acabaré con tu vida y la de Darkz de inmediato. Te he aguantado lo suficiente, por el placer de verte sufrir al verme hacer lo que se me antoje, solo por ese dulzor, es que vives por ahora. Pero no te permitiré jamás que blasfemes contra mí por haber hecho un acto de bondad con ese chico. Ahora, es una criatura que vale la pena admirar.
Darkz tocó el hombro de Azazel, y en sus ojos, había suplicas de que no hiciera más. No fue hasta ese momento de darse cuenta que la muerte era realmente un acto de misericordia.
—Bien, andando —dijo Junier, con una sonrisa, al ver que había tenido otra victoria—, en este momento visitaremos a la grandiosa Hécate y les presentaré mi propia triada...
Y así, los cuatro hombres comenzaron a caminar hacia el reino de Hécate. Sí, definitivamente, el aire estaba tenso y tan oscuro como el abismo. La luna, era lo único que se alzaba como una diosa. Y mientras Junier, Azazel, Darkz y el nuevo Dionis caminaban, podían escuchar la siniestra canción de las brujas de Hécate:
"Reloj de campana, tócame las horas
Reloj de campana, tócame las horas
para que despierten las mujeres todas.
para que despierten las mujeres todas.
Porque si despiertan todas las mujeres
Porque si despiertan todas las mujeres
irán recobrando sus grandes poderes.
irán recobrando sus grandes poderes.
Reloj de campana, tócame deprisa
Reloj de campana, tócame deprisa
para que despierten las sacerdotisas
para que despierten las sacerdotisas:
la que invoca el cielo, la que invoca el agua,
la que invoca el fuego, la que invoca el aire
la que lleva ofrendas a su tierra madre
la que lleva ofrendas a su tierra madre
Porque de sus hijas ella necesita
Porque de sus hijas ella necesita que canten
y dancen llenas de contento.
que canten y dancen llenas de contento.
invocando siempre los cuatro elementos."
https://youtu.be/aUWf7dzJ3T8
Pd: escuchen esta última para oír la canción final.
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