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La caída

Capítulo 79

Cuando Donny gritó, el primer pelotón de soldados del reino Carbón fueron los primeros en abalanzarse. Por supuesto, las demás tropas enemigas no dudaron en enfrentarse entre sí. Claro, en otras perspectiva, que todos fueran enemigos hubiera servido para demostrar quién era el más apto para la supervivencia, pero los dioses iban a cumplir su promesa en aniquilar primero, a aquellos que consideraban no dignos en un enfrentamiento entre dioses. 

"Mi rey, un mensajero que vino por parte de Lance y Origami ha venido con noticias..."

Así comenzó el relato de uno de sus soldados, para poner al tanto a todos los humanos. En aquel mensaje, se relataba todo el panorama que se vivió en El Acantilado del Fin de los Mundos, pero, añadía todo el plan de Origami. Algo que Donny le pareció bueno, y que sin duda agradecía que les fueran notificados. 

—¡Informas a todos sobre este asunto y que mantengan arriba los ánimos! —gritó Donny desde su intercomunicador, confiando en que sus hombres esparcirían aquel mensaje a las tropas de Graber, Brand y Athie. Tenía en sus manos el cuello de un gnomo, el cual partió cuando empezó a removerse. 

Desde otro punto, los Leprechaum convertidos en slanderman  por parte de los demonios, arrasaban a diestra y siniestras al ejército del dios Freyr, mientras que otros demonios de aspecto similar a la tierra fundida en fuego, se llevaban algunos cuantos brujos. Los caballeros del reino Carbón, era una maravilla de ver: habían iniciado el ataque volando, esparciendo polvos alquímicos a través de propulsores en el interior de sus armaduras, neutralizando la magia, mientras a su vez se encargaban de los seres voladores, entre ellos las hadas que se habían visto inofensivas una vez la magia no les funcionaba. 

Mientras ellos abarcaban el aire, los caballeros del rey Graber corrieron por el terreno, dejando a la espera a los soldados de oro y los artesanales. Lo imponente de ver en acción a los soldados del rey Graber, es que todos, absolutamente todos, eran humanos superdotados. A uno se vio golpeando a un trol con tanta fuerza, que lo partió en dos con un puño. A otro, se vio usar un aliento de hielo contra los leprechaum que, se habían convertido en serpientes gigantes gracias al dios Apofis, otros controlaban el clima, los vientos, la naturaleza, materializaban armas, rayos salían de sus ojos, y otros dominaban con la mente a sus oponentes.

Entonces, Donny abrió los ojos como platos y una sonrisa en el rostro apareció, era cierto que eran menos que ellos, pero no significaba que fueran inferiores. Y ese era el problema de los dioses. 

Claro, todo esto hizo que, definitivamente lo dioses salieran al encuentro: Apofis se transformó en una enorme serpiente que,  pese a su tamaño, más de cincuenta metros de largo, se movía con tal velocidad que devoró en un solo bocado a cien de los hombres del reino Carbón. Eso suponía una gran pérdida para ellos. Donny, vociferaba órdenes de un lado a otro, sugiriendo que volaran lo más alto posible y que comenzaran los ataques aéreos. Pero cuando lo hacían, se vieron interceptado por Freyr que, gracias  a su Jabalí gigante, embestía a todos con una violencia tal, que Donny vio como los restos de armaduras mezclado con sangre, carne y huesos, salían volando en todas las direcciones. 

Sabía que no podían hacer mucho si seguía de aquella forma, pero entonces, vio al mismísimo Graber hacer uso de un poder que, hasta ese momento no había demostrado, el hombre materializó unas cadenas del terreno y atrapó a Freyr y al Jabalí para detenerlo, eran tan gruesas y pesadas, que no solo detuvo a Freyr sino que le arrojó al suelo con su mascota. 

Eso permitió que el restos de los caballeros del reino Carbón terminara su vuelo, y desde ese punto, una coraza se abrió en el espaldar de todos ellos, revelando numerosos explosivos y flechas que fueron lanzadas contra el campo enemigo. En segundos, cuerpos eran atravesados por flechas y explotados por montones de explosivos. 

Lo que no pensaron fue que eso convirtió a los caballeros del reino Carbón, los mil que ahora quedaban, en el punto de foco pues habían aniquilados, al menos, a tres mil de los enemigos. 

—¡Oh por Dios! —murmuró Donny asustado, cuando vio a Ra justo a la altura del sol falso, ocultándose de la vista de todos ellos. 

Y antes de que pudieran ver algo más, miles de langostas aparecieron, oscureciendo el cielo y envolviendo a todos los caballeros. Estos no solo se comieron la armadura de todos ellos, sino a los huéspedes. En otro momento, una lluvia de huesos comenzó a caer, y fue definitivo: el reino carbón había caído. 

Por un momento, todo parecía haberse congelado en el tiempo al ver como una oleada de langostas comenzó a inundar el campo. Donny miró desesperanzado a Graber, peor este no tenía el tiempo para ayudarle, puesta justo intentaba obligar a Freyr permanecer en el suelo con sus cadenas, con dificultad. Si aquel hubiera sido una criatura corriente, sus cadenas lo hubieran aplastado, peor no, no lo era y veía como se removía junto a su Jabalí para levantarse.

Y cuando todos creyeron que era el fin por las langostas, por increíble que pareciera, del suelo, millones brazos aparecieron, y cada langosta fue sujetada con estas. Por la mirada de Ra, todos se dieron cuenta que aquella acción provenía del mismísimo Junier —habilidad que obtuvo al absorber a Clician—. Y cuando menos lo esperaban, las angostas desaparecieron. 

Aquello enojó tanto a Ra, que desde su posición voló directamente hacia Junier. Aquello había sido un acto de revelación total contra este. Junier soltó risas desquiciadas, mientras esquivaba cada uno de los movimientos de este. A su vez, Emrys I luchaba directamente contra Hécate, dos fuerzas que hacían uso de una forma de magia cósmica no natural. 

Donny, había bajado la guardia y no se percató que, las enormes fauces de Apofis, estaba a punto de tragarlo. Y hubiera ocurrido, si no fuera porque Brand había ordenado soltar una catapulta directo a la cabeza de este, aunque aterrizó justo en las fauces de este. ¿Y qué creen? Aquella esfera maciza no solo era de oro puro, sino que, al impactar con la enorme boca y colmillos del dios Apofis, aquello se resquebrajó. Entendieron allí, la enorme fuerza de su mandíbula para destruir el oro como si fuera una galleta.

Claro, eso le permitió a Donny retroceder hasta el ejército Oro, en un parpadeo.

—Gracias, hermano —dijo jadeando Donny. 

—No hay de qué, al final reconozco que para ganar tu favor, tengo que ser más que un hermano, un amigo —respondió el caballero de oro sobre su caballo. 

—No hay momento para rencores amigo, y menos cuando nuestro enemigo no es de carne y hueso —señaló Donny—. ¿Cómo podremos vencerle? —preguntó luego.  

—Tengo una idea, pero necesitaré que se le distraiga —dijo Brand. 

—Yo me encargo —dijo Donny—, por más que sea tan velo, jamás lo será como la tecnología de la teletransportación del reino Carbón. 

Dicho eso, desapareció y apareció nuevamente sobre la cabeza de Apofis.

—Humano estúpido, ¿crees que realmente estás a la altura de luchar contra un dios? —Se burló este, mostrando una enorme serpiente y una sonrisa asquerosa. 

—¿Ah no? ¿Y qué estoy haciendo en este momento? —Le cuestionó Donny, enviando proyectiles de explosivos de su espalda hacia Apofis. 

Aquella serpiente ni se inmutó, pero el humo ocasionado le permitió de cortina, de modo que cuando envió sus colmillos, Donny desapareció y apareció detrás de su cuello. Alzó las manos hacia este y montones de disparos comenzaron a salir. Y así estuvo moviéndose de forma zigzagueante, para evitar las fauces de aquel dios. 

Hades, era el único que mantenía a su ejército en la raya. Tenía los brazos cruzados, con un rostro severo, pero con una medio sonrisa que demostraba que algo pretendía. Unos par de slanderman corrieron hacia él, intentando atraparle, pero este con un solo movimiento de su mano los incendió y los volvió polvo en un segundo. Sin embargo, aunque él y su ejército de muertos no estaban haciendo nada, las hadas sí estuvieron luchando contra el antiguo reino carbón, sin embargo, cuando estos fueron destruidos por Apofis, se dirigieron directamente contra los slanderman y los demonios, y, gracias a que la mayoría ocupó con usar magia de nuevo, una vez la capa de polvos alquímicos se había esparcido, lograron vencer alrededor de cien mil del ejército de Junier y Emrys I, eso atrajo la mirada de Junier que, aunque seguía en una lucha a la par con Ra, logró crear protuberancias terrestres, que fueron directamente para inyectar energía demoniaca a Darkz y Dionis, quiso hacerlo con azazel, pero se encontró con una fuera mayor que le impidió invadir el cuerpo de este. Y se dio cuenta que, este ya no era un demonio.

Estaba irritado por ese hecho, pero usaría todo ese enojo contra el dios del sol.      

Entonces, justo allí se despertaron sus tres esbirros, y Darkz, ahora dividido y transformado en mil espectros, se abalanzó contra las hadas para poseerlas a todas. Y, una vez hecho eso, usó el cuerpo y la magia de estos para atacar las restantes. Por otro lado, Dionis se abalanzó contra el ejército de Freyr, los mayoritarios, y se convirtió en un enorme monstruo terrestre, con dientes filosos, tentáculos protuberantes que salían de un cuerpo en forma de lobo, pero con cola de reptil. 

A su vez, Emrys pareció copiar la misma idea de su compatriota, así que, enviando esferas de energía oscuras, logró despertar a sus tres esbirros que, pese a estar desmayados por completo, se alzaron como si nada. Kuro, abalanzándose entonces contra los brujos, emitió un chillido garrafal, poco humano, liberando una capa espesa de polvos alquímicos. Neutralizando la magia de los brujos. Seguido, Guillermo colocó sus manos en el suelo, y de allí, un jardín que abarcó al menos un kilómetro de extensión, aparecieron numerosas setas y hongos. Estas liberaron una toxina que, acabó al menos con cincuenta mil personas. Pero, también el jardín servía de barrera pues, aunque los brujos se agolpaban para atravesarla volando, muchos caían al suelo muerto por el veneno que desprendían. 

Entonces, otro más se alzaron aún más, evitando las toxinas que, aparentemente tenían un límite para alcanzarlos. Desde allí, los brujos comenzaron a crear portales dimensionales, donde enormes bolas de fuego impactaba contra todo el terreno, sin importar la muerte de aliados o enemigos. Las risas chillonas de estos, parecía un coro. Con ello entonces, Frederick tomó a Kuro, y visualizanod la altura de aquellas, desapareció y apareció en medio de ellas. 

—¡Vamos, Kuro! —Rugió Frederick. 

Y Kuro, tomando polvos alquímicos de su saco, lo soltó en el aire, y, juntando las palmas de sus manos, creó unas cuchillas de aire que decapitó al menos a cien de las brujas allí. Con ayuda de Frederick, llegó nuevamente al suelo cuando otros brujos se abalanzaron contra ellos, enviando toda clase de poderes mágicos: fuego, rayos, hojas cortantes, hasta cuernos, pero la teletransportación de Frederick les evitó aquel ataque. 

No obstante, un canto siniestro sobre Hécate se escuchó —la misma que habían cantado cuando Hécate fue despertada—, y con ello, lograron paralizar los movimientos de los tres semidemonios. Los gritos iniciaron, cuando un ejército de escarabajos aparecieron, entrando por sus cuerpos para devorarlos desde el interior.  

Aquello, enojó con demasía a Emrys I, que no dudó en despojarse en su forma humana y convertirse en un demonio por completo. Por muy difícil de creer, en aquella forma, logró tomar a Hécate por sus tres cuellos. La mujer jadeó. 

—Siempre has sido la servidora de los demonios, no mereces proclamarte una diosa —rugió este.

—Eso es lo que todos han pensado siempre —dijo ella, y clavando su daga directamente en el corazón de este.   

—Eso no va a funcionar, diosa de la luna —le contestó.

—Te aseguro que sí —dijo ella, y la daga brilló con fuera como el sol. Estaba impregnada no solo de la magia de ella sino de la Ra.

Eso dejó tan descolocado a Emrys I, que retrocedió torpemente hacia atrás, con dolor y una mueca en el rostro. 

—Era mejor que te hubieras quedado dormido hasta hallar la oportunidad de traer tu era oscura —sentenciaron las tres mujeres al mismo tiempo. 

Iban a dar el golpe final a este, cuando vieron como protuberancias, de muchas manos, tomaron el cuerpo de Emrys I. Se trataba de Junier. Este le miró, incomprendido de lo que estaba ocurriendo, pero vio la perversidad en los ojos de su aliado. 

—Es esto o que tu muerte sea en vano —le dijo Junier. 

—Hazlo, pero destruye mi conciencia porque me niego a creer que me volveré parte de ti —le contestó Emrys I—, todo sea por la era de la oscuridad. 

Dicho eso, Junier absorbió el cuerpo de este. Y al hacerlo, este también se despojó de su forma humana, mostrando su verdadera identidad demoniaca: un ser oscuro, completamente, con tonos rojizos sobre sus brazos, una mirada rojiza en su totalidad, y una corona de rocas incrustada sobre la cabeza. Alas de murciélagos detrás, y tan alto, que podía medir fácilmente tres metros. Tenía una especie de guadaña en el brazo izquierdo. 

Al ver tal apariencia, y tal poder que desprendía. Ra retrocedió hasta donde estaba Hécate. Junier alzó su guadaña, y con un solo movimiento de este, acabó en un segundo con el ejército de Hécate y Ra. Y que, de Hécate no haber puesto una barrera magia entre ella y Ra, estos se hubieran visto dentro del ataque de Junier.

Como polvo, fuero transformados aquellos cuerpos en un segundo. Una hazaña que era difícil de creer. Para todos los que estaban allí observando, solo Hades parecía realmente tranquilo. 

—¿Cómo es que ganó tanto poder? —las tres mujeres que personificaban a Hécate preguntaron, cuestionando la criatura enfrente de ellos. 

—Esa esencia —señaló Ra—, nos equivocamos al creer que era un simple demonio. Por algún motivo, siento una esencia tan desagradable como el mismísimo Nihilismo. 

—Él absorbió una parte de ese, está escrito —agregó Hécate. 

Ra miró a estas, y frunció el ceño. 

Al otro lado, Graber ya no tenía fuerzas. 

—¡Chicos, no puedo más! —Gritó, jadeando del cansancio. 

Donny, Brand y Athie observaron a este, pero antes de que pudieran intentar la menos ayudarlo. Las cadenas cayeron en el suelo, y un segundo después Freyr, tenía a Graber sujeto al cuello. Se atrevió de mirar a los tres reyes, y sonriendo, le partió el cuello delante de ellos. 

Y el problema no estuvo allí, sino que el error más grande de un ser humano en circunstancias donde amerita medir sus pasos, es caer en el desespero. Fue justo lo que Athie y Donny hicieron. 

—¡Donny, Athie, no! —chilló Brand, al ver el terrible error de estos. 

Por un lado, Donny se teletransportó a un costado de Freyr, liberando todos los proyectiles de su armadura. Hubo una gran explosión, pero como era de esperarse, ni el enorme Jabalí ni Feryr, sufrieron algún efecto. De hecho, Donny recibió un golpe tan fuerte el pecho, que no solo lo mandó a volar como si fuera nada, sino que destruyó el resto de la armadura con cada impacto que recibía al rebotar en la tierra. No estaba seguro, pero sus costillas se habían roto.  

Athie, obstinada de ver la muerte de su reciente marido, movilizó todas las tropas artesanales, olvidando el plan que habían diseñado. Por eso, ordenó a todas sus tropas acabar con Freyr, movilizando a su ejército de veinte mil, hacia ellos, haciendo que, por primera vez desde que había iniciado aquella guerra, Thor se alzara con sus troles hacia ellos. Esto dejó expuesto a Brand y a sus hombres, cosa que Apofis no dudó en tomar ventaja. 

La enorme serpiente hizo retumbar la tierra al moverse, y devoró los primeros cien hombres de oro en un solo movimiento. 

—¡Suelten la catapulta! —Rugió con enojo Brand. 

La orden fue obedecida, y una esfera de Oro macizo se arrojó contra Apofis. Este, en un acto de burla y de superioridad, tomó la esfera y miró directamente a Brand.

—Te demostraré que ninguna de las armas humanas acabarán con un dios —enfatizó la serpiente. 

Dicho eso, esta rompió las esfera con sus colmillos, como la última vez, pero con la diferencia que, esta vez, un líquido se desparramó en las comisuras de esta.

Brand sonreía. 

Por un momento, Apofis pareció desconcertado con que la esfera tuviera agua, pero segundos después, comenzó a retorcerse de dolor.

—Verás, es cierto que las armas humanas no podrán contra la fuerza de los que se hacen llamar dioses, pero la inteligencia siempre superará a la fuerza —le contestó Brand, viendo todos en ese instante como el cuerpo de serpiente de Apofis se convertía en oro macizo y puro. Pero el peso de este era tal, que sucumbió contra el suelo de inmediato. Aquel líquido, era el agua de la fuente que hacía del reino Oro, un reino rico infinitamente. Y si bien, habían agotado la fuente en aquel ataque, había valido la pena. El ejército de gnomos convertidos en serpientes por parte de Apofis, de inmediato quedaron expuesto como lo que era, meras criaturas pequeñas.

Brand miró directamente hacia ellos, y rugió: 

—¡Ejército de Oro!... ¡Acaben con esas malditas pequeñas ratas! 

Y allí comenzó la masacre de aquellos gnomos que, si bien era cierto que eran doscientos mil de estos, entre los soldados del reino Oro, más los demonios y semidemonios de Junier, borraron a este seres en un santiamén.  

Ahora, los troles y Thor eran otro problema. Era cierto que la vestimenta que los artesanales llevaban, les permitía hacer el uso de la velocidad antes que la fuerza, lo cual les dio una gran ventaja. Porque mientras un Trol de estos, intentaban atacar, diez hombres o mujeres artesanales habían saltado para cortar el cuello de estos. Sin embargo, el problema estaba en el número de ellos que, era una ventaja que superaba en demasía al ejército del reino Artesanal. Y con el tiempo, por ser humanos, el cansancio se evidenciaba y, a diferencia de ellos, los troles eran realmente resistentes. Por eso, cuando habían acabado apenas con cien mil del ejército de troles, los números del reino Artesanal fueron cayendo. 

Athie, incluso estaba agotada intentando llamar la atención de Thor que, en efecto, no le prestaba la más mínima atención. Y con solo enviarle uno de sus rayos, logró que esta quedara aturdida en el suelo, y eso fue porque aquel rayo, apenas lo evitó, de lo contrario hubiera muerto. Estaba buscando la razón de que fuera ignorada, pero se dio cuenta que solo estaba para unirse a Hécate y a Ra, contra Junier. 

Sin esperarlo, Athie se vio a sí misma sujetada de los tobillos, por un trol de montaña apestoso, que tenía el mango preparado para darle un golpe, que la partiera en dos. Sonrió, estaba contenta de haber muerto luchando, además, esperaba con ansias encontrarse con su marido. Sin embargo, una flecha impactó directo al cráneo del Trol. Pareció confundido por un momento, y al siguiente, soltó a Athie y cayó muerto en el terreno. Athie creyó que recibiría un fuerte golpe en el suelo, pero fue sujetada. Y se impresionó de ver aquella criatura que le sujetaba. Era un cambiaforma conejo. 

—Me llamo Conde, disculpen la demora pero ha llegado el momento. Estamos aquí —dijo el alfa de estos. 

Entonces, algo increíble de ver sucedió: Por un lado, rugidos de diferentes animales se escucharon, en una armonía única que erizaba los vellos del cuerpo de quien escuchara aquel llamado de ataque. Athie vio, como enormes pelajes amarillos comenzaron a atacar al ejército de muertos que, para ese momento, estaba sin hacer nada. Hades mismo, se sorprendió de ver lo que estaba ocurriendo. Por otro lado, los troles se vieron alcanzados por criaturas reptilianas que se movían, incluso, más rápidos que los humanos del reino Artesanal. En otro punto, contra el ejército de Freyr se vio interceptado por hombres linces, y lo que nunca esperó ver en su vida, dragones surcando los cielos. Pero dos de ellos eran los que realmente la descolocó por completo, uno era un enorme dragón chino, blanco que parecía enrollarse en el mismo cielo, enviando una oleada de aliento escarchado, que derribó a los enemigos de inmediato. Y el otro, una criatura mayor, más grande que el mismo dragón chino, que poseía numerosas cabezas, y dos hombres cabalgaban en dos de ellas —tú y yo sabemos que eran Samael y Lance—.

Athie, Brand y Donny sonrieron, los cambiaformas había cumplido su promesa. Sin embargo, aquella intervención tuvo un problema inesperado: debido a que estos no conocieron el reciente trato de Donny con los demonios, los cambiaformas comenzaron a atacar a todos estos por igual. Incluso, vieron como hombres lobos y zorros, salieron para apoyar al resto, como se había previsto. Y los conejos, en su tarea de rescatar a los supervivientes, al mismo tiempo usaban arcos y flechas para atacar a los enemigos que se les acercaban. 

Eso, por supuesto, obligó a Junier demandar que aniquilaran a los humanos y los cambiaformas por igual, porque el trato se había consumado.  Y los que habían sido aliados en un momento, se volvieron enemigos de inmediato. 

—Esto es terrible —susurró Iris, entre el bosque, con Fierce, Luna y Azazel, y un grupo de conejos que iban y venían con más cuerpos. Todos estos veían desde la lejanía lo que ocurría. 

—¿Realmente podemos ganar? —La pregunta salió de Azael que, si bien podía haber una ventaja, comenzó a dudarlo cuando vio a Hades, por primera vez, haciendo los primeros movimientos. 

Y es que, en minutos después que aparecieron los cambiaformas, este aprovechó la magnitud de los caídos en batalla, para levantarlos de la muerte. Al final, ese había sido el plan estratégico de Hades. Esperar que murieran lo suficiente para él levantarlos. El problema de ello, es que se volvían un ejército infinito por tanta muertes.  

—Debo ir ayudarles —dijo Fierce. 

Iris le miró, realmente parecía decidido, pero suspiró. 

—Ni siquiera llevas tu espada o tu armadura, serían un sacrificio que no aportaría nada más que dolor para mí —dijo ella, entristecida. 

Fierce la miró, tenía razón, pero no podía simplemente quedarse allí. 

—Señor, si tanto desea ayudarnos, aquí les traigo esto —dijo un cambiaforma conejo, entregándoles ropas y armaduras, además de espadas, arcos y flechas, y dagas. 

Iris miró aquello con terror, pero sabía que debían apoyar. Ella misma se vio tomando un Arco y una flecha, y dijo: 

—No me quedaré atrás viéndote, te acompañaré.  

—Al menos, como humano sé muy bien usar una espada —dijo Azazel, tomando por el mango una de ellas. 

Luna, le miró curiosa y sin pensarlo, se acercó para besarle. Azazel se quedó un momento pasmado.

—Sé que no puede prometerme morir, pero si vamos hacerlo, quiero que sepas que te amo —dijo ella, volviendo a besarle. 

Azazel soltó la espada y dijo:

—Prefiero que huyamos juntos y morir juntos, que pasar mis horas peleando —dijo él, sinceramente. 

—Pues deberían aprovecharlo —agregó  Fierce, terminando de vestirse—, no creo que se cuente con mucho tiempo para disfrutar del amor que se tienen. 

—Al menos Fierce y yo, tuvimos buenos años que, si fueran por mí, alargaría una temeridad, pero ustedes tienen menos tiempo. ¡Corran, huyan y ámense! ¡Y oren a Gaia que por que salgamos victoriosos en esta batalla! —Confirmó Iris, con una amplia sonrisa. 

Luna y Azazel se miraron, y ambos asintieron. tomaron las ropas, y las armas por si acaso, y comenzaron a correr en dirección contraria a la batalla. Necesitaban tiempo para ellos, y todo valía la pena. 

—¿Lista? —Preguntó Fierce, tomándole de la mano.

—Es ahora o nunca —soltó ella. 

Sí, era cierto que los cambiaformas habían ayudado a los humanos en ganar ventaja. Pero no era suficiente. Desde que Hades tomó acción, no había caído muerto uno, enemigo o aliado, y ya volvían a la vida bajo el control de Hades. Thor, Hécate y Ra, luchaban con todas sus fuerzas contra Junier que, en su momento parecía simplemente divertirse con estos. Freyr, por otra parte, luchaba cara a cara contra Origami y Akudomi que, ninguno de sus alientos parecía afectarle. Además, había dejado de montar al Jabalí, para hacer que este se encargara de Origami, mientras él de Akudomi y Samael que, aprovechaba el largo cuerpo de este, para moverse, y ser los ojos que necesitaban en los puntos ciegos que Freyr buscaba. Lance, hace un buen rato que había salido despavorido de aquella batalla. 

Aunque no significaba que no estaba luchando. De hecho, había sacado sus famosos cuchillo, y lanzaba uno y otro, en el terreno, hacia los slanderman esparcido en el terreno. Lo bueno de ser un corredor, por haber sido un delincuente, es que en terrenos complicados como aquel, era un buen sitio para ocultarse, y moverse de forma zigzagueante como solía hacerlo. Todavía así, el descenso de ellos seguía siendo brutal. 

Ahora, cuando los números nuevamente comenzaba a ir en contra de los humanos y cambiaformas, dos cosas ocurrieron: Desde el Norte, la tierra tembló, eso detuvo todo movimiento en la batalla, buscando que se aproximaba, y sin que estos hubieran llegado, vieron una centena de enormes criaturas arrastrándose por el terreno. Y un ser titánico, hecho a base de agua, rugía detrás de ellos, con un tamaño incluso superior. En el interior de aquel ser, Cris en su forma reptiliana se acerba. 

Y desde el Sur, la tierra también temblaba. Una enorme figura que, incluso superaba al titán de agua, aparecía hecho en tierra con fuego y cuernos de aspecto a las de un toro; debajo de él, gigantes aparecían. Por supuesto, era la llegada de Sigurd con sus aliados. Aunque lamentablemente Moon y el anciano Filius tenían una promesa que cumplir con la reina de los duendes Pixies. 

¿Sería suficiente para ganar esta guerra? 


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