El Poder del Cosmos
Capítulo 16
—Mírales, tan confiadas como si tuvieran realmente oportunidad contra nosotros —dijo Mim, con sus brazos cruzados y una sonrisa altanera—. Somos, básicamente, trescientos cincuenta años de experiencia.
Yami, Kimiko e Iris estaban enfrente de los hermanos. A una distancia, tal vez, de uno diez metros de separación.
—Mi maestro sabe ironizar mejor que tú, asi que, sigue intentando —dijo Kimiko, con su grimorio abierto a un costado.
—¿Tu maestro? ¿Todavía eres una aprendiz? —Morgana se carcajeó—. Esto va a estar divertido.
—No te rías demasiado. El que mucho muestra los dientes, pronto puede perderlos —aclaró Yami, jugando con un moco, para luego lanzarlo hacia ella. Pero este se pulverizó antes de impactarle en el rostro.
—Al menos tienes mejor reflejo que el amargado espadachín de Tsukine —mencionó ella fastidiada.
—Lo mejor, es que buscamos precisamente a la hada y es a esta las que nos mandad —añadió Herpo—. ¿Se puede ser tan estúpido?
Iris alzo una ceja.
—Si naciste, entonces sí, se puede llegar a ser muy estúpido como para creer que me atraparás tan fácil.
Herpo se iba acercar, pero Mim le detuvo:
—Tú encárgate de la aprendiz, Morgana de la elfina y déjame a la princesa. Le enseñáremos como se debe tratar a una verdadera sangre real.
—Reina querrás decir —aclaró Iris—. Eso es lo que soy, aunque tus súbditos hayan invadido a Fairyhow.
Yami y kimiko miraron a Iris.
—Así que eso fue lo que pasó —dijo Kimiko, con los ojos bien abierto.
—Sí, mis padres fueron llevados a una trampa, engañados y asesinados por un hombre de la corte real que se había unido al reino oscuro con los brujos. Estuve atrapada durante años en el reino Esmeralda y, cuando logré salir y regresar a mi reino, me encontré con una invasión entera por ellos. Por eso huí.
—¿No debiste quedarte? —Le recriminó Yami.
—No —dijo Kimiko—. Mientras haya sangre real se puede construir el reino y seguir su gobierno, si se hubiera quedado y hubiera fracasado, entonces, pudo haber sido el fin de las hadas.
—Quisiera que siguieran conversando, pero no tenemos tiempo —dijo Mim, interrumpiendo—. ¡Mundi notiones!
En ese instante, Mim e Iris se les cerraron los parpados sin poder controlarlos. La habilidad mágica especial de Mim, era trabajar con la conciencia y el alma de los seres. Era capaz de llevar el alma de estos hacia el mundo de las conciencias y enfrentarlos allí con sus peores miedos. Si los derrotaba en ese plano, el alma era absorbida por ella y la persona moría. Y era justo lo que había hecho contra Iris.
—Morirá en poco tiempo —dijo Herpo—. Nadie sobrevive al mundo de las ideas de Mim. Ni a mí...
Allí, los dos hermanos volvieron a desaparecer de la nada como la primera vez, pero Yami, que había visto aquella técnica, alzó sus manos al aire y todo su cuerpo se cubrió de la niebla del inframundo. Así, cuando Morgana apareció para tocar su pecho, se vio envuelta de la niebla y fue impulsada hacia arriba repeliendo su ataque.
—¿Cómo? —se preguntó.
—Esta niebla no solo me ayuda a volar, soy capaz de manipularla para cubrirme por completo y crear de ella una defensa perfecta —respondió, mientras sacaba su katana del costado derecho—. Veamos que puedes hacer con esto... ¡Tenebris tangunt!
La hoja de su katana se volvió oscura, y de ella seis cortes en forma de medias lunas, de color negro, salieron disparada contra Morgana. La chica abrió los ojos al ver aquello de la impresión, y por la sorpresa recibió aquellos cortes. Chilló de dolor.
—Cada corte que logro hacer, estaré fragmentando tu alma...
Morgana se carcajeó, interrumpiéndola. Allí Yami se dio cuenta que no solo no recibió cortes, sino que no se vio afectada.
—Tengo la capacidad de absorber la magia oscura —dijo ella—. Y con eso, crear la mejor peste de estos mundos... ¡Musucurum ab inferno!
Un portal se abrió delante de ella, y de estas miles de moscas, negras y flameantes de fuego, salieron. Yami, al ver aquello se alejó hacia atrás intentando huir pero aquellas le seguían.
Por otro lado, justo en el momento en el que Herpo había desaparecido, Kimiko que no solo había visto la técnica sino que la había recibido, dijo:
—¡Tutela Lux!
Un aura brillante, de color dorada, la envolvió en una esfera. Entonces, creyendo que sería protegida por esta, en el interior apreció Herpo con una sonrisa triunfante. Colocó la mano, otra vez, en el pecho de Kimiko esperando que fuera arrojada en picada al suelo y muriera. Pero, en ese momento, nada ocurrió. Se vio desconcertado.
—¿Por qué no puedo hacer nada? —Se preguntó.
—La magia de Luz tiene la peculiaridad de neutralizar las fuentes mágicas. Esta es una barrera protectora que neutraliza la magia, y, todo aquel que este contacto con ella, le es imposible hacer uso de su magia mientras siga con vida. Caíste en mi trampa —se enorgulleció ella. Y de haber podido, le estaría gritando a Aland: "¡Viste, yo también puedo hacerlo, maestro estúpido!"
Herpo comenzó a caer. Kimiko creía que había ganado. Sin embargo, no contó con que Herpo fuera un brujo domador. El hombre, sacó de sus ropajes un frasco, y destapándolo mientras caía, una enorme criatura emergió: Era una serpiente alada, con feroces colmillos, ojos amarillentos, y alas emplumadas. Era un basilisco.
La criatura tomó a su amo, dejando que este la montara. Y una vez hecho eso, fue en línea recta hacia Kimiko. La criatura rugía, enseñando los dientes, y al ver aquello, Kimiko tomó su libro y lo colocó en su frente:
—Scientia fusione...
De inmediato, aquel libró se fusión con ella desde su frente. Y con eso, el aura dorada rodeo su cuerpo, como un manto. Sus ojos se iluminaron de dorado, y en un movimiento rápido, esquivó la enorme serpiente, pero no pudo evitar el coletazo que esta le envió. Y aunque recibió algo de daño en su brazo derecho, esta lo sanó en un segundo. La criatura y Kimiko se miraron fijamente desde la distancia.
—No lo entiendo —dijo Herpo, con el ceño fruncido—. ¿Cómo es que no estás muerta al ver a mi basilisco directo a sus ojos?
—Te lo dije —afirmó ella, ahora con un tono severo—. La magia de luz inutiliza cualquier poder mágico, eso incluye la mirada mortal de un basilisco o los efectos de otras criaturas.
—Magia maldita, diría yo —escupió Herpo—. En ese caso, si los efectos mágicos y la magia se hace inútil por tu poder, entonces, tendremos que usar la fuerza bruta para asesinarte.
Diciendo eso, el hombre sacó de sus ropas cinco botellas más, y abriéndola, cinco basiliscos más aparecieron.
—Primera vez que debo usar el Ejército de Herpo El Loco... veamos si puedes contra nosotros. Y dudo mucho que tu manto resista el veneno de un basilisco, el más mortal de todos...
A su vez, Iris estaba en un lugar diferente. Aunque su cuerpo seguía flotando en el aire, como si nada, al igual que el cuerpo de Mim, su alma estaba en otro lugar.
Era un lugar siniestro. Su cuerpo estaba acostado en el piso, y formas siniestras en la oscuridad se formaban. Eran cuerpos de humanos de hombres, y todos se arrastraban con una mirada de odio y burla. Quería moverse, pero no podía...
—No puedes hacer nada, Iris... este es mi mundo y aquí, tus miedos se hacen reales...
La voz de Mim resonó por todas partes, pero sin rastro de ella en ningún lado. Entonces, se vio a sí misma siendo despojada de sus ropajes, y su cuerpo quedó completamente desnudo. Comenzó a temblar. "no, no... no es posible, ¡no!" comenzó a gritar mentalmente, al ver como un hombre se colocaba encima de ella totalmente desnudo. No podía ser real. No podía sucederle eso a ella. Y aunque, quería resistirse y gritar nada ocurrió...
Yami volaba tratando de quitar aquellas moscas que, si su información no fallaba, eran moscas del mismo infierno. Un solo toque de esta sobre lo que fuera, y sería calcinado en llamas negras. Fue ese pensamiento, lo que hizo detenerse y querer enfrentar entonces aquella peste voladora:
—Ardenti caligo inferni.
El humo de sus piernas se extendió en un momento, abarcando un espacio en el aire, de forma circunferencial, de tal vez de 20 metros de diámetros. Una vez que las moscas impactaron contra la niebla, motas de luces se vieron en su interior.
—Interesante —dijo Morgana, deteniéndose enfrente de la niebla—. Así que has convocado la niebla del infierno para purgar a las moscas. En ese caso... ¡Infernalis scintilla!
La niebla en la que Yami se encontraba, entonces, hubo una chispa oscura, y en un momento se convirtió en una llamarada de fuego negro. Yami gritó de dolor.
Desde la tierra, Lance, Origami, Fierce y Samael veían la escena sobre sus cabezas. Todos estaban nerviosos. Lance, más de una vez miraba a Aland a ver si abría los ojos, pero, en cambio, lo veía murmurando todavía palabras indecibles. ¿Qué pretendía? ¿Qué muriera uno de ellos?
—Yami está en problemas —llegó a escuchar por parte de Origami—. Debo ir a ayudarla, yo...
—¡No! —Escupió Samael—. Tú no puedes apartarte de mí con esos brujos. No puedes ser tan egoísta —dijo él—. Casi te pierdo por Yami, no tengo porque volver a correr el riesgo de perderte por ella.
—Samael... tengo...
—No, no, ¡no! —volvió a gritar, enterrando a la chica en su pecho—. Por favor, no... Si te pierdo... no podría vivir con ello.
—Lo sé —dijo ella, con rostro compasivo—. Y sé lo mucho que me amas, pero no puedo dejar morir a nadie de mi manada —dijo ella.
Samael alzó las cejas, sabía lo que esa expresión significaba para un cambiante dragón. Si un cambiante dragón tomaba a alguien como su igual, este era adoptado como parte de la familia. Con ello, se debía proteger hasta la muerte de ser necesario. Origami había asumido a todos aquellos chicos de esa manera. Samael negó con la cabeza, pero aun así, la soltó.
—Si vas... tienes que prometer volver... ¡Juralo! —gritó.
Ella le besó, le sonrió, y dijo:
—Quisiera prometerlo, pero me sentiría peor si no pudiera cumplirlo. Pero aquí va algo que sí puedo cumplir: Te amaré más allá de la muerte...
Miró a Lance, y este le asintió, demostrando que si quería ayudar que lo hiciera.
Origami se transformó en un dragón plateado nuevamente y surcó los aires, rugiendo. Fierce, hubiera disfrutado aquella escena de amor de estos, pero sus ojos estaban clavados en la figura inmóvil de Iris en el cielo, sin entender que le sucedía. Sabía que algo pasaba, podía sentirlo en su pecho, en su sello de rosa, ella estaba sufriendo con algo y estaba en pánico. "Vamos, Iris, tu puedes, tu puedes, amor..."
Iris seguía allí, temblando en el suelo. Estaba con la mirada perdida, y estaba segura de que había contado al menos, cien hombres o más. Se sentía sucia y dolida, recordando cada rostro y cada palabra obscena que le había vociferado, y las risas de Mim en el aire como ecos resonantes.
—No creas que aquí ha acabado —Otra vez la voz de Mim resonó entra la oscuridad—. Todavía hay mucho por hacer con tu cuerpo...
En eso, un hombre, como un leñador, apreció con un hacha filosa. Caminaba hacia ella, pero ya no sentía miedo, este sería en su cuenta, el ciento uno y ahora había experimentado la delgada línea de no sentir nada. Pero, sus ojos se abrieron cuando reconoció el rostro del hombre, era Fierce.
—¡¿Qué haces?! —gritó, y esta vez sí pudo decirlo.
—Tenemos que arreglarte, cariño —respondió Fierce.
Entonces, el hacha cayó con fuerza sobre si pies, y fue desmembrado de su pierna. El dolor llegó de inmediato y los gritos, volvieron a iniciar.
—Llora, sufre, siente el dolor de ser cortada en pedazos —Afirmó Min, con una risa desquiciada al final.
Todos los basiliscos, incluyendo Herpo, comenzaron a volar alrededor de Kimiko, rodeándola por completo.
—Ventus —dijo ella.
De pronto, un viento arropó a todos, tan fuerte como un huracán, y pequeños cortes se hicieron sobre Herpo, lo que ordenó a sus basilisco enrollarse sobre él. Con esto, fue protegido del viento. Los basiliscos, debido a sus propias escamas, no recibieron daño. Se desenrollaron, y siguieron volando alrededor de ella, con Herpo soltando carcajadas.
Sin embargo, esa vez, los basiliscos enviaron una densa niebla venenosa buscando atrapar a la chica.
—Vaporium —dijo ello, y vapor de agua surgió en el aire, mezclándose con la niebla venenosa, lo que convirtió a este en una lluvia venenosa. Librándose de inhalar aquello.
—Eres inteligente —dijo Herpo curioso—. En otro momento me hubieras cautivado. Hasta me hubiera podido casar contigo.
—Me alegro que tengas buen gusto, pero lamento informarte que las compras en el reino Zafiro no se hacen con solo deseándolo —respondió ella con amargura—. Hay que pagar un precio, y el precio siempre es alto —dijo.
—Puedo dar lo que quisiera —contestó él con soberbia.
—Entonces, el pago para eso es tu muerte —dijo ella, y en ese momento, añadió: —¡Divinum tormentum!
Un círculo dorado apareció delante de Kimiko al juntar sus manos, y un poderoso rayo dorado salió de este impactando de lleno contra Herpo y sus criaturas. Aunque estas se enrollaron sobre su amo, esta vez, aquella energía las desintegró por completo.
Herpo se quedó desconcertado por ese hecho. Y justo cuando comenzaba a caer derrotado. Una serpiente le ató el cuello. Detrás, Kimiko observó que se trataba de su hermana Morgana, quien de su mano le salía una serpiente de color negro.
—Nunca creí que usaría esto contra ti, hermanito —dijo ella, relamiéndose los labios—. Es tan delicioso ahora que puedo sentirlo —dijo ella.
—No, por favor, ¡No! —gritó él—. Sigo con vida, esto es solo si estamos derrotados, ella me quitó la magia, si la obtengo de nuevo, entonces yo...
—En otra vida, hermanito... está ya se te agotó —dijo ella.
Entonces, la serpiente miró directamente a los ojos a Herpo, y una luz oscura comenzó a salir de las comisuras de este. Gritaba, lloraba y pataleaba pero Morgana solo se reía de ello. Entonces, su cuerpo se consumió y los ropajes cayeron en el aire.
Origami, finalmente llegó hasta las llamas, e inhalando con fuerza, absorbió todas estas. Tomó a Yami, completamente enrojecida entra sus patas delanteras, y parecía estar convulsionando entre sus garras.
—¡Ella está muriendo! —rugió.
Kimiko, al escuchar aquello, abrió un portal para aparecer a un costado de Origami. Y al llegar, vio el cuerpo de la chica quemado severamente. La tocó, y envió su propio manto de magia de luz sobre ella. Aunque lo perdió, el cuerpo de Yami estaba recuperado.
—Gracias... Y lo siento, me tomó por sorpresa. Yo... no soy rival para ella —confesó—. Absorbe la magia oscura y soy un elfo de la oscuridad.
—En ese caso, creo que debo luchar yo —dijo Kimiko, colocándose delante de ellas, mirando a Morgana.
Su cabello, había crecido ahora, y sus ojos brillaban con luz violeta.
—¿Qué le ha sucedido? —Preguntó Origami, desconcertada.
—Ella ahora es Cosmos puro por absorber a su hermano —respondió Kimiko.
—Pero... ¿Con eso no mataría a su hermano? —Preguntó Yami, sin entender.
—Lo hizo —dijo Kimiko, con pena—. Son criaturas ruines, sin piedad y sin alma... merecen la muerte.
—Y no será hoy —canturreó Morgana—. Ahora entiendo porque mi hermano falló, todo lo que aprendió en su vida y en tu batalla está en mi mente ahora ¡Asquerosa maga de luz!
En eso, la mujer envió poderosas esferas de energía oscura hacia ellas, pero Origami se atravesó con las alas en forma de escudo, cubriendo a estas. Yami y Kimiko salieron a los costados, y la primera, con la katana desenvainada envió un dragón de oscuridad hacia esta; por otro lado, Kimiko creó otro cañón de cosmos hacia ella. Y todavía, aunque Morgana comenzó a volar dando vueltas, intentando escapar de estos, aquellos poderes le seguían.
Al ver lo inútil que era escapar, se detuvo y creó un portal delante de ella, formando uno detrás de las chicas.
—¡Deberían buscar otra estrategia! —rugió Origami, quien cubrió otra vez con sus alas a Yami a Kimiko.
Entonces, sin verlo a venir, cuando Origami abrió las alas para dejar libre a Yami y a Kimiko, Morgana apareció a la altura de su pecho y dijo:
—Eres una bestia molesta... Revertum morpho —dijo, tocando el corazón de la dragona.
De inmediato, Origami chilló y su cuerpo perdió la forma de un dragón a la figura humana.
—¡Origami! —gritaron Kimiko y Yami al ver aquello. Nunca habían visto que la magia pudiera revertir los cambios de una criatura mágica.
De la furia, Yami dio un corte directo al cuello de Morgana, pero esta desapareció delante de ella, enviando así la hoja directamente al cuello de Kimiko. La hoja pasó rápidamente. Kimiko abrió los ojos, y se llevó su mano al cuello, y perdió la conciencia en un instante.
—¡No! ¿¡Qué hice!? —gritó.
—Fácil... has matado a tu amiga —dijo Morgana detrás de ella, con dos de sus dedos sobre su columna vertebral—. Mírate, puedo sentirlo, todo tu cuerpo es magia oscura, esto será divertido... ¡Infernum exhaurire!
Toda la magia oscura de Yami fue drenada y sus ojos se volvieron cuencas blanquecinas.
Y, mientras todo eso ocurría, Iris que se veía desmembrada en aquella habitación oscura, agonizando del dolor, creyendo que iba a morir, le fue mostrado como sus amigas había caído. Y la voz de Mim retumbaba: "Pudiste hacer algo, y no hiciste nada. Las perdiste... y tus amigos también morirán... Eres una inútil y morirás como una por la eternidad..."
Iris lloró. Y pudo haber gritado si su cabeza no estuviera desprendida de su cuerpo. Quería morir. Ya no tenía sentido. Ella no hizo nada y fue una inútil. Era débil. Seguía siendo la misma niña que había sido raptada y que no hizo nada. Por eso, sus padres murieron y su reino cayó. Debía desaparecer y confiar en que otros tuvieran mejor suerte.
"Perdón", pensó.
Entonces, para los chicos que observaban, vieron los cuatros cuerpos caer —Iris, Kimiko, Origami y Yami—, y el lamento inundó a los tres hombres que corrían hacia el punto en el que creían que estas iban a caer. El tema era mucho peor para Fierce y Samael que podían sentir la vida de sus almas gemelas yéndose.
Lance, en ese momento, creyó que todo debía ser un sueño. Eso no debería estar pasando. Gaia le dijo que si hacían lo que les correspondían iban a superar todo aquello. Confió en ella, confió en Aland, confió en Yami y lo que le dijo. ¿Por qué habían perdido?
Mim y Morgana, estaban juntas viendo la desgarradora escena. Sabía que era momento de terminar.
—Fue una pena por Herpo —dijo Mim, con una sonrisa.
—¿Lo crees realmente? —inquirió Morgana.
—No, pero quería experimentar lo que es ser una buena hermana —respondió ella.
—¿Y? —cuestionó Morgana con asco.
—Se sintió del asco —dijo ella, y las dos rieron.
Dejaron caer la barrera, y un enorme círculo mágico apareció debajo de ellas. Iban a destruir toda la zona, incluyéndolos a los que todavía estaban vivos. Cuando un rugido hizo vibrar los cielos y la tierra, una enorme criatura salió entre la oscuridad. Las hermanas, sin verlo a venir, fueron devoradas de un mordisco.
Aland, finalmente abrió los ojos, miró el enorme titán que se presentaba. Y en el hombro de este estaban tres sujetos. Supo que era el momento indicado para intervenir, pues nada iba a mejorar a partir de ahora. Y lo supo, al ver los cuerpos de Jul y Jal, los unicornios, agonizando a un costado de la cabaña destruida.
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