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El Poder de los Elementos: Impresiones


Capítulo 47

—¿Han conseguido información? —Beigard era un hombre que con solo hablar hacía retumbar las paredes de su alrededor. Imponía autoridad y demanda, con una sensación que se mezclaba con el temor.

Origami que había llevado mucho tiempo fuera de la manada había olvidado aquella sensación, pero ahora que tenía tanto tiempo con ellos, lo había vuelto a similar, aunque el líder del clan fuera su propio padre. Por otro lado, Samael no parecía perturbado, en lo absoluto, a las influencia "alfa" de Beigard. De hecho, no se atemorizaba con sus demandas, ordenanzas, y solo era obediente porque era el padre de Origami y a esta le complacía que él se esforzara por llevársela bien con sus familiares.   

—Hemos buscado desde el Norte hasta el Sur, y del Este al Oeste, y hasta ahora no hemos encontrado i una sola pista o rastro de Akudomi, Padre —contestó Origami, levemente inclinada.

Beigard le hizo señas para que se acomodara, y esta se alzó para mirarle fijamente. El hombre parecía preocupado y mortificado, pero todavía así le otorgó una sonrisa a su hija. 

—Ya puedes descansar, no tiene caso buscar a alguien que no quiere ser hallado —dijo su padre. El hombre se levantó de su asiento, y camino hasta su hija y Samael, y la abrazó. 

Origami se entregó a aquellos brazos, y escuchó a su padre decir: 

—Si no le conseguimos, entonces será quien debas tomar el liderazgo de la manada de Dragones —señaló. 

—Con todo respeto, señor —interrumpió Samael por primera vez, y como no acostumbraba hacer por respeto a la manada, Beigard le miró atentamente—, me gustaría solicitar que extienda esa petición porque Origami no está en condiciones para asumir el reto. Está en cinta, otra vez.

Beigard miró a su hija, vio su vientre, arrugó el entrecejo por un momento, desconcertado, y luego sonrió y se inclinó hasta este y le besó. 

—No hay problemas para recibir a otro miembro de la familia —dijo él en un instante. Luego se acomodó a la altura de su hija, y le miró consternado—. ¿Cómo es que viene un segundo miembro cuando Eileen no ha cumplido el año? 

—No lo sé —respondió ella avergonzada—, solo sé que ha sucedido. Esta semana lo he confirmado con Rosaly y con Olga —explicó.

—¿Ambas pruebas dieron positivas? —Preguntó su padre, todavía sin poder creerlo. 

Tanto Samael como Origami asintieron. Dos tipos de prueba utilizaban en el clan de los dragones para confirmar el embarazo, el test del trigo y la cebada, y el test de la rana. El primero consistía en hacer orinar a la mujer sobre las semillas de trigo y cebada durante varios días, en un saco de pajas, y sí lo que brotaba era el trigo, entonces se tendría una niña y si por el contrario, era la cebada, iba a ser madre de un niño. Si ninguno germinaba resultaba que no estaba embarazada; con el test de la rana, se buscaba inyectar la orina de la mujer que se creía embarazada en una rana y sí esta producía huevos en unas 24 horas, efectivamente la mujer estaba embarazada.

—¿Qué creció primero? —Preguntó con orgullo.

—La cebada —contestó Samael, mostrando los dientes de felicidad. 

—Sé que existe una probabilidad de que se equivoquen pero, si es niño se llamará Aland para recordar a un buen amigo, pero si resulta ser otra niña, se llamará Diana, en honor a Akudomi y su eterno amor. 

Beigard miró a su hija enternecido por aquello. Y miró al resto de los que estaban en el clan:

—Nuestra prioridad será hallar a Akudomi. Tomen turnos de cada tres horas, descansen, coman y beban y continúen la búsqueda en todo el continente. Es de suma importancia que Akudomi esté acá para asumir el liderazgo del clan, tendremos nuevo miembro familiar pronto y esa vida es más importante, que el clan mismo. 

Todos los miembros de la manada pisaron tan fuerte el suelo que retumbó la montaña. Aquello era una señal de que habían captado la orden y la llevarían acabo.

Cuando Origami llegaron esa tarde, finalmente, a una de las cavernas que, resultaba ser su hogar, hallaron a Fiorela, una humana que resultó ser la Clymuwaed de otro miembro de la manada y que, al no tener las condiciones del todo para ejercer ciertos trabajos en la manada que ameritaran fuerza, era la mejor para cuidar a los niños del clan. 

—¿Dónde está la niña más hermosa? —Preguntó con mimos Origami, mientras tomaba a Eileen de los brazos—. Eres lo más hermoso que tengo. ¿Se ha portado bien? —La última pregunta iba dirigido a Fiorela, con una amplia sonrisa. 

—Es la chica más dulce y tranquila que he conocido —contestó Fiorela, con alegría. 

—Definitivamente eso lo sacó a su madre —acotó Samael. 

—Todavía no puedo creer que un vampiro y una cambiaformas dragón puedan concebir hijo —comenzó Fiorela comentar de forma acelerada—, Jimmy, mi esposo, me confesó que pensar en el asunto era una idea alocada, porque se supone que, en teoría, usted señor Samael, y espero me disculpe por lo que voy a decir, está muerto —la mujer hablaba y hablaba sin parar, mientras iba recogiendo todas sus pertenencias—, me parece un milagro que la joven Origami pudiera concebir criatura tan esplendida y hermosa...

Samael y Origami se miraron los rostros. Sabían que Fiorela no era una mala mujer, pero no le quitaba lo imprudente que podía ser. 

—Y tememos que Jimmy tendrá más que argumentar —interrumpió Samael a la mujer—, porque se viene otro miembro a la familia. Lo que se debería preguntar Jimmy en realidad es: ¿qué tan muerto estoy realmente?

Fiorela se ruborizó por aquello. Tenía los ojos como platos y la boca entreabierta. 

—¡Muchas felicidades, mis señores! —chilló ella, con mucha alegría abrazando arrebatadamente a Origami, con cuidado por la niña, y a Samael por la sorpresa—, definitivamente Jimmy y yo tendremos mucho de qué hablar hoy. Me alegro que gente como ustedes desarrollo nuestro matrimonio en comunicación.   

Dicho eso, la mujer salió por la puerta. 

—De no ser tan buena y la única que está para cuidar a Eileen, estoy seguro que me degustaría de drenar su sangre por completo, con la misma sonrisa que nos da ella toda las veces que nos dice que chismosea con su esposo de nosotros —añadió Samael. 

—No digas eso —dijo Origami, besando a este en la boca, mientras mecía a Eileen de un lado a otro. La niña sonreía a su madre—, ya viste que le ayudamos a que pueda hablar con su marido. Compadezco a cualquiera que se una con un cambiaformas hombre. Suelen ser demasiados posesivos, territoriales y protectores.

—Creo que acabas de definirte, mi amor —dijo Samael, bromeando. 

Origami le dio una mirada acusadora, pero decidió no responder a su comentario más que con un pequeño gruñido animal. al final, decidió quedarse con la única que le estaba robando sus sonrisas en ese momento: Eileen. Una hermosa niña de cabellos plateados como su madre y con ojos café como los de su padre. 

—No escuchemos a tu padre... Vas a tener un hermano, Eileen...

***  

A la ciudad a la que los chicos de la naturaleza habían llegado se le conocía como "Polidrio". Era una enorme ciudad. La más grande que habían visto hasta ahora, y no podían creer que en un mundo como aquel, existiera algo parecido. Básicamente, estaba conformada por más de cincuenta veces lo que era el pueblo de Dinamo, donde se enfrentaron con la bestia que devoraba ovejas por una maldición de uno de los generales del rey Zunubi.

Los chicos habían atravesado todo el bosque y se encontraron con aquel monumento, hecho de rocas. No podían determinarlo, pero parecía la prosperidad de otro reino. Y parecía impensable que, justo este lugar, también se dirigía por el reino elemental. 

En aquel momento, Arma y Roderick eran los únicos en la habitación de aquella posada. El algarabío y el alboroto de la polis, se escuchaba desde los ventanales que poseía la habitación. Roderick estaba embobado mirando al exterior, mientras Arma jugaba con las pelusas de la habitación, usando su poder para hacerlas revolotear y danzar sobre él.   

—¿Crees que Annerys y Skaitlis demoren demasiado? 

—Creo que demorarán lo suficiente —contestó Arma, aburrido. 

—¿Por qué no salimos a buscarlas? 

—Estarán bien —respondió Arma, dejando caer las pelusas sobre su rostro. Comenzó a estornudar como loco. 

Roderick le miró por un momento. La verdad es que la desgana del pequeño líder le hacía sentirse realmente fastidiado. Decidió seguir mirando la ciudad desde su ventana. En la calle que daba hacia la posada, estaba llena de vendedores ambulantes con telas coloridas sobre sus negocios. La gente llevaba bolsas en sus manos y comercializaban de un lado a otro. Pese al algarabío, todo el lugar se veía limpio.  Uno silbaban, otros discutían, algunos reían y otros simplemente conversaban.  El suelo era de piedra, y más allá, se vislumbraban torres de piedra altas, disparejas unas de otras. La poca vegetación que se mostraba, o eran plantas trepadoras que crecían sobre las paredes y el suelo, o eran palmeras sin frutos. 

Allí, en el cielo pasaba una enorme máquina flotante que Roderick no supo bien definir. Llamó a Arma para que viera aquel monstruo en el cielo, y cuando el otro se asomó desde la cama por otra de las ventanas de la habitación, abrió tanto la boca como Roderick lo había hecho. 

—¿Qué es? —Preguntó Arma, dejando atrás la pereza mostrada anteriormente. 

—Nunca en la vida había visto algo así —respondió Roderick. 

Lo sorprendente, es que aquella maquinaria voladora, era extrañamente de aspecto ovalado, circunferencial y de densidad amplia a simple vista. Era de madera, y tenía miles de aspas que giraban sobre ella y que, seguramente eran las que le permitían mantenerse a flote. Increíble o no, tenía una enorme pantalla en la que se mostraba un anuncio que decía: "La reina de Polidrio", en ello se mostraban luego varias fotos que, seguramente eran participantes del evento banal de aquella ciudad. 

—Son hermosas —dijo Roderick, con los ojos engrandecidos y una sonrisa bobalicona—. ¿Y si vamos?

—Te hubiera dicho que no de inmediato, si no fuera por ellas —dijo Arma, señalando a la maquinaria, puesto que Roderick se había distraído.

Y justo allí, aparecían los rostros de Skaitlis y Annerys. 

—Menuda sorpresa —dijo Roderick—. ¿Se ganará dinero con ese concurso?

—No lo sé, pero toma tus cosas y vayamos al estadio entonces —añadió Arma, fastidiado. 

Cuando llegaron al estadio, estos se sorprendieron de la cantidad de gente que este poseía. La multitud era abrasadora, al igual que el entusiasmo y la energía de la gente —como en otros mundos pudiera ser un juego mundial de algún deporte—. El estadio tenía forma de coliseo, y los asientos iban de forma ascendente y descendente hasta la arena, según como se observara. La arena del lugar tenía una larga y ancha plataforma de un material que asemejaba al acero, pero que los chicos estaban seguro que no se trataba del mismo material porque parecía que, con la ayuda de centenas de hombres podían moverlo. 

—No puedo creer que se hayan inscrito en esto —murmuró Arma, con desgana. 

—¡Vamos, anímate! Si ellas no lo hubieran hecho no estaríamos disfrutando de algo único y, tal vez, que haremos en toda nuestras vidas —enfatizó dramáticamente Roderick, mientras saluda a una chica debajo de las gradas, la cual le ignoró triunfantemente.

"Bienvenidos al gran estadio de la Polis" —una voz que llenó el lugar retumbó por todo el coliseo. Eso acalló a la multitud por completo. Y por más que los chicos querían ubicar de donde salía esta, se dieron cuenta que era imposible de determinar por donde salía aquel sonido—. "A continuación estaremos presentando el concurso de belleza más importante de la ciudad, que buscará coronar a la reina de la ciudad de Polidrio. La primera ronda se apertura, a continuación..."

Dicho eso, hubo un silencio sepulcral por tan solo unos instante, y seguido se llenó de una oleada de gritos y movimientos eufóricos con palmas y todo el cuerpo. Una banda sonora apareció, y con ello personas vestidas de colores, soltaban humo colorido, cintas, mientras otras danzaban y balaban al inicio; detrás, personas montadas en zancos avanzaban, con cuerdas donde otras más se columpiaban. Era una especie de circo en forma de marcha que inundó todo el lugar, antes de dar inicio.  Fuegos artificiales, animales de papeles surcaban los cielos, y con ellos guirnaldas eran sueltas por todas las gradas, con rostros pintados y sonrientes. 

Una vez acabó aquello y el humo se disipó, el evento había dado inicio. Lo primero que Arma y Roderick observaron, es que la primera parte consistía en una temática de gala. Las primeras chicas que salieron, tenían largos vestidos y de colores, característicos, que le hacían ver realmente bonitas. Arma y Roderick se encontraron asimismo ruborizados y avergonzados, cuando las chicas comenzaron a salir. Todas contemporáneas a la edad de Skaitlis y Annerys. 

Annerys resultó ser la participante número cinco, con un vestido de color azul, con diferentes tonalidades que iban desde lo más claro, hasta los más oscuro, que asemejaba los distintos niveles y densidad que tenía el mar mismo. Skaitlis fue la número diez en participar, y llevaba consigo un vestido sencillo, de color gris con blanco que, gracias al contacto del aire, este ondulaba y creaba un efecto como si la chica caminara por el aire mismo. Arma supo que aquello solo era una representación de los pueblos a las que ellas pertenecían. No puedo evitar sonreír por eso. 

Luego de aquello, comenzaron a salir chica por chica, cada una presentándose y hablando de sus cualidades,  y todo iba bien hasta que Annerys apareció y anunció divinamente que se trataba de una de las chicas de la naturaleza, haciendo una demostración de su don acuático lo que la confirmó como una de las favoritas del momento. Por supuesto, Arma y Roderick no podían creer que esta hubiera revelado tal identidad así como si nada.  

—¡Te volviste loca! —gritó Skaitlis cuando la chico entró nuevamente. 

—¿Por qué? Se supone que debía presentarme y eso hice. 

—Presentarse era una cosa, pero hacer uso de tu identidad para ganar popularidad es otra —refutó Skaitlis, enrojecida. 

Era cierto que las dos iban a discutir todavía, de no ser porque Skaitlis fue llamada a la tarima. Skaitlis estaba tan enojada y aturdida por la situación, que cuando estaba en el sitio para hablar, se quedó muda. 

—¡Tu puedes! —gritó Arma, levantándose del asiento, mientras hacía que el viento corriera desde su dirección al de ella, con la finalidad de captar su atención. 

La chica al verle, le sonrió con ánimo, y fue allí cuando no solo comenzó a hablar para presentarse, sino que añadió: "...y soy amiga de los chicos de la naturaleza. Allí esta Arma y Roderick, que manipulan el aire y el fuego. Gracias".    

Aquello hizo que Arma se sentara de inmediato, enfurecido aún más que la metida de pata de Annerys. Todo el público del coliseo les miró, y con ello, más gritos y aplausos. Claramente, Annerys le recriminó el hecho de que revelara la identidad y localización de Arma y Roderick, y esta solo se defendió diciendo: "Tu iniciaste y yo lo acabé". Minutos después, los chicos fueron llevados un área especial, puesto que iban a ser aplastado por una multitud que quería aplastarlos.

Notoriamente, tanto Skaitlis como Annerys pasaron a la segunda ronda, de la cual solo se componía de veinticuatros chicas. Luego de un descanso por las eliminaciones, los cirqueros y caravaneros aparecieron nuevamente para entretener al público, pero todos parecían demasiados ansiosos, puesto que las masas comenzaron a gritar "queremos ver a los naturales". Aquello, complicaba la situación por completo. 

Sin embargo, los organizadores del evento comentaron que, si bien era cierto que los chicos naturales era personas importantes para la ciudad, también lo era el evento que hablaba sobre la identidad y la cultura de estas, de modo que solo así apaciguaron a la multitud por ese tiempo.      

Lo que los chicos no se esperaron que la segunda ronda se tratara nada más y nada menos que de demostraciones entre participantes. Resultaba, que todas las inscritas eran chicas que habían sido dotadas por dones especiales desde el reino elemental. La reina de la ciudad Polidrio, debían ser alguien que no solo contara con belleza e inteligencia, clase, sino fuerza y liderazgo. 

La primera en ser llamada fue una chica de cabello rojizo a la que llamaban Sara Tsikiro. La chica apareció con una vestimenta de color rojo, holgadas, con la que hizo una demostración con pétalos de rosas de forma sutil y elegante, pero que acabó impresionando a todos, cuando dichas rosas explotaron al final, llenando el campo de un estallido glorioso. La segunda fue una chica de apariencia asiática, cabello castaño, que se llamaba Daisy Letter; La chica se colocó en medio de la arena, con una mirada temerosa, y alzando su mano al cielo, envió una corriente de humo que se elevó por encima de todos. Ella misma se convirtió en humo luego, y apareció en el aire, y mientras caía, hizo con parsimonia que todo el humo tomara forma de diferentes animales que se movían de un lado a otro, envolviéndola hasta que todos subieron y terminó en otra explosión. La chica cuando golpeó contra el suelo, se volvió humo y su cuerpo se reconstruyó en segundo.   

—Parece que aquí todos tienes complejo de explosivos —dijo Roderick desde su ventana.

—Skaitlis estará bien, entonces —agregó Arma, con una sonrisa. 

Roderick frunció el ceño y le miró retadoramente: 

—Menos mal que Annerys sabrá como apagarlas a todas —comentó. 

—Dudo mucho que el agua contenga tal niveles de explosiones —soltó Arma. 

Y como deben imaginarse, segundos después, aquellos comenzaron a pelear y a discutir. 

Lo que Arma no esperó es que, en el momento que Annerys se presentó, demostró no solo la capacidad de crear agua y controlarla, mostrando lluvias, ciclones acuáticos y formas creativas con esta, sino que demostró la capacidad de convertir el agua en hielo. Dejando una tormenta de nieve, a su salida.

—Si el agua no puede contener una explosión, una tormenta helada podrá —añadió Roderick, con algunos moretones en el rostro, pero orgulloso mientras observaba aquello. 

Arma también se llevó moretones, pero no pudo evitar morirse de la rabia por no poder replicarle a lo que decía. 

Naturalmente, Skaitlis también se destacó, desplegó grandes criaturas dibujadas y finalizó con tres enormes dragones chinos que terminaron explotando y, como era de esperarse, la gente gritó de euforia al ver el lugar estremecerse por las explosiones. 

Una vez terminada la segunda ronda de demostraciones, la voz profunda y resonante comenzó a decir los nombres de las finalistas: Sara Tsikiro, Daisy Letter, Rosa Torres, Lenis Cortéz, Selina Salina, Marta Toñes, Gessica Water, Jessenia Rubbier, Sol Blanco, Lintan Reyes, Annerys Mareaqua y Skatlis Nice. 

Lo que ninguno de los chicos se esperaban es que la última ronda se tratara de combates. Debían demostrar la fuerza y al valentía que, para la ciudad Poliodri, esperaban tener de su reina. Por supuesto, desde que iniciaron las demostraciones y ahora que sabían que la última ronda serían combates, tanto Arma como Roderick estaban entusiasmado y con el ánimo en el cielo. 

—Al fin se pone bueno —fue el comentario que desplegó Arma, con los ojos de un niño cuando recibe un regalo sorpresa. 

Roderick, estaba incluso sentado sobre la ventana, con las piernas hacia el exterior. Un milímetro más y el tonto se caía.  Y claro, como no iba a estar de esa forma, si el primer combate era entre Annerys y Lenis. 

—¡Tú puedes! ¡Enséñale la fuerza que contiene el agua! 

Arma miró por un momento a su amigo, y frunció el ceño, por alguna extraña razón, parecía emocionarse demasiado cuando se trataba de Annerys. Pero no podía decir mucho, él mismo sabía que le pasaba lo mismo con Skaitlis. El solo pensamiento le hizo ruborizarse. 

"¡Que comience el combate!", soltó el anunciante. 

La chica que Annerys tenía enfrente, se trataba de una chica no mucho mayor que ella de piel oscura y cabello crespo, sus vestimentas eran amarillas y doradas, y tenía una sonrisa soberbia en el rostro. 

—No voy a contenerme aunque seas una elegida —dijo Lenis. 

—No hay necesidad de contenerse cuando lo justo es luchar por lo que se quiere —respondió Annerys, con tranquilidad. 

Dicho eso, Lenis comenzó a correr a gran velocidad en dirección de la pelirrubia. Annerys se colocó en posición, y en un instante, vio como la chica desapareció delante de ella. Comenzó a buscar a su alrededor, pero no la observaba. Creyó que se había vuelto invisible o algo por el estilo, pero cuando miró enfrente de nuevo, se encontró con la rodilla de su contrincante directo al rostro. 

Annerys golpeó el suelo varias veces, la multitud que clamaba se calló en ese instante. Y el cuerpo flácido de la chica quedó sobre la arena. 

—¡Vamos! ¡No fue tan fuerte como para dejarte fuera de combate! —dijo Lenis, orgullosa de acertar el primer golpe. 

Annerys se removió un poco. La cara le ardía y se dio cuenta de que el labio se le había roto, al igual que la nariz. La chica miró de forma compasiva a Lenis, sabía que alguien que peleara de esa forma, era alguien que buscaba llamar la atención para hacer ver su propia fuerza. Y esa característica, era solo de aquellos que le habían menospreciado en algún momento y se sentían débiles inconscientemente.  Cuando estuvo de pie, solo le tomó colocar su mano en las zonas afectadas, y con ayuda del agua, curarse las heridas. 

—Ahora lo entiendo —dijo ella—, tu poder consiste en ser una velocista. Si neutralizo tu velocidad, entonces, estarías perdida. 

—Imposible que puedas hacer eso —le cuestionó la muchacha—, no hay nada en este mundo que sea lo suficientemente rápido para mí. 

—En ese caso, te mostraré que hay formas de detenerlo todo —dijo Annerys, elevando sus brazos a los costado. 

Haciendo eso, creo una esfera de agua que la envolvió por completo. Dicha esfera de agua comenzó a expandirse, con un movimiento rotativo como la de un torbellino, pero más letal. Lenis miró la masa de agua y bajó los brazos. Comprendió a lo que Annerys se refería. Aquella arena era un estadio circunferencial donde no había escapatoria contra el agua, aunque corriera alrededor de esta. Ella, abarcando todo el terreno en una posición de 360° la hacía un ataque y una defensa absoluta.  Al menos, que ella misma usara toda la fuerza de su poder y su velocidad, aunque habían riesgo sobre su propio cuerpo, con la intención de doblegar la densidad del agua y superar su fuerza para atravesarla y acercarse hasta la chica. 

Ante esa idea, Lenis se preparó en posición de carrera sobre el suelo, cerró los ojos un momento, tranquilizó su respiración y los latidos de su corazón, y abriendo los ojos y mirando directamente la masa de agua, se impulsó. Por supuesto, no se percibió casi nada en el momento en el que atravesó la masa de agua rotativa, pero lo que la chica nunca esperó, fue encontrarse en el interior de esta paredes de hielo en capas que, si bien las primeras tres pudo quebrar, a la cuarta se vio estrellada por completo. 

Annerys apareció entre uno de los espejos de hielo, observándola con una mirada que Lenis no supo reconocer más que bondad pura, y esta le dijo: 

—Todo se puede detener cuando no tomas en consideración la fortaleza y fuerza de tu enemigo —Annerys, le sonrió—, a diferencia de ti, siempre te tomé como una chica fuerte y me previne para eso.

Lenis asintió y también le sonrió. Ella había perdido, y minutos después, el anunciante lo confirmó. La multitud clamó con júbilo ante la victoria de esta, y ella se despidió de la arena con una leve reverencia. Mirarla, era como estar observando la esencia misma de sangre real.

El segundo encuentro fue entre Sara Tsikiro vs Selina Salina. La primera, la misma chica pelirroja de pétalos explosivos, mientras que la segunda era una chica caucásica y de cabello castaño; el poder de la segunda, era la capacidad de absorber cualquier fuente de luz y usarla como una especie de rayo láser.  La victoria fue de Sara, en el momento en que esta realizo una especie de danza, que llenó el campo de pétales que danzaban junto al aire, esto creó un espejismo que la volvió invisible, y fue lo que necesitó para distraer a Selina para hacer explotar el campo. Suerte que habían personas con la habilidad de sanar que permitió el cuidado de la vida de todas las chicas que participaban.

La siguiente en participar fueron Skaitlis vs Rosa Torres, una chica que llevaba consigo montones de adornos vibrantes y sonantes en su cuerpo; eran objetos metálicos, que asemejaban el acero, la playa y el oro. Cuando el anunciante dio la orden de inicio, se vio a Skaitlis intentando hacer su primer movimiento, con el perfecto arte marcial que la caracterizaba. Y aunque acertó cada golpe en el cuerpo de la chica, que no puso oposición, se vio a ella misma vomitando en el campo.   

—¿Qué le sucede? —Preguntó Arma preocupado, al ver a Skaitlis doblada en la arena desestabilizada. 

—Parece que ha recibido daño de alguna manera —comentó Roderick, sin entender tan poco. 

—Pero si vi más bien que ella acertó todos los golpes.

—Sí, y demasiado sencillo a decir verdad —agregó su amigo, pensativo—, tal vez, tiene un poder de contacto con el cual debe tener cuidado.

Skaitlis pareció encontrarse mejor porque estaba de pie, pero Arma y Roderick se dieron cuenta que seguía inestable.

—¿Qué me hiciste? —Le preguntó Skaitlis a la chica. 

—¿Yo? Te lo has hecho tu misma —le respondió, entre jadeos, mientras que acomodaba por los recientes golpes de Skaitlis. 

—Me siento muy mal —añadió. 

—Ah, eso... —Rosa sonrió—, cada vez que me golpeabas hacías que cada uno de los instrumentos adheridos a mi cuerpo sonaran. Con ello, he usado las frecuencias sonoras para perturbar a tu oído y desestabilizarse. Es común que sientas nauseas como ahora, dolor de cabeza y un pitido incesante.

Skaitlis le miró contrariada. Nunca hubiera estimado encontrarse a alguien así. Sabía que debía terminar rápido si quería avanzar. La chica, tomando su pincel, dibujó una orejeras con la intención de disminuir la percepción de sonido. 

—Es inútil, el agua es un buen conductor de ondas de sonido y el cuerpo humano posee gran porcentaje de agua.    —En ese caso, tendré que ser hábil en esta batalla —contestó Skaitlis, haciendo aparecer diez serpientes gigantes. 

Rosa miró aquello sin temor. Y alzando su mano para revelar una pequeña pulsera de cascabeles en esta, hizo emitir una vibración sónica que destruyó a todas las serpientes.

—Posees un don único, pero lamento informarte que la base de tus dibujos es la tinta, y hasta donde sé, sigue siendo líquida —Rosa señaló, como si Skaitlis no supiera aquello. 

—Eres inteligente —dijo Skaitlis—, pero lamento decirte que este combate va a finalizar ahora. ¡Exploten!

Dicho eso, Rosa miró a la chica extrañada, y antes de que pudiera evitarlo, vio pequeñas serpientes, delgadas y finas que envolvían sus brazos, piernas y cuello. Segundos después, el cuerpo de la chica recibió varias explosiones pequeñas, pero suficiente para dejarla inconsciente y con quemaduras en el cuerpo. 

Al final de esa ronda, solo habían ganado 6 concursantes, entre Annerys, Sara y Skaitlis estaban: Daisy Letter, Lintan Reyes y Marta Cortéz. La lucha entre Annerys y Daisy, no demoró menos que su anterior combate. La chica de humo explosivo no fue rival contra el agua de esta, debido a que Annerys encontró que la debilidad de los gases estaba en tener algún contacto con un líquido, lo que hacía que la densidad de este subiera, cambiándolo de un estado a otro. Con ello, la pelirrubia transformó el ambiente de humo en una torrencial agua que terminó haciendo que Daisy se rindiera. Lo bueno, es que nadie había resuelto herido. 

Skaitlis, terminó luchando contra Sara que resultó en una batalla realmente entretenida. Básicamente, se trató de un juego mental entre ambas, entre trampas y estrategias. Y es que ambas tenían ventaja ofensiva, pero peligrosa para ambas si se encontraban en el rango de sus propias explosiones. Pero, Skaitlis encontró que la capacidad de detonar de los pétalos de Sara estaba, en el hecho de que esta tenía unida a sus pétalos, etiquetas explosivas que por descuidos de sus enemigos, omitían la letalidad de estas. Skaitlis aplaudió a Sara, porque sin eso, su danza de pétalos no tenía algo significativo, y que hubiera llegado hasta la semifinal con esa estrategia, hablaba de la capacidad mental de esta. Al final, terminó sucumbiendo por ciempiés terrestres y subterráneos de Skaitlis que la tomaron desprevenida. Al igual que Daisy, ella se rindió antes de que los dibujos de Skaitlis detonaran.   

La pelea de Lintan Reye y Marta Cortéz, fue toda una sorpresa. En primer lugar, porque Lintan Reyes resultó ser familiar del bandido Miltan Reyes, los cuales los chicos enfrentaron hace meses atrás. Y, lo más interesante, es que la chica tenía el mismo poder de espectros con formas de lobo, solo que, en vez de hacer uso de la energía lunar, ella hacía de la energía solar. Parecido a una de las combatientes que se enfrentó a Sara. Marta, por su parte, tenía la capacidad de alargar y estirar su cuerpo a placer, que terminaba ganando los combates al atrapar  a sus oponentes y desarticular su cuerpo, al punto de parecer una boa constrictor, con el que asfixiaba a sus enemigos o destruía sus huesos. Claro, aquella estrategia no le funcionó, cuando en el momento en el que atrapó a su adversaria, esta uso la energía solar sobre ella misma, afectando a Marta. Resulta que Lintan, era inmune a sus propia energía, lo que le dio la victoria. 

Y como es evidente, la final estaba lista: Annerys vs Lintan vs Skaitlis, una batalle de tres, pero con un solo puesto. Lintan, era una de las más ansiosas, debido a que esperaba cobrar venganza por su familiar. Para este momento, muchos ya conocían las crónicas y peripecias de los elegidos. 

—No voy a contenerme Annerys —dijo Skaitlis emocionada. 

—No esperaba que lo hicieras —añadió la otra. 

—Tendrán que verse conmigo primero —Aclaro Lintan, escupiendo las palabras con amargura. 

Cuando el anunciante dio la orden de inicio, la primera en iniciar el ataque fue Lintan, enviando nueves cabezas de lobos espectrales que rugían con fuerza. Las chicas sabían que, el solo contacto de aquella energía, era suficientemente agresiva como para dejarles quemaduras de alto grado. Skaitlis dibujó un dragón chino al que subió en su lomo, y con ello comenzó a surcar los cielos, pero eso no detuvo a que cinco de las cabezas de Lintan se desviaran en seguirla. En cambio, Annerys forjó una cúpula de hielo que, aunque aquellas cabezas impactaron no pudieron derretirla. 

—Mi objetivo es llevarme al menos a una de ustedes a la tumba —vociferó Lintan.

Skaitlis creó cinco enormes tiburones que sirvieron como proyectiles que fueran directamente a las cabezas y que, al impactar contra estas, explotaron. De esa forma, evitó el ataque de la otra. 

Roderick y Arma, para ese momento habían saltado del balcón donde se encontraban por la ventana, hasta las gradas, y habían bajado escaleras abajo para estar más cerca de la arena. Y todo pintaba en que sería una gran batalla, hasta que Arma divisó primero una vibración que comenzaba ascender debajo de sus pies, y seguido de una enorme luz que iluminó el cielo. Lo que supo, es que este haciendo uso ahora del poder que los brazaletes le habían dado, creó un campo protector de aire, veinte veces mayor al que usó para proteger a su aldea, rodeando el coliseo. 

Segundos después, se escuchó un poderoso estruendo. La multitud se silenció, algunos cayeron de bruces encima de otros, y todos miraron hacia el cielo atemorizados. Arma, amplificó sus sentidos y su visón haciendo uso del aire, y una cosa solo pudo decir en ese instante: 

—Han devastado a toda la Poliodri... 

 

  

  

    







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