El Poder de los Elementos: El primer copo de Nieve
Capítulo 49
Increíblemente como pudiera creerse, la destrucción del Nihilismo no solo había dañado a muchos territorios, sino que había movido de su lugar al mundo entero.
Esto ocasionó que el reino del sur-oeste, el reino Diamante, se viera afectado de tal punto que ahora sufrían de un inmenso calor que había derretido la nieve y el hielo. Mucha vegetación autóctona por consecuencia, e incluso animales, habían muerto. Más bien se asemejaban en ese punto al reino Rubí, pero sin la ayuda de los elfos, ni la magia, aquella tierra parecía muerta.
Bueno, solo era una apariencia pues la realidad estaba en que no era así. Al contrario, todo el efecto que habían recibido estos había sido para acrecentar la negatividad sobre sus enemigos y su odio hacia la magia. Y era por ese motivo que en todo el reino solo se hallaban algunas mujeres, algunos esclavos y niños en las casas, y atendiendo las calles. Puesto que los hombres, en su mayoría, y algunas mujeres también, estaban en el frente de batalla de la costa del reino, con criaturas reptilianas, moluscosas y acoralados. En un enfrentamiento garrafal.
—¡Matad a todas las criaturas mágicas! ¡acabad con ellos y no les dejen rastro sobre la tierra!
El grito del rey Diamante ensordeció a todos, mientras su brazos se extendía con un dedo acusador hacia las tropas enemigas de la costa. Las tropas oficiales y la guarnición especial de cazadores se alzaron, no sin antes esparcir una barrera de polvos alquímicos.
Los nuevos oficiales hierro, bronce y dorado estaban al frente de la batalla, aprovechando las nuevas tecnologías que el reino les había dado. Y con un solo movimiento de sus armas tecnológicas, se llevaron a un centenar de ellos. Pero, el problema estaba, en que las criaturas de las agua, algunas, podían regenerarse, y otras, contaba con el don de la vida. Y es que se sabía que, una criatura de estas cuando estaban en periodo de apareamiento, podían tener miles o millones de descendencia.
—Son demasiados, Fidel —dijo la reina de cabellera rubia a su esposo. Estaba a su lado—. ¿Teníamos que iniciar una guerra contra ellos, apenas la maldición se liberó de nuestro reino?
—Emilia —respondió el rey—, lamento informarte que quienes iniciaron esta guerra hace mucho tiempo, han sido estas criaturas infernales. Ahora, por esta urgencia, hemos tenido que retroceder a la cacería de la magia y la purga de estos seres desagradables.
La reina asintió, un poco asustada de la escena delante de sus ojos, y con muy poca esperanza de vencer a aquellas criaturas. Lo que ellos no sabían, es que el levantamiento de aquella maldición había sido hecho por uno de los seis impuros que sonreía en la punta de una de las colinas escarpadas del reino Diamante: Clician. El impuro con forma femenina, que parecía fusionada con el suelo, esquelética, de cabellera negra y alargada, sin ojos, pero con una expresión en el rostro de lamento y que su parte inferior parecía estar compuestas de raíces fibroídes musculares que daban un aspecto nauseabundo, tenía las raíces de su cuerpo plagado por todo el reino diamante y su juego había comenzado.
—Delicioso —susurró primero—, delicioso, ¡delicioso! —gritó luego—, ¡Los gritos, las almas sufriendo, la violencia y la agonía de aquellos que luchan por seguir con vida! ¡Es simplemente magnifico y delicioso!
La criatura se removió, como si estuviera sintiendo el placer más inmenso del mundo, mientras sus raíces seguían extendiéndose, adueñándose de aquella tierra y de las almas caídas.
Por otro lado, más allá de la costa, en dirección al mar y a las aguas más profundas, un barco se divisaba, surcando las olas y el cielo despejado y de color verdoso por acercarse a las tierras del fin del mundo. Lo interesante, es que no era un barco pirata común, de esos donde sonaba la música alta y el olor a licor, borrachera, vómitos y otras cosas inundaban al pasar. Este, al contrario, estaba silencioso, se veía relucientemente limpio e inmaculado; de no ser porque no llevaba bandera, hubiera pasado por un barco de alguna corte real o de la misma nobleza.
Las luces estaban encendidas y, aunque no había alguien conduciendo el barco, una fuerza invisible parecía llevarlo a su rumbo, pues el barco no navegaba a la deriva. Y el hecho de que estuviera silencioso, no significaba que no estaba habitado.
—El chico está justo debajo de nosotros —dijo aquel hombre, de larga y rebelde cabellera negra, con coloridos mechones carmesí. Sus ojos brillantes y afilados de color dorado que resaltaban gracias a unas marcas en su rostro que llegaban a confundirse con pintura facial roja, en un delineado y una sombra debajo de sus parpados, con largas pestañas negras, se posaron sobre los otros dos miembros del barco. Tenía un cuerpo fornido y atlético, y la piel pálida, con una vestimenta nada habitual para un pirata, pues llevaba ropajes conservadores, de color vinotinto con negro. Lleva consigo un pendiente rojo en su oreja derecha—, el problema es que dentro de poco podrían detectarnos.
—Eso será si con suerte el enfrentamiento que tienen contra el reino Diamante, no es motivo suficiente para mantenerlos ocupados —respondió el hombre alto, de complexión física delgada, pero ligeramente tonificada y cabellos negros largos y alborotados. Al igual que el anterior, tenía los ojos dorados y brillantes, la piel pálida, con ropas un poco extravagantes y poco comunes de un pirata y aretes de oro en sus orejas.
—Yo diría que eso los pondrá mucho más alertas —añadió otro hombre igual de alto que los demás, pero mucho más delgado que el resto. Su cabello era castaño, y al igual que el resto, sus ojos eran dorados, con la diferencia que sí llevaba la ropa típica de un pirata, un camisón de mangas largas y ahogadas de color blanco, pantalones oscuros, con botas altas, y un sombrero marrón, en su cuello colgaba una brújula, y era el único que no llevaba pendientes de ningún tipo.
—Creo que Darkz, tiene razón —aseguró el primer hombre, el más imponente de todos, llevándose una mala mirada del otro chico de cabello oscuro— No tienes porque verme así Azazel, el chico tiene razón, mira —el hombre añadió aquello, señalando un punto del mar desde la ventana circular que estaba justo en la oficina del capitán. Criatura humanoides, con cabezas de calamar y tentáculos de medusas, se balanceaban en dirección al barco.
—¿Qué son, señor? —Soltó Darkz, al acercarse a otras de las ventanas—, parecen medusas —Claramente, él no podía notar del todo las formas de estos, pues el cuerpo traslucido de ellos, en contacto con el agua, les hacía tener el mejor camuflaje en los mares profundos como aquellos.
—Son medusilianos —contestó Azazel, detrás de Darkz, rozando la espalda de este para ver mejor.
—¡Te he dicho que no te acerques tanto! —gritó Darkz, quitándose de aquella ventana para ocupar otra, ruborizado. Azazel solo le sonrió con ironía—. Nunca había visto criaturas como esas.
—Y pronto van a verlas mucho mejor —dijo el primer hombre, llamado Junier Mefisto, mientras abría la puerta de su oficina.
Darkz y Azazel salieron detrás del capitán, y como lo había dicho, seres con formas de hombres, pero con rostro de calamar y tentáculos de medusas, traslucidos, estaban tanto en el timón, como en la proa y la popa, todos amenazaban hacer usos de sus tentáculos electrizantes.
—Parece que tienen chispas —dijo Darkz, curioso de lo que observaba.
—Seguramente sirven como buen plato principal en una mesa. Los moluscos siempre han sido deliciosos a la vinagreta o tempurizados —añadió Azazel.
—Tengan cuidado con los tentáculos —aseguró Junier, cruzando sus brazos a la altura de su pecho—, podría irles muy mal si se dejan atrapar.
—¿Y usted que hará señor? —Preguntó Azazel, con una sonrisa, sabiendo la respuesta.
—Solo veré lo que ustedes hagan —dijo él, con una sonrisa maliciosa, estaba claro que sabía que Azazel odiaba a los soberbios y egoísta como él, así que amaba retarle—, ¿qué piensas hacer?
—Solo obedecer por ahora —le contestó.
No había terminado de decir eso, cuando Darkz dio un salto imponente, y en el aire, su cuerpo se convirtió en un espectro oscuro y calavérico aterrador. Le salieron más de seis brazos, y seguido, se desprendieron seis espectros más que atraparon a los seis primeros medusilianos. Estos, intentaron envolver con sus tentáculos a los espectros, pero los tentáculos eran incapaces de atrapar a aquello, pues parecían inmaterial.
—Bienvenidos al show del terror —gritaron los seis espectros al mismo tiempo, con una risa espeluznante.
Seguido de ello, seis cabezas de medusilianos cayeron al agua.
—Fanfarrón —dijo Azazel, fastidiado—, Y bien, ¿quién está listo para ser el primer espécimen a cortar para mi cocina? —Por supuesto, de sus manos aparecieron dos cuchillos carniceros.
Un medusuliano atrapó a Azazel por los tobillos, y sin dudarlo, envió una descarga eléctrica. Por un instante, chispas de colores alumbraron a todo el barco, y fueron mucho más intensas, cuando otros medusulianos le atraparon sus brazos y el cuellos para emitir la descargas. Y si bien era cierto que, tanto Darkz como Azazel eran humanos, lo que no contaban es que no eran humanos comunes, gracias a Junier Mefisto que, él precisamente no era humano y se había despojado de la cuarta parte de sus poderes para otorgárselos a estos, de modo que no se sabía quiénes estaban en aprietos en realidad.
El cuerpo de Azazel estaba suspendido en el aire, inerte, con toda la expresión de un cuerpo muerto, sin embargo, pasado unos segundos, este comenzó a moverse.
—Sí, definitivamente creo que haré de ustedes el mejor ceviche de la vida —Y dicho eso, un viento azotó el barco, y junto a ello, miles de cuchillas de aire aparecieron, y acabó en un segundo con un centenar.
—Y después el fanfarrón soy yo —gritaron los seis espectros que volaban el barco.
Y cuando creyeron que eso era todo, resulta que reptilianos, medusilianos y coralianos comenzaron a emerger de forma peligrosa por las aguas.
—Parece que ahora la guerra ha sido desplazada hacia nosotros —dijo Azazel, cayendo de forma delicada en la proa, con tono perezoso—. No necesitaba tanta carne para un ceviche.
Junier no dijo nada, pero miró con una sonrisa arrogante a todas las criaturas del océano que rodeaban el barco en ese momento. Los seis espectros que volaban, volvieron a unirse, revelando la apariencia común de Darkz, y al ver Azazel y Darkz que Junier, con un único salto había llegado al mástil, sabían que todo acabaría en un segundo.
Y así fue, bastó que este elevara sus manos a sus costados, para que llamas oscuras aparecieran sobre el mar, quemando a todas las criaturas en un momento.
—Lamento decirte Azazel, que creo que me he pasado de cocción.
Azazel miró aquel desastre con repugnancia, y añadió:
—Al menos la carne que esta en este barco puede ser usada. No lo arruine, mi señor.
—Solo espero que sea un buen banquete —añadió Junier, mientras entraba en su oficina.
—Creo que puedo ayudarte a cocinar —dijo Darkz, animadamente.
—Ni se te ocurra entrar a mi cocina —Le contestó Azazel, con una ceja alzada.
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Debajo de lo que sucedía en aquel barco, Cris en su forma reptiliana estaba delante del trono de Soula. Detrás de él, una decena de guardia real estaba sin fuerzas en el piso, y fuera del castillo de coral, habían miles de estos.
—¿Te atreves a venir a mi reino después de lo que ha ocurrido? —La delgada y esquelética mujer, de tes cianófila, se levantó del trono, moviendo sus tentáculos con peligrosidad—. ¿Después de que por años te he estado cazando?
—¿Tu reino? Este reino me pertenece —declaró Cris, alzando el mentón, sin miedo.
—Perdiste el derecho desde el momento que huiste. Un verdadero rey lucha por lo suyo, así como lo hizo mi querido hermano y tus estúpidos padres, aunque estos lo hicieron desde la tierra, fueron más inteligente de lo que tú eres ahora.
—Mi abuelo tuvo su momento, al igual que mis padres, ahora es el mío. Tú también tuviste tu momento y eso lo respeto. Viviste como quisiste y es momento de entregarme lo que por derecho me pertenece.
—¿Viví? Querrás decir "vivo" y "viviré", mi momento no ha terminado y, seguramente no acabará jamás si te asesinó ahora mismo —respondió ella, alzando su dedo esquelético hacia él.
—Tu ya no posees el tridente, no tienes el poder suficiente para derrotarme —dijo Cris.
—No necesito de ese estúpido tridente. Si ese fuera el caso, el mismo reinado me hubiera desplazado, ¿pero qué crees? en el momento que intentaron alzarse, en ese momento sentenciaron este reino a su propia ruina. Y se los hice ver —la mujer sonrió, recordando los años en que el reino coral había estado sufriendo por el subyugo de esta.
—Ese acabará ahora mismo —dijo Cris.
—¡Osado, mal nacido! —rugió Soula. Y con el chasquido de uno de sus dedos, una criatura enorme destruyó el techo del castillo.
Cris abrió los ojos como platos, cuando del techo apareció una enorme serpiente, con escamas puntiagudas y acoraladas, los ojos de la criatura eran negro como la profundidad del mar, y el color era de un azul que, junto a la luz, habían matices plateados. No sabía el tamaño, pero si se dio cuenta que su sola sombra cubría la mitad de todo el reino. Ahora comprendía como es que Soula había sometido a todo un reino sin tridente.
—¡Aniquílalo Leviatán! —gritó Soula, con una sonrisa maquiavélica.
Pasó un momento o dos, y la criatura no se movía.
—¿¡Qué haces leviatán!? ¡Te he dado una orden! —Rugió nuevamente.
La criatura veía a Cris enigmática e hipnótica. Soula se extrañó, solo ocurría eso cuando...
Entonces miró, nuevamente a Cris y le dijo:
—Es imposible, lo vi desaparecer delante de mis ojos. Tú no puedes tener el tridente —sugirió ella, ahora un poco asustada.
—Tienes razón, yo no tengo el tridente —dijo Cris, con orgullo—, yo soy el tridente.
Y dicho eso, Soula abalanzó todos sus tentáculos puntiagudos, dispuesto a asesinar a Cris, empalándolo, cuando algo atravesó el pecho de esta. La mujer miró a la criatura que tanto había estado usando, y vio la lengua de esta atravesar su propio cuerpo. Sus tentáculos quedaron a centímetros del cuerpo de Cris, y antes de que pudiera proferir una maldición, fue devorada por la criatura.
—Se-señor —tartamudeó una fémina hasta el torso, de cabellera rojiza, con el resto del cuerpo con forma de cangrejo—, ¿qué desea hacer ahora como rey?
—Es momento de que ascienda a mi propio reinado como la ley lo demanda, pero antes debo atender un problema mayor: el reino Diamante y los oscuros que están justo por encima del reino. Puedo sentir presencias que no vienen de nuestro mundo —señaló.
***
Cuando Jezabel se presentó en aquella oportunidad, los chicos, que estaban alertas de un posible ataque, se asombraron de que esta no vino a hacerles frente. Al contrario, les dio un mapa detallado de como llegar directo a la aldea. Incluso, les contó sobre los posibles peligros que podían enfrentar. Se mostró amable, pero de una forma rara. De esas rarezas que suelen pasarnos con ciertas personas que, sabemos que son malas, pero por alguna extraña razón estan siendo amables contigo.
Luego, solo desapareció en un portal dimensional...
Había pasado poco tiempo desde que habían salido del Polidrio que, en realidad se había vuelto una ciudad fantasma, y de la presencia de Jezabel.
—Entonces, si habías muerto —Preguntó Roderick, por enésima vez.
—Sí —respondió María, no con el habitual humor que ellos recordaban, sino con gentileza y buen ánimo.
—Pero ahora estás aquí porque Esesmus te resucitó, ¿No?
—Correcto, creí que había quedado claro —añadió, disimulando las ganas de reírse. Para ella, Roderick no había cambiado demasiado.
—¡Madre mía! ¡Amo a Esemus!
Arma colocó un brazo por encima de la nuca de Roderick y se lo llevó delante de las chicas.
—¿Y si mejor me ayudas a conducirnos? Estoy seguro de que María tiene mucho que ponerse al día con las chicas —agregó, para evitar que Roderick hostigara a María con sus preguntas.
María, Skaitlis y Annerys soltaron una risilla cómplice, pero sí era cierto que había mucho que contarse. Además, Annerys y ella, no se conocían demasiado, aunque por la charla que llevaban en el camino, parecía que se conocían de toda la vida.
Cuando llevaban rato caminando, decidieron parar en un riachuelo para comer, asearse y descansar un poco. Todo aquello era magnifico, pero solo lo era porque el hecho de que María hubiera regresado, era como si habían olvidado todos sus problemas.
Cuando retomaron la caminata, se detuvieron cuando dos enormes lobos se posicionaron delante de ellos, realmente enojados y con posturas violentas para amenazarlos. Detrás, estaba un chico, en apariencia, de la misma edad de estos, con la mirada afilada, pintura sobre el rostro con formas de colmillos sobre sus mejillas, mirada oscura y cabello enmarañado. Sus vestimentas, estaban compuesta de animales propio del bosque que atravesaban. Se veía realmente salvaje.
—¡No pasarán de acá, forasteros! —agregó el chico, con tono demandante.
—¿Y quién va a impedirlo? ¿Tú? —preguntó Roderick con suficiencia, señalando con el dedo índice al chico y sus mascotas—, solo eres un cachorro en comparación a lo que hemos tenido que enfrentar.
—Inténtelo, entonces —Contestó, con una sonrisa socarrona.
Roderick miró a Arma, y este asintió. Y en un instante, ambos chicos desaparecieron de la vista de todos, y al otro estaban a un costado del chico, con puños dirigido al rostro de este. El chico ni se movió, pero le dio tiempo para mirar a uno y luego al otro, y comprendieron que este era tan rápido o superior a ellos, y antes de que pudieran hacer algo, el chico dijo:
—A dormir...
Roderick y Arma cayeron desplomados a sus pies.
—¡Arma! —Gritó primero Skaitlis.
—Roderick —Gritó después Annerys.
María vio a las chicas curiosas, es decir, no iba a señalarlo, pero algo estaba pasando entre ellos. Aunque lo de Skaitlis ya lo sabia, así que la sorpresa real estaba en el gesto de Annerys.
Como era de esperarse, Annerys y Skaitlis fueron las segundas en contraatacar. La primera envió dos dragones chinos, compuesto de agua, y la segunda envió ratones dibujados. De esa forma, una cubría un ataque aéreo, mientras la segunda uno terrestre.
Lo que no esperaban, es que uno de los lobos sacudió su pelajé, enviando agujas de cabellos que destruyeron a los ratones. Y el segundo, emitó un rugido tan fuerte, que las ondas sonoras rompieron los enlaces molecuales del agua, haciendo que estos estallaran. Y antes, de que pudieran hacer más, el chico apareció detrás de ella, y emitiendo un murmullo, estas cayeron al suelo también.
María al ver aquello, solo suspiró. Ni siquiera había dejado de cruzar sus brazos, estaba tan tranquila como solía estar siempre. El chico la miró por un momento, curioso de la postura y actitud de esta, y aunque los lobos del chico se habían ocultado por el bosque para enviar un ataque sorpresa desde el costado de ella, los lobos se vieron lastimados cuando dos muros de tierras se alzaron protegiéndola.
Además, estos no solo impactaron contra los muros, sino que de ellos manos aparecieron que sujetaron las patas y el hocico de estos.
—Haz tu siguiente truco —Añadió ella, con parsimonia.
El chico, sin embargo, le sonrió y desapareció delante de ella. María percibió que solo corría en círculos, y murales de tierra aparecían al mismo ritmo de este. El chico se dio cuenta que ella, estaba a un nivel distinto de los demás. No obstante, necesitaba algo más que seguirle el ritmo.
Y en el momento en el que proyecciones del chico aparecieron alrededor de María, no porque hubiera varios de él sino porque la velocidad era tal, que evidenciaba una ilusión óptica de varios de él, un semiesfera de tierra la cubrió. Y allí en la oscuridad, entonces vio el problema. El chico había atravesado la defensa absoluta, antes de que se formara. Estaba justo a escasos centímetros de ella.
—No necesito hacerte nada —Señaló— Estoy seguro que con esto es suficiente para mantenerse a raya de este sendero—. Te dejo un regalo muñeca...
Y dicho eso la besó.
María no supo qué pasó. En un momento su boca fue invadida por la boca del chico, al otro segundo enrojeció como un tomate, y al tercer instante vió al chico desaparecer, cuando sus lobos abrieron un agujero para este.
—¡No me llames muñeca, pervertido!
Gritó la chica, sintiéndose confundida, enojada y alterada como nunca. Quería perseguirlo, pero sus amigos la necesitaban.
Luego de que los chicos despertaron, la chica fue la primera en señalar el camino al que iban. Todos estaban avergonzado por la derrota tan insolente que habían recibido, pero se sintieron mucho peor cuando María señaló que irían justo a donde estaba aquel chico. Ella sabia tal ubicación, gracias al sensor que tenia debajo de sus pies, al solo tocar la tierra con sus pies. Motivo por el que, en ese momento, estaba descalza.
Lo que no se imaginaban, es que al seguir el sendero del que habían sido advertidos, es que hallarían una bonita aldea construida con madera de roble, en su mayoría, y techos de lajas. Tenia calles iluminadas con lámparas eléctricas que, para los chicos les pareció curioso, pues era primera vez que veían cosa igual. El piso tenía piedras y un cercado de madera, de mas de diez metros rodeaba todo el lugar. Desde una vista aérea, era una ciudad próspera y relativamente grande.
Apenas dieron un paso al frente, el chico al que perseguían apareció.
—Veo que son idiotas —Exclamó con rudeza—, incluyendote a tí, muñeca. Serán asesinados de inmediato.
—¿Muñeca? —Preguntó Roderick extrañado.
—No preguntes nada o te ahorco —Le advirtió María, enrojecida y enojada al chico de fuego.
La expresión de María, fue suficiente para hacer retroceder a todos que, definitivamente sabian que algo había pasado mientas habían estado durmiendo.
—Preparen sus últimas palabras —dijo este, desapareciendo delante de ellos.
Entonces, cuando este quiso aparecer delante de ellos para acabarlos con su murmullo, una ventisca de aire le repelió y lo mandó a volar. El chico recibió algunas cortadas, e incluso se desestabilizó al caer, puesto que no se esperaba aquello.
—No funcionará de nuevo tu estrategia. Aunque seas muy rápido, no podrás atravesar una barrera de aire omnipresente. Tus lobos tampoco podrán hacerlo, al menos que quieras verlos lastimados, ni siquiera las agujas de cabello o su ladrido poderoso. Tampoco tu murmullo o tu hipnosis. Necesitas del sonido para efectuarlo, ¿y qué crees? La debilidad del sonido es el aire. Con él, puedo redirigir las frecuencias de tu sonido hacia otro lado.
Y antes de que el chico pudiera decir algo, Maria había atrapado al chico y a sus lobos con la misma tierra debajo de él.
—Te dije que no me llamaras muñeca —dijo ella, con el ceño fruncido y malicia en sus ojos.
—Y esto ha acabado para tí —agregó Roderick, sacándole la lengua—, ¿creías que vendríamos acá sin ningún plan?
—La misma soberbia que nos derrotó, es la misma que te ha hecho caer ahora —Profirió Skaitlis, con orgullo.
—Entonces, ¿nos creerás que vinimos en paz? —Preguntó Annerys.
—Ya basta —Mencionó un anciano detrás del chico. Resulta, que más allá de la entrada, todo el pueblo parecia haberse acercado y miraban aquella escena—, ¿Pueden perdonar a mi estúpido hijo? Lamento que les haya causado problemas a ustedes, los chicos de la profecía. Él solo ha querido custodiarnos para evitar un ataque del rey Zunubi. Hemos escuchado horribles historias, incluyendo el reciente ataque a la Poliedri.
Lo que sorprendió a todos, fue que el anciano se arrodilló, como haciendo una reverencia, junto a una súplica. El resto de los aldeanos, imitaron su postura.
—No hay de qué preocuparse —dijo Arma finalmente, acabando con la ventisca, mientras María soltaba al chico y a sus lobos.
—Gracias —dijo el anciano, levantándose, mientras le daba una golpiza en la cabeza al chico— Brutt, te he dicho que seas inteligente, no un idiota de primera —le señaló, avergonzando al chico delante de todos. Ahora parecia un corderito, en comparación a hace un momento.
—Lo siento padre, no sabia quiénes eran. Al principio me parecieron tan débiles que...
Recibió otra golpiza.
—Con solo ver sus poderes, te percatas de quiénes son. No existe nadie en este mundo con los dones de la naturaleza. No eres rival para ellos, Brutt. ¡Discúlpate, ahora!
Brutt se inclinó avergonzado y dijo:
—Lo siento, no sabia de quienes se trataban y solo quería proteger a mi pueblo.
Los chicos asintieron, y con ello, fueron recibido por el mismísimo líder en su casa. Rush Richal, era el nombre del anciano con anteojos y batola larga, de color gris. Brutt, se apedillaba "Devinizu" lo que insinuaba que no tenia la sangre de Rush. Con el tiempo, se enteraron por el mismo líder que Brutt habia sido huérfano y adoptado como todos ellos. Básicamente, este compartía la misma historia que ellos, unos meses después de su infortunio destino. Incluso, les llevaba un mes de diferencia al nacer.
Brutt tenía el poder del murmullo, podia hipnotizar y controlar a las personas o animales con solo susurrar o decir algo. Sus mascotas, se identificaron con él, cuando en un encuentro solitario con ellos en una montaña, estos intentaron cazarlo. Nadie se esperaba que aquellos lobos fueran quimeras, experimentos terrorificos que habían hecho de humanos con habilidades hacia ellos, y por eso, estaban dotados de poderes. El control de Brutt hacia ellos hizo que estos le reconocieran como su alfa y, ahora, estaban junto a él, bajo el mismo propósito de cuidar a la aldea.
Aquella historia conmovió a todos, pero sobretodo a María. Habia sido besada por primera vez, y estaba confundida sobre un gesto que, a decir verdad, creyó que solo ilusionaría a Skaitlis. Pero entonces, ¿por qué se sentía de aquella forma?
Esa noche fueron atendidos como reyes prácticamente, desde baños perfumados, hasta ropa nueva y limpia y un banqueta. Cuando fueron a dormir, cayeron rendidos al sueño como nunca lo habían hecho. Cosa que, alarmó a muchos de los siervos de la casa noble de la aldea, puesto que eran las diez de la mañana, y estos todavian dormían. Sin embargo, cuando Rush visitó la habitaciones de estos, una por una, solo informó con que les dejaran en paz, pues llevaban una vida muy dura.
Despertaron al inicio de la tarde, y mas favores recibieron del lider. Estaban extasiado, felices y avergonzados del buen trato, incluso Brutt, se habia encargado de muchas de las atenciones recibida, por su propia mano.
Pero, lo que tomó por sorpresa a la mayoria fue, saber que esa noche celebrarían un festival, en conmemoración a la llegada del invierno: "La celebración al Primer Copo de Nieve".
—¿Quieres venir conmigo? —Roderick fue el primero en pedirle a Annerys que fuera con ella, justo cuando acabaron de cenar.
La chica enrojecida, solo asintió avergonzada. Y segundos después, Roderick salió corriendo corredor arriba.
Skaitlis miró a Arma esperanzada. Pero el chico estaba ruborizado como nunca lo habia hecho. Le hizo un gesto de "¿qué?", lo que hizo a Skaitlis sentirse realmente mal. Se levantó furiosa, pero antes de que escapara a la habitación, la mano de Arma la sujetó:
—¿Qui-quieres ir con- conmigo? —dijo con dificultad, mirando al piso, con la verguenza subida de colores.
Skaitlis se llevó una de sus manos al pecho, y le sonrió:
—Sí, ¡pero no llegues tarde!
Arma asintió y vio partir a la chica. Maria se levantó con calma, sin pensar en nada. No le parecia descabellado la escena vergonzosa que habia presenciado, pero lo que sí la tomó por sorpresa es ver a Brutt, parado en el marco que daba hacia las escaleras, con una amplia sonrisa y ambas manos detrás de su cabeza.
—Sé que he sido un cretino pero...
—Sí —dijo María, ahorrandole el diacurso idiota que las demás esperaban o que los chicos promulgaban—, no tienes que decir algo que nos averguence a ambos. Solo preséntate y estaremos bien.
Brutt se quedó sin palabras, y solo recibió un pequeño gesto de suspiro por parte de la chica que, si bien parecia un gesto de cansancio, sabía que, por como la habia conocido, eso era mucho viniendo de alguien como ella.
Por supuesto, cuando todos los chicos estaban listos, bajaron al vestíbulo principal con ropajes para invierno: capas y ropas de piel de león como María, o de oso polar como la de Annerys, o de piel de Mapache como Skaitlis. Lo que no se esperaban, es que la mismas siervas habían arreglado para que fueran combinados, de modo que Arma llevaba ropajes parecidos y de la misma piel que Skaitlis, Roderick como las de Annerys y Brutt como las de María.
Los sonrojos, las vergüenzas y la timidez, parecían ser las únicas cosas que les adueñaban a cada uno de ellos. Y aún así, las chicas saliron tomadas de los brazos de los chicos al festival.
Lo primero que notaron cuando caminaban, es que había montones de cuerdas entre cruzadas de forma zigzagueantes, con faroles de color rojo brillante que, con aceites, habían prendido fuego en su interior. Los faroles estaban iluminados con electricidad a los costados, y montones de personas caminaban hacia el centro de la ciudad. Había también montones de comerciantes que buscaban sacar provecho a la celebración, pero que lejos de mirarse como un lugar oportunista u aberrante, animaban las calles.
Las risas, eran acompañados de música en el fondo. Folclórica y alegre. Y un viento helado ya se hacia presente, en un cielo oscuro, lleno de nubes, pero con una luna que parecía no quererse dejar opacar por la futura tormenta.
—¿Qué te parece si te llevo a un lugar especial? —La pregunta de Brutt, dejó sorprendida a Maria.
—¿Pero y los chicos? —Preguntó temerosa de tener que dejarlos.
—Estarán bien... vamos.
El chico no dejó que respondiera y le tomó de su mano para llevarla a un costado del algarabío. Atravesaron un callejón, más calles llenas de gente y más callejones, hasta que el sonido de la música alegre y folclórica apenas era un murmullo, así como el sonido de las voces de la muchedumbre.
Pero a donde Brutt la había llevado, la dejó atónita.
—Esto es... precioso —apenas pudo decir.
—Este es el lago Richal. La aldea Richal es una de las pocas que tiene una salida al mar, y es a través de este lago.
María lo comprendió, pero sus ojos iban desde la orilla, al reflejo de la luz de luna sobre las aguas, hacia la inmesidad que se extendía como si fuera al cielo, y los árboles del bosque parecían ser los espectadores de una pintura en lienzo.
—Es magnífico —señaló, emocionada.
Brutt, quien no había dejado de soltar la mano de María, vio como sobre las aguas se arremolinaban luciérnagas que hacía del momento, un poco mágico, para la visión de muchos de nosotros. Y, haciendo uso de su poder, ordenó a las luciérnagas que danzaran alrededor de ellos.
—Definitivamente tienes un don único, Brutt —dijo María, sonriéndole, mientras miraba como los insectos volaban alrededor de ellos, como los únicos entes que merecían atención.
—Solo espero que puedan proteger nuestro mundo, por el bien de nuestro pueblo y todo este lugar —dijo, con mucha nostalgia, pero sin saber que lo que habia dicho había colocado un peso enorme en los hombros de María.
La chica se sintió hasta ahogada, pero solo pudo decir:
—Será mejor que volvamos, los chicos deben estar buscándonos y debe estar apunto de iniciar la celebración.
Arma y Skaitlis estaba ensimismado con un equipo tecnológico de diversión, en la que una esfera o varias esferas del tamaño de una canica, volaban de un lado a otro por un compresor de aire, en el interior de una esfera. La señora de la tienda le explicaba, que ese efecto tenia que ver con la teoría del caos. Por supuesto, aunque la señora tenia razón, Arma y Skaitlis creían que en vez de ciencia, era algo muchos mágico y enigmático.
—¿Qué es eso? —Preguntó en un momento Skaitlis, al ver una figura llameante volar sobre los cielos.
Arma le miró por un momento y dijo:
—Es una ave...
—Parece un cometa —añadió Skaitlis, al ver como de las alas y de la cola, parecian salir llamas—. Deberíamos ir a verlo.
Arma iba a replicar, pero Skaitlis usando su pincel, creo un enorme búho, capaz de llevarlos en su lomo a ambos.
—¿Te animas? —Preguntó.
—Solo si voy delante —señaló él.
Skaitlis asintió emocionada, y asi, iniciaron vuelo. Skaitlis, estaba aferrada sobre el torso de Arma, con la cara pegada a su espalda, pues el aire era demasiado fuerte, en la medida que ascendían.
—No logro ver nada, el aire es muy fuerte —dijo Skaitlis, incomoda de este.
Arma, levantando uno de sus dedos a la altura de su rostro y apaciguó el aire en un instante.
—¿Mucho mejor?
—Gracias —respondió ella, alucinada de no solo poder ver mejor las estrellas, el pueblo debajo de ella, sino el pajáro delante—. Parece un ave legendario.
—Me temo que es un fénix —dijo Arma, tranquilo, al mirar la criatura de alas largas, garras como de águilas, y un copete llameante en la caveza, en un pico dorado—, y es uno hecho por Roderick.
—¿Cómo?
—Lo que oíste —afirmó Arma—, no es un fénix real.
Skaitlis miró a Arma desencantada y sintiéndose la mas tonta, y agregó:
—Mataré a Roderick cuando pisemos tierra.
Arma soltó una carcajada, y solo agregó:
—Fue bonito dar un paseo contigo, al menos.
Las mejillas de Skaitlis se enrojecieron, y agradeció estar detrás del chico para que no lo notara. Pero la verdad es que sentia que debia agradecerle a Roderick, por al menos darle una excusa para ese hecho.
Mientras tanto, Annerys y Roderick estaban teniendo una discusión acalaroda.
—Casi incendias la tienda —dijo, mientras hacía uso de su poder para apagar el resto del fuego que habia a costado de una de las tiendas que vendían recuerdos en la feria—, tenias que hacerte el tonto y hacer una demostración a esas chicas que te lo pidieron. ¿Realmente eres tan idiota?
—Lo siento, lo siento, ya te lo he dicho muchas veces, solo quería complacerlas, pero...
—¡Pero nada! —rugió Annerys, todavia molesta—, se supone que estamos acá los dos juntos, no tienes porque ver a nadie más, yo...
Se cayó, cuando se dio cuenta de lo que estaba diciendo y lo que iba a decir. Roderick la miraba con los ojos abiertos.
—¿Tú?...
—Ni una palabra más Roderick o juro que te ahogaré lentamente —agregó enojada y avergonzada la rubia—, depaso no podías hacer cualquier cosa... no, tuviste que sacar un fénix que por poco destruye la feria entera.
Algunas personas ayudaban a pagar los pequeños conatos de fuego de alrededor con baldes de agua. La chica esperaba que hubiera sido una buena velada, pero roderick, realmente parecía tener la cabeza en otro lado.
—¿Y si simplemente me das un beso?
La pregunta de Roderick no duró demasiado, pues Annerys le dio una cachetada en ese momento. Sin embargo, se llevó la mano a la boca, por el ruido ensordecedor que dejó a tónitos a todos y por el impulso que habia tenido.
—Yo, en verdad lo siento —dijo, a punto de llorar.
Roderick, aunque tenia la mejilla enrojecida por el golpe, se acercó calmadamente y le dijo:
—No tienes que disculparte, soy yo el que no sabe como hacer las cosas.
—¿Y si mejor solo caminamos? —preguntó ella apenada.
—Me parece estupendo, pero mejor si tomas mi brazo con el tuyo.
La chica asintió, con una sonrisa inocente, y pidiendo disculpas nuevamente, se marcharon al centro de la ciudad.
Era medianoche , cuando todos estaban en la plazoleta central, donde había una enorme estatua que decía "Al Dios que se le conoce poco", y delante de esta, una tarima en la que Rush Richal estaba. La plazoleta era circular, y vegetación se esparcia en pequeños focos, seguido de pasillos llenos de gente. En ese momento, todos los chicos estaban reunidos en un mismo punto.
—Quiero darles la bienvenida por esta celebración, evocada cada año para la llegada del invierno. El primer copo de nieve representa para cada uno de nosotros, la muerte de lo que somos y el pronto resugirmiento de lo que seremos —señaló a la estatua, que en realidad parecia una enorme lápida gigante—, Esesmu, es alguien del que sabemos tan poco, debido a su infinidad, y que nuestra mente gime por la magnitud de su profundidad divina. Sin embargo, sabemos y conocemos un atributo inigualable, pero del que entendemos muy poco también: el amor.
Hubo un silencio en ese momento, pero todos los que venían acompañados esa noche, no dudaron de encontrar sus miradas con los que habían venido. Y aunque habia rubor en todos los rostros, era solo un atizbo de lo que sus corazones realmente sentían.
—El amor es una esencia tan profunda que no solo se limita a ser un sentimiento, sino que es una decisión, es una convicción, es un elemento del perdón, es algo para sufrir y es algo para reír, da inicio al llanto, pero también a la felicidad. Es un todo, en medio de un mundo lleno de caos y oscuridad, es sacrificio y del más puro que solo corazones valientes pueden afrontar —continuó Rush— ¡Por eso, quiero que todos gritemos "Amoniev" y demos llegada al primer copo de nieve!
Por supuesto, todos los chicos, excepto Brutt, se miraron confundidos de lo que se les demandaba.
—Amoniev, significa primer amor en la nieve —las palabras de Brutt resonaron en todos los chicos, no sin antes emitir una sonrisa a si amada María.
Y dicho eso, la multitud entera gritó "¡Amoniev!". Y justo cuando el eco de las voces mitigó, el primer copo de nieve, de color plateado, cayó sobre la estatua y esta se iluminó, y una voz profunda, como la de un trueno que hacía temblar el lugar y atemorizar a todos, aunque de una forma especial pues no causaba miedo, sino que causaba respeto y paz, se escuchó:
"Queda poco tiempo para que el fin se aproxime. Tened paz criaturas de todos los mundos y reinos, que cuando la noche se vuelve más oscura, es porque el amanecer esta pronto a salir. Y cuando la noche se vuelve más fria, es porque el calor está por emerger. No importa el tiempo, ni el momento, ni el reino, sino la voluntad del que todo ha creado y del que por Él, las cosas existen."
Escuchado aquello, nieve comenzó a caer, y una luz con forma de águila, otra luz con forma de león, otra con forma de hombre y otra con forma de mujer, surcaron los cielos hacia la luna. Todos los chicos se miraron alegres, se abrazaron, pero no tenían ni idea de que, lo que se había dicho, era para ellos, pero no para ese momento. Lo peor, estaba más cerca por ocurrir.
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