XVII - El Hombre Sonriente
Didi caminó en silencio por entre la maleza. Los arboles imponentes hacían del bosque algo cada vez más oscuro, sombrío, haciéndole imaginar que con cada paso que daba se acercaba lentamente a un lugar maldito y olvidado por la gracia de Thal. El suelo estaba húmedo y sus pensamientos vagaban entre intentar hallar una salida y encontrar a Taka y su hermano. Sentía a sus captores en algún lugar en la distancia, era un eco lejano, pero constante. Le costó admitirlo, pero estaba completamente perdida, sin ninguna pista que pudiera ponerla en el camino correcto... maldijo a Roberta con todas sus fuerzas en su cabeza. Si no fuera por esa estúpida mula aun estaría junto a Ereas, y Taka por supuesto. Aunque aquel hombre aun la tenía sin cuidado. Era fuerte, valiente y había procurado protegerlos, pero no se fiaba de él, no podía fiarse de él... al menos no todavía. Aun así rogó al altísimo por la buena fortuna del guerrero, su hermano lo necesitaba, Ereas difícilmente podría valérselas solo.
Anduvo un buen trecho procurando no dejar rastro, o al menos dejar el mínimo de ello. La oscuridad parecía acrecentarse mientras los arboles comenzaban a mostrar abundante musgo y barbas de viejo que terminaban adoptando las más extrañas formas. Jamás se lo había planteado, pero los bosques eran aterradores. Tan laberinticos, llenos de vueltas. Imposible caminar en línea recta... cerró los ojos, como tantas otras veces había hecho, tratando de imaginar que solo estaba dando un simple paseo, tarareó una vieja melodía en su cabeza tratando de suprimir sus latentes temores...
Tres cerditos muy gorditos fueron al lodo a jugar.
Tomaditos de la mano se pusieron a cantar...
Era una típica canción infantil que solía cantar con Ereas cuando eran pequeños, muy pequeños... intentó seguir la letra, pero descubrió que se le había olvidado. ¿En qué momento habían dejado de cantarla? se preguntó. Solo recordaba que había un lobo. Siempre había un lobo.
Tres cerditos muy gorditos fueron al lodo a jugar.
Tomaditos de la mano se pusieron a cantar.
"Somos fuertes, desobedientes, no hay permiso de mi mamá".
Lo que ellos no sabían es que aquello iba a terminar...
Se detuvo un instante cansada, acomodando a Abel entre sus brazos que le ardían intensamente al punto de querer deshacerse de una vez por todas de aquella carga. ¡Ella no era su madre después de todo! pero al ver a tan desvalido ser durmiendo placido en su pecho aquellos pensamientos se esfumaban tan rápido como habían llegado. Era su hermano, su pequeño hermano, debía protegerlo a toda costa.
De pronto unas alas batieron en el cielo infinito. La melodía que tarareaba Didi en su cabeza se apagó de golpe dando paso a un profundo terror ¿¡la habían encontrado!? Justo como el lobo había hallado a los cerditos... miró hacia todas direcciones tratando de hallar algún indicio de peligro, alguna pista. Un escalofrío recorrió su espalda mientras la embargaba una intensa sensación de invierno, como si el bosque hubiera descendido drásticamente su temperatura. Trató de calmarse. No era nada, no veía nada... o al menos eso quiso creer.
Los latidos de Abel junto a su pecho llegaron extrañamente a sus oídos. El bosque era un silencio absoluto, ni un pájaro, ni un insecto, ni siquiera el eco de aquellas bestias distantes pudo escuchar aquella vez... se sintió tan sola. Tan pérdida. Tan olvidada.
Respiró hondo antes de armarse de valor para reanudar la marcha... uno, dos, tres pasos... volvió a caminar con confianza. Se sintió repentinamente observada, pero se obligó a seguir. Si algo la vigilaba desde las sombras que mejor apareciera cuánto antes, se dijo, ya no quería esperar.
Jamás se imaginó que aquel fugaz y banal pensamiento tuviera una respuesta tan inmediata.
—¿A dónde vas Pequeña Pajarita? —rompió el silencio una voz profunda y calma que llenó por completo sus oídos.
Didi se quedó petrificada... a escasos metros frente a ella, un hombre alto de ropas largas y holgadas se hallaba parado inmóvil como estatua. Sus ropas parecían las de un peregrino, o tal vez un sacerdote. Las sombras del lugar y la capucha que cubría convenientemente su cabeza no le permitieron ver su rostro, pero una abundante barba color ceniza caía sobre su pecho. Tras él, una gigantesca y terrorífica bestia alada con piel de reptil yacía despreocupada sobre una roca cubierta de musgo verde, parecía una especie de guardián. ¿Cómo no los había advertido antes? Se preguntó aterrada, confusa. Con ese tamaño era ilógico, estaban prácticamente encima. Solo un ciego no los hubiera podido ver.
—¿No sabes que es peligroso vagar sola por el bosque Pequeña Pajarita? —dijo el hombre sin dejar su calmado tono de voz.
Pero los pensamientos de Didi en ese momento estaban en otra cosa.
—¿Eso...? ¿Eso...? ¿Eso es...? ¿Eso es un... un dragón? —preguntó la chica temblorosa.
La bestia tras el misterioso hombre bufó aunque parecía ocuparse más de sus propios asuntos que de la princesa, ni siquiera le pegó una mirada. El hombre, en tanto, cambió suavemente de mano una especie de báculo que Didi recién notó que portaba. "Aquel extraño es la vivida imagen de un mago de cuento", se dijo, pero por alguna razón aquello en vez de calmarla la intranquilizó aún más. Había algo en todo aquello que no terminaba de encajar, algo que en aquellos instantes se le escapaba, pero que le sacudía la espina como un rayo.
—Lo es —respondió el hombre.
Didi no pudo ver su rostro, pero pudo jurar que bajo aquella oscura capucha el hombre sonreía.
*** Aquí concluye El Alzamiento de las Sombras, primer libro de la saga Magos & Dragones. De los misterios y aventuras que aguardan en el Bosque Sombrío y más allá se relata en la siguiente novela titulada; El Viaje de Ereas. ***
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Didi es de lejos mi personaje favorito. Comparto imagen de como más menos me la imagino.
***
...Y si has llegado leyendo hasta aquí déjame expresarte mi más enorme gratitud.
Valoro enormemente tu lectura y te informo que has leído más de 71,000 palabras (Sin contar notas de autor, introducción y demases). Lo que se traduce en un libro más extenso que "El Pistolero" de la saga Torre Oscura o que la famosa primera novela del maestro King "Carrie".
Sin más, me despido con un gran abrazo deseándote la más bella de las semanas.
¡Hasta pronto!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro