◦❣◦𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼↠|03
─ Sun-hee ─ la voz de Mi-Suk me distrae y la veo venir hacia mí ─ Tenemos que irnos ahora, es peligroso. Taehyung y yo vimos a muchos hombres con armas transportando paquetes droga.
Ahora creía en las palabras de Jungkook. Él decía la verdad, este lugar era peligroso y no lo sabíamos.
─ ¿Dónde está Tae? ─ pregunté al no verlo con ella.
─ Venía detrás de mí. Oh, ahí viene ─ cuando llegó a nosotras me abrazó.
─ Estaba asustado, no podíamos encontrarte ¿Estás bien? ─ asiento y nos separamos.
─ Estoy bien, tranquilo. ¿Podemos irnos ya?
─ Sí, pero miren lo que grabé. ─ miró a Mi-Suk ─ Dejé que te adelantarás y terminé la trasmisión. Volví para grabar a esos delincuentes. Tenemos pruebas para que los metan en la cárcel.
─ ¿Sabes las consecuencias que habrá si llevas eso? Son peligrosos Taehyung. No hay que meternos en sus asuntos. La justicia llega por mano propia. ─ dije
─ Pero es una ayuda que les daremos. Tal vez nos recompensen hermana. ─ negué dispuesta a dar media vuelta.
─ Quiero irme a casa ─ mi amiga me ayuda a caminar al ver mi herida, ya se me estaba siendo difícil caminar.
Caminamos por algunos minutos hasta que llegamos al auto y Taehyung lo enciende, conduce para llevarnos a casa. Ahora regresa la calma a mi interior, ya que por fin saldremos de este bosque y estaremos a salvo. Jamás volveré hacer esto de nuevo.
Cuando estuvimos por veinte minutos en camino nos rebasan cuatro autos negros que aparecen de la nada y se ponen en frente de nuestro camino. Ellos frenan de golpe obligando a Taehyung hacer lo mismo. Mi-Suk y yo gritamos tomándonos de las manos asustadas. Una vez ya que Taehyung se detiene, de aquellos autos negros bajan hombres armados. Cuando llegan a nosotros nos abren las puertas.
─ ¡Bajen ahora! ─ grita un tipo apuntándonos con su arma. Bajé teniendo cuidado por mi pierna, ahora por haber pasado tiempo era más doloroso mover mi rodilla, dolía cada vez más.
Cuando estamos fuera me doy cuenta de que hay más autos detrás de nosotros y uno se diferencia de todos. Un auto negro blindado está en medio de todos e imagino que se trata de su líder.
─ Saquen las cámaras, todo ─ ordenó algún hombre detrás de mí y comenzaron a sacar todo y tirarlo al suelo sin ningún cuidado.
─ ¡Idiotas! Eso cuesta mucho dinero ─ mi hermano dice con molestia. Un hombre se acerca a él y lo golpea con su puño en su abdomen.
─ ¡No! No lo toquen ─ quise ir a ayudar a mi hermano, me dolía en el alma lo que estábamos viviendo. Este ha sido un día de locos. Como en las películas.
─ Cállate estúpida o le disparo ─ me detengo ante su amenaza.
Mi-Suk llega junto a mí y me doy cuenta de que está llorando. Estaba asustada al igual que yo, solo Taehyung mantenía su rostro molesto lleno de furia.
El auto blindado abrió sus puertas, dándole paso a un hombre de traje que no se podía ver con claridad. Tenía una máscara negra con la apariencia de un lobo. Sus manos estaban cubiertas por un par de guantes también del mismo color y sostenía un arma.
Un hombre golpeó con su pie la pierna de mi hermano, obligándolo a caer de rodillas mientras posicionaban sus brazos detrás de su espalda.
─ No le hagan daño por favor, si es por las cámaras destrúyanlas o que sé yo. Solo déjenos ir ─ un hombre viene a mí y me toma del brazo con brusquedad provocándome un quejido del dolor.
─ No la toques imbécil ─ el líder de ellos por fin habló. Su voz estaba distorsionada. ─ Suéltala, ahora, si no quieres terminar con las manos amputadas. ─ él hace caso y me suelta. ─ Malditos infelices, ustedes tienen algo que me pertenece.
─ No le hemos quitado nada a nadie ─ mi amiga por fin habló.
─ Tráiganla ─ me señala y algunos tipos vienen hacia mí.
Mi hermano y mi amiga suplican que me suelten, pero los hombres hacen caso omiso. Me detienen frente al enorme hombre frente a mí.
─ No me gustaría verte aquí de nuevo ─ tomó una parte de mi cabello mirándolo con atención y después lo suelta ─ Sabes, eres hermosa. ¿Te gustaría pasar esta noche conmigo?. Te pagaría muy bien ─ no sé cómo rayos llegó a mí la valentía. Solo sentí mucho coraje cuando me dijo que fuera su prostituta. Mi pierna se alzó y golpeé su entrepierna.
─ No seré tu jodida prostituta maldito malnacido ─ solté furiosa.
Al parecer no lo lastimé ni un poco y me doy cuenta por qué permaneció en su posición original, era yo la que sentía el dolor punzante, pero no se lo demostraba «¿Acaso tiene bolas de acero?»
Un tipo viene a mí y me toma de la chaqueta de mi hombro. Con fuerza soy lanzada al suelo obligando a poner mis manos por auto reflejo al caer de rodillas sobre el pavimento. No me fue bien al insultar a su líder. Me quejo al lastimarme en la zona sensible de la herida y me siento para examinarla. De la nada un disparo resuena haciendo un eco entre el bosque, obligándonos a gritar a mi amiga y a mí. Cuando levanté la mirada pude observar que el líder mantenía su brazo estirado sosteniendo el arma, entonces seguí su trayectoria y veo al tipo que me empujó en el suelo con una bala en la cabeza. ¿Cómo puede atacar a los suyos? Bueno, aunque hace menos de un minuto amenazó a otro de sus hombres con dejarlo sin manos
─ Creo que no me hago entender y sus estúpidos cerebros no captan la idea ¡No quiero que nadie le ponga una mano encima!. ¡Es una maldita orden! ¡¿Oyeron?! ─ Todos responden con un sí señor. Él camina hacia mí y mientras yo retrocedo con ayuda de mis manos arrastrándome por el suelo. ─ No, no, tranquila. Nadie te hará daño. ─ gira su rostro a los demás mirando a todos ─ ¡Jodidos inútiles, nadie les hará daño! ─ vuelve a mirarme a mí. ─ Ven ─ me tendió su mano lo cual negué ─ No te lastimaré ─ mire sus ojos, sentí haberlos visto antes, pero no recuerdo dónde ni quién. Con un poco de desconfianza tomé su mano extendida. ─ Lamento que me veas así. Sé que te da miedo, pero es por mi seguridad. ─ señaló su máscara de lobo. Como si solo eso me asustara. Acababa de asesinar un hombre frente a mí ¡Frente a todos!.
─ Taehyung ─ ignoré sus palabras y corrí hacia mi hermano cuando estuve ya de pie, apartándome de ese demonio. Lo veo levantarse cuando lo sueltan y nos abrazamos.
─ Mis hombres te han visto tomarnos fotografías ─ nos separamos del abrazo y ambos lo miramos por alzar un poco su voz. ─ Estás en mis tierras, no debiste meter tus jodidas narices en mis asuntos.
─ Borraremos todo y haremos como esto nunca pasó. ─ habló mi hermano apretándome contra su cuerpo en un intento de protegerme.
─ De acuerdo. Solo espero no volver a verlos en mi bosque nunca más ─ Asentimos y señaló a sus hombres. ─ Me llevaré sus cosas. Puedo permitirles quedarse con sus celulares, excepto tú ─ apuntó a mi hermano. ─ De ti es de quien menos confío.
─ Llévatelo, solo déjanos tranquilos ─ tomó a Mi-Suk del codo y nos puso detrás de él. Aquel hombre de la máscara suelta una risita.
─ Protector… ─ decía agitando su dedo índice extendido arriba y abajo señalándolo ─ Me agrada este tipo.
─ Ya tienes todo. Déjanos ir ─ aquel hombre se mantuvo callado por algunos minutos.
─ Tranquilo chico, no queremos que te lleves una mala impresión del gran lobo ─ al escuchar decir eso, mi alma sale de mi cuerpo.
Estábamos frente al narcotraficante más peligroso de todo Corea del Sur. Sin duda hoy era el peor día de mi vida.
Lo que hablan en las noticias sobre él era sobre sus inexistentes escrúpulos, aparte de asesinar, estaba demente.
Era un loco.
Le temía a personas como esas, eran perversos y no les importa el bienestar hacia los demás si no era el de ellos mismos.
─ ¿El lobo? ─ siento el cuerpo de mi hermano tensa al escuchar nuevamente su apodo, pero ahora de los labios de mi amiga.
─ Así es, los escoltarán mis hombres hasta que salgan de mi bosque ─ Nos señalan a subirnos a nuestro vehículo. ─ No queremos que les pase algo, así que suban.
Con lentitud y desconfianza caminamos juntos para subirnos al coche. Una vez que estuvimos dentro le indicaron a Taehyung continuar con nuestro trayecto, pero esta vez siendo seguidos por esos autos.
Giré mi rostro mirando hacia atrás, el lobo miraba nuestro auto con tanta atención. Escalofríos recorrieron mi cuerpo por completo al ver, como levantó su mano y movió de un lado a otro despidiéndose.
¿Acaso pudo verme?
Mi corazón martillaba fuertemente golpeando mi pecho, esos tipos de persona me aterraban demasiado. Solo espero no verlo nunca más en mi vida.
[...]
NARRA JUNGKOOK
Horas atrás…
─ Entonces… ¿Qué hago con este imbécil? ─ Mi mano derecha y hermano, me pregunta agarrando al tipo inconsciente con desagrado.
─ Tírenlo al mar, algo que se les ocurra. ─ respondí brusco encogiéndome de hombros, portando una mirada seria ante mis hombres ─ Solo no quiero rastros, no sean tan incompetentes como la otra vez. ─ Claramente, los intimido y quiero que siga así, quiero que me teman, me respeten, que sepan quien es su jodido dueño.
Sacó un cigarro de mi bolsillo y lo enciendo rápidamente, el humo se empezó a esparcirse en el aire.
─ ¿Continuarás con los negocios? ─ preguntó, asentí inhalando el humo. Teníamos mucho trabajo por hacer.
─ Sí, te veo allá ─ miré con desprecio a los cuerpos inertes en el suelo y me doy la vuelta para salir de aquel lugar.
Después de haber entregado mi mercancía, me dirijo a mi auto para conducir e ir a mi nuevo bar. Hace una semana que lo inaugure y he tenido muy buenas ganancias. Muchas chicas llegaron como moscas para formar parte de camareras, bailarinas y prostitutas.
Yo no obligo a nadie para trabajar conmigo. Saben que les pago muy bien. Todo aquel que entre en mi grupo tiene bien claro que la traición se paga con la muerte. Una y muy dolorosa muerte. Así que el que lo haga no queda impune y saben de lo que soy capaz.
Tengo negocios en distintos puntos de la ciudad de Seúl. Soy conocido como el lobo. Un estúpido apodo que mi hermano se encargó de divulgar, pero; aun así, quiero a ese idiota.
Sigo conduciendo a toda velocidad, sin importarme nada, sin importar qué animal se me ponga en frente. El bosque en el que me ubicaba es completamente mío, como muchos de los lugares de la ciudad. El sonido de la música de metal retumba dentro de mi auto Lamborghini, uno de los tantos autos que colecciono en mi cochera.
Golpeaba el volante con mis dedos disfrutando de la música, aumenté más la velocidad en mi auto girando las curvas a la perfección. De pronto y de la nada, un cuerpo pequeño y femenino sale de entre los arbustos del bosque, para ponerse frente a mí.
No sé cómo demonios llegó tan rápido ahí, pero frené de golpe para no atropellarla. Mis instintos salieron a flote, intentando de todo para poder detenerme, pisaba todo lo que podía los frenos.
─ ¡Maldición, detente! ─ Pedí al auto como si tuviera vida propia y me escuchara. Este me obedeció. Estuve a punto de matarla, el auto quedó a solo unos centímetros de tocarla.
Mi respiración se agitó, como mi corazón latía con rapidez, solo pude ver el hermoso rostro femenino iluminado por las luces de mi auto. Se veía asustada, como un pequeño conejo mirando a donde huir.
Dentro de mí se me desató un enojo y quise salir para decirle lo tan estúpida que había sido, enfrentarla, amenazarla, y hacerle arrepentirse de dos cosas. Una era de haber entrado a mi bosque y la otra por aventarse a la carretera para morir.
Me quité el cinturón y ella sale corriendo, asustada, cruzando el camino, adentrándose al bosque oscuro… Ahora yo estaba confundido.
¿Alguien la perseguía?
Abrí la puerta y la cerré de golpe, odiaba que los intrusos se metieran a mi bosque.
De pronto un aroma golpea mis fosas nasales, un aroma dulce a galletas y vainilla llegó a mí con la brisa del viento. Pero así como su aroma llegó a mí, una voz que desde hace mucho tiempo no escuchaba resuena en mi cabeza.
─ Mía…
Era mi lobo Zac, la estaba reclamado y eso me dejó paralizado, como un balde de agua fría había caído sobre mi cuerpo. No me gustaban las mujeres para involucrarme sentimentalmente, solo las utilizaba para follar. Sabía todo lo de mi descendencia lobuna, algo que dejé en mi pasado y jamás quisiera recordar. Pero en el fondo sabía que esto sucedería algún día, pero no esperaba que fuera pronto.
─ ¿Ahora si te apareces perro sarnoso? Después de tantos años, ¿Ahora hablas? ─ decidí intentar hablarle, ya que lo hacía por muchos años y jamás respondía.
─ Ve por mi mate, mía ─ me sorprendió que esta vez si me respondiera. No como yo quería, pero lo hizo
─ No te haré caso, me ignoraste por mucho tiempo, no pienso cumplirte algo.
─ Te lo merecías, estúpido. Abandonaste nuestro puesto, algo que nos pertenecía por ley de nacimiento.
─ Ese maldito lugar es algo insignificante, para liderar. No tienen nada.
─ Es nuestro verdadero hogar.
─ Zac yo tengo todo, soy el puto dueño de esta ciudad y el país entero. Todos me temen y no fue gracias a lo que soy.
─ Su olor se está alejando, no pienso discutir por idioteces tuyas desperdiciando tiempo mientras ella se va. ¡Muévete, ve por nuestra hembra ahora! ─ algo dentro de mí me hacía querer ir detrás de ella, un impulso o no sé si fue ante su orden, pero no debería, yo me estaba resistiendo.
¿Por qué tendría que hacerlo?
─ No puedo, Zac.
─ Imbécil, si ella se nos escapa moriremos. Sin ella, nuestra fuerza se debilitará una vez que la encuentras, ve por ella.
─ Solo es por conveniencia, podría morir, no tengo nada que perder ─ me encogí de hombros ─ Siempre están en constantes atentados en contra mía.
─ Ella también morirá…
Cuando lo dijo no sé por qué, pero sentí algo incómodo dentro de mí. No quería que eso le pasará a ella.
Mis pies comenzaron a tomar vida propia, tomando rumbo a donde ella había ido.
─ No puedo creer que siga tus estúpidas órdenes…
Corrí tras ella, esto estaba siendo una locura para mí. El gran Jeon Jungkook, el narcotraficante más poderoso de Corea del Sur, corriendo detrás de ese pequeño cuerpo. Correr detrás de una mujer. Si yo le dijera a mi antiguo Jungkook, lo que ocurriría, probablemente se burlaría en mi cara. Pero esto es la realidad, y aunque no quisiera ese olor me encantaba muchísimo.
Escucho su corazón bombear con rapidez y los jadeos de sus labios cuando corría esquivando las ramas de los árboles. Cada vez me encontraba más cerca de ella, mi velocidad no era algo normal, podía ser veloz más que cualquier humano.
Cuando pude estar cerca la cargué con mi brazo y la acorrale contra un árbol levantando su cuerpo, no hubo mucho esfuerzo, la tomé con delicadeza como si se fuera a romper, la había tomado de la cintura. Hasta yo mismo me sorprendía del trato que le estaba dando, estaba haciendo cosas sin mi control, su aroma me estaba volviendo loco y busqué su fuente de olor, provenía de su cuello, fue inevitable no meter mi nariz ahí.
Olía delicioso...
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