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Capítulo 7; ¡No me temas!

He escrito la mayoría por partes, ya que en ocasiones tengo bloqueos o falta de tiempo. Espero que esté quede antes de lo previsto.

«Deseaba tenerte; antes de conocerte»


Cuando intenté abrir los ojos me encontraba en los brazos de Nick mientras él recorría la carretera conmigo, noté que yo traía su saco como una especie de abrigo y su camisa estaba en mi mano derecha, estaba aferrada a ella. Podía notar que pronto iba a amanecer y él quería llegar a casa antes de que mi madre se diese cuenta.

—Ya casi llegamos —mencionó, dulcemente.

No le tomé mucha importancia, me sentía muy bien. Solté por un momento su camisa para apreciar su rostro con mis dedos, sólo por un momento pude notar cómo esbozaba una sonrisa.

—Entrarás por la ventana —susurró Nick, doblando a la izquierda.

No lo sé, preferiría quedarme aquí.

—¿Cómo espías? —susurré mirándolo fijamente.

No podía evitar esbozar una sonrisa ante mí.

—Sí, como espías —frunció el ceño, divertido.

Nos detuvimos en mi ventana y me ayudó a subir poniendo sus manos entrelazadas como un soporte que impulsó hasta entrar completamente. Me sonrió y se dirigió a la puerta principal para tocar el timbre. Sentía tanta paz.

Mi madre era muy madrugadora así que no le importaría. Esbocé una sonrisa aún en la ventana mirándolo parado en la puerta, él me veía divertido pero con una luz en esos ojos que no podía definir, parecía feliz por primera vez. Mi cabeza se sentía pesada, aún tenía sueño, supongo que eran al rededor de las 6 de la mañana, necesitaba dormir, al ver mi cama sólo quitarme la ropa y ponerme una bata, para tirarme como si cayese desmayada.

Por favor que nada de esto termine.

***

Abrí los ojos y lo que vi fue a Isaac tirado en el suelo, inconsciente, mi habitación se sentía fría, y un especié de nude se hizo en mi garganta, abrí mis ojos como platos y corrí a él que yacía en la entrada de la habitación.

—¿Isaac? —mencioné confundida, moviendo su cuerpo sin recibir ninguna señal de que despertase.

Escuché ruidos en el piso de abajo y con el corazón palpitando tan fuerte que mis oídos sentían su retumbar, tomé la lámpara del tocador que estaba a unos pasos a la izquierda de la puerta, inhalé un poco, y le eché un vistazo a Isaac; que seguía inconsciente en el suelo. Emprendí el camino por el pasillo y me aseguré de que el cuarto de mi madre estuviese bien. Abrí la puerta con calma y noté que estaba tendida como si no hubiese dormido allí. Salí casi de inmediato y caminé al pasillo para ir por las escaleras traté de ver que no hubiese nadie allí, de que nadie más estuviera cerca, me sentía tan asustada, trataba de no hacer ningún tipo de ruido, mordía mis labios y cerraba los ojos sí llegaba a rechinar algún lugar de la casa con mis pisadas. Al poner el pie en el último escalón giré a mi derecha y allí estaba, mi madre, arriba de la barra apuñalada tantas veces que no pude contarlas.

—¡No, no, no! —negué repetidas veces con la cabeza, con la mano en la boca, retrocedí hasta la mesita y tiré mi lámpara al suelo, haciéndose pedazos— ¿Qué te hicieron? —Mis manos temblaron —Tú no —. No podía tocarla, solamente estaba tratando de comprender que había pasado. Intenté utilizar el teléfono de casa que estaba en la cocina y no funcionaba. Escuché a mi madre toser y me sentí aliviada.

—Mami —salieron lágrimas de mis ojos—, ¡estás viva! Lo estás, claro que si.

La miré y parecía aterrada, parecía que su último respiro sería para pedir ayuda. Quería tocarla y atraerla conmigo pero no tuve valor.

—Mira lo que hiciste —la voz de Patrick acercándose a mí.

—¿Qué? —dije perpleja—. Yo no fui, no fui. No fui yo, no fui yo.

Me miraba con una sonrisa malvada dibujada en su rostro.

—Mira —acusó haciendo ademán a que mirase mis manos.

Lo dude por un segundo para percatarme que estaban bañadas de sangre, y en mi otra mano estaba un cuchillo de cocina

—¡Lo juro, yo no lo hice!

¡No fui yo! ¿no?

—Mira lo que nos haces por estar con él —dijo Patrick acercándose a mí.

No sabía de qué hablaba pero su rostro parecía más oscuro, sus ojos marrones parecían negros como el carbón.

—¡No te acerques! —Ordené

Se puso frente a mí para tomar la mano que tenía el cuchillo y empezar a apuñalarse una y otra vez.

—Mira lo que nos hiciste, mira. Sólo por estar con él.

No lo hagas, no me obligues.

—¡No! No, no, no —grité cerrando los ojos.
No es real... No puede ser real.

De un suspiro desperté en mi cama con los ojos llorosos. Y mi madre entro casi de inmediato.

– ¿Qué paso? —inquirió mi madre asegurándose de qué no hubiese nadie en el cuarto.

Al verla mi corazón sintió un gran alivio, estaba feliz de verla, estaba aliviada, sentí que la vida volvía a mi alma, le abrí los brazos en cuanto se abalanzó hacia mí en la cama. Se sentía tan bien sus abrazos en ese momento.

–Fue una pesadilla —dejé ir un suspiro.

– ¿Qué sucede? —preguntó Nick pareciendo de golpe por mi puerta.

Estaba solo con bóxers, ni siquiera se había puesto su camisa aún. Se quedó mirando un poco desconcertado pero no dudo entrar.

–Fue una pesadilla —respondió mi madre casi de inmediato dándome un beso en la frente para apartarse de mí—, debo ir al trabajo pero llego en la noche. ¡Saldré con la madre de Isaac!

Eso no era extraño pues eran amigas desde la preparatoria. Así que asentí mientras miraba a Nick algo desconsertada.

– ¿Te encuentras bien? —preguntó Nick acercándose a mí.

Mi madre parecía darse cuenta de lo que estaba pasando pero no parecía importarle. Simplemente salió regalándonos una sonrisa a ambos.

Eso parecía.

–Estoy bien. ¿Hace cuánto tiempo llegamos? —pregunté

–Diez minutos —recalcó tomando asiento en mi cama.

Tomé aliento para incorporarme y esbozar una sonrisa. Me encantaba esa presencia.

–Esa pesadilla fue eterna —mencioné, riendo sin ganas.

Tomó mi cara con sus dos manos y me miró fijamente, sus ojos me hipnotizaban, amaba esos ojos.

–Dime qué soñaste —tomó una calada de aire tratando de no ser persistente—, ¿qué te dijo?

No sabía cómo lo sabía pero quería decirle.

–La maté... —tomé una pausa desviando la mirada— mi madre. Patrick me obligó a matarlo y... —No quiero decirlo

– ¿Qué dijo Patrick? —dijo casi ordenando a que le dijese.

–Dijo; mira lo que nos hiciste... por estar con él —devolví la mirada a sus ojos y quitó el agarre de mi rostro.

Dime qué no significa algo.

Él parecía estar familiarizado con ello, no quería atar cabos pero algo estaba ocultándome. Sin embargo se acosto arriba de mi edredón y extendió su brazo para que me acurrucase con él, no lo dude y cuando caí a su pecho me sentí tan bien, me sentía como si fuese un hogar.

– ¿Quieres café? —preguntó cambiando radicalmente de tema.

No podía negarme, la verdad es que si quería café.

–Si... claro —mencioné, pasando mis manos en mi rostro. Aún quería seguir durmiendo—. Pero quédate un momento más.

Me hundí suspirando en sus brazos, y él acarició mi cabello, haciéndome sentir segura.

Por favor solamente necesito respuestas.

Él se adelantó a la cocina y yo me cambié la ropa que aún tenía pasto en algunos lados.
Cuando terminé de ponerme la blusa sentí el olor a café en mis fosas nasales... —Que delicia—. Bajé por las escaleras y tomé asiento en mi sofá favorito —el más grande—, encendí el televisor y puse unas caricaturas mientras se sentaba a mi lado con ese increíble gesto de amabilidad, mi café, obviamente. Puso su brazo sobre mis hombros mientras yo recibía la taza de café que traía en una de sus manos.

– ¿Te gustan las caricaturas? —preguntó

Pude notar por el rabillo de mis ojos que no estaba tan tranquilo.

–¡No subestimes las caricaturas! —lo miré con el ceño fruncido, bastante indignada.

Esbozó una sonrisa pero no fue sincera y eso me hizo sentir algo mal, no sabía que pasaba y algo me hacía dudar. Estuvimos una hora sentados sin decir una palabra hasta que Isaac llegó casi haciendo una fiesta.

– ¡Hola, tortolitos! —dijo con todo el aire de sus pulmones, para dejar sus llaves en la mesa. (Sí, tiene llaves de mi casa) —. Nuestras madres van a tener una fiesta hoy.

Nick y yo nos miramos mutuamente para dirigir nuestra mirada a él casi de inmediato.

– ¿De qué hablas? —pregunté

Nick esperaba la misma respuesta pero quitó el brazo sobre mi hombro y se dirigió a la cocina.

–Bueno —dijo, sonando misterioso—. Mi madre me dijo que me quedé aquí porque van a celebrar el cumpleaños de una de sus amigas —puso los ojos en blanco mientras se tiraba en el sofá, sobre mi regazo.

– ¿Paola? —cuestioné mientras peinaba ese lindo cabello rojizo.

–Sí, probablemente. ¡Esa mujer mata un bebé cada luna llena! —dijo Isaac con ironía, quitándome el control de la Tv—. Es tan sexi... más sexi que su hija.

– ¿Quién es ella? —inquirió Nick sentándose en el suelo a mi lado izquierdo.

Bueno...

Paola Lane era la doctora del hospital, una de las mejores en mi pequeña ciudad, nos recibió a mí y a Isaac... y unos cuantos más. Tiene 2 hijos, Tricy, ella no vive aquí, se fue de Montana con su padre, viene cada verano. Mason es su hermano mayor, vive aquí pero él ya está en la universidad, también está de visita cada verano. Los dos son infinitamente atractivos, él lleva el cabello muy largo, hasta los hombros, es castaño, hermoso, y tan mordaz. El chico es de ojos marrones al igual que ella, su piel es algo bronceada, su padre es así. Tricy por otro lado, piel bronceada como su padre, cabello más rubio que castaño, y ojos color avellana. La Sr. Lane es todo lo contrario, su cabello es oscuro y su piel blanca, y tiene una cintura perfecta, ojos profundos y por supuesto, es como una tía para nosotros.

–Es la Doctora del único hospital qué hay aquí —dije entre risas—, lo único bueno es que las anfetaminas pueden ser gratis para Isaac.

Isaac empezó a reírse negando con la cabeza.

– ¡Sólo fue un besooo! —recalcó, haciendo un reproche. Me encantaba recordárselo.

Nick parecía pensativo, pero ponía suficiente atención.

– ¿Harás algo hoy? —preguntó Nick mirándome.

Mire al instante a Isaac. Sí, pues Isaac está aquí por mí.

– ¿Qué haremos hoy, Pinky? —mencioné mirando a Isaac divertida apretando sus mejillas con mi mano.

–Mmmmh.... A decir verdad... ¿recuerdas a la chica del bar?

Claro que si.

–Ohh, vívidamente —dije poniendo los ojos en blanco mientras mordía mi mejilla.

–Me invitó a una fiesta —se incorporó para mirar a Nick—. Pueden ir, estarán los mismos de esa noche.

Vi cómo le hizo señas a Nick y vi que esbozó una sonrisa pero no quise actuar como si me dieran celos.

¿Y, NO?

¡Cállate!

–Me apetece —dijo Nick.

Se incorporó pero no sin antes estrujar mi hombro mordazmente.

Me quedé callada y aliviada de alguna manera. Me gustaba eso, sabía que podía confiar en él, de alguna estar con ellos dos, en presencia de esos dos me hacía sentir intensamente afortunada.

–Genial —Isaac miró mi cara de desagrado— ¿Quieres ir...? Estará el chico Logaaaan —recalcó. Se acomodó a mi lado esperando respuestas pero lo único que le di fue un empujón.

Nick lo miró pero no tenía ninguna expresión, quizá su expresión de querer matar a todos pero esa ya la tenía.

Solamente se burló y cambio la televisión.

Esos programas...

Después de eso todos desaparecimos.
Nick se levantó para colocarse una camisa blanca y un saco, no pregunté adónde se dirigía. Isaac entro al baño y no salió de allí hasta las 2 hrs. Decidí tomarme una siesta con Pucca mientras reflexionaba sobre lo qué pasó con Thomas, creí que sería mejor estar sin chicos. No necesitas de un hombre para ser feliz.

Él no era sólo un hombre.

–Lizzie... —susurró Isaac—, ¿vienes con nosotros?

Intenté abrir los ojos pero seguían cerrándose.

–No podemos dejarla sola —dijo Nick tocando mi hombro— ¿Quieres acompañarnos?

Desperté mirando que su cabello estaba húmedo y los dos estaban oliendo delicioso, iban a ir a ver a aquellas chicas, y no me agrado pero recordé a ese chico Logan, él es muy lindo.

Me gusta Nick.

– ¿Es una fiesta formal? —cuestioné retorciéndome en la cama. Mi voz sonaba tan congestionada.

–No lo creo —respondió Isaac con voz divertida.

–Necesito avisarle a mi madre —recalqué.

Isaac me miró pensativo.

–Mi madre me dice que aún no empieza, la Sra. Paola aún no llega del hospital —dijo tronando los dedos—, seguramente ellas la irán a recoger así que no te preocupes por llegar después que Anna.

Nick parecía estar contra la espada y la pared. Se apartó de mí y salió de la habitación.

–Iré un rato —murmuré.

Isaac feliz me aventó una falda de tablones amarilla, un suéter negro y debajo solo una pequeña blusa negra, con mis converse de siempre. Me cambié de inmediato para bajar a toda prisa por las escaleras. Nick parecía apresurado pero me fui en el asiento de copiloto como de costumbre, no sé en qué lugar era eso pero el camino se me hizo eterno, terminamos detrás del Club donde Isaac y yo frecuentábamos, las fiestas eran buenas pero la policía llegaba a arruinarlo todo. Cuando llegamos estaban las mismas personas de aquella noche pero tenían un par de caras nuevas bastante irrelevantes. Isaac me abrió la puerta del copiloto y Nick me dió la mano, fue casi un sincronizado perfecto.

– ¡Holaaaa! —esa voz chillona la reconocía. Esa tipa. Era la de la chaqueta azul aquel día, hermana de Logan junto a la Pelinegra que se estaba tragando a Isaac.

–Hola —dije a secas avanzando para dejarlos con ella.— Isaac, ya sabes. Patrick —musité poniendo una mueca.

–Por supuesto que si su majestad —mencionó divertido. Me dirigí al grupo y tomé una cerveza después de saludarlos cordialmente.

Me dediqué a beber lo más que pude mientras veía como Logan me miraba sin hablarme, hasta que dejé la timidez y me acerqué a él pero parecía inquietarle.

– ¿Hola? —estaba un poco ebria así que... con una lata de cerveza en la mano me acerqué siendo la más valiente—. No llamaste nunca.

Logan me miraba algo desconcertado. Se recargaba de un jeep azul, y yo lo imité.

–Uhm —masculló, tomando un trago de cerveza mientras miraba que Nick casi estaba siendo tragado por su hermana—, él chico de piel pálida mencionó que ustedes tenían algo.

Que idiota.

Después de cómo me trataba de estaba liando con otra.

– ¡Noooo! Yo... yo no saldría con él —después de eso me sentí mal conmigo misma, sabía perfectamente que era mentira.

Él parecía feliz con esa chica, hermana de Logan para mi suerte.

¿Por qué disfrutaba la compañía de esa chica, estúpidamente linda?

– ¿Y tu amigo el pelirrojo? —cuestionó Logan tratando de romper la burbuja de incomodidad

–Acaba de irse con la chica de falda rosa —hice un chasquido con mi boca para mirar mi lata y pasar el dedo por la orilla.

No me sentía tan cómoda como creí que me sentiría.

No debiste aceptar esto.

– ¿Cómo estuvo tu baile? —cuestionó

Horriblemente desastroso.

–Pudo haber sido mejor —mascullé, dándole un trago a mi lata.

Me sentía tan nerviosa y aburrida, sólo podía ver cómo los demás se divertían.

¿LOS DEMÁS?

Agh, cómo es que Nick podía estar tan feliz con esa chica, me daba nauseas de sólo verlos, y aparentemente Logan se percató de ello.

Miraba a Nick como si quisiera que se diera cuenta de lo mal que me ponía esa situación pero a unos metros se encontraba Isaac mirándome mientras besaba a la pelinegra y se detuvo de hacerlo para ponerme los ojos en blanco como un regaño....

Por favor.

Leí sus labios y lo que dijo me hizo sentir realmente mal— ¡No es tuyo!

–Lo sé —Musité, poniendo los ojos en blanco.

Negué con la cabeza como si fuese divertido pero realmente no lo sentí así.

– ¿Quieres algo de hierba? —preguntó Logan sacando un cigarrillo preparado.

¡No!

Sé lo qué pasó con Thomas pero necesitaba relajarme, no me sentía con ganas de seguir viendo con cara de psicótica al chico que coqueteaba con la hermana del castaño a mi lado.

–Okay... —mencioné tomando el cigarrillo— ¿es buena? —le regalé una sonrisa mordaz.

Noté como esos ojos esmeralda me escaneaban de pies a cabeza. Me miró con ironía para negar con la cabeza mientras sonreía.

Supongo que es divertido para ti.

–Mira a tu amigo y mi hermana — comenzó a toser un poco—, parece que funciona.

No estaban tragándose pero estaban riendo como si de verdad lo disfrutaran.

Le di una calada y contuve un momento la respiración para mantener el humo, miré a Logan y me miró como si tuviese algo que hacer. Tiró su lata de cerveza y con una mano tomó mi cintura, con la otra tomo mi rostro, su dedo pulgar estaba estrujando mi mejilla, al igual que los demás. Junto nuestros labios casi tan cerca que pude sentir su calor, no tuvo que decirme lo que debía hacer porque yo sabía, lo miré a esos ojos tan lindos y exhale poniendo mis labios en forma de silbido. Lo miré por unos segundos y se apartó de mi sonriendo mientras sacaba el humo que le compartí. La sensación de satisfacción en ese momento fue indescriptible pero no podía dejar de pensar en el chico pálido que me miraba de manera sombría.

– ¿Es verdad que Wilson te golpeo?

Supongo que quiso preguntarlo desde que llegue.

Pero qué Mier...

– ¿Conoces a Thomas? —pregunté perpleja con un chillido de voz.

–Mi hermana conoce a Garret, el hermano de su mejor amiga... —dijo sacando un poco de hierba que había quedado en su lengua—, dijo que la chica era Willer.

No creo ser la única Willer aquí.

– ¿Qué fue lo que dijo exactamente? —aclaré la garganta, más sobria de lo que creí.

Un poco indeciso me tomó del brazo para apartarnos un poco del lugar. Los ojos de aquellos chicos estaban apuntándome pero no me interesaba.

–Sólo le dijo que su hermana era una maldita, porque había robado el novio de alguien —tomó una calada de aire mientras yo lo miraba muy concentrada—, ella mintió sobre algo y que el capitán de natación se volvió loco... después de eso para ella fue fácil enredarlo.

Esa... ¡Dios!

– ¿Tu hermana es su novia... novia de Garret? —dije abrumada.

–Mi hermana no es novia de nadie — dijo esbozando una sonrisa—, aquí es su ambiente natural pero cuando estamos en casa va a la iglesia 4 veces por semana.

Me parecía ridículo lo que hizo Carrie con Thomas, antes habíamos tenido problemas por ella, pero jamás así. Logan me miró y creo que entiendo que no sabía lo que había pasado.

–Quisiera decir que no puedo creerlo pero, si puedo ––murmuré.

Logan se tornó muy incómodo después y se alejó a tomar otra cerveza de la nevera.

¡Vaya!

Caminé a Isaac y le extendí la mano para que me diera las llaves e irme a la casa, solamente llegué para ponerme ebria y sentirme peor de lo que ya me sentía.

—¿Qué sucedió? —inquirió Isaac con voz firme.

Solamente hice una mueca y me entregó las llaves.

Creo que me conoce bien.

–Te veo en la casa —informé amargamente, pasando del lado de Nick y la hermana de Logan.

¿Cuál era su nombre?

El chico pálido se incorporó y alejando a la chica que estaba a su lado, tomó mi brazo reteniéndome mientras me miraba fijamente esperando una respuesta

– ¿Está todo bien? —musitó, tratando de indagar en mis ojos.

Realmente estoy bien.

–Sí. ¡No estoy de humor para beber otra cerveza más! —tomé una calada de aire y miré a la chica detrás de él—. La policía siempre arruina las fiestas de aquí, es mejor que no demoren tanto.

Prefiero no estar cuando eso pase.

Nick asintió y devolvió la mirada en ella. No me interesaba así que conduje un poco y decidí ir a casa de la madre de Isaac. Era una fiesta para mujeres, necesitaba eso ahora.

Llegué y estacioné el auto en la cochera, toqué el timbre y abrió mi madre perpleja. Quizá quería que estuviese siendo una chica normal.

—¡Holaaa! ¿Cariño? —miró desconcertada a la madre de Isaac—. Creí que irían a una fiesta.

Pasé sin ser invitada y puse en la mesa una botella de Whisky que robe del auto de Isaac. Ellas dos estaban felices, ya era media noche y la Dra. Lane no llegaba, mi madre nos sirvió whiskey mientras esperábamos.

– ¿Cuánto has bebido? —preguntó mi madre soltando unas carcajadas.

Realmente no lo sé. ¿Importaba?

–No tanto para ser sinceras —dije intentando levantarme sin caerme—, o quizá lo suficiente —empecé a carcajearme con ganas.

Mi madre y la señora Andersson me siguieron, estaba tan roja que ardían mis mejillas.

– ¿Qué ha pasado con el chico Thomas? —cuestionó la madre de Isaac

Pareciera que me habían echado balde de agua helada, creo que dejé de estar ebria y mi sonrisa se borró de mi rostro. Tragué pesadamente saliva y respondí sin creerme:

–Terminamos —confesé mirando a mi madre.

Ella sabía que ya había ocurrido pero espero que no supiera todo, sentiría tanta vergüenza de ver cómo me dejé tratar así de un chico de preparatoria, ella siempre decía que los amores adolescentes eran efímeros y no debía lastimarte así.

–Eres muy joven —dijo la madre de Isaac fumando un cigarrillo. Espero que de nicotina ––, vas a tener mil novios más, algunas serán dulces, románticos e impredecibles... pero al final la mayoría decepcionan nuestras expectativas.

Creo que a la señora Andersson realmente la habían hecho sentir mal.

–No estoy interesada en nadie —murmuré sacando mi teléfono del bolsillo.

La verdad nadie me escribía pero necesitaba salir de esa burbuja de incomodidad.

A pocos segundos llegó la Dra. Lane y había sido algo aliviánate para mí, me fui al patio y las dejé a solas bebiendo y bailando, Lane no bebía pero si que bailaba, después todas las luces se apagaron e intenté entrar pero me lo evito ver que al instante que asomé por la ventana y noté que encendieron unas luces parpadeantes, y había strippers, era muy vergonzoso pero divertido por ver así a mi madre. No pude evitar sentirme feliz. Fui a la en la pared de plantas y sin darme cuenta me quedé dormida en el pasto. No creo haber dormido mucho, tomé mi teléfono y ya eran las 3 de la mañana. Dormí dos horas y media allí. Me percaté de que todas dormían excepto Lane. Así que abrí el ventanal del patio para entrar a la casa.

– ¿Ya se va? —cuestioné algo bastante lógico.

–Sí, me llamaron de urgencias. Uno de los chicos que van detrás del club se cayó y no reacciona.

Mierdaaaa.

– ¿Puedo ir con usted? —cuestioné casi de inmediato mordiendo el interior de mi mejilla

Parecía realmente no querer llevarme, jugueteaba con sus llaves muy tensa.

–No lo creo, cariño —me miró algo intrigada—, bueno, pero te quedarás en la sala de espera.

Cuando era pequeña le decía que quería ser igual que ella, quizá aún pensaba que quería ser enfermera.

Yo parecía niña pequeña subiendo a su auto gris, era muy hermoso, pero no soy fan de los autos. En el camino puso un poco de jazz para relajarse pues dijo que solamente debía estar por compromiso, no parecía haber bebido nada y quizá no, mi madre y la madre de Isaac terminaron con el licor que había, y yo.

Cuando nos detuvimos estaban todos los chicos de la fiesta, excepto Isaac, Nick, la pelinegra y Logan. Me bajé tan rápido como pude para notar que la Dra. Lane seguía en el auto, creo que se percató de que los conocía.

– ¿Qué sucedió? ––pregunté al grupito que estaba bastante intoxicado.

Me miraron por unos segundos sin comprender pero uno de ellos, un alto delgado de cabello ondulado y piel morena se acercó a mí.

–No fue algo grave, pero Logan resbaló y golpeó su cabeza —tomó una pausa—, nadie tiene idea de cómo pasó.

No dude mucho para adentrarme al hospital y encontrar a esos tres, Nick estaba recostado en la pared con los brazos cruzados, Isaac y la pelinegra estaban juntos, en los asientos, sólo faltaba la hermana de Logan.

– ¿Qué sucedió? —pregunté parándome enfrente de Isaac con los brazos cruzados.

–Nada tan grave —respondió Nick casi de inmediato.

Isaac se incorporó y me llevó al pasillo hacia la cafetería. Lo miré confundida pero no dije nada hasta llegar estar dando la vuelta a la sala.

– ¿Qué diablos pasó? Y, no me digas que nada —ordené irritada, señalándolo con el dedo índice.

Revoloteó los ojos y me tomó de los hombros.

–Embistió a Nick y eso fue lo que le pasó a él —susurró acercándose—, Nick estaba de espaldas y ni siquiera lo movió.

No me sorprende.

– ¿Por qué lo embistió? —pregunté perpleja

–Su hermana le dijo que no se fijara en ti si quería seguir con vida... al menos eso fue lo que Nick insinúo —miró temeroso a la enfermera qué pasó detrás de nosotros.

– ¿Qué dices? —pregunté confundida. ¿Él dijo eso? —. ¿Nickolas dijo eso?

–Sí, eso no es lo importante... —tomó aire—, lo embistió y fue como si lo hubieran embestido a él.

Pasé mis manos por mi cara buscando una respuesta, pero realmente no había alguna. ¿Cómo era posible eso?

Vimos a la Dra. Lane pasar detrás de nosotros, y lo más extraño fue que Nick iba detrás de ella a grandes sacadas.

–Veo que no pierde el tiempo —susurró Isaac de mala gana.

¿Celos?

–Hablaré con él... no vayas a moverte de aquí —dije casi ordenando.

Isaac asintió y se fue a la sala de espera bastante irritado. Antes de entrar a un piso al que no había ido jamás, pude oír gritos, y seguí ese ruido. Bajé unas escaleras y doble a la  derecha, pude ver a Nick hablando con la Dra. Lane. Me oculté detrás de la pared tratando de escuchar lo que hablaban.

–Lo siento querida Lane... —dijo Nick acercándose a ella—, tus sucios tratos me han aburrido.

Lane se sentía amenazada pero no tanto como para retroceder.

–No puedes cambiar el trato —susurró Lane tratando de que nadie los escuchase—, ¡te di lo que pediste!

Nick empezó a carcajear, no sabía cuál era la razón.

–Mírame Lane y dime, ¿cuál es tu más oscuro secreto? —tomó una pausa— Dime lo peor que has hecho.

Lane lo miraba a los ojos tratando de negarse pero parecía que no podía.

–Sólo quiero más tiempo... necesito más. —parecía desesperada.

– ¡RESPONDE! —Nick uso un tono profundo que casi hizo sangrar mis tímpanos.

–Hice un trato contigo hace más de 18 años —tomó una pausa queriendo resistirse—, vendí el alma de una recién nacida.

–Oh, ¿una...? ¿Cómo puedes tú hacer eso? ¿Los doctores no salvan vidas? —ironizó, divertido.

Pude ver que acorraló a Lane y la tomó del cuello. El cuerpo de Nick era grande pero no creí que pudiese alzar a alguien más.

¿1.90?

Creo.

–Hicimos un trato —afirmó—, hasta tú tienes reglas. ¡No puedes romperlas! ¡Basta! ¡Estás quemándome!

Nick seguía ahogándola, no sabía que hacer exactamente, de dónde se conocían, ¿hace 18 años?

Era imposible, se suponía que tenía mi edad. Yo había estado atrasada en la escuela porque Isaac y yo decidimos irnos a trabajar como ayudantes de su padre antes de que decidiera no volver.

¿Entonces cuantos años tiene?

–No, pero tu plazo se acabo, y vengo por ello —las luces empezaron a parpadear.

¿Por qué mi corazón palpita tan fuerte?.

– ¡NICK! —pegué un chillido que hizo que soltase a la Dra. Lane.

Estaba respirando tan rápido que sentía que me ahogaría. Él parecía avergonzado pero no quitaba la mirada asesina de la doctora.

– ¿Qué haces aquí? —cuestionó Lane tosiendo y tallando su cuello.

Mi cuerpo temblaba pero si no hablaba ahora iba a estallar, miraba cómo Nick estaba tan despreocupado, no tenía la camisa, no se porque razón, estaba descalzo y agitado, se veía tan luminoso, me miraba como si no tuviese nada que ocultar.

¿Cuando se desnudó?

No lo hagas.

¡HAZLO!

Caminé hacía Nick mientras perdía de vista a la Dra que se refugiaba tras de mí.

– ¿Qué eres? —cuestioné al chico pálido que yacía al frente de mí.

Mi miró divertido como si fuese obvio.

–No es un qué. Si no, quién —respondió la Dra detrás de mí.

– ¿Qué pasó...? —susurré mirando a Nick—¿Quién eres? —mis labios estaban secos.

Y, aunque estaba asustada tenía ganas de besar esos bellos labios.

Tenía miedo de la respuesta, Nick era sin duda misterioso, pero no era un monstruo. Por mi propio bien no podía serlo.

–Tengo muchos nombres —dijo acercándose a mí—, pero tú puedes llamarme Bel... Luz... Luzbel —mencionó esbozando una sonrisa dibujada en su rostro.

¿Qué acababa de decir?

Comencé a respirar más rápido de lo que alguna vez lo hice, miré a Lane tomarme del brazo para salir de allí pero aunque tenía miedo me negué y quite el agarre. Mi corazón comenzó a escucharse retumbar, ¿qué acababa de decir? ¿Por eso era misterioso? No, eso no podía ser, no.

Lo miré tragando saliva que parecía ahogarme y traté de no desmayarme pero no tenía miedo de él, si no que, estaba asustada, no quería que él fuese malo.

—¿Quieres qué te diga cuál es la razón por la que en lugar de salir corriendo quieres quedarte aquí? —Nick me lanzaba una sonrisa mordaz.

Ni siquiera yo lo sabía, pero quería estar cerca de él.

Pero algo cambio cuando Lane intervino:

–Por favor... —Lane tomó aire— ¡SAMAEL!

Nick la miró furioso y le dió un empujón que hizo que cayera inconsciente.

– ¿QUE HICISTE? —grité dando grandes pasos hacia atrás.

No podía dejar de notar que Nick ya no quería fingir, ya no lo necesitaba.

–Ella —La señaló con la mirada—, ha hecho cosas atroces, vengo a cumplir mi trabajo y llevarla conmigo —mencionó mirándome a los ojos.

– ¿La mataste? —cuestioné híper ventilada.

Esbozó una media sonrisa.

–No, no hasta que yo quiera. En teoría no mato a nadie. Los envío donde pertenecen —dijo con una voz más grave pero profunda.

Lo miré confundida pero fui firme, no me fui corriendo, no me asustaba. Yo quería respuestas.

– ¡No te me acerques más! —ordené.

No hizo mucho caso a mi orden y se acercó tomando un mechón de mi cabello hecho un desastre.

– ¡Te dije que no! —farfullé dandole una abofeteada.

Él se tocó la mejilla muy asombrado, parecía más feliz que enojado.

– ¡Me dolió! —dijo perplejo— ¿¡Me dolió!?

Parecía divertido, feliz.

Esa era la intención.

–Por favor haz algo con Lane, y con Logan —supliqué mientras no paraba de jalar mi falda de un tablón.

Empecé a jadear temblorosa, no sabía si tenía miedo o estaba más intrigada por lo que acababa de pasar.

–Logan sólo fue un mal para un bien... o, ¿qué dicen ustedes los humanos?

Nick me miraba tan calmado, extendió su mano esperando por la mía, sentía que me hipnotizaba cada vez que miraba esos ojos color esmeralda. Pero ese destello azul.

–Quiero saber la verdad —tomé una calada de aire— ¿Eres un demonio? —susurré confundida tomando su mano— ¡No puedes ir lastimando gente así!

¿Cómo tenía valor para hacerlo?

–En teoría los demonios me pertenecen —declaró jalándome a su cuerpo mientras seguía acomodando un mechón necio de mi cabello.

No, no te dejes llevar.

– ¿Quieres decir...? —tomé una pausa saliendo de la burbuja y empujé con todas mis fuerzas para separarme de él, mis ojos lo miraron despistada, apenas podía hablar.— Si tú no eres Nick... entonces, ¿qué pasó con él?

Me miró intrigado frunciendo el ceño, mi primer pregunta, ¿tendría que ser eso?.

–Toda su familia era muy retorcida, me encargué de todos ellos antes de venir —. Dió un paso hacia mí—, que él viniera no fue coincidencia... bueno, que yo viniera. Al igual que Lane, ella es la peor de todos, por eso me tomé la molestia de traer a Logan al hospital, sabía que vendría —me miró de arriba a abajo—. Aunque no creí que tú vinieses, no son familia.

Hablaba tan tranquilo, explicando algo incomprensible.

No tenía idea de eso, ni siquiera conocía a Logan. Me sentía retenida, pero di un paso hacia atrás. Ni siquiera recordaba a la señora Paola en el suelo.

¿Por qué Logan?

–¿Su familia retorcida? —dejé ir un jadeo indignada quitándole la mirada de encima—. ¿Y, qué hay de... ti? —mencioné devolviendo la mirada acusadora.

Se alejó de mi dirigiéndose a Lane.

–No sé qué haces aquí, ni siquiera puedes decir mi nombre —dijo cargando a Lane.

—¿Qué le harás? —inquirí, nerviosa.

Me miró con Lane en los brazos, parecía decepcionado.

—La llevaré a urgencias, decidiré qué hacer con ella antes de irme —. Después de eso salió con ella en los brazos por el pasillo.

¿Irse?

Me quede perpleja, no había aire en ese momento para mí, mis ojos se pusieron llorosos y tuve que hincarme para no desmayarme. Ni quisiera me di cuenta cómo llegué a la sala de espera.

***

Estaba en la sala de espera cuando vi pasar a Lane en una camilla, dijeron que se cayó por las escaleras, todo ocurría en cámara lenta. No tenía idea de cómo me sentía, ni siquiera si había sido real, para mí había sido un sueño como cualquier otro. No sabía cómo había regresado hasta ese lugar. Me estaba híper ventilando y me quité el suéter que traía encima dejándome solo una blusa de tirantes, miré a todos lados y no me percaté de dónde estaba Nick o quién sea que sea él. Mis brazos se sentían pesados y mis piernas parecían haber corrido un maratón —¿Qué está pasándome? —. Mis ojos empezaron a cerrar y abrir como si estuviese muriendo de sueño, el piso daba vueltas y mi respiración empezó a cambiar. Lo único que pude ver fue a Isaac correr hacia mí pero no sentí nada más que algo muy frío recorriendo por mi piel.

– ¡Lizzieee! —la voz de Isaac algo preocupada.

Sentí como sus brazos me envolvieron, detrás de él llegó Nick.

– ¿Qué sucede? —cuestionó con un tono firme.

No sabía que tan real era lo que acababa de ver, no sabía que tan real era él. Agarré mi cara como si se fuese a caer, vi que Nick lleva una camisa negra puesta.

–Estoy bien... estoy cansada —dije ahogándome con mi propio aire.

Escuché cómo llegaba la hermana de Logan algo aliviada mientras abrazaba a una mujer mayor, supuse que era su madre, escuchamos a lo lejos que Logan estaría bien, el golpe no era grave pero se quedaría en observación. Isaac miró a Nick y dejo ir una calada de aire para esbozar una sonrisa.

– ¿Cómo está Lane? —inquirí.

–Estará bien —respondió Nick casi de inmediato.

Apenas y podía mantenerme de pie.

–Debemos irnos —sugirió Isaac.

Nick asintió y me tomó de la mano para sacarme de allí, intenté deshacerme de su agarre pero fue inútil, a decir verdad no quería que me soltara. Bajamos las escaleras cautelosos antes de que Patrick y sus secuaces llegarán a interrogar lo sucedido. Emprendimos el camino a pie, no estaba segura de que estaríamos en mi casa ó en la de Isaac pero avanzamos muy rápido mientras Isaac y yo hablábamos del lugar en que viviríamos al irnos, estábamos entusiasmados pero yo no podía perderle la mirada a Nick.

Sentía que me asfixiaba, y quería llorar pero al mirar a Isaac entusiasmado, me dio fuerza.

***

–Llegamos —murmuró Isaac dejando ir un poco de aire que yacía en sus pulmones.

– ¿No te quedarás aquí? —cuestioné

Miró a Nick y regreso la mirada a mí para susurrar:

– ¿Qué sucede entre ustedes? —me ignoró por completo para atar cabos.

¿Qué?

–Nada... no pasa —miré a Nick—, no pasa nada.

Lo miré tratando de que no le dijese nada a Isaac.

–No voy a meterme —dijo acercándose a mí para regalarme un beso en la frente—. Descansa, ¿sí?

Asentí regalándole una sonrisa a medias. Se despidió de Nick chocando los puños mientras Isaac hizo una reverencia. Vi cómo se marchaba caminando por la carretera que tenía neblina, cuando giré lo primero que vi fue al chico pálido esperándome para que abriese la puerta. Puse los ojos en blanco y me tomé todo el tiempo del mundo para llegar a la puerta. Abrí sin decir una palabra y me dirigí a la ducha lo más rápido que pude, mi madre aún no llegaba, seguía quizá en casa de Isaac. Salí de la ducha y lo primero que vi fue a ese chico pálido pero no me detuve.

–No sé que quieres de mí —dijo tomándome de la cintura antes de que se saliera completamente el baño—, pero ahora sabes todo lo que querías, quiero que puedas confiar en mí.

– ¿Cómo podría hacerlo? —dije mirándolo— ¿Cómo podría...? ¡Acabas de casi matar a alguien, para matar a alguien más! —mi corazón parecía que iba a explotar, estaba enojada, y enojada conmigo por querer estar con él.

No podía dejarlo de ver con esos ojos. Porque estaba perdida en sus ojos peculiares.

–Lo que hice es lo que cualquier humano hace, pero yo no lo hago sin motivos —susurró apretando los dientes.

¿¡Hay una manera de matar y que sea bueno¡?

– ¡No me interesan los detalles! —rodé los ojos.

Caminé a mi habitación y cerré la puerta de inmediato. Mi corazón palpitaba a todo lo que daba, acababa de darme cuenta de quién era el.

No, no, no, no es verdad es un sueño, debe ser un sueño.

Subí a mi cama para colocarme una bata que estaba sobre mi buró. No sabía si había un Dios pero comencé a rezar.

Esto no es verdad, no, no.

Sabía que nadie me iba a escuchar porque si era el diablo, ya estaba entregada a él.

No iba a estar tranquila hasta escuchar la verdad. Me levanté decidida y abrí la puerta, lo primero que vieron mi ojos fue a ese chico mirándome.

–Qui... quiero que me digas la verdad —exigí.

La comisura de sus labios se curvearon.

–Es la verdad pero no puedes aceptarla —dijo entrando a mi habitación.

Se sentía como el misterio, sabía que no era humano, pero por alguna razón no quería que se fuera. Mi razón estaba siendo nublada.

–¡Pues perdón si no puedo aceptar que eres el diablo! —dije casi gritando—, ¡Oh!¡Perdón, Luci...! —tapó mi boca.

Hizo un gesto con la boca que parecía muy molesto para después soltarme.

–No quiero que me digas quién soy, sé perfectamente quién soy —hizo una pausa—, estoy aquí por una razón.

–Y, ¿cuál es esa razón? —inquirí temblorosa.

Sus manos estaban colocadas en mis mejillas y me estremecí.

–Tú —susurró caminando a mi ventana, y comenzó a decir sin darme la cara—. Lane fue la doctora que te vio nacer, ¿no es así?

Sí, la de casi todos

–Sí —mis ojos buscaban respuestas—, ¿qué tiene que ver eso aquí?

Nick esbozó una sonrisa irónica.

–¿No soy lo suficientemente claro? Había personas desaparecidas —La voz de la hermana de Logan en la fiesta de la fogata dió vueltas por mi cabeza.–– , yo me los lleve... Lane me obsequió almas que ella ayudó a traer al mundo solamente por codicia y poder. Bueno, algunos... sólo algunos.

Su voz hizo eco, pero no porque fuese rudo, si no porque parecía estar en un sueño, no podía creer lo que estaba saliendo de su boca.

Giró a mí, y era tan sombrío que mi piel se erizaba de sólo tenerlo cerca.

– ¿Las personas desaparecidas? ¿Tú las mataste? —inquirí.

–En teoría ellos ya estaban muertos... pero no, sólo los llevo donde pertenecen —dijo con ironía.

—¿Crees que esto es divertido? —farfullé. Él me veía divertido, como si no pudiese hacer nada más para convencerme— ¡Muéstrame lo qué haces, quiero ver que tan vil puedes ser! —lo reté.

Gran error.

Me miró irónico.

–Bien —dijo indicándome que caminara a la salida.

¡No!

–Espera —dije señalándolo con el dedo índice—. Las personas eran bebés que Lane había recibido, ¿entonces ella te los dió como pago? —tomé una pausa para mirarlo incrédula, estaba temblando—. ¿Yo también soy un pago?

Tragué saliva pesadamente, una para no querer besar sus labios y otra para créeme lo que estaba pasando.

Mis ojos se empezaron a tornar nublosos, pero respiré hondo y esperé que él me diera una explicación.

–Puede que suene cruel, pero... —me dió una mirada consoladora, pero lo frené.

—¿Qué fue lo que le diste para que yo fuera el pago? —cuestioné.

¿Qué tanto valía yo?

–Dinero, y juventud... poder —sonrió por debajo.

Estaba feliz de lo que había hecho.

Camino hacia mí, y no me interesó el miedo, estaba enojada.

—¿Dinero? —farfulle enfadada— Tú... ¿eso es lo que valgo?

Fruncí el ceño, y el abrió los ojos con asombro.

–Vales mucho más que eso para mí. —lo frené al ver su acercamiento inminente.

– ¡NO! —fruncí los labios, para no llorar— ¿Por eso me defendías? ¿Crees que soy de tu propiedad porque una psicótica así lo decidió?

–No es tan sencillo —se excusó.

– ¡No me importa lo que eres, no me asustas! —lo señalé con el dedo índice tocando su pecho que era en extremo peligroso— Y, sin duda no quiero estar rodeada de cualquier cosa que tenga que ver contigo —tomé una calada de aire para ver qué sus ojos estaban cristalinos y su mandíbula estaba tan tensa— ¡VETE!

–No vales dinero para mí —susurró, nuevamente acercándose temeroso de mi respuesta.

– ¿No? ¡Quizá haya cajeros automáticos en el infierno! —mascullé con ironía.

Me miró como si lo subestimara y me esquivó pasando por mi lado, haciendo que me sintiera peor. Dejé ir el aire de mis pulmones desconsolada.

–Vales más que eso —dijo entre dientes para terminar de salir de mi habitación—. Eres el poco de alma que me queda.

No pude evitar mirarlo y cuando sus ojos toparon los míos, sentí un escalofrío recorrerme, para mi mala suerte se detuvo bruscamente afuera del marco de mi puerta.

– ¡Pues ya no te queda nada! —dije con más firmeza de la que creí, mientras le cerré la puerta en la cara.

¿Cómo demonios hice eso? ¿Porqué aún no me había llevado?

¡NO ESTÁ MINTIENDO!

Maldita voz en mi cabeza.

Me sentía triste, mi cuerpo no quería que él se fuera, pero todo lo que había pasado aún no podía procesarlo. No sabía lo que sentía por él pero tenía miedo de averiguarlo.

Escuché la puerta y supuse que era mi madre así que baje a toda velocidad, quizá por miedo. Me topé con mi madre y Nick hablando en la puerta. Traté de concentrarme y no correr por Nick.

–¿Cómo estuvo la fiesta? —aclaré la garganta.

–Bien cariño... Lane está en el hospital —dijo acomodando su cabello, parecía cansada.

–Me voy, Anna —dijo Nick. Su voz caló mis huesos y sentí tanto ese "me voy"

Por inercia dejé ir un gemido parecido a "Uhm", quería averiguar adónde pero me detuvo con toda la poca de lógica que quedaba en mí.

–Puedes volver cuando necesites —dijo mi madre con una sonrisa encantadora.

Me quedé perpleja pero no podía detenerlo. Me miró ligeramente antes de cerrar de salir del marco de la puerta y quise decirle "quédate", pero no me atreví, y cuando finalmente se cerró la puerta sentí que algo me faltaba. Y por alguna razón sabía que él también se sentía así.

–¿Qué sucede con Lane? —indagué, tratando de mantenerme concentrada en algo más.

–Creo que se desmayo y se golpeó pero no fue grave.

Mi madre se dirigió al comedor intentando descansar. Pasó su mano por la cara y resopló.

–¿Adónde fue Nick? —dije tratando de no sonar como loca

—Un familiar suyo enfermo, dijo que debía irse.

—¿¡Irse!? ¿Adónde?

—No lo sé, amor —respondió ya irritada.

—¿No has hablado con Patrick? —traté de indagar.

–Sí, me llamó hace poco diciendo que había un 089 de una fiesta detrás del club —tomó un respiro para dejar ir un chillido de resaca—, no fueron de nuevo Isaac y tú, ¿o si?

¿Un ocho que?

–No, no. Estuvimos en casa de una conocida de Isaac —mentí descaradamente cómo se me había hecho costumbre.

Mi madre sólo dejó ir un quejido y yo no tenía para nada sueño así que salí a correr un poco, es algo que no hacía a menudo pero quería nadar, necesitaba estar sola un momento. Corrí hasta que sentí que mi corazón iba a explotar y cuando por fin sentí el aire que golpeaba el río cerré los ojos y respiré tan profundo que estoy segura de que casi adsorbo el aire de toda la atmósfera. Caminé por la orilla del lago y me quité los tenis, sé cuan ridículo puede ser usar bata con tenis pero... para nadar no necesitas la bata. Entre desnuda al lago y pude sentir cuán helado estaba, no me interesó demasiado, me gustó tanto sentir el agua helada, era como sentirlo a él.

Quizá era horrible desearlo, pero juro que en ese momento lo único que imaginé fue que llegaba detrás de mí, me tomaba por la cintura y giraba mientras se sumergía para quedar a la altura de mis labios, solo podía imaginar cuánto deseaba besarlo.

Pero no siempre lo que queremos se hace realidad. Sólo pude morderme los labios y hundirme en el lago, quizá así podría sentirlo a él.

Nick Blair

Caminé y me detuve a pensar en el día que la vi por primera vez, era la más pura de todas las almas que había conocido, lo que me hizo sentir no lo sentí jamás. No sé a quién agradecerle por tal obsequio de belleza y bondad pero sin duda es mi alma entera.

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