Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¡Qué vergüenza me está dando todo esto! (Cap. 5.1)


Gerard

Lena se queda en shock tras mi pregunta. Deposita las bolsas de la compra en el suelo como si pudiera fallarle la fuerza y prefiriera dejar las botellas a buen recaudo. Después, da un paso más, aproximándose. Luego otro, hasta quedar justo delante de mí. Diría que está procesando en su mente —a mil por hora— lo que le he dicho, e intentando recordar si me conoce o no. Su mano va directa a mi pelo, lo acaricia suave, como si fuera parte del reconocimiento.

Sí, lo llevaba mucho más largo cuando nos conocimos.

—Solo han pasado diez años... —murmuro aguantando el torbellino de emociones que tengo girando en mi interior desde que me ha dado dos besos en el súper y la he reconocido.

—Yo... no caigo... —comenta ofuscada con el entrecejo fruncido y la frente arrugada por el agobio—. Solo se me ocurre que hace diez años conocí a alguien... —continúa explicando. De pronto se lleva la mano a la boca y se la tapa, se la vuelve a destapar enseguida—. ¿Eres tú? —pregunta llena de asombro y alucine—. ¿Mi catalán desconocido?

Asiento sonriente. ¡No me ha olvidado!

—¿El de los churros con chocolate?

Vuelvo a asentir.

—¡Estás muy diferente! —exclama como si eso pudiera excusarla por no haberme reconocido desde el principio.

—¿Tú crees? Solo llevo el pelo más corto.

—¡No! Bueno... quizá sí. Es solo que en mi memoria eras un yogurín rubio con el pelo a capa y, ahora... ¡eres todo un hombre! ¿Y todo esto? —comenta tocando mis músculos asombrada y muy graciosa—. ¡No te habría reconocido nunca!

—Bueno, tenía veinte años y ahora tengo treinta. Sí, he crecido, está claro —comento entre risas—. Tú también estás muy distinta.

Acaricio su cabello rosa y los recuerdos de aquella noche vuelven a invadir mi mente.

—¡Ostras! —exclama de pronto como si acabara de caer en la cuenta de otra cosa todavía más heavy que esta.

—¿Qué?

—¡La puta loca soy yo! La del ghosting que comentabas antes.

Me río, ¡mucho!.

—Sí, me refería a ti. He intentado tirar de ese hilo pero no había forma. ¡No caías! Me estaba doliendo en mi ego masculino que me hubieses borrado así de tu memoria. Ya sé que solo fueron cuatro besos tontos, pero... no sé. Para mí significó mucho esa noche —confieso muy removido.

—Puedo asegurarte que para mí también —dice con seguridad y trascendencia implícita en el tono de voz y la mirada cristalina.

—¿Por qué no me dijiste tu nombre? ¿Por qué no me diste tu teléfono? —saco mis dos grandes dudas una tras la otra y me doy cuenta de que aún tengo la necesidad de entenderlo.

—Yo... tenía pareja en Madrid —explica recordando—. No era algo formal, pero era algo importante; mis padres se estaban divorciando; tenía dieciséis años; estaba bastante loca y... —suspira antes de completar la frase—. Y supongo que lo más importante de todo es que no estaba preparada para lo que sentí contigo.

Todo eso lo entiendo creo pero, ¿por qué no darnos los teléfonos?

¡No iba a acosarla!

—He pensado mucho en ti —confieso con un hilo de voz.

—Yo también en ti. Al final nuestra telepatía no funcionó —ríe sacando dramatismo al momento.

—No... nada funcionó.

—Ufff... ¡qué fuerte es esto! —exclama tocándose la frente abrumada.

—Sí... —coincido algo tenso. Ahora ya no sé cómo seguir...

—He fantaseado mucho con la idea de encontrarte por casualidad desde que vivo aquí —explica clavando sus ojazos verdes en los míos— pero creo que no estaba preparada para que fuera una realidad.

—Al menos esta vez has hecho las cosas muy ordenadas —reconozco con guasa. Lena se ríe y deshacemos parte de la tensión acumulada—. Has empezado por tu nombre y has querido llevarte mi número enseguida.

—¡Qué vergüenza me está dando todo esto! —exclama ruborizada, se gira y da pasos alejándose para acabar dando la vuelta y volviendo de nuevo a quedar frente a mí.

—No te avergüences, Lena, éramos dos críos... y hoy, pues... no sé... parecía cosa del destino, los dos encerrados en un supermercado que no solemos frecuentar. Era muy «Serendipity» todo, ¿no? ¡Por cierto! ¡He odiado esa película con todas mis fuerzas! Era esa a la que te referías cuando quisiste dejar en manos del destino nuestras posibilidades de encontrarnos ¿no?

—Ay, madre... ¡no me digas que te hablé de esa película! —pide aún más ruborizada—. Eso no lo recordaba. ¡Me avergüenzo tanto de la Lena de dieciséis, que ni te lo imaginas! ¡Cómo podía ser TAN pava!

—¡Tampoco te fustigues...! Todos hemos sido adolescentes y pavos en algún momento. ¡Aunque es verdad que lo tuyo con no darnos datos esa noche fue de órdago! Pero... ya pasó —sonrío con nostalgia.

Si soy muy sincero conmigo mismo, tengo que reconocer que he pasado tiempo cabreado; tiempo triste; tiempo decepcionado. Y, al margen de eso, diría que de lo que más ha habido en estos diez años, ha sido añoranza. Añoranza de todo lo que podía haber sido y nunca fue. Añoranza y a la vez deseo profundo de volver a sentir una conexión de ese tipo y de esa forma.

He conectado con chicas, claro. He tenido novia formal durante tres años, incluso. Pero esa sensación tan... instantánea y potente... eso no.

—Y ahora ¿qué? —cuestiona Lena realmente preocupada.

—Y ahora qué... ¿de qué?

—¿Nos vamos a nuestras citas y seguimos adelante con nuestras vidas como si nada?

Me río. ¡Es tan cómica e intensa! ¡Me encanta! Eso no ha cambiado.

—¿Qué propones? —pregunto apoyando mi lado izquierdo contra el coche y cruzándome de brazos.

—No sé... —se rasca la cara nerviosa y luego se echa todo el pelo hacia un lado—. Anularía todo y te diría que hagamos algo juntos esta noche, pero... quizá es mejor que asiente el shock y... no sé... podamos vernos en otro momento. Siempre que no me odies como a la película y hayas superado el rencor, claro... Si no quieres volver a verme, ¡lo entenderé! —oscila de un extremo a otro muy insegura.

Está tan nerviosa que mis gestos para tranquilizarla me salen automáticos. Pongo mis manos sobre sus brazos, respiro profundamente y la miro fijamente a sus ojos intentando tranquilizarla con la mirada.

—Me gustaría mucho volver a verte, Lena, y conocerte mejor. ¿Te gustaría a ti?

—Sí, ¡claro! —confirma recuperando su sonrisa.

—Entonces, llámame cuando estés lista y hacemos algo juntos. Podemos ir a comer o dar un paseo, ¡o lo que quieras!

Asiente repetidas veces. Vuelve a peinarse el pelo, ahora hacia el otro lado. Su versión nerviosa y vulnerable también me está gustando mucho.

El sonido de mi móvil interrumpe el momento. Es Marc.

—Te tengo que dejar, Marc ya me está llamando otra vez. Tengo que ir, llevo sus preciadas ginebras de lujo. Ya sabes...

—Sí, yo también tengo que subir ya. Eva estará como loca.

Sonrío sorprendido al darme cuenta de que estamos con los mismos amigos de aquella noche. Marc y Eva. Con ellos empezó todo.

—Espero tu llamada —le digo antes de inclinarme sobre ella y darle un beso marcado en la mejilla.

Sonríe y asiente antes de irse. Sigue tocándose el pelo nerviosa.

Subo al coche, arranco y cuando llevo dos calles y sé que ya no me puede oír, pego un grito de júbilo que me sale de lo más profundo de mi ser.


Lena


Entro al portal de Eva en modo automático. Llamo al ascensor, me subo y pulso el botón del ático. Cuando llego a su puerta me abre ella y me achucha con un saludo muy efusivo. Yo estoy realmente en shock.

—Dame todo eso, ¿has venido cargando estas bolsas desde el súper? ¡pesan mucho! —exclama sacándomelas de las manos.

La sigo por su piso hacia la cocina. Cuando cruzamos el comedor veo que están Mayka y Pauli, dos amigas de Eva que conozco de hace poco. Están poniendo música y moviendo la mesa para dejarla a un lado. Me saludan con la mano y yo alzo la mía de forma automática.

—Iris y los chicos están a punto de llegar —explica Eva en cuanto entramos a la cocina—. Han pillado caravana por culpa de la mani, se ve que los urbanos han cortado montón de calles, ¡vaya locura ha sido eso! —expresa moviendo la cabeza con asombro y retomando su labor de ir metiendo todas las botellas por orden en su meganevera.

Me siento en un taburete en la isla de su cocina y apoyo las manos bien extendidas para sentir las arrugas de la madera en las palmas.

—Me sabe fatal que hayas pasado por eso, ¿ha sido muy agobiante estar ahí encerrada? —pregunta sin mirarme—. ¡Por suerte han despejado la zona rápido! Ya te veía ahí metida toda la noche. Yo habría abierto los licores y me habría emborrachado —explica entre risas.

Respiro profundamente. La cara de Gerard mirándome, sonriéndome, haciéndome preguntas en ese pasillo de conservas, tocando mi pelo junto al coche como si estuviese a punto de besarme... No consigo frenarlo, ni apartarlo, ni soy capaz de pensar en nada más.

Me inunda una duda extraña que me hace sacar el móvil y miro en la agenda con un poco de ansiedad, como si existiera la posibilidad de que lo haya imaginado todo y en realidad no haya sucedido.

«Gerard»

Ahí está. Tengo su nombre y su número.

Así de fácil.

—¿Lena? —pregunta Eva y cuando alzo la vista descubro que la tengo delante y me mira con preocupación—. ¿Qué ocurre, nena? ¿estás bien? —me toca la frente.

—Lo he encontrado.

—¿Qué has encontrado? —pregunta confusa.

—A él. Lo he encontrado a él. Mi desconocido.

Eva abre los ojos como platos, se lleva las manos a la cabeza y no hace falta que diga nada más, ya sabe de quién estamos hablando.

¡Hola, Lectoras Vibrantes!

¿Cómo estáis?

¡Ya de lunes! yuhuuuuu 🥳

Pues ya hemos llegado al capítulo 5. Es el último que voy a publicar en Wattpad. Pero, ¡ey! aún os queda otra parte. Y la tendréis en cuanto este capítulo llegue a los 150 comentarios.

¡Vamos a por el reto, chicas! 💪

¡Un abrazo!

Carol


🎵PlayList de Spotify de LADA ❤️ https://open.spotify.com/playlist/3d4x3t6w88Z2AytH87UAEh?si=9e1bdb48804946e5

❤️ Sígueme en Instagram @ CarolBranca_

🌟 Grupo de Telegram para hablar de las novelas: https://t.me/joinchat/ADAGlEUox_Wy4pUBF2tQSg

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro