Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

La he encontrado (Cap. 5.2)


Gerard

—¿Cómo me han quedado las hamburguesas? —pregunta Marc satisfecho y orgulloso.

—¡Las mejores del mundo! —exclama Edu muy generoso.

¡Que son hamburguesas a la barbacoa! Tampoco es que haya hecho una deconstrucción de fillette mignon.

—No están nada mal —apunta Joan entre bocado y bocado.

—¿Tú no dices nada? —pregunta Marc mirándome a mí.

Levanto mi pulgar en el aire y termino de masticar.

—¿Por qué estás tan callado? ¡tío! Para una noche que que estamos los cuatro, ¡date un poco de vida!

—Las piedras estarán ahí cualquier otro día, tampoco pasa nada si mañana duermes y descansas —dice Joan antes de dar otro bocado a la hamburguesa.

Me da la sensación de que esta conversación la tenemos desde hace diez años y se va repitiendo cada vez que nos vemos.

—Marc, ¿tú te acuerdas del veinte cumpleaños de Joan? —suelto curioso.

Marc sonríe haciendo memoria y asiente.

—¡Cómo para olvidarlo! Te pillaste de la chica aquella misteriosa y nos diste la lata durante siglos —se queja Edu.

—Ufff, sí, ¡qué pesadez! —coincide Joan.

—Gracias, colegas, ¡no sois más majos porque no se puede! —ironizo.

—¿Aún piensas en ella?

Miro a Marc sorprendido por el tono serio que ha usado para preguntármelo. Es como si realmente quisiera saberlo o le preocupara que así sea.

—A veces, sí.

—¿Crees que un día irás a Madrid y la encontrarás? Porque esos viajes que haces a la capital de vez en cuando, me da a mí que encierran algo más que tu pasión por el tapeo y los musicales.

El cabrón me conoce demasiado bien.

—Si el destino lo quiere, un día saldrás de fiesta con tus colegas y se obrará el milagro —se cachondea Joan—. Ah, no, espera, que tú ya no sales de fiesta con tus colega.

—¡Habló! —escupe con rabia Marc—. ¡Desde que estás prometido hay que hacer una instancia para poder verte.

—Oye, oye, oye, que estábamos hablando de Gerard y su obsesión insana por la desconocida. No os desviéis —pide Joan intentando librarse de reconocer que tenemos razón.

—Y vosotros ¿qué? —suelta Edu de pronto mirándonos a Marc y a mí—. ¡Que ayer os fuisteis de birras y ni avisasteis!

Joan intentando darme puñetazos mientras abuchea provoca que me levante y me lleve el plato a la cocina. Cuando vuelvo al comedor siguen con el cachondeo y metiéndose conmigo.

—Imagina que un día vas a Madrid y te la encuentras ¡y está feísima! —dice Joan—. Hay tías que envejecen fatal, ¡te lo digo!

—Sí, o descubres que es una desequilibrada o una borde de mierda —añade Edu—. Tal como se comportó aquella noche, todo apunta a que sea así.

Razón no le falta, eso mismo he pensado yo también muchas veces.

—Puede que esté igual que cómo tú la recuerdas —comenta pensativo Marc—, pero también puede ser que, aún gustándote físicamente todo cuanto tú quieras, no sintáis nada el uno por el otro, simplemente porque sois dos completos desconocidos. Solo os une un recuerdo adolescente magnificado por las hormonas, el alcohol y las circunstancias de aquella noche.

Eso también lo he pensado mil veces.

Hasta hoy.

—Si un día me encuentro a esa chica por casualidad, donde menos pueda esperármelo, esté preciosa tal como la recuerdo, conectemos, salten chispas entre nosotros y ella, sin que yo diga nada, se me presente y me de su número de móvil, ¿dejaréis de cachondearos? ¿o seguiréis un poco más? —pregunto con un deseo ferviente por darles el mayor zasca de la historia de nuestra amistad.

—Mira, si eso pasa, no solo voy a dejar de cachondearme y de meterme contigo —apunta Joan—. Es que, además, tendrás mi respeto eterno. Empezaré a creer en Dios y le pondré una vela a la virgen de Montserrat agradeciendo el milagro.

El muy payaso lo dice con tono solemne y se da dos golpes rápidos en el corazón, queriendo decir que es un juramento.

—Yo dejaré de cachondearme —promete Edu—, y también dejaré de pensar que no quieres tener una relación estable con nadie porque te quedaste enganchado a un fantasma y eso no se puede superar. ¿Quién puede ser mejor que una construcción idealizada de tu mente? ¡nadie! ¡Nadie está nunca a la altura de aquella chica! Simplemente porque no existe.

Sus palabras están tan llenas de verdad que me duelen en una zona muy profunda de mi ser.

Hasta que recuerdo lo que ha pasado hace un rato. Aún no me lo creo del todo.

—Yo no me he cachondeado nunca de ti, ni de tu cuelgue, así que... ya sabes que te he ayudado y lo intenté todo para localizar a su amiga, la tía aquella con la que me enrollé —explica Marc y tiene toda la razón.

En un arrebato de locura bajo la influencia de mucho alcohol y desesperación extrema, lo obligué a ver más de doscientos perfiles en Facebook de chicas llamadas «Eva» que vivían en Barcelona. Eran los únicos datos que tenía y de los que podía tirar. Si encontraba a Eva, existiría la posibilidad de llegar hasta mi desconocida. Pero no, nunca la encontramos. Marc no estaba seguro de reconocerla en un perfil de Facebook tampoco. Me sirvió de bien poco esa pista. Aún así, fueron más veces de las que me gusta reconocer las que intentamos encontrar a Eva, sin éxito.

Al final, desistimos.

—¿Por qué has dicho eso, Gerard? —quiere saber Marc—. ¿Tienes alguna pista nueva, o algo?

Me mira entornando los ojos y preparado para el zasca. ¡Mierda! Eso va a quitarle un buen porcentaje de efecto al golpe.

—Porque la he encontrado —suelto tan tranquilo.

Me recreo observando sus expresiones de uno a otro. Edu abre los ojos por la sorpresa y se le cae la patata frita de las manos. Joan abre la boca para decir algo pero vuelve a cerrarla. Marc sonríe, se pone de pie y viene hasta mí.

—¡No me lo creo!

Asiento con vehemencia.

—¿Cómo? ¿dónde? ¿cuándo? ¿está buena? ¿tienes su número? A ver, ¡empieza a largar y no te dejes ni un detalle! —pide haciendo que me ponga de pie y cogiéndome por los hombros.

—¡Me cago en la puta! —expresa Joan muy alucinado.

—¡No puede ser! —se suma Edu.

—Ha sido en el súper, comprando vuestras ginebras de pijos.

—¡Noooo! —exclama entre risas Marc.

—Sí... nos han encerrado dentro por la mani, ya sabes —Marc asiente—. Se me ha presentado, hemos estado un rato hablando, me ha pedido el teléfono y... luego la he llevado hasta casa de Eva porque no había buses.

—¿Eva? ¿en serio? —cuestiona Marc flipando todavía más— ¿con la que me lié yo?

—Supongo que será la misma, no sé.

—¿Y está buena? ¿te ha gustado? —quiere saber Joan quien se pone también de pie y viene hasta nosotros.

—Está tal como la recordaba pero... ¡todavía mejor! Ha crecido, ya no es un niña, es una mujer increíble. Es preciosa.

—¡Hijo puta! —entona Joan con tono de asombro—. ¡No me puedo creer la suerte que has tenido!

—¿Y has sentido algo? Al hablar con ella, digo —aclara Edu— ¿Te ha gustado? ¿o es una loca borde?

—Es una pasada... —murmuro asimilando—. Ha sido sincera, cercana, cálida, divertida, asombrosa...

—¡Jodeeeeeeer! —canturrea Marc y se rasca la barba.

—Y cuando te ha reconocido, ¿qué ha dicho?

—No, no —niego divertido—. No me ha reconocido. Ha sido cuando la he dejado en casa de Eva. Le he dicho que si no se acordaba de mí y entonces ha caído.

—¡Qué fuerte, tío! —exclama Edu.

—Y hemos quedado en llamarnos pronto y hacer algo juntos.

—¡Follar! —grita Joan—. ¡Tenéis que follar! Porque si después de todos estos años tu fantasma está buena y no es una tía borde y grillada, solo falta que encajéis en la cama. Entonces, no solo subo a Montserrat y pongo una vela, ¡es que subo a pie desde aquí!

—¡Qué idiota eres! —me río.

—Juro desde ya mismo que no vuelvo a cachondearme nunca más de nadie que se cuelgue, sea de la forma que sea —dice Edu como si fuera un juramento para sí mismo.

—¿La vas a llamar? —quiere saber Marc con mucho interés.

—No. Le he dicho que me llame ella. Esperaré.

Marc asiente pensativo y vuelve a sentarse en el sofá.

—¡Enséñanos su foto de WhatsApp! —pide Joan desesperado.

Pues no había caído. Abro WhatsApp y busco su contacto. ¡Oh! No tiene foto suya. Tiene un emoticono de corazón.

—¡Mierda! ¿Y su estado?

Miramos atentamente y veo que tiene puesta una frase: «Si no es desde la más pura libertad, no es amor».

—¿De qué me suena esa frase? —se pregunta Edu intentando recordarlo—. La he leído en algún sitio, estoy seguro.

—¿Qué quiere decir eso? —pregunta Joan mirándome y esperando a que yo lo resuelva.

«Si no es desde la más pura libertad, no es amor».

Me encojo de hombros. Entiendo que cree en que el amor tiene que ser libre. Pero no sé qué significa a mayor escala.

—Creo que la he leído en Caprice. ¡Puede que sea algo de swingers! —sugiere Edu.

No lo creo.

—¿Vas a poder concentrarte en el póker o mejor ni lo intentamos? —pregunta Marc dudoso.

—¡Juguemos! —exclamo tomando la decisión de dejar de pensar en Lena por un buen rato.

El resto de la noche, la partida transcurre con normalidad, como si mi vida no hubiese sido agitada y batida esta tarde por circunstancias del destino. Nos lo pasamos bien, volvemos a ser los cuatro de siempre. ¡Ah! Y les doy una paliza al póker.

Cuando vuelvo en mi coche a casa no dejo de pensar en que Lena ha estado sentada a mi lado en ese mismo asiento. ¡Es de locos!

A la vez que sigo flipando, también me hago la promesa a mí mismo de no entusiasmarme ni ilusionarme hasta que no la conozca mejor y vea si realmente es la chica con la que he soñado muchos años, o efectivamente es un fantasma que yo he magnificado con mucha imaginación en mi mente, tal como ha dicho Joan.

Me cuesta conciliar el sueño esa noche. Estoy dando vueltas en la cama y no encuentro la postura con la que dormirme. En un arrebato, alcanzo el móvil de la mesita de noche y busco su contacto. Tal como abro su chat para decirle algo, me llega un mensaje suyo.

¿Eso es o no es estar conectados?

2:09h Lena: Hola. Soy Lena.

2:09h Lena: (La loca que te hizo ghosting hace diez años)

Me río y veo que sigue escribiendo, así que no contesto nada todavía.

2:09h Lena: Espero no despertarte. Solo quería decirte que ha sido muy chulo encontrarnos hoy en el súper.

2:09h Gerard: Hola. Soy el de hace diez años. El que hoy no has reconocido hasta que te lo he dicho.

2:10h Lena: Jajajaja

2:10h Gerard: Para mí también ha sido muy chulo encontrarte.

2:10h Gerard: ¿Ha ido bien tu cena?

2:10h Lena: Sí, ha ido bien. Aunque has monopolizado todos los temas.

2:11h Gerard: Mis amigos también han flipado. ¿Eva es la misma Eva de aquel día?

2:11h Lena: ¡Sí! Es mi amiga desde la infancia. ¿Marc también era el mismo Marc de aquella noche?

2:11h Gerard: Sí, sí. El mismo.

2:11h Lena: ¿Estás de fiesta?

2:12h Gerard: No, en la cama. ¿Tú?

2:12h Lena: Igual.

Qué pena que no sea en la misma.

2:12h Lena: ¿Qué haces mañana?

¿Lo dices para quedar?

2:12h Gerard: Dormir e ir a una comida familiar. ¿Tú?

2:13h Lena: Lo mismo. ¿Quieres que nos veamos un rato después de eso?

¡Ajá!

2:13h Gerard: Sí. Estaría bien.

2:13h Lena: Ok. Mañana nos hablamos, entonces. ¡Buenas noches, desconocido!

2:14h Gerard: Buenas noches, desconocida.

Una hora después todavía estoy dando vueltas por la cama, eso sí, con una gran sonrisa que no me quito ni pensando en todo lo que puede salir mal.

¡Enhorabuena, chicas! 🥳

Y hasta aquí, los capítulos que pensaba publicar en Wattpad, ¿os han gustado? ¡No olvidéis votarlos! ⭐️ y dejarme vuestros comentarios 🥰 me sirve mucho conocer vuestras impresiones.

Espero que hayáis disfrutado de esta introducción y... ¡ojalá lo termine muy pronto de escribir la novela y la podáis leer enterita en Amazon! Ya os iré informando de todo 😍

Gracias por haber leído estos capítulos y haberles dado una oportunidad a Lena y Gerard, como veis, tienen mucho que contaros 🤭

¡Un beso enorme!

Carol


🌍 Grupo de Facebook de las Lectoras Vibrantes: https://www.facebook.com/groups/vibratinglove

💌 Apúntate a mi Newsletter para no perderte nada: http://eepurl.com/gcS7Iv

🌈Pinterest: https://www.pinterest.es/xandyta/los-algoritmos-del-amor/

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro