Capítulo 10.
Él sabía que apestaba a Jungkook más que nunca, pero, ¿la gente debía estar tan sorprendida de ello? Ya era tan normal como desesperante. Así que no entendía que tanto le miraban.
¿Acaso tenía algo en la cara? ¿Un grano tal vez?
No preguntó y fue directo a su asiento. Pasó su primer cuadro de clases bastante divertido, bromeando con Hoseok cuando los profesores los ponía en equipo junto a Youngjae y Bambam. No le importó mucho que todo mundo estuviera mirándole porque ya era muy normal que lo hicieran, pero le seguía incomodando aquellas miradas extrañas. Como si ya hubiese sido marcado con la mordida y él estuviese preñado de algún alfa. De Jungkook para ser más precisos.
Él no tenía una mordida en su cuello, pero por pura curiosidad se tocó aquella zona y fue imposible que no se quejara al presionar cierto lugar con sus dedos. No tenía una marca de mordida, tenía un chupón bastante notorio en donde debería estar la mordida del alfa. Entró en pánico. Hoseok no le había dicho nada y él comenzaba a asustarse por ello. Sus feromonas estaban por todo el salón y los alfas no podían evitar liberar las propias para calmarlo, haciendo que todos los omegas restantes comenzaran a llorar.
Incluso Jimin que no entendía que hacía ese chupón en su cuello.
El profesor decidió dejar que los omegas salieran y buscaran a sus alfas para calmarse mientras que los alfas que no tenían parejas consolaran a los omegas que estaban igual que ellos. Jimin por su lado se aferró a su ropa. El aroma de Jungkook seguía en él con la misma intensidad de siempre, pero parecía no ser suficiente.
—Jimin, Jungkook está...
—¡Jimin-ssi!
—Aquí —completó Hoseok después de escuchar el grito del alfa desde la puerta. Jimin no esperó a nada y corrió a los brazos del mayor como si aún fuese un bebé y Jungkook más joven. Lloró en los brazos del alfa mientras se aferraba a él.
Jungkook no se negó, ¿cómo podría? Estaba completamente enamorado del omega que lo demás pasaba a segundo plano.
—¿Por qué lloras? ¿Te hicieron algo? ¿Fue un alfa? Voy a pegarle a quien te hizo llorar, dime quien fue —pidió sujetando las mejillas de Jimin con sus manos.
—Entonces pégate sólo —respondió con las mejillas húmedas y los ojos rojos de tanto llorar. Jungkook no entendía, pero al ver el cuello de Jimin todo cobró sentido para él. Bajó la cabeza pensando que era un imbécil y abrazó a Park contra él para calmarlo—. ¿Por qué me hiciste eso? Y, ¿por qué apenas me di cuenta de ello? ¿Fue en mi cumpleaños? Eso fue a una semana atrás.
—Jim —habló interrumpiendo las preguntas del omega—. Lo siento, no me di cuenta de que lo hice.
—Te odio en serio —dijo el menor aún aferrado a él—. No quiero volver a tener algo así en mi cuello. Es horrible.
—Lo voy a pensar.
Aquellas palabras hicieron que el omega lo mirara con las cejas fruncidas, provocando que el mayor le diera un beso en la mejilla húmeda para calmarlo.
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