18
Una amiga me dijo que para odiar a Aspros, (Si lo odio, créanme) lo he hecho sufrir muy poco en este fic, y la verdad. Yo con que le digan sus verdades en la cara y que las admita tengo, ya había dicho desde antes mis problemas con los rivales amorosos en los fic y que iba a tratar de no caer en ellos. Y una de esas, es tachar al rival de lo peor, al cado que algunos toman la decisión de matarlos, cuando su único pecado es no aceptar que es correspondido.
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Habiendo pasado menos de una semana desde su partida, puede que dentro de una semana más vuelvan al santuario, todo terminaría dependiendo de todo lo que hagan, o si las intenciones de Manigoldo se daban como él quería, en pocos días. Aunque, de los 2 era Regulus quien más se encontrada emocionado por ver y pasear, después de todo esta ciudad y sus hermosas cosas eran nuevas para él, Manigoldo por su parte estada algo neutral, después de todos sus recuerdos de cuando niño no eran los más preciosos.
Eran recuerdos difíciles los de aquellos días, cuando antes de cumplir los 12 ya estada valiéndose por sí mismo, llevándose la sorpresa de tener almas acompañándolo, no le entendía en ese momento, pero lo hacía sentir reconfortado cuando durante varias noches con el cuerpo adolorido y el estomago vacio buscada solo quedarse dormido, después de todo, haber nacido ante los linajes Alfa, Beta o Omega no te sirven de nada a la hora de que la desgracia cae sobre todos, después de todo esa importancia que se les daba desde nacer era constructo del acomodo que vivió una sociedad durante siglos, sin importar que ya no fuera necesario.
Cosa que Sage le supo enseñar, cuando llego el momento de tenerse frente a frente, sintiéndose impresionado con la presencia del hombre frente suyo, notando una impresión similar que con el camino de las almas, terminando siendo Sage su maestro, quien tomo el papel de guía, llevándolo a su destino, al terminar la guerra luego de que el padre de Regulus junto a sus compañeros acabara sellando a los 108 espectros.
- ¿Te trae recuerdos esta ciudad no? - Volviendo a la realidad, Regulus lo codeo, trayéndolo de vuelta a la realidad, y a la sonrisa de su pareja, aprovechando que lo tenía sujetado de la mano para rodearlo por los hombros.
- De cierta, no todos son buenos recuerdos. Pero si me los trae.
- ¿Enserio? ¿Creciste aquí no?
- Por un tiempo, la verdad no recuerdo tanto pero creo que estamos cerca de mi pueblo natal. Siempre quise ver que tanto cambio. - No mentía, hasta cierto punto por eso había querido traer a Regulus con él. Por la nostalgia que tenia al lugar, allí vivió cuando pequeño junto a su familia antes de perderla por culpa de los espectros, ahora estaría allí con su compañero.
- Entiendo. ¿Qué quieres hacer ahora? - Sonriendo pícaro le pregunto, volteándose para quedar mirándose a los ojos mientras unos de sus dedos jugada en su pecho, acción que dejo complacido a cáncer pero que levanto miradas mal intencionadas. Una desgracia que no era la primera vez que pasada en el tiempo desde que salieron del Santuario.
- ¿Buscamos un lugar donde pasar la noche? ¿O prefieres que te lleve explorar? - Con tal de apartar las miradas curiosas y metiches hacia los 2, no tardo en sugerirle, aceptando Regulus lo primero.
Lo odia. Se podría decir que la influencia de Athena ayudo al trato a los omegas cerca de Rodorio, a su vez extendiéndose a los aliados y quienes están vinculados al santuario, pero era algo que no afectada al resto del mundo, aquí nadie estada al tanto de Athena y seguramente ya olvidaron los espectros que atacaron hace cerca 10 años. Ya Manigoldo estada con una vena en la frente desde que buscaron una posada para dormir la primera noche, al estar con él era muy obvio deducir que estaban en pareja, pero al Regulus no llevar gargantilla o su comportamiento hacia venir muchas malas miradas movidas por lo extraño de la situación. "¿Por qué tardaba tanto tiempo en marcarlo como su propiedad si ya sus tutores lo dejaron totalmente a su cuidado?" Le preguntaban en esos momentos.
Otras preguntas como "¿De donde sacaste un omega tan hermoso y obediente? Seguro vara hijos hermosos" Que sin duba fue la que más le dio rabia al santo de cáncer, muchas de sus preguntas que le hacían se podían responder en un "Solo lo trato bien" que con mucha maestría lograda evadir o inventarse lo que sea. Para su fortuna esto eran muy contadas las veces que le había pasado porque para el ojo de muchos solo eran turistas. Cosa que agradecía, por que el enojo en su rostro siempre se hacía de notar cuando empezaban a hablarle malintencionadamente de su compañero.
Suspiro, en esos últimos 2 días han estado tranquilos para ambos. Manigoldo quería aprovechar y usar ese viaje como su escusa para hacerlo. No podía negar que sentía sus demonios mentales haciendo que por primera vez pierda la confianza, al voltearse para verlo a la cara sentía un nudo en su garganta que le impedía moverse.
En su bolcillo tenia la Gargantilla que Sage le había regalado para pedirle a Regulus matrimonio, quería hacerlo ahora.
- Mani, quisiera preguntarte algo, aprovechando que aun es plena tarde. Digamos que me entro la curiosidad algo que me dijiste. - Llamando la atención de su pareja, a la par que terminada por quitándose el chaleco negro y dejándolo a un lado sobre una silla en esa habitación, Regulus sonriente quedo parado frente a su pareja. - ¿Me puedes hablar de tu familia? Creo que nunca lo has mencionado antes de hoy.
- Ah... Jeje. - Pasando las manos por su nuca Manigoldo quedo algo avergonzado, no espero nunca esa pregunta y la respuesta era... - "Creo que lo mejor es empezar por eso. Es hora de decirle más sobre mi" - Sonriendo de forma nostálgica, Manigoldo paso su mano por la mejilla de Regulus en una caricia, llevándolo a la cama para que se sentara y empezara su relato. - Bueno, la verdad no sé por dónde empezar con esto.
- ¿No recuerdas mucho? Supongo que es normal, seguramente no los has visto en años al aceptar el entrenamiento para Santo dorado.
- Juhm. De cierta forma, yo tuve 3 hermanos, de esos yo era el segundo el nacer, y él que tuvo más suerte, por decirlo de alguna forma. - Regulus parpadeo confundido al escuchar eso. - Nací cerca de esta ciudad, alegremente tuvo una vida tranquila con ellos, claro que, yo como costumbre siempre hacia de las mías, hasta que todo paso como tenía que pasar. Sage me llevo al Santuario cuando tenía 12, y me separe de mi familia a los cerca de los 11. - En su rostro había una sonrisa nostálgica al hablar de su pasada, el recuerdo de su familia, sus momentos donde solo era un joven creído (Seguía siéndolo, pero ahora era arrogante) que estada siendo preparado para vivir en una sociedad mientras solo buscada divertirse un poco. Y luego, siendo adoptado por Sage, que sin alguna duba lo guio como hombre hasta ser lo que es ahora.
- ¿Les paso algo?
- Murieron, tras ese momento en que la pelea contra Hades estada terminando, sus espectros estaban locos atacando, y yo fui el único que logro sobrevivir cuando llegaron a mi hogar.
- Ahhh... Lamento escuchar eso, supongo que, por tu forma de ser nunca se me cruzo por la mente que habrías visto morir a tus padres así.
- No te lamentes de nada, solo me queda el amargo recuerdo después de todo fue hace años y ahora soy un hombre diferente. - Arrogante le sonrió, extendiendo sus brazos restándole importancia, antes de que cerrara sus brazos sobre su pareja.
- ¿Seguro? ¿No te sentiste solo al perder a los que querías?
- De cierta forma. Pero en ese momento aprendí lo mierda que es la viva para el desafortunado, que para desgracia es un tipo de vida común para la mitad de personas. Tienes suerte que no tuviste que vivirlo.
- ¿Umh? No entiendo ¿A qué te refieres? - Separándose del contrario le cuestiono. Torciendo las facciones Manigoldo no supo cómo explicarle, cuando estuvo solo en las calles sin problemas recurrió a robar con tal de sobrevivir, había perdido la posición que le ofrecían por nacer alfa, lanzado a las calles para sobrevivir por su cuenta, todos los que lo veían solo lo hacían como si fuera una rata que quedo marginada en las calles manchadas con sangre.
- ¿No has notado como la gente te trata? Seguramente ya estas enterado, pero lejos del Santuario, el trato a los omegas es muy desigual. Yo al quedarme solo, llego un punto en que me encontré con varios jóvenes sin un hogar, viviendo solos, casi todos eran de linajes omegas y beta, solo había 3 alfas incluyéndome a mí. Nunca quise unirme a ellos ya que en ese punto, tenía la idea de solo confiar en mí mismo. Pero, eso es como los ve la sociedad, si naciste Alfa tienes todo, si naciste Omega o Beta, no tienes nada, solo te toca esperar suerte.
- Nunca le tome importancia a esas miradas... Entiendo; es una desgracia saber eso. - Avergonzado le toco admitir bajando la mirada antes de que Manigoldo le acariciara el rostro una vez, pasando sus manos por los hilos que formaron sus mechones dorados. Agradecía que este hermoso muchacho que tenía en frente se librara de esa vida. - ¿Era por eso? ¿Solo me ven como tu omega?
- De cierta forma. Pero mejor no nos amarguemos y ven. - Queriendo ya totalmente olvidar el tema, y no hundirse en amargos recuerdos, cáncer acerco a Regulus para besarlo, quedando este debajo de su cuerpo, los 2 acostados en la cama, perdiendo el tiempo con suma tranquilidad entre los brazos del otro.
- Quítame la ropa. - Pícaramente Regulus le susurro en la oreja, pasando sus manos por debajo de la ropa de su pareja lentamente.
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Originalmente quería poner a Guioca, pero a la final quedaría como un relleno tipo: "A, que gusto verte otra vez, veo que me hiciste caso y te pusiste buena, el es mi novio Regulus" No me gustada.
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