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Capítulo XXXVI

Cuando abro los ojos lo primero que me encuentro es a una señora ya mayor, junto a ella, un hombre.

Al instante pregunto quiénes son y la respuesta que obtengo es que estoy tomando un descanso y ellos están para cuidarme. Todo son ordenes de mi padre.

No digo más nada, solo me doy un baño y observo por la ventana la casa de al lado, en el mismo lugar hay una chica de cabello oscuro y ojos marrones, me saluda y no dudo en corresponder. Ella me recuerda a Angeline.

Los días pasan y las cosas no cambian. Todo se mantiene frío y neutro.

Pero todo eso cambia cuando hablamos, un hola de su parte me hace recordar de nuevo la edad que tengo, no obstante, verla reír con tanta desfachatez me molesta, por ello, la respuesta que obtuvo de mí fue una queja por su arrogante felicidad. Ella solo me miró para decirme que su sonrisa es de mentiras.

Y sí lo era. La vida de ella no era buena, para nada
buena y su padre le temía, tal vez por su nulo parecido, o tal vez porque casi lo apuñala por golpear a su madre frente a ella.

Cada noche llamaba a través de la ventana de su habitación y me pedía que fuese a verla, yo no me negaba, era la única compañía que podía tener, así que noche por noche la veía quedarse dormida mientras hablaba de las maneras que tenía planeadas para matar a su padre. En algunas ocasiones mencionaba a algunos niños de su escuela.

Es tierno.

Después conocimos a otra niña, rubia y regordeta. Siempre se nos pegaba.

Pero aquel día, fue el más felíz de todos, porque en aquel momento pude ver que tan iguales éramos, cuales eran nuestros deseos en común, y lo bien que nos complementábamos uno al otro.

Esos señores que me cuidaban ya estaban cansados de mí, de mi actitud con todo y de cada persona que aparecía muerta misteriosamente cada noche.

Sabían que era yo y por ello decidieron matarme.

Tomaron una pistola en mano y me apuntaron con ella, pero antes de que dispararan, cayó el suelo y encima de ella estaba esa niña, apuñalando su espalda salvajemente. Su rostro estaba cubierto de sangre, pero una retorcida sonrisa hizo mi piel estremecer.

Le gusta, siente placer por lo mismo que yo.

Es perfecta.

La persona de al lado se queda perpleja ante la situación, y solo acepto lo sucedido y le otorgo una muerte rápida.

Vámonos.

Es lo único que digo, y ambos caminamos hasta el bosque, llegamos hasta el barranco y nos paramos en la esquina de este. Rápidamente ella sugiere que me quede en dicho lugar, que se va a encargar de venir todos los días, yo solo acepto sin decir nada.

Los días pasan y solo me dedico a vivir con el pensamientos de que alguien ha hecho algo por mí, solo puedo pensar en esa chica y en lo hermosa que se veía aquella noche.

Las palabras que dijo las cumple al pie de la letra día tras día. Y hoy no es la excepción, a diferencia que esta vez viene con Elena y un conejo blanco.

Ya está muerto, le he lanzado una piedra sin querer.

Sus palabras me hacen sonreír. El pensamiento de que pudiese ser inocente aparece de tan solo ver ese hermoso brillo en sus ojos.

Ese día, las cosas que hicimos me hicieron sentir bien.

Con el hecho de que hicimos ciertas operaciones en el cuerpo de animal, operaciones como arrancar su piel y desmembrarlo, la chica a la que sentí algo de admiración, por mi incompetencia de hacer lo que mi instinto decía, terminé siendo empujado por el barranco. Sus manos me impulsaron a caer, pero su rostro me permitió seguir vivo después de ello.

Pase días deambulando en su búsqueda, pero me fue tan imposible que terminé en un lugar para nada de mi agrado. Unos hombres me llevaron dentro y junto a un señor de barba blanca quién comenzó a hacerme preguntas, y después de responder a ellas, me guío hasta una habitación completamente blanca y ahí, me dejo sin poder tan siquiera ver la luz del sol.

Con el paso del tiempo me dieron más libertades.

Gracias a ello, ahora conozco a Albert Brown, un señor de cabello castaño oscuro que al parecer está mal de la mente, aunque no creo en ello debido a sus conversaciones que, para mí, son las más normales del mundo.

Un día, sin aviso previo, el hombre con el que tanto he simpatizado, me ayuda a salir del lugar. Juntos viajamos de estado en estado y país en país hasta llegar a Francia. Mi padre y el logran conocerse en persona, no solo por mí, sino que ellos ya tenían negocios en el pequeño pueblo donde vive aquella niña que nunca he podido olvidar, y con el paso de los meses y años, la confianza comenzó a crecer.

Albert era casi la mano derecha de mi padre, sin embargo, todo se vino abajo la noche que robó casi toda su mercancía. Robo en el que yo ayude después de enterarme que el señor que más me había ayudado, era el mismísimo padre de Alba.

El señor que tanto fanfarroneaba sobre su apellido, empezó a desconfiar de mí ya que ni siquiera tenía algún tipo de interés en sus negocios, por ello, puso a Jack al mando de la mayoría de las cosas mientras él se dedicaba a eliminar a las ratas.

En ese momento, solo pensaba en matar. Mi mente solo tenía la idea de clavar un arma en el cuerpo de alguien, pero la misión de matar a la hija del traidor para tomar venganza, hizo que en mi cabeza explorara otras cosas además del asesinato sin sentido y por puro placer.

Lo primero que intenté fue matarla, acabarle la vida aquella noche. Pero, esos ojos oscuros cubiertos de terror, de miedo que incluso delante de la sangre no tomaban esa expresión me hizo enloquecer. ¿Cómo podía una persona igual a mi tener miedo? Era lo único que pasaba por mi mente, por ello, al pasar el tiempo, al intentar hacerla ver más allá de esa falsa imagen que creo ella misma, se volvió mi verdadera misión.

Y ahora, no me importaba enfrentar a Jack o mi padre, de hecho, podían ponerme al diablo justo en frente de mí y aun así elegiría defender su vida.


Nota:

Estuve muy emocionada hace unos días porque llegamos a ser el #1 en suspenso. Fue realmente genial.

Disculpen la demora entre cada actualización, es que he estado desanimada últimamente y no tenía muchas ganas de escribir... Pero acá le traigo el capítulo.

Voy a intentar terminar este proyecto lo más pronto posible dándole el final que tanto quiero, ya que ahora que comienzo la universidad no creo tener mucho tiempo libre y no quiero retrasar más esto.

Un besote.

Recuerden apoyar la historia.

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