Capítulo XXXII
ALBA
A penas y puedo recordar lo que ha estado sucediendo. Ni siquiera sé cuánto tiempo ha pasado desde entonces. Desde que Mort me violó. Aun me duele todo el cuerpo, en especial el trasero, sin embargo, no puedo acomodarme, pues estoy atada con una cadena a una silla, tengo una mordaza en la boca, no puedo hablar.
—Me alegra que hayas despertado, pequeña rata. — una voz masculina resuena desde mis espaldas.
Un hombre, uno al que apenas puedo verle el rostro debido a la poca luz de la habitación, decide quitarme el trapo de la boca. Ahora puedo hablar.
—¿Qué hago yo aquí? ¿Dónde estoy? ¿Quién eres tú? —mi voz es débil, pero entendible.
—Estas secuestrada, y yo, soy Jack Anderson. Algo así como tu cuñado, porque veras, yo crecí junto a Mort. —responde.
—Mort. ¿Tiene algo que ver con todo esto?
—Tal vez si, tal vez no. —se acerca hasta quedar a pocos centímetros de mi— Estás en una situación muy peligrosa, por ello, debes de responder cada pregunta que te haga.
— ¿Qué querría alguien como tú con alguien como yo? —cuestiono en busca de alguna respuesta.
—De ti no quiero nada. De tu padre sí. Y por supuesto, molestar a mi querido medio hermano.
—Yo no tengo padre.
—No te hagas la inteligente, pequeña zorra de mierda. Tú eres quien contacta a Albert Brown con los de la zona negra. Tú eres quien ha estado dando las ordenes.
—No sé de qué estás hablando. No conozco a Albert Brown, solo sé que es el hermano del jefe de policía.
—Ja! Solo falta que niegues que es tu padre. –dice, irónico.
Me quedo estática, en silencio y sin saber que decir.
¿Soy hija de ese asesino? ¿Soy…hija de Albert Brown?
Sus pasos se vuelven más fuertes, por lo que deduzco que se acerca. Se detiene hasta quedar a poca distancia. Toma mi barbilla para obligarme a mirarlo. Tiene un parche en el ojo, su cabello es tan negro como el de Mort, no obstante, no tienen tanto parecido físico.
—Según me informaron, no sabías nada de Albert, pero era algo que tenía que confirmar. De todas formas, hay muchas cosas que quiero hacerte. Todas ellas serán filmadas y enviadas a tu padre.
Con esas palabras, desaparece de mi vista al mismo tiempo que unos hombres entran en la habitación. No sé qué me van a hacer y eso me asusta.
—Al parecer tengo una linda rata de laboratorio. —afirma un señor ya mayor.
Esas palabras marcan el inicio de todo tipo de cosas, cosas para nada buenas.
Esa es la primera vez que ponen una inyección de drogas en mi cuerpo. Sé de qué se trata por los efectos que van apareciendo poco a poco. No logro permanecer cuerda, sin embargo, se todo lo que pasa a mi alrededor.
Las cadenas que me atan, son quitadas, pero aun así no puedo moverme mucho ya que en el pie llevo un grillete. No tengo casi fuerza y todo comienza a verse borroso, aunque quiera, no puedo mantenerme en pie.
Cuatro hombres observan de pie mi cuerpo cubierto con una batablanca de hospital. Ellos, al mismo tiempo, se abalanzan sobre mí. Comienzan a tocarme, manosearme y desvestirme.
Después de ese día, o noche, cada cierto tiempo, siempre que prueban una nueva droga, me desatan y me violan.
He llegado al punto de que no sé qué día es. O cuanto tiempo ha pasado. Solo sé que me alimentan una vez al día, después de ello, el tal Jack viene de vez en cuando y habla cosas que ni siquiera puedo entender, después de eso, me vuelven a drogar, después a violar. Otras veces, cuando me desmayo y pierdo el conocimiento, mojan mi frente y colocan unos aparatos que dan ondas eléctricas por todo el cuerpo.
—¿Puedes creer que después de seis meses Mort aun te está buscando?
— ¿Mort?
Escuchar su nombre produce un amargo en mi boca. Ni siquiera sé que debo de sentir, odio, repudio, o necesidad. Las vagas esperanzas que he tenido los momentos que he estado consciente de mi misma, la falsa creencia de que va a atravesar esa puerta y matar a todo el mundo, han desaparecido.
De esta forma, solo voy a terminar deseando olvidar hasta el nombre que tengo.
Tal vez lo mejor sea morir, solo tal vez. Pero estoy segura que Jack no lo va a permitir.
—Si Mort me hubiese matado en aquel entonces no estuviera pasando por nada de esto. —susurro, casi inaudible.
—No pensé que todavía estuvieras consiente de tu alrededor y tu pasado. Eres más fuerte de lo que pensé. —declara Jack— Eso merece una recompensa.
Se acerca hasta donde puedo ver su rostro. El desprecio en su mirada es notable, la arrogancia también, sin embargo, el odio, rencor, ira y asco que siento hacia su persona, superan cualquier cosa en este mundo.
Desabrocha su pantalón y lo deja caer al suelo, saca su miembro y lo restriega por mi rostro. —Abre la boca.
Ordena, no quiero obedecer, no voy a obedecer.
—La zorra quiere jugar rudo. —su mano choca contra mi rostro, me golpea con ferocidad y la mejilla arde— Si no quieres más, abre la boca.
—¿Acaso crees que una cachetada me duele? ¿Sabes cuántos de esos bastardos me ha golpeado y violado? ¿Sabes cuantos penes han pasado por mi boca? Pero la diferencia, es que tu pene es el más asqueroso, el más repulsivo de todos esos bastardos. —hablo, mirándolo a los ojos acabando con esa superioridad lo distingue.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco golpes chocan en mi rostro. Escupo sangre, pero aún estoy consiente.
—Golpéame. Mátame, has lo que quieras mientras puedas, porque te juro que si logro salir de aquí con vida voy a acabar con Lefevbre. —una sonrisa amplia se forma en mi rostro— ¿Sabes cómo lo voy a hacer?
Otro golpe recae en mí, mucho más fuerte que los anteriores.
—¿Sabes cuál es la debilidad de Mort, el asesino que nunca han podido controlar? Yo, y, ¿Sabes quién lo va a utilizar para acabar con su propia familia? Yo. ¿Adivina como lo voy a hacer?
Siento otro sonido fuerte en la cabeza, creo que otra vez logre desmayarme. Esto me pasa por meterme con Jack.
Pero es lo que quiero, matarlos, torturarlos, a todos y cada uno de ellos. A todo hombre que ha tocado mi cuerpo, a todos.
Y a ti Mort, te voy a matar por no haber venido por mí.
—————
No tengo idea cuanto tiempo ha pasado, pero estoy relajada, y lo mejor, sola.
El tiempo comienza a avanzar poco a poco. Minutos, horas y nadie viene.
Para mantenerme con cordura, intento recordar todo lo que ha pasado. ¿Pero qué parte de mi vida esta cuerda?
Ese hombre golpeando a mi madre.
Jordan, Erik, Erika. Su muerte en manos de Mort.
El director pedófilo.
El accidente de mi madre.
La muerte de ese hombre que se hacía llamar mi padre.
La desaparición de mi madre.
La muerte del policía.
Es como si fuera un amanecer de muerte, de oscuridad.
Elena, Edhem. Me pregunto si se acordaran de mí.
Mort. Siempre he pensado que lo peor del mundo era el con sus instintos y mentalidad de asesino, pero esto es mil veces peor. Si estoy a su lado, no me va a suceder nada, él es el asesino, sin embargo, ahora comprendo a que se refería aquella noche que me dijo que iba a protegerme, pero supongo que no puedes protegerme del todo. Eso me llevo hasta acá.
Me pregunto si se va a molestar cuando sepa quién es mi padre. Puede que no le importe, puede que me odie por ello.
No creo saber la mitad de la historia. Solo estoy segura, de que Albert es un asesino y que tiene asuntos con los Lefevbre.
Aun no estoy segura de nada y solo puedo pensar cuando no tengo droga en el cuerpo.
El sonido de la puerta abrirse me aleja de mis pensamientos. Es el doctor.
—Hola, hermosa. Hoy tengo una sorpresa para ti.
Comienza a prepararla inyección.
—He terminado mi investigación y al fin tengo unos muy buenos resultados. Ahora, debes agradecer que vas a ser la primera en usar Poupeè. Ma belle poupeè.
Se acerca e inyecta mi cuello con el líquido que arde como los mil demonios, pero, que logra que poco a poco, pierda la conciencia.
Nota:
Los monstruos no nacen, se crean.
Espero que apoyen la historia.
Disculpen la demora. :)
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