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Capítulo XXII

Ahora lo recuerdo todo.

De principio a fin ha estado en mi memoria.

Tal vez tuve miedo de saberlo, pero ahora solo me causa alivio.

El enredo de mi mente comienza a resolverse poco a poco.

Comprendo muchas cosas que he querido olvidar.

Aquel día. Recuerdo bien sus rostros, sus sonrisas mediocres y el brillo de sus ojos cuando jugábamos en el barranco.
Sabíamos que era peligroso, no obstante, nos gustaba jugar en ese lugar a escondidas. Tres niños de tan solo 7 años descuartizando un hermoso conejo blanco sin ninguna compasión. No éramos normal, solo éramos víctimas de un deseo dañino, pero yo, yo era la peor de todos. Con mis manos separé cada extremidad del pobre animal y lo vi sufrir. Me gustaba ver el sufrimiento que podía causar. Era tan alegre cuando veía ese caos.

De los tres niños, solo quedamos dos. El otro, el chico, el de cabello negro calló del barranco.

No, no fue así, yo lo empujé.

Ese día pensamos que había muerto. Elena, ella me odiaba. Tenía razón, soy un monstruo.

En la feria ví como mataron tres personas frente a mí. Por primera vez sentí miedo, pero estaba indudablemente feliz de no haber muerto en manos de esos miserables.

Esa fue la primera vez que vi a Mort. No niego que pensé que moriría, sin embargo, no fue capaz de matarme. Eso fue solo un chance de vida para mí y una oportunidad de acercamiento para él.

Un sentimiento que negué, odio hacia el al matarlos, al acabar con su vida sin dejarme hacerlo. Yo era la única que tenía ese poder, yo era quien tenía que matarlos.

El director padre de Jordán, el pedófilo que me quería violar. Sí, pensé que lo haría, nuestra fuerza era tan diferente. Estaba en total desventaja, no obstante, en frente de Mort, él no era nada. Puedo decir que ver a ese asqueroso gordo desangrarse y gritar del dolor fue satisfactorio y aunque le pedí a Mort que me matara, en el fondo rezaba porque no lo hiciera. O, mejor dicho, siempre supe que no lo haría. Tal vez solo fingí, o tal vez tuve miedo.

Yo no quiero morir y mientras esté a su lado no lo voy a hacer. ¿Por qué he tardado tanto en darme cuenta?

No quiero que se aleje, necesito y deseo que esté cerca, muy cerca de mí.

Él es como yo, no, yo soy como él.

Me he negado a ver tantas cosas en mi corta vida. Nunca quise ver el falso papel de mi familia, todo siempre ha estado perdido, nunca ha funcionado nada. Me he limitado a creer en la falsa historia que mi madre creó en mi cabeza.

Ellos nunca durmieron juntos, jamás se besaron, no había tacto, cariño, nada.

Cada vez que ese hombre bebía, golpeaba a mi madre. Gritaba cosas espantosas y yo solo me dedique a olvidar.

Nunca he hecho otra cosa además de olvidar.

Es gratificante saber que maté a ese gordo con mis propias manos, o quemado vivo en su propia casa.  Si lo hubiera hecho otra persona me sentiría mal.

¿Qué debería hacer ahora?

Quiero saber por qué soy así, quiero saber todo, sin embargo, la única que puede darme una respuesta es mi madre.

Ella debe de tener alguna explicación.

¿Dónde está? ¿Quién se la llevó? No sé, sin embargo, voy a lograr que regrese conmigo sin importar lo que tenga que hacer para ello.

Voy a tener lo que deseo y Mort va a ser quién lo va a conseguir.

                      __________________

Abro lentamente los ojos y captó la figura de Elena junto a la ventana de la habitación de lo que parece ser el hospital.

Estoy segura que ella es la culpable de mi actual estado, no comprendo que hace aquí. De todas maneras, eso es lo de menos, ahora solo necesito saber que ha sucedido a mi alrededor.

—Elena. — pronuncio su nombre logrando que se sobresalte.

—Al fin despertaste. — logra decir después de unos minutos.

—¿Estás aquí porque la conciencia te mata? — pregunto, irónica.

—No. Solo no quiero ser sospechosa, no estoy interesada en morir todavía.

—Supongo que lo dices por Mort.

—Exacto.

Camina hasta en frente de la camilla, ahora estamos cara a cara. Puedo observar sus verdes ojos captar mi rostro con algo de extrañeza.

—¿Cuánto tiempo ha pasado?

—Diez días desde tu accidental golpe.

—Sé muy bien que me golpeaste, pero tranquila. No tengo pensado decírselo a Mort. No quiero que mueras.

—Me parece genial. Ahora dime, ¿Qué quieres a cambio?

—Verás, he recordado muchas cosas y entre ellas está la muerte de Jordán, sus amigos y su padre. — confieso— Ahora puedo decir que comprendo a qué te referías aquella noche. Estoy segura de quién soy y que es lo que quiero y para ello necesito tu ayuda.

—Al fin te has dado cuenta que no eres tan normal como fingiste ser todos estos años. Ni yo misma lo quise creer cuando te vi.

—Estas trabajando en ese Body shop, te vendes a ti misma según pude ver. El dueño de ese lugar es... — dejo las palabras en el aire esperando a que las complete.

—Mort Lefebvre. —finaliza.

—Necesito que busques información sobre él.

—¿No es más fácil preguntarle?

—Si respondiera no te estuviera diciendo esto. Además, creo que eso no es nada en comparación con tu vida. Ahora dime, ¿Porque vendes tu cuerpo?

—Mi madre era prostituta en ese mismo body shop. Cómo debes de saber, cuando la edad avanza te dejan de comprar y ella aún tenía que mantenerme. — suspira con algo de incomodidad— Para pagar mis estudios le pidió un préstamo a Mort y yo lo estoy pagando en este momento.

—¿Todo este tiempo lo has sabido?

—No malinterpretes las cosas. Yo le debo dinero al jefe, nunca lo había visto en persona. El atiende sus asuntos de día, nunca de noche.

Asiento convencido de sus palabras. No tiene otra opción que decirme la verdad.

Aunque sea momentáneo, tengo su vida en mis manos.

Al rato, avisa a los médicos sobre mi despertar. Todos comienzan a revisarme hasta que finalmente me dan salida.

Antes que cualquier cosa decido ir a la policía con interés sobre el caso de mi madre.

Es una verdadera sorpresa ver el poder que tiene Mort sobre todas estas personas. No solo atienden mis palabras, sino que están en la búsqueda de mi mamá por todos lados.

—Esto es agotador. — susurro mientras avanzo por las calles del pueblo.

Todo está como siempre. No pareciera que mi madre ha desaparecido hace unos días.
La casa en dónde solía vivir se encuentra hecha pedazos.

No tengo idea sobre qué hacer. Le he mencionado a la policía sobre mi estado actual. Aún no tengo dieciocho años por lo que no puedo trabajar para mantenerme a menos que lo haga de forma ilegal, tampoco tengo donde dormir, sin embargo, ninguno hizo nada para ayudarme. Se quedaron en silencio y no respondieron mis preguntas.

Sumergida en pensamientos avanzo hasta un pequeño parque para niños cerca de mi antigua casa el cual está desolado. Me posiciono en frente de un columpio que no deja de moverse debido al viento.

Una pequeña lágrima corre por mi mejilla al recordar cuando en mi cumpleaños número nueve, mi madre compró un pequeño pastel de chocolate para cantarme las felicidades en este lugar.

—Cherié. — su gruesa voz logra regresarme a la realidad.

Me volteo y lo observo. En su rostro puedo ver cierta nostalgia, sin embargo, el odio de que se refleja en sus ojos no desaparece.

—¿Por qué me dices así? — pregunto curiosa ante semejante recuerdo pasado.

—Me gusta.

Avanza hasta acortar nuestra distancia a centímetros. Es notable la diferencia de tamaño.

—Estoy segura de que estás detrás de la policía, no quieres que me ayuden a resguardarme. Ahora por tu culpa no tengo donde dormir. — afirmo convencida de mis palabras.

—Tienes razón. — sonríe de medio lado y me da unos papeles que lleva en su mano derecha— Ahora tienes un lugar donde quedarte.

—¿Qué?

De forma casi inmediata, cojo los papeles y los leo cuidadosamente. Aunque parezca imposible, me acaba de regalar su casa.

—¿Por qué lo haces? — interrogó mientras leo. Aún no me lo puedo creer.

—Para mí beneficio. De esa manera estás cerca de mí. Además, es un buen lugar para cuando encuentres a tu madre.

—Supongo que tienes razón.

En otro momento tal vez lo hubiera rechazado, sin embargo, ahora todo es diferente. Mientras más cerca esté de él, mejor. Además, no estoy en condiciones de negarme a tener un techo.

No sé qué piensa hacer a continuación, pero no me voy a negar. Si debo de ir hasta el fin del mundo para saber todo de él, viajo hasta el infierno.


Nota:
Todo acaba de dar un giro drástico¿No? Al final del día, Mort siempre tuvo la razón.

Disculpen la demora :)

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