He estado buscando junto a los médicos a mi madre por todo el hospital, no obstante, no encuentro rastro de ella.

Decido salir del centro médico y dirigirme a la policía y pedir ayuda. No me importa que sean unos estúpidos, solo necesito más ayuda para encontrarla.

La estación policial se encuentra desolada. Solo hay unos cuantos policías jugando a las cartas. Al ser este un pueblo tranquilo y pacífico no hay muchos casos que resolver.

—Buenas. —Anuncio en cuanto atravieso la puerta.

—Buenas noches señorita. — responde uno de los hombres.

—Vengo a informar que mi madre ha desaparecido del hospital. — hablo rápidamente haciendo notar mi preocupación.

—Si no han pasado más de 24 horas no es una desaparición. Mejor busque en su casa. Tal vez no le guste la comida de enfermos.

—Mi casa ha sido quemada. — Replico molesta por su actitud.

— ¡Oh! —Ensancha su sonrisa haciéndome retroceder unos cuantos pasos— Eres Alba, la hija de William y Valentina, el muerto y la casi muerta.

—Ese hombre no es mi padre y mi madre no está casi muerta. — respondo, enfadada.

—No me interesan tus problemas familiares así que intenta solucionarlos sola. Esto es una estación policial no un centro de atención a la población, niña.

—Deje de ser tan ignorante señor, estoy hablando de una desaparición, es un caso policial. —digo casi al perder la cordura.

—No me interesa. No es un caso real.
— ¿Ignora cuándo una mujer acaba de desaparecer? — exclamo enfadada por su poco interés— Con razón Mort sigue andando por las calles libremente después de matar a tantas personas.

Las palabras salen de mi boca de forma inconsciente. No tengo pensado hablar sobre Mort, no quiero hacerlo, sin embargo, ya es demasiado tarde para retroceder.

Acabo de mencionar al asesino que me acecha, que me amenaza y a quien temo.

— ¿Que acabas de decir, mocosa? — Pregunta el policía en un tono serio, confundido y asustado.

Camina a paso apresurado hasta mí. Saca su arma y me apunta con esta a la cabeza.

—Nadie debe saber sobre él y menos una estudiante como tú.

No me da tiempo de pestañear, el sonido del disparo me deja atónita y completamente estupefacta.

Comprendo que aún estoy viva cuando no encuentro ni una sola gota de sangre en mi cuerpo, no obstante, el policía me observa
con el rostro lleno de pánico.

—S-señor. — balbucea nervioso.

Logro voltearme y ver a quien tengo detrás. Es Mort.

—Policía de mierda. ¿Quién demonios te crees para disparar?

Sus ojos, ese iris negro como la noche desprende un odio que jamás he visto. Estar enojado es una palabra demasiado pequeña para lo que su rostro refleja. Pareciera como si la ira lo estuviese consumiendo.

—Ella sabe de usted, sabe todo. Es una amenaza, hay que matarla. — dice en tono débil y temeroso.

De un momento a otro, Mort se abalanza sobre el policía y toma su cuello apretándolo con fuerza contra la pared.

—Escuchen bien. La persona que se atreva a tocarla, llegará al infierno por mis manos.

Suelta al policía y este cae al suelo desplomado y sin respiración. Acaba de asesinar a un policía delante de otros policías y estos solo se limitan a mirar todo desde lejos. ¿Qué tanta influencia tiene él en este pueblo?

Sin pensar en lo acontecido, salgo de la estación policial corriendo a la máxima velocidad, sin embargo, no soy más rápida que Mort.

—Por favor. Aléjate de mí. No quiero ver a más nadie morir. — grito aterrorizada.
¿Cómo es que puedo olvidarlo todo? ¿Qué tanto he visto para que mi cuerpo reaccione de esta manera?

—Alba ven conmigo esta noche. No estás segura.

—No quiero. Dónde menos estoy segura es contigo.

— ¿A dónde vas a ir? No tienes una casa, nadie te va a ayudar y quién se atreva lo asesino. —declara sin ningún tapujo—  Solo déjame cuidarte.

—Realmente no sabes lo que dices. Mort... —Lo observo directamente a los ojos los cuales piden en suplica que obedezca, que vaya a su lado. — ¿No te das cuenta que el único que me hace daño eres tú?

—Vale. Pasa conmigo esta noche y te dejo en paz. —habla luego de unos minutos.
Acepto su petición. No estoy segura y nunca lo he estado, no obstante, no tengo planeado negarme.

De camino a su casa no menciona ninguna palabra y cuando llegamos tampoco. Intenta hablar conmigo mientras cenamos unos sándwiches que preparó.

—Tu mamá desapareció. —capta mi atención de inmediato.

—¿Sabes algo? ¿Fuiste tú? ¿La tienes? — pregunto, agitada.

—No. No tengo la menor idea.

—Ayúdame a encontrar a mi madre.

—No puedo. Me acabas de pedir que me aleje de ti y lo he aceptado.

¿Este es su plan? Solo me quiere manipular para lograr lo que desea. Es demasiado inteligente y yo muy tonta por creer que se va a alejar tan fácil.

—Entonces aléjate de mí en cuanto tenga a mi madre al lado.

Esboza una sonrisa amplia. Su mirada me atraviesa el alma como si fuese una flecha cubierta de fuego.

En cuanto terminamos de comer, decido ir a la habitación de la otra noche. Deseo bañarme y relajar mi cuerpo, pero antes de hacerlo me aseguro de cerrar la puerta con seguro. No puedo arriesgarme a que entre.
Cuando está cerca, siento como si mi forma de ser cambiase.

Despido mi cuerpo de la ropa y me sumerjo en la bañera del enorme cuarto de baño. El agua está caliente y eso me gusta.

Mi mente explota en pensamientos absurdos, no quiero aceptar que a pesar de ser alguien tan impulsivo y capaz de todo me hace sentir segura.

Tengo miedo de estar tan cerca. Sé de lo que es capaz y,aun así, no me asusta. Hace tiempo que he dejado de sentir miedo por su preferencia. Ya me he acostumbrado y aunque le pido que se aleje, quiero que se acerque más hasta poder conocer todo sobre él.

Ni siquiera sé que es lo que estoy pensando.
Después de un tiempo decido terminar con mis pensamientos tortuosos y salgo de la bañera. Seco mi cuerpo con una toalla y luego me envuelvo en esta dispuesta a salir.

—¿Pretendías que me alejara hoy?

Escucho su voz y mi piel reacciona al instante. La confusión se hace más presente al intentar descubrir si lo que siento es miedo o algo más.

—Solo quería privacidad. —susurro nerviosa al sentir su mirada fija.

—Vengo a preguntar una cosa más. ¿Estás dispuesta a todo por recuperar a tu madre?

Levanto el rostro para captar su perversa sonrisa y cierta mirada que pareciera comerme viva.

Dudosa respondo a su pregunta lo que logra hacerme ver mi enorme error. Acabo de adentrarme en la boca del lobo nuevamente cuando sale de mis labios la palabra. —Sí.

Nota:
Holaaaaa!
El próximo capítulo va a estar interesante.
Prometo que no se van a aburrir!!

Un día lo odio por ser tan manipulador, pero no podemos negar que es sexy. ;)

Disculpen la demora.