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Capítulo VII

No tengo idea de qué viene después de la muerte. Tampoco estoy segura si es un túnel largo con una luz brillante en el fondo, solo puedo decir que es bastante hermosa. La muerte es tan linda que todo aquel que la pruebe no va a querer dejarla nunca. Es como una droga, cada vez quieres más y más hasta que al final terminas en el fondo del pozo.

Es tan tranquila, tan serena, tan llena de paz que me reconforta.

Si hubiese sabido que su rostro significa morir, sin dudar, le hubiera pedido que me dejara contemplarlo para siempre.

La calma de su cara me reconforta a pesar de que se encuentre cubierto de sangre. No me interesa si sus oscuros ojos me devoran o si su ser representa la maldad personificada. No me importa si es bueno o malo, solo quiero que este instante dure para siempre.

— Alba

Esa gruesa voz característica de él resuena en mis oídos. Ese acento extraño, único para mí. Nunca antes he sentido miedo y tranquilidad al escuchar mi nombre ser pronunciado. Se siente...bien.

— ¿Alba? ¿Estás muerta? — repite nuevamente haciendo que despierte de mis pensamientos.

Me encuentro tirada en el suelo. No séqué sucede exactamente, pero no estoy en el más allá, ya que puedo observar claramente el cuerpo del director al lado mío.

Paso mis manos por los ojos y apoyo estas en el suelo para levantarme. Desde este punto de vista, puedo observar todo más a detalle. El señor José está en medio del piso con sus manos reposadas en el estómago. Al parecer, está conteniendo un sangrado fuerte producido con un arma cortante, en cambio, el chico está arrodillado a su lado, viendo cómo se desangra lentamente.

— ¿Acaso pretendías morir y dejar que este maldito miserable abusara de ti? — grita enfadado mientras mira el cuerpo.

— Y-Yo... — tartamudeo ante la horrible escena.

— ¿Sabes lo que merecen tipos pedófilos como él? — alza su cabeza para mirarme fijamente a los ojos.

Agrega más presiónal cuchillo que sujeta con su mano, cuando está completamente hundido, lo saca. El sangrado se hace más fuerte. El arma cortante es nuevamente encajada, esta vez en uno de los ojos de la víctima. Gritos y quejidos se escapan del señor, lagrimas caen por sus ojos mientras suplica que no lo maten.

— ¿Q-que haces? — alzo la voz, temblorosa.

— ¿Acaso no ves? Estoy divirtiéndome —responde sin apartar su vista de mí.

Sin estar complacido por el dolor que le provoca, remueve el cuchillo con brusquedad haciendo la herida más grande. El padre de Jordán se retuerce del dolor gritando aún más fuerte y sin ser suficiente, el arma blanca que lastima uno de sus ojos, es retirado para ser encajado en el otro con furia.

Un pequeño suspiro se escapa, un ligero alivio me invade y es cuando me doy cuenta lo malo que es. No quiero, no puedo. Esta mal.

— Asesino, tu eres el asesino de Jordán. Todo encaja. — afirmo aterrorizada y trato de abrir la puerta, pero recuerdo que la llave la tiene el anciano.

— Toma — lanza la llave que saca del bolsillo del señor— ¿Quieres irte? Vete. No obstante, por más que corras siempre voy a estar ahí, justo detrás de ti.

Me arrodillo en frente de la llave y la tomo con rapidez para luego levantarme y caminar hasta la puerta. En frente de esta, me doy cuenta de algo. Él tiene razón, a pesar de que desconozco sus motivos.
Aunque me vaya ahora dentro de unas horas o días, volverá aparecer frente a mí y nuevamente vamos a estar cara a cara.

— ¿No es más fácil acabar con todo de una buena vez? — balbuceo en un tono débil y tembloroso.

— ¿A qué te refieres? — pregunta más calmado.

— ¿Tu objetivo no es matarme? Pues hazlo ahora. De esa manera evito que mates a otras personas, evito perturbaciones a mi alrededor…

— No has entendido nada, Alba — se levanta y camina hasta dónde estoy — Yo no voy a matarte, aunque quiera.

— ¿Entonces porque apareciste y dijiste que me querías matar? ¿Cuál es la razón para asesinar a este hombre? ¿Cuál es tu objetivo?

— Quiero matarte, pero hay algo que deseo más que eso.

— ¿Qué?

— Que mates conmigo.

— Jamás haré algo así. — digo segura de mi misma.

— ¿Porqué no si tú eres la persona que me inspira a hacerlo?

— Entiende que yo no soy como tú. — las palabras salen en un hilo, débiles y casi inaudibles.

Una leve sonrisa aparece en sus labios, un escalofrío me recorre debido a ella. Levanta sus manos y ve la sangre que las manchan para luego mirarme a los ojos.

— No entiendo cuál es la maldita diferencia —habla rápido, con enojo— ¿Acaso crees que por verme manchado de sangre de cada persona que te hace daño me convierte en el malo?

No debe de ser así, salvar a alguien no tiene nada de malo, pero asesinar, torturar, hacer todo lo que haces está mal visto en esta sociedad. Ese viejo merece eso tan solo por los asquerosos pensamientos que pasaron por su mente, por lo que le hizo a esa chica, por lo que me quería hacer. –Si. – respondo callando mi conciencia.

— Toda tu vida has vivido una jodida mentira que tú misma has creado al no querer ver la verdad ¿Y crees que eres mejor que yo? —grita enfurecido — ¿Acaso crees que si el idiota aquel te hubiera lastimado los demás se hubieran compadecido de ti y el estuviera en prisión? ¿Crees que si este asqueroso viejo verde te mata y luego se divierte con tu cuerpo las personas del pueblo van a llorar por ti? ¿Tan estúpida eres?

— No... — Una pequeña lágrima se asoma por mi ojo izquierdo recorriendo mi mejilla.

Sé que tienes razón, pero esta es la única manera que tengo para sobrellevarlo.

— ¿Tanto deseas morir?

— No sé.

— ¡Responde! ¿Quieres morir? — grita fuertemente haciendo que me asuste, más de lo que ya estoy.

— Si.

— Yo soy quien va a acabar con tu vida, pero primero tienes que hacer una cosa — Relaja su voz— Tienes que aceptarme.

— ¿Aceptarte?

— Sí, quiero que me dejes oscurecer tu alma y solo de esa manera te mataré. — Se acerca más a mí, quedando a solo centímetros de mi rostro— ¿Aceptas?

— Acepto.

Se forma una enorme sonrisa en su rostro.

Es notable la satisfacción que siente al escuchar esa palabra de mis labios.  

A pesar de todo, el miedo no se aparta de mí, pero no puedo evitar sentirme extrañamente cómoda.

Si miro desde otro lado, cada vez que aparece y asesina a una persona siempre se trata de alguien que me está haciendo daño, es decir, de una manera u otra me está salvando la vida. O acabando con ella.

Camina en dirección al cuerpo que yace en el suelo y lo observa agonizando. Se agacha ante este y saca el cuchillo.

— Dentro de unos 30 minutos morirá. — dice para sí mismo.

— ¿Tú fuiste quién mató a Jordán y a los gemelos? — Cuestiono, buscando respuestas . — ¿Hace un minuto cuando mencionaste a "aquel idiota" te referías a Jordán? ¿Él me intentó hacer algo?

— Si — Regresa a su posición inicial— Pero no necesitas saberlo, pues en cuanto salgas por esa puerta lo olvidarás todo, pero por el momento solo toma tu mochila y aléjate lo más que puedas de este lugar.

— ¿Por qué olvido todo lo que sucede contigo?

— Aún no eres capaz de vivir con las sombras que tienes en tu cabeza. — Responde con simpleza— Ahora vete.

No tomo tan siquiera unos minutos para pensar o preguntar el porqué, solo me dedico a tomar mi mochila y en salir corriendo de ahí lo más rápido que mis pies me permiten.

Todavía es de día, el sol brilla con fuerza y a pesar de que no hay nadie en la escuela, corro el riesgo de que alguien me note al salir. 

Sigo avanzando por el largo pasillo hasta llegar al baño de chicas. Abro la puerta con cautela y al no sentir la presencia de nadie, entro y vuelvo a cerrarla. Avanzo hasta los espejos y observo mi reflejo, el cual está asustado y agitado.

Llevo mis manos hasta el lavabo y abro la llave dejando salir el agua fría que hace contacto con mi piel. Respiro profundo tratando de encontrar algún tipo de calma, porque a pesar de hallarme un poco lejos del lugar del crimen, sigo asustada no solo por lo que puede hacer ese chico que jura no tocarme ni un cabello, sino por estas sensaciones y pensamientos que me están atormentando.

En estos momentos, mi cabeza es un completo lío, pues no sé qué es todo he respondido en aquella habitación.
Tal vez todo lo que dije solo es mi instinto de supervivencia, tal vez es solo para poder huir.

Si me vuelvo a topar con él y otro muerto, no voy a poder aguantarlo. Mi mente no puede soportar otra escena sangrienta y aunque él diga que lo voy a olvidar, es imposible ¿Quién puede olvidar algo así?

— ¿Qué haces aquí? — una voz familiar resuena a mi lado— ¿Y porque estás...?

— No sucede nada. -— La interrumpo— Lo mejor es que te vayas...

— ¿Estás viendo en las condiciones que te encuentras? — Habla asombrada mientras analiza mi rostro.

— Solo vete, este no es tu asunto. — Respondo cortante.

— ¿Quién ha muerto esta vez? — Da unos ligeros pasos hasta mí.

— Yo no he matado a nadie... Yo no soy así. Jamás lastimaría a alguien. Te equivocas —Hablo desesperada. Mi tono se vuelve rápido y confuso. Estoy asustada.

Mi vista se empieza a nublar. Todo comienza a dar vueltas y pintarse de un color negro, lo que hace que mi cuerpo se tambalee perdiendo el equilibrio en frente de esa persona. Intento aguantarme del lavabo, pero sin darme cuenta, ya estoy tirada en medio del suelo sin sentir mis manos o piernas. ¿Qué me está pasando?
                        

                         *Fin del capítulo*









Nota:
¿No tienen ganas de saber que sucede? La curiosidad mató al gato y ustedes quieren morir por sus manos.
Quiero informarles que en mi perfil de Instagram estaré publicando cosas relacionadas con la historia que pueden ayudar a que entiendan más de que va la cosa.
Insta: iam_bell07
Disculpen la demora:)

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