Patronus
Tras los acontecimientos del año pasado, mi relación con Talbott fue volviendo a su interacción normal, fue al principio incómodo encontrarnos accidentalmente por los pasillos, no entendía muy bien cuál era el problema con él ya que me estuvo evadiendo al principio. Después comenzó a saludarme de nuevo y a bromear como antes, y aunque quisiera acercarme más y saber qué piensa, siempre ha sido algo misterioso, poco habla de su vida. Las aperturas que me daba seguían siendo muy contadas, aún así, no lo quería forzar, no como esa vez.
Un viernes, me disponía a ir a mi castigo en las cocinas como acostumbraba, sin embargo me llamó la atención algo inusual, sentía que alguien me observaba caminando por el pasillo saliendo de mi sala común cerca de las mazmorras. Los pasillos estaban solos, había partido de práctica de Quiditch no obstante, no me sentía con ánimos de ir, por lo que estaba prácticamente sola.
Miré a mi alrededor, observé con detenimiento detrás mío, posado cerca de una antorcha una águila, Talbott descendió tomando de nuevo su forma humana.
—¿No tienes partido de práctica hoy? —preguntó de forma irónica mientras me miraba con detenimiento.
-—No me apetece jugar el día de hoy, me siento... indispuesta... —miraba con extrañeza cada uno de sus movimientos, no era usual verlo por los pasillos de este piso si no era para tomar la clase de Snape—. ¿Qué haces tú aquí abajo? —dije regresando al tema de conversación.
—Venía a devolver algo que dejaste en el salón de transformaciones —dijo mostrando un reloj de pulso.
Al observar el objeto en cuestión, de pronto miré mi muñeca y noté su ausencia, la clase había terminado hacía tres horas y no me había dado cuenta de su ausencia.
—¿Cómo supiste? —lo miré con incredulidad.
Talbott se quedó callado, tomó mi mano y me colocó el reloj.
—No lo pierdas más —me advirtió.
—Gracias...—le miré con dudas, sin embargo un impulso me llevó a preguntar de forma espontánea algo que se me ocurrió en el momento—. Oye, ¿Te veo en la cena? —pregunté muy confianzudamente.
—Te guardo un lugar —dijo antes de ir hacia las escaleras y desaparecer.
Por mi parte, entré a la cocina y no sali hasta que la cena estuviera servida. El trabajo con Jae había sido tan agotador que tenía el estómago con una sensación displacentera y con las ansias de comer.
Entré al gran comedor, miré a la mesa de Ravenclaw buscándolo con impaciencia y ahí estaba; sentado en el extremo más alejado de todos los demás.
Talbott me miró con esa seriedad que le caracterizaba, sonreí levemente y me senté junto a él.
–¿Qué hay?– saludé
–Lo de siempre, sandwiches... ¿Los Elfos no cocinan otras cosas de comer? Todos estos años seguimos comiendo sándwiches.
–Lo sé, Pitts ama los sándwiches, pero tengo tanta hambre que así sea solo eso, no me quejaré —reí, mientras tomaba uno le daba una mordida.
Miré a Talbott algo ensimismado, más de lo habitual.
—¿Pasa algo? —pregunté. Sabía que no era hombre de muchas palabras, pero ni siendo un desconocido lo había visto de ese modo.
—¿Por...?—. Contestó algo serio.
—Te noto un poco más callado de lo habitual... y eso ya es mucho decir —respondí resistiendo sacar una leve risa.
—No, estaba pensando... este año iniciamos con Defensa contra las artes oscuras...
—Te preocupan las TIMO, supongo.
Talbott asintió.
—Es una materia importante para llegar a mi objetivo, pero no es tanto las TIMO.
—¿Entonces qué? —Lo mire extrañada.
Talbott sacó un libro que tenía a su lado en la banca.
—Es uno de los textos que usaremos,
¿Qué te llamó la atención? —Respondí.
—Estaba hojeandolo y vi el hechizo para alejar a los dementores.
Yo asentí. Estando en quinto año los hechizos y encantamientos eran ya de cierto nivel de dificultad y los exámenes más importantes podían contenerlos.
—Es un hechizo avanzado, ¿por qué tanto interés?
Talbott volvió a quedarse callado, mirando el capítulo como si fuera un código que tenía que descifrar.
—No es nada... olvídalo.
—Vamos, somos amigos... ¿Cierto? No te obligaré a que me lo digas, se que algunos temas no los quieres tocar —aclaré apresuradamente—... pero si lo deseas, te escucharé y no diré nada si es necesario.
Talbott me dirigió una leve sonrisa, su mirada era triste.
—Gracias, Akira... es solo que... —Tabolt suspiró, bajó la mirada y se encogió de hombros—. ¿Y si nunca puedo realizar este hechizo...? Es decir, no tengo buenos recuerdos, no me importa mucho si no viene en los TIMO, pero como Auror podría requerirlo en un futuro. No puedo evitar pensar que no podré conjurarlo.
—Entiendo, pero... no lo sabrás si no lo intentas, ¿Quieres que te muestre?
Talbott retrocedió en su asiento, casi parándose de inmediato.
—¿Sabes cómo realizar el hechizo? ¿Cómo es posible? Tú misma dijiste que era avanzado.
—Dije avanzado, no imposible para nosotros —sonreí.
El chico se quedó pensativo. Yo enarqué una ceja.
—Lo piensas mucho, ¡Ven!—Me levanté rápidamente y lo jalé fuera del gran comedor en un arranque de espontaneidad. Estaba decidido, le mostraría.
—¡¿A dónde vamos?! Es de noche, nos meterás en problemas si ven que estamos fuera de la sala común tan tarde después de cenar.
—A los terrenos, cualquier cosa que nos pregunten, "estábamos buscando un reloj de pulso que se me cayó en clase de vuelo"—. Dije mientras le guiñaba el ojo.
—¿Que? Te lo devolví.
—Oh, ¿De verdad? Pensé que no —reí.
Llegamos a los terrenos del castillo, la noche estaba despejada y hacía un poco de fresco. Yo me senté en el césped haciendo una seña para que Tal lo hiciera también.
—Sientate, primero vamos a hablar y luego a practicar.
—Un método muy calmado, comparado con tu personalidad —respondió el chico enrolando los ojos y con media sonrisa sentándose a mi lado dispuesto a escucharme con atención.
—Tonks me enseñó a realizar el hechizo el año pasado, justo aquí... como sabrás, requiere un recuerdo feliz muy poderoso.
—Ahí empezamos mal... —replicó.
—Vamos, tienes recuerdos bonitos, no tienes por qué decirme cuál, sin embargo, piénsalo. Yo uso el recuerdo de una Navidad con Jacob... me habían regalado un patín y el muy idiota se lo llevó y lo perseguí —reí con nostalgia—. Fue de las últimas Navidades que pasé en familia... mi patronus es un gato Ragdol, muy parecido a un gatito que tuve cuando era pequeña. A veces los recuerdos felices preceden a los recuerdos tristes, ve más atrás, son tesoros que guardas de todo corazón.
Talbott me dirigió una mirada amable, sonreía calmadamente y me transmitía un poco de paz.
—Está bien —suspiró—. Lo intentaré.
—Bien, te doy una pista, tú tienes ese collar que buscamos juntos, en tí evoca recuerdos y por eso tiene tanto valor para tí, piénsalo.
—Puede ser... mi madre era muy hermosa cuando volaba, me enseñó todo lo que te enseñé a tí, excepto el vuelo, ya que tú no eres un ave —aclaró riendo.
—Perfecto... —Incorporándome saqué mi varita, tomé la postura adecuada y realicé el conjuro a manera de muestra.
—¡Expecto Patronus!
Al momento de conjurarlo, mi mente se desenfocó del recuerdo habitual, de pronto saltó como si se hubiera interpuesto la imagen de cuando platiqué con Talbott la primera vez en una noche como esta y como resultado tuve un patronus incorpóreo.
—Patronus incorpóreo, fue un buen intento, pero ¿no me habías dicho que lograbas uno con forma de gato? —observó confundido.
—Sí, así era... es extraño, ya lo había dominado... —miré mi varita con consternación. Esos recuerdos eran bonitos,sí, pero que me aparecieran en vez de mi recuerdo habitual me tenía fuera de lugar—. A ver, inténtalo.
Talbott carraspeó, por una pausa momentánea pareció mirar la punta de su varita de forma reflexiva y dudosa. Se puso en posición e hizo el primer intento.
—Expecto Patronum —Nada sucedió—. Lo sabía...
Talbott sonreía con una mirada de tristeza y decepción.
—No, por una vez que lo intentes, no necesariamente significa que no puedes, otra vez inténtalo —respondí.
—No quiero volverlo a intentar, Akira, volvamos.
—De nuevo... inténtalo, no te rindas ahora.
—No, déjalo así. Yo sabía que esto pasaría —dijo mirando a las estrellas y luego previo a transformarse en águila, me dió las gracias y salió volando.
Cruzandome de brazos, regresé a mi sala común, más que molesta, estaba frustrada por diversas causas. No quería presionarlo, pero había algo que no estaba tomando en cuenta en los factores y eso me molestaba.
Odiaba que se alejara cuando algo lo tenía mal. Era su amiga pero no confiaba en mí lo suficiente, tenía que respetar eso, lo sabía, pero aún así no me sentía conforme y sumado a que el hechizo que ya tenía dominado no me estaba saliendo como esperaba, también comenzó a conflictuarme.
Entré a mi habitación acongojada y molesta.
—¿Qué sucedió?—preguntó Rowan quien estaba estudiando justo a lado de mi cama—. Vienes tan molesta, que podía escuchar tus pisadas desde que subías por las escaleras.
—Nada, estuve practicando mis hechizos pero hubo uno que no me salió y ya lo había dominado.
—¿De verdad? —Rowan enarcó una ceja—. Parece una pequeñez como para que estés así.
—De verdad...—desvié la mirada.
—Claro...
Rowan hizo una negativa con la cabeza y regresó a leer. Por mi parte me recosté en la cama y me puse a repasar mis pasos, ¿Por qué ese recuerdo?
Una semana después, Talbott seguía evadiéndome y esta vez era más notorio porque compartíamos algunas clases.
Me estaba cansando de jugar al gato y al ratón, o en este caso, el gato y el ave. Dispuesta a confrontarlo, lo esperé en la lechucería, saltando incluso mis propias clases.
No sé por qué le daba tanta importancia, pero pese al aburrimiento de quedarme ahí, me puse a leer, a observar a las lechuzas y a practicar algunos de los hechizos.
Mi patronus seguía siendo incorpóreo y me seguía surgiendo un recuerdo de Talbott en mi mente en vez de los recuerdos de mi familia, eso me desconcentraba.
Finalmente, pasadas las horas, mis ojos estaban pesados, me sentía cansada y tenía tanto sueño que no recuerdo cuándo fue que me quedé dormida.
Cuando desperté, tenía una túnica de Ravenclaw sobre mí, pero ni un rastro de ese chico moreno que me estaba sacando de quicio.
A mi lado había un papel que decía: "Mañana, patio de la torre del reloj, media noche".
Tomé la túnica y me incorporé, tenía ese aroma característico de él; un aroma amaderado, fresco. Me agradaba su olor...
—¿¡Pero en qué diablos estoy pensando?! —exclamé al percatarme de la hora—. Ya es de noche, ¡Mañana Snape va a matarme si no hago mi ensayo!
Salí corriendo rumbo a mi dormitorio, entré a la habitación casi sin aliento.
Rowan me estaba esperando con los brazos cruzados y con una expresión suspicaz y molesta me comenzó a cuestionar.
—Miren hasta qué hora aparece Drego. Explícate, no estuviste ni toda la mañana ni toda la tarde, llegas y traes en las manos una túnica de otra casa. ¿Qué estuviste haciendo?
Mis ojos se abrieron ampliamente, sudaba, temblaba y mis manos estaban heladas.
—Nada... nada... te lo juro, de verdad —estaba muy nerviosa, ¿Cómo le podía explicar el porque de mi apariencia con la ropa con mierda de Lechuza, tenía una túnica de otra casa y me salté todo el maldito día de clases?
—Que te lo crea Snape que ha necesitado ver a la prefecta y esta no estuvo en todo el día. Tuve que inventarme muchas excusas. Cámbiate y ve con él, espero que tengas una buena coartada, por que yo no vuelvo a cubrirte a menos que me digas qué está pasando.
—Lo siento, de verdad...—suspiré—. Te lo diré, pero no te rías una vez que lo escuches.
—¿Y bien?
Rowan me miraba con una mirada dura y expectante, parecía mi madre en esos momentos.
—Demonios, no me mires con esa cara. Escucha, me quedé dormida en la lechucería...
—No, si eso se nota y mucho... —dijo mirándome de arriba a abajo con una ceja levantada—.¿Por qué?
Me le quedé viendo por un momento, no quería decir el porqué. Las mejillas me estaban ardiendo, debía decirle o condenarme a no tener coartadas en el futuro.
Con mi voz entrecortada, respondí:
—E-estaba esperando a alguien, alguien que...que se molestó conmigo y no me habla desde hace una semana.
Rowan se sentó en la orilla de su cama, dio un largo suspiro y me dijo:
—O sea que sí tienes a alguien.
Mis mejillas estaban ardiendo y me daban cosquilleo en el rostro.
—¡No lo digas así! Solo somos amigos...
—¿Quien es?—. Respondió con un tono de curiosidad, sus ojos tenían esa mirada expectante, con la ceja enarcada y con un rostro serio.
Yo, con un suspiro grande de frustración, me derrumbé en mi cama.
—Talbott Winger.
—¿¡Qué?! No parece alguien muy social. ¿Y te dejó su túnica? Interesantes las cosas que ocultas —dijo con un tono de picardía.
—No lo estaba ocultando...
—¿Es la razón por la que tú y Barnaby...? —cuestionó de forma sorpresiva.
—¿Qué? No, no, no—. Haciendo un gesto con las manos de negativa —Para nada, no fue por eso... Fue realmente mi culpa porque descuidé la relación. La última bóveda me ocupó demasiado tiempo y no tenía cabeza para hacerme cargo de todo.
—Ya veo, lo lamento, ya sabes... los rumores —se encogió de hombros—. Dicen tantas cosas en los pasillos que no sabes realmente qué es real y qué no.
—¿Qué? ¿Realmente hay gente pensando que le puse los cuernos? —la miré confundida.
Aquello me tenía descolocada, sabía que había rumores, demasiados rumores, pero no de ese tipo. No pude evitar rememorar el incidente del cuarto de limpieza y a pensar en voz alta.
—Ni cuando estuve en el cuarto de limpieza con él...
—¿¡Tan pronto estás haciendo cosas dentro de un cuarto de limpieza?! Te creía más calmada —interrumpió casi en un grito de sorpresa.
Mi expresión pasó de la preocupación a la vergüenza absoluta. Se me había ido la lengua.
—¿¡Qué cosas dices?! ¡No! No estábamos...¡ agh! ¡Escúchame bien Khanna, no estábamos haciendo nada, solo nos escondiamos! —expliqué haciendo un gran énfasis con mis manos.
Rowan se echó a reír de una manera descontrolada.
—Te creo —dijo entre carcajadas—. Si vieras tu cara ahora...
—¡Rowan!
—Ya, ya, lo dejo, pero entonces ¿rompieron por haberse enfriado la relación?
—Es algo complicado, antes de ese suceso me alejé ya de por sí y no le ponía atención, lo lastimé —aclaré mientras me relajaba.
—Ya veo, y puede que lo haya mal interpretado como yo, esos rumores vienen pululando por los pasillos desde que Penny te presentó a ese chico de Ravenclaw.
—La gente no tiene nada que hacer. Estamos en buenos términos Barnaby y yo y además no tengo interés en tener pareja, no quisiera repetir lo que le hice a Barnaby, lo he reflexionado mucho y tengo mucho con lo que lidiar.
—Entonces arregla las cosas con tu amigo, aunque ambas sabemos que por más que digas que no te interesa tener algo, no estás siendo sincera. En fin, ¿no ibas a ir con Snape?
—¡Diablos!
Al día siguiente, las clases transcurrieron de forma normal, estuve en la biblioteca hasta tarde y posteriormente me trasladé a la sala común para realizar mis funciones como prefecta.
Acercándose la hora de mi rondín habitual, me levanté y salí de mi sala común.
Con cautela me dirigí por los pasillos hacia el patio de la torre del reloj. Llevaba la túnica de Talbott, limpia y doblada debajo del brazo.
Llegué y me senté en la orilla de la fuente, en el lugar habitual, me quedé viendo las estrellas de la noche. Una vez más el cielo estaba despejado, de pronto vi volando cerca un águila que se posó en un árbol cercano, esta se me quedó observando un tiempo.
—¡Tal, baja de una vez!, quiero darte esto —exclamé.
Talbott se transformó en su forma humana y tomó su túnica. Lo había visto sin ella dos días seguidos, lo cual le valió un par de regaños.
—Quería dártela antes, pero el tiempo me retrasó y la olvidé un par de veces.
—Gracias... —El chico se quedó en silencio, como si estuviera pensando en sus palabras—. Escucha, yo... siento mi comportamiento la noche pasada.
Lo miré sonriente.
—No te preocupes, creo que forzarte fue una equivocación, si un día te sientes listo, lo intentarás de nuevo.
—Gracias...
—Pero ya no huyas —continué—. Cuando algo te perturba, te vas, no lo hablas, por favor explícame lo que te sucede para yo poderte comprender. Sé que no debería presionarte, pero al menos dime algo que me tranquilice. Me preocupo por tí.
Talbott se sentó a mi lado en la fuente y asintió en silencio.
—Bien, todo queda entre nosotros —respondí.
Talbott apoyó su mano sin mirar en la fuente, sin embargo rozó mis dedos y la retiró rápidamente.
—¡Lo siento! —dijo de forma apresurada, apenado.
Mis mejillas estaban un poco rojas, aunque me había sorprendido, deseaba que no la hubiera retirado.
—No, no te disculpes—. Dije en medio de un bostezo—. ¿Talbott?
—Dime —respondió de forma suave. Estaba viendo las estrellas igual que yo.
—¿Para qué me citaste si podías hacer esto en horas del día? No es que me moleste, es solo que se me hizo poco convencional.
—Quiero intentar de nuevo conjurar el patronus...—respondió apenado.
Yo me levanté de mi sitio al escuchar esa sorpresiva respuesta.
—¿Ahora? ¿Estás seguro? —cuestioné mirándole con extrañeza.
—Vamos a los terrenos —dijo mientras se transformaba en águila y se iba volando.
—No es posible,¡Tengo sueño!—repliqué mientras me transformaba en gato.
Tardé un tiempo en escabullirme para rodear la ruta de Filch para llegar al terreno. El hombre se notaba que no dormía mucho.
Al llegar, Talbott estaba sentado en el cesped, jugando con la hierba. Estábamos llegando a una edad en la que abandonabamos la infancia y aún así, en ese momento yo lo veía como un niño impaciente tratando de distraerse.
—Inicia, pajarito... —Le reté mientras me sentaba a su lado con los brazos cruzados.
—¿Pajarito? Que original —respondió con una sonrisa irónica y levantándose para hacer una reverencia—. Las damas primero, quiero ver de nuevo como lo haces.
Yo lo miré un poco extrañada, enarcando una ceja.
—No garantizo que salga a la primera, creo que tengo memorias en conflicto... —aclaré.
—¿En conflicto con qué?
—No lo sé, es confuso, quiero recordar mis recuerdos felices en familia, pero... siempre interfieren recuerdos de mí en el colegio.
—Quizá esos recuerdos sean mucho más poderosos que los recuerdos familiares. Por alguna razón se cruzan en tu mente, quizá no deberías luchar con ellos.
Talbott se cruzó de brazos y me hizo una seña con la mano, quería decir que quería verme intentarlo.
"No luchar, dejar fluir", pensé. I
nhalé profundamente, me concentré en un recuerdo reconfortante.
—Expecto Patronum —conjuré.
En mi mente estaba en la lechucería, con la túnica, la carta, su mano rozando la mía... no luché.
De pronto la luz que emanó de mi varita en un suave movimiento cálido y amable a la vez, volando con la forma de un cisne blanco cuyos movimientos le hacían ver elegante y majestuoso.
—Espera un momento... ¿Un cisne? Esto no es normal, no puede ser —expresé con el rostro desencajado.
—Habías dicho que era un gato... —comentó mirando con detenimiento la figura.
—Así era... el recuerdo, no luché, no puede ser...
Me llevé las manos a la boca. Había una razón para cambiar la forma del patronus. Me asusté, era evidente y no lo quería afrontar.
—Mamá...—. Talbott miró al cisne volando, rodeándolo, y luego el patronus se fue volando lejos de nosotros.
Yo estaba confundida, de la impresión me dejé caer en el césped hacia atrás, mis ojos no se despegaron del animal brillando hasta que desapareció en la oscuridad de la noche, estaba tan llena de preguntas, tan inmersa en mis pensamientos que no escuché a Talbott llamarme por mi nombre.
—Akira... ¡Akira!, Tierra llamando a Akira Drego.
—¿Que?— Volteé a mirar a Tal mientras parpadeaba.
—Tu patronus es muy hermoso... quiero intentarlo. ¿Me observarás?
Con seriedad, y regresando en mí, asentí sin decir una palabra, lo que fuera que saliera de esto, yo estaba decidida a no dejar que me afectara.
Talbott se levantó, inhaló profundamente y conjuró;
—Expecto Patronum.
Nada pasó. Esperando que de nuevo lo dejara, estaba ya dispuesta a sacudirme la yerba cuando él volvió a repetir el hechizo con más energía.
—¡Expecto patronum!
Una luz tenue se hizo presente, esa luz fue ganando intensidad, hasta que de pronto una figura salió de la varita, otro cisne, pero esta vez era un cisne negro.
—¿Otro cisne? Esperaba un águila o algún ave rapaz, pero es un cisne negro, un patronus muy raro se ver, felicidades pajarito.
—No soy pajarito, gatita —respondió sagaz y con una expresión de satisfacción.
—Ja, ja... estamos a mano—respondí, tratando de sonar lo más normal posible.
La atmósfera se tornó extraña, mi corazón estaba latiendo demasiado rápido, tanto, que sentía que me retumbaba en la cabeza.
Le di una palmada en el hombro a Talbott y comencé a emprender mi camino de regreso. Quería salir de ahí; Estaba orgullosa de Talbott, pero no podía lidiar con el hecho de que mi patronus había cambiado.
—Te veo en transformaciones... —dije a manera de despedida.
Talbott tomó mi brazo de forma súbita para detenerme, yo estaba intentando calmar mi ansiedad por la confusión que estaba sintiendo en ese momento.
—Espera... ¿Qué recuerdo evocaste? —preguntó.
—Tal... tengo que regresar, estoy cansada, no me siento bien...
—¿No me quieres decir? Diré el mío si me dices el tuyo —respondió con un tono de urgencia, estaba muy cerca mío.
Al ver sus ojos, no pude mirarlo de forma directa, estaba muy nerviosa.
—N-no sé si sea buena idea... —respondí.
—¿Por qué?
Talbott enarcó una ceja, estaba sonriendo, oh diablos, ¡Estaba sonriendo!
—¡Demonios! —repliqué mientras intentaba caminar hacia el castillo, no le podía mirar a los ojos, tenía ese deseo de salir corriendo, ese efecto de su mirada y esa sonrisa me estaban matando.
Talbott me miró extrañado.
—¿Estás huyendo? ¿De qué estás huyendo? Me pediste que no huyera, ahora yo te pido lo mismo —dijo mientras me seguía el paso.
—No estoy huyendo, tengo clase mañana con Mcgonagall.
—Lo sé, estoy contigo en transformaciones.
—¡Demonios! —exclamé, era verdad, no podría evadirle.
—El punto es, que así me pongas de pretexto que tienes clases, yo también y a final del día de la misma forma seré insistente, como tú lo fuiste para que seamos amigos. Es mi revancha, Drego.
—¿Desde cuándo te has vuelto tan abierto? No voy a decirlo, no puedo.
—¿Cuál fue tu recuerdo?
—No... —seguí caminando, antes de cruzar el arco de la entrada.
Talbott me seguía de cerca. Me estaba frustrando.
—¿En qué estás pensando, Winger? —pregunté con un tono de fastidio, seguía evadiendo su mirada.
—Mirame a los ojos, Akira. No voy a huir, ¿por qué tú sí?
—¿Huir? —Le miré, sentía mis mejillas arder —Yo no estoy huyendo.
—Sí, sí lo haces, usualmente eres muy abierta conmigo, pero con esto no. ¿Por qué Akira Drego me compartiría en principio uno de sus recuerdos más felices al principio y ahora no?
Me estaba acorralando, no debía, no podía, no quería repetirlo, me negaba, luchaba por no decirlo y ahora él estaba jugando a las deducciones.
—Oh no, ¡No lo digas!.. no, eres de Ravenclaw, demonios.
Talbott sonrió con una expresión de triunfo, como si hubiera adivinado, encontrado la respuesta a un misterio de tamaño mundial.
—Esta gatita me oculta algo en lo que estoy involucrado, ¿No es así?
—Ahora sí, "gatita"... —. Espeté con frustración. Me crucé de brazos y me recargué en la pared.
No estaba acorralada físicamente, pero en el juego de la mente y la deducción, estaba atrapada. Nuevamente estaba desviando mi mirada hacia cualquier otro lado menos donde Talbott que estaba frente mío.
—Tengo entendido, que los cisnes y las águilas tienen algo en común: Pareja de por vida, no ven a nadie más por el resto de sus días.
Talbott se recargó en la pared a lado mío, yo seguí en silencio, al escucharle me deslicé hacia abajo y me senté. Cubrí mi rostro con mis manos un momento y respiré hondo. Mi corazón latía muy rápido.
—Akira, tu patronus...
—Cambió... —completé.
Había volteado a ver a Talbott, pero en su lugar, sentí el calor de unos labios sobre los míos, el tiempo parecía tan lento, pero el beso había sido rápido, aún estaba procesando lo que había pasado.
Mis ojos reflejaban incredulidad y estaban vidriosos. Tanto esfuerzo por negarme, tanto sufrimiento para estabilizar las cosas y no dejar crecer lo que sentía para que me desarmara tan fácil.
—No te quedes mirándome así...—respondió apenado, su mirada reflejaba el temor de haberse equivocado.
—Talbott Winger... —dije en un tono apagado, posé mis manos en sus hombros y oculté mi rostro en su pecho mientras sacaba mi varita y con un movimiento de muñeca conjuré —¡Expecto patronum!
Un cisne blanco de mayor tamaño que el anterior tomó forma y salió volando hacia el bosque, yo, con la cara aún oculta en su pecho sonreía...
—¿Eso qué significa?—preguntó el chico.
Su corazón latía fuertemente también y sus manos temblaban cuando me tomó de los hombros y me separó suavemente.
—Significa, que me has dado el recuerdo más poderoso para un patronus... —respondí mientras devolvía el beso de antes, con más seguridad y de forma más calmada, ambos nos quedamos ahí por un tiempo más, no me importó.
----
Gracias por leer.
Por último dejo una canción que me recordó la existencia de este fic en mis carpetas: Crush de David Archuleta.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro