El baile
La vida es una montaña rusa; a veces estás arriba y a veces estás abajo, esto en todo aspecto, hasta en el amor.
Pensaba que mi cuarto año estudiando en Hogwarts había sido de los años más ajetreados que había podido tener, los temas personales realmente habían pasado sin pena ni gloria, no estaba en mis prioridades darle importancia a las cosas del corazón debido al misterio de las bóvedas y mi hermano. Todo era misterio tras misterio hasta que de pronto por giro de eventos me vi envuelta en cuestiones que no pensé me sucederían tan pronto pese a que eran normales para mí edad.
Cuando iniciaron los preparativos para el baile celestial, todo a mi alrededor cambió a una atmósfera enrarecida en la que nunca había convivido jamás. Ahí estaba Barnaby, el chico más fuerte y tontorrón de la clase preguntando si podían llevar pareja.
"Pareja", una palabra que no se me había ocurrido usar, ¿A quién llevar? No lo sabía. Realmente no me interesaban mucho esas cosas hasta que mis amigos sustituyeron los habituales temas de conversación por solamente el baile y el romance.
La cuestión sobre a quién llevar de pronto estuvo por un breve lapso rondando mi mente volteando todo de cabeza, comencé a pensar en mis amigos de otra forma, analizando cuáles eran mis sentimientos por cada uno. sí, había caído en la trampa, también me atrapó el tema.
Al ver a André fue fácil responder... ¿Bill? Definitivamente sería como mi hermano, Charlie igualmente...
Mientras estaba sumida en mis pensamientos me topé de frente con una persona. Estaba tan distraída que cuando caí al piso, tardé en reaccionar sobre lo que había pasado, no lo había visto.
Cuando abrí mis ojos tras sentir ese agudo dolor y sobando mi cabeza, le miré a los ojos, de pronto, todo parecía confuso, la pregunta cual centella explotando me hizo quedar en un trance, su voz se escuchaba lejana, tan lejana que no parecía hacerme efecto hasta que sentí una gran sacudida.
—¡Despierta! Akira... ¡Akira! —Talbott me sacudía enérgicamente— ¿En qué diablos piensas? Debes fijarte por donde caminas.
Cuando volví en mí, quería que me tragara la tierra, sin embargo me mantuve serena.
—Lo siento... ¡Perdón! Es que... venía pensando...—me detuve en ese instante cuando iba a responder.
¡¿Qué estaba pensando?! Iba a serle honesta en ese momento, pero ¿a qué precio?.
Talbott me miró extrañado, enroló los ojos, me dio una mano y me ayudó a levantarme.
—Pensando... Claro, generalmente estás en otro mundo pero pienso que esa no es excusa para darme más dolores de cabeza —rió mientras se sobaba.
—ja, ja, ja qué gracioso Winger...—respondí con tono sarcástico.En mis adentros estaba aliviada—. Estaba pensando en el Baile Celestial que se aproxima, todos hablan de a quién llevar.
—Ah.. de eso...—dijo desviando la mirada con incomodidad—. Te deseo suerte con eso, yo no iré, tengo algunas cosas que hacer, así que estaré fuera ese día.
Yo me sorprendí,retrocedí un poco. De la decepción pasé a la confusión, ¿realmente me estaba poniendo triste por una noticia así? Ya me figuraba que no asistiría, no es una persona muy sociable.
—¿Es en serio? —pregunté de todas formas.
—Seamos sinceros, Akira, no estoy hecho para las fiestas y menos para los bailes —respondió con una media sonrisa. Aunque seguía siendo el chico serio y de humor ácido que conocí, conmigo por lo menos mostraba una cara diferente. A otros ni siquiera les hubiera hecho la aclaración.
—Bueno, eso es verdad —suspiré.Tenía razón —.Ciertamente vuelas "solo", como siempre — dije poniendo una cara de puchero, dándole un codazo y poniendo mi mejor cara— Más vale que me jures que eso que dices que harás es muy importante, si no te perseguiré por todo el castillo hasta que prometas que irás.
Talbott se sobresaltó
—Que pesada... ¡Te lo juro!, Tus golpes duelen Drego. Sé qué tan persistente eres, no me atrevería a mentirte por ese motivo ¿Somos amigos o no?—.
"Amigos", esa palabra jamás me había caído como balde de agua fría hasta ese instante, dudé por un breve momento y con mucha dificultad asentí.
—Sí —suspiré—. Me costó trabajo que me consideraras tu amiga, pero finalmente lo logré —dije en tanto me cruzaba de brazos forzando una sonrisa. Me sentía orgullosa por ese logro desde antes, pero nunca me había sentido tan conflictuada.
Talbott comenzó a reírse
—Te veré luego Drego.
—¿Al menos puedes decirme qué harás que estarás fuera? —pregunté con curiosidad.
Talbott agarró el brazo y desvió su mirada, parecía que se le hacía difícil explicarme, sin embargo cuando iba a insistir o al menos confirmar que le era un tema incómodo, Tonks irrumpió apoyándose en mis hombros.
—¡Hey! ¿Ya están listos para la clase próxima, o es que el baile les emociona?
—No, para nada, solo hablábamos de cosas normales —contestó el moreno de inmediato— Eso me recuerda que debo devolver algo a la biblioteca antes de mi próxima clase. ¡Te veo luego, Drego! —aclaró mientras caminaba rápidamente alejándose de nosotras y perdiéndose al dar la vuelta por el pasillo.
Continué mi andar hacia el patio y decidí sentarme en la fuente de las águilas y recargar mi cabeza en una de las columnas mientras una gran tristeza y duda me invadían. ¿Por qué de pronto me importaba tanto que fuera al baile? ¿Por qué me daba tristeza que pensara en mí como una amiga siendo que fue una de las cosas en las que me había empeñado en conseguir el día que lo conocí? De pronto esa pregunta saltó de nuevo a ponerme de cabeza. ¿Qué era para mí?
Por semanas estuve pensando en el tema incluso en el transcurso de los preparativos del baile, no obstante, cuando hubo que buscar pareja en ese lapso, a mi campo de visión llegó aquel chico fuerte y bondadoso que había hecho la pregunta respecto a las parejas.
Nuevamente había entrado en cierto conflicto, de hecho me emocionaba ir al baile tuviera pareja o no ya que Tonks había dicho que iría sola, sin embargo había un hecho irrefutable, quizá debía dejarlo por la paz y dejar que las cosas fluyeran y aunque Talbott para mí era algo más que un amigo y quizá me gustaba, no estaba dispuesta a perder su amistad si él no me correspondía.
Tomé la decisión de ignorar mis sentimientos, enterrarlos hasta que lo olvidara, definitivamente estaba decidida y para eso veté la posibilidad de pensar en él de manera romántica y quizá darle la oportunidad a alguien más
Durante los preparativos Tonks me dijo un par de observaciones que hicieron que Barnaby quedara en mi radar; Se comportaba muy extraño, desviaba la mirada si nuestros ojos se cruzaban y seguía hablando de conseguir un no sé qué.
Al final por alguna razón las acciones de Barnaby se me hacían tiernas, valoraba bastante su ayuda en la búsqueda de las bóvedas y sinceramente... no se me hacía feo, buen físico, una gran fuerza y con una curiosa personalidad, capaz de ponerse en medio si alguien conjuraba hechizos en mi contra. Valiente a decir verdad, aunque a veces el descifrar su manera de pensar era bastante enredado, supongo que no se complicaba la vida pensando demasiado.
Tras hablar con Bill en los últimos preparativos del baile, expresé mi deseo de ser invitada, se me ocurrió guiar las cosas para que eso sucediera y efectivamente, me sentí sumamente feliz y algo... ruborizada cuando Barnaby me dijo que su intención siempre había sido invitarme pero que se sentía nervioso cuando lo quería pedir. La noche fue hermosa, bailamos, nos divertimos, fue un recuerdo muy grato.
Talbott no compartía ninguna clase conmigo ese año por lo que no lo vi antes, durante y después del baile, eso me permitió no pensar las cosas demasiado y de hecho me sentía aliviada de que así fuera. Pero aunque estaba en paz de forma temporal, realmente comenzaba a cuestionarme si lo que hice fue lo correcto.
Comencé a frecuentar la chimenea de la sala común por las noches, me acostaba algo más tarde que todos y lo único que hacía era mirar al fuego y pensar.
A veces intentaba estudiar, pero era un hecho que si cerraba los ojos, recordaba cómo me sentí con los últimos eventos; había disfrutado mucho los festejos y aunque fue una noche bonita, quizá me estaba equivocando.
Una noche mire al fuego y de pronto un sentimiento de frustración inundó mi mente y sentía apretar mi pecho, de pronto tuve la necesidad de agarrarme mi cabeza y revolver mi cabello
—¡Maldición! ¡Es que no deja de darle vueltas ese pensamiento! —dije para mí misma.
—¿Qué pensamiento?
Una voz conocida me sobresaltó, miré hacia atrás para confirmar mis sospechas.
—¿Que haces despierta tan tarde? —preguntó Barnaby mientras bostezaba. El chico tenía la pijama puesta en la cual se marcaba el ancho de sus brazos.
—Mas bien ¿Que haces tú despierto? —respondí.
—No puedo dormir, además iba pasando cerca de las escaleras y vi la chimenea aún encendida, pensé que olvidaron apagarla.
Barnaby se sentó junto a mí y se puso a mirar el fuego fijamente. yo, con un poco de curiosidad me le quedé observando, su perfil y su mirada parecían perderse en la danza del fuego.
—¿Por qué miras así las llamas? —pregunté.
—Por nada, solo estaba viendo por qué miras tú las llamas a estas horas, es algo fascinante, aunque duelen los ojos si lo haces por mucho tiempo —dijo mientras parpadeaba mucho y se tallaba los ojos.
—Es que yo sí parpadeo —me reí para mis adentros.
Barnaby hizo una cara reflexiva, realmente lo estaba razonando, lo cual me hizo reír aún más.
—Tienes una sonrisa muy bonita —respondió repentinamente.
—¿Que? —paré de reir, sin haber procesado bien la información, mi cara se tornó de mil colores, sentía mis mejillas arder.
Barnaby sin pensarlo puso su mano en mi frente.
—Estas muy roja, no te vayas a resfriar, creo que no tienes fiebre.
Con mi mano izquierda tomé su mano y la retiré, le miré a los ojos, pareció una eternidad pero en cuestión de segundos nos quedamos fijamente mirándonos, después reaccionando, un escalofrío ascendió por mi espalda ¿¡Que estaba haciendo?¡
—Vamos a dormir que mañana hay clases— exclamé mientras huía de la sala dirigiéndome rápidamente hacia mi habitación. Barnaby se quedó pasmado, sentado, la verdad no supe qué hizo después.
Realmente creo que estaba bastante confundida, la adolescencia te hace pensar y hacer locuras. Ahora lo sé, no obstante no puedo decir que no lo disfruté. Después de un tiempo una cosa sucedió a la otra y tuve mi primer cita con él.
Para ser honesta, fue un desastre y fue más complicado de lo que pensé, pero inevitablemente Barnaby había conseguido cautivarme y tras eso. Se había esforzado tanto, que comencé a valorarlo más y a tenerle un gran cariño.
Ser 'La rompe maldiciones' me hacía relativamente popular y con ello el precio de los rumores nunca se hacía esperar, se esparcían como gnomos en un jardín. Me hice acreedora a más burlas por parte de Mérula, sin embargo eso no podía importarme menos ya que todos los días me sentaba a lado de Barnaby y de Rowan mientras tomábamos la cena, posteriormente se hizo costumbre pasar un tiempo a solas con Barnaby frente a la chimenea de nuestra sala común, hablábamos de criaturas mágicas, recuerdos, planes, repasábamos las clases y siempre estaba riendo tanto con sus ocurrencias, que Snape venía a callarnos casi siempre y terminábamos limpiando el salón después de su clase.
Con el pasar de los días se hizo evidente que nuestra relación era algo más que solo amigos y el colegio entero se encargó de esparcir las noticias.
Fue un tiempo de relativa tranquilidad y no voy a negar que en algún momento me sentí feliz con eso, pero con los problemas que se me presentaban para conseguir descubrir la otra bóveda, poco a poco dejé de hablar mucho con mis amigos, sobre todo Rowan y Talbott quien ya de por sí me era difícil de encontrar.
Era frustrante ver a Talbott irse a sus clases con prisa y con Rowan me sentía conflictuada porque a veces la dejaba sola, pero dadas las circunstancias no podía solo parar y hablar con ella, si no tenía un troll en el campo de entrenamiento, tenía que ayudar a Hagrid con sus criaturas y atender mis entrenamientos de Quidditch. Quizá... si me hubieran dado a escoger de nuevo en ese instante, habría dedicado más tiempo a mis amigos, a veces me arrepentía de tener tantas responsabilidades, pero no se puede cambiar el pasado; no sin meterte en problemas con el ministerio.
Fue agotador de muchas formas, obligada a convivir más con Mérula y sus comentarios tan irritantes. Sin darme cuenta hasta me perdí a mí misma, las rutinas que me hacían sentir en paz también se perdieron.
Una noche, lejos de sentarme en la chimenea y hacer lo acostumbrado con Barnaby, simplemente decidí ir directamente a la cama sin decir nada, estaba fastidiada. Así las noches se repitieron hasta que simplemente el insomnio tocó a mi puerta.
En una noche de luna llena por el hastío y la frustración de no poder dormir decidí salir a hurtadillas de la sala común y fui directamente al patio.
Pasaba de la media noche, jugándome el cuello por el riesgo de que Filch o la señora Norris me vieran, me senté en la fuente a ver las estrellas con mi forma de gato.
Era bastante buena mi visión de noche y me sentía muy ligera, creo que fue la primera vez que no me sentía llena de cargas por lo que me relajé un largo rato. Mis párpados ya se estaban tornando pesados cuando me percaté que a lo lejos me observaba un águila, instintivamente se me erizó el pelaje de la cola e hice mis orejas hacia atrás.
Talbott aterrizó frente a mí y regresando a su forma humana se sentó a mi lado.
—Es muy tarde para que haya un gato huraño mirando a la nada ¿Qué haces aquí?
Volví a mi forma humana y solo me dediqué a mirarlo como si hubiera visto un fantasma. Estaba preparada para enfrentar a lo que sea que se encontrara en las bóvedas, pero tener que hablar con él después de mucho tiempo sin verle, no, no estaba preparada.
—Pareciera que te atacó un dementor, ¿Qué te pasa, Akira? —río.
—¡Nada! No me pasa nada —dije sonriendo forzadamente y con nerviosismo—. ¿Qué estás haciendo aquí?.
Talbott paró de reír, se aclaró la garganta y respondió:
—Sabes que este es uno de los lugares que suelo frecuentar.
Para mis adentros me estaba maldiciendo, era verdad.
El chico suponiendo lo que estaba pensando y enarcando la ceja me miró de forma astuta, comentó:
—Es un milagro que te dignas a aparecer, sobre todo porque últimamente estás "ocupada" —expresó haciendo notorio su énfasis en la última palabra, noté un tono de molestia en su voz.
—Es mi imaginación o pareciera que te molesta que esté "ocupada —respondí con un tono perspicaz.
Usualmente me gusta molestar a Talbott con comentarios sarcásticos sobre su actitud, sin embargo no podía molestarme más ese tono de voz.
Talbott al darse cuenta que lo estaba confrontando, volvió a aclarar su garganta.
—No es nada, sé las responsabilidades que cargas, olvida lo que dije —respondió.
—Déjalo así, realmente tienes razón, estoy muy ocupada —suspiré con frustración.
El chico se quedó en silencio, luego hizo una pregunta que jamás esperé que me hiciera.
—¿Son asuntos con tu novio? ¿O es que el año escolar te está afectando?
—... Ambas —respondí sin pensarlo —Estoy alejándome de todos, siento que no puedo cubrirlo todo —el solo pensarlo me estaba poniendo de malas.
—Ya veo, entiendo esa sensación. Pero tienes personas que se preocupan por tí —comentó.
—Quizá, pero estoy llegando a un punto donde no quiero que lo hagan. ¿Y tú que? No te dejas ver, desde que hablamos del baile has estado esquivo, diría que mucho más ocupado que yo.
—Puede ser verdad, pero yo siempre estoy solo, no creo que te haya hecho falta en estos días —dijo con la mirada distante.
—Eso no es verdad —repliqué sin pensar—. Me preocupas también, la última vez que hablamos ni siquiera quisiste hablar sobre ese asunto que te impidió ir al baile.
Talbott se levantó con rostro serio. Estaba incómodo.
—No quiero hablar de eso, de hecho agradecería que no me preguntaras, además no te hice falta en el baile, te divertiste sin problemas.
—No me gusta el tono que esta conversación está tomando. Si crucé una línea te pido perdón, pero si me divertí o no tampoco me condiciona el olvidarme de ti —respondí.
Talbott retrocedió lentamente, al darme la espalda suspiró y me dijo:
—Lo siento, no debí decirte eso... Buenas noches.
El chico comenzó a alejarse del lugar caminando. Yo me sentí conflictuada al mirar cómo estaban evolucionando las cosas, no pude evitar seguirle, algo en mí me estaba diciendo que algo no andaba bien. Le apreciaba bastante como para dejar las cosas de ese modo.
—¿A dónde vas? —pregunté con algo de apuro y molestia mientras me emparejaba a su paso por el pasillo.
—A mi sala común —respondió serio—. ¿Tienes que saber todo lo que hago, Akira?
Yo me sobresalté al escucharle.
—¿Yo? Si el que está huyendo por meterse con mis actividades fuiste tú —tomándolo de la capa lo detuve, como respuesta a mi agarre tomó mi mano y me miró directamente. Su ojos eran tan profundos y a la vez su reflejo denotaba tristeza.
—¿Podrías soltarme? —esta vez su tono de voz parecía cansado.
Talbott al mirar que no le soltaba suspiró y recargándose en el muro cubriéndose los ojos lanzó un pensamiento al aire.
—Es que no puede ser más complicado, varias semanas, no, meses sin hablar y pasa esto.
Aquella expresión denotaba frustración y molestia.
Yo lo miré extrañada.
—¿Te refieres a que estamos discutiendo? Se supone somos amigos, sé cosas que no cualquiera sabe, además, yo no te he estado evitando, has sido tú, terminas las clases, te vas, nunca te encuentro en los pasillos, nunca logro coincidir contigo y cuando lo hago, pasas de largo ¿Qué está pasando? Yo sé que he estado ocupada, me estoy cansando de todo esto pero no puedo cambiar las cosas ni dejar que interfiera mucho más en vida.
Talbott me miró apenado, en un punto quiso articular unas cuantas palabras pero se detuvo y en su lugar puso una expresión de enojo
—No lo entenderías, déjalo así, por ahora creo que necesito estar a solas...
Esa respuesta me desarmó, solté su túnica pero mi mano seguía en su poder, no iba a discutir más y quería dejar las cosas en paz. Así, sin cambios como yo lo había querido cuando determiné que su amistad valía más que una simple atracción.
—Si eso quieres, entonces ¿Podrías devolverme mi mano? —dije con resignación.
Estaba nerviosa, Talbott no dejaba de mirarme a los ojos y seguía sosteniendo mi mano. Al darse cuenta de lo que estaba haciendo retrocedió y ocultó su rostro con su mano. Avergonzado me dio la espalda y comenzó a caminar lejos de mi.
Estaba dispuesta a dejar las cosas como estaban, tenía la intención de irme a mi sala común cuando detrás mío escuché a Filch hablando con la señora Norris. El sonido de su voz se estaba acercando, sin pensarlo, comencé a correr, alcancé a Talbott que parecía ido y le sorprendió que le tomara de la mano, lo arrastrara hacia una bodega que afortunadamente estaba abierta y prácticamente lo aventara dentro.
—¿!En que demonios estás pensando?! Déjame salir —exigió con un tono exasperado.
Asegurándome que Filch aún no diera la vuelta y nos viera, tapé su boca y me metí también cerrando la puerta.
—Callate un momento porque Filch y la señora Norris están haciendo su ronda —dije mientras recargaba mi cabeza en la puerta para escuchar fuera.
Talbott dejó de luchar, estaba muy apretado, aunque mi estatura me permitía entrar en cualquier hueco, pronto me di cuenta de lo incómodo que se estaba tornando la situación.
Cuando despegué la oreja de la puerta me percaté que mi cabeza estaba directamente pegada al pecho de Talbott, su corazón latía muy fuerte, su respiración estaba acelerada, detrás de mí estaba la puerta y escuchaba como Filch estaba justo enfrente de la puerta hablando con su gata.
En mis adentros estaba queriéndome dar de topes con un libro grueso, rogaba que Filch no necesitara nada de la bodega porque si no, encontraría a dos adolescentes juntos en una posición comprometedora.
"Un momento, estoy muy cerca de Talbott", pensé.
Mis ojos se abrieron como platos miré hacia arriba y nuestras miradas se encontraron.
Mi campo de visión se dividía entre la puerta y sus ojos, quería huir, salir de ahí corriendo.
La voz de Filch poco a poco se fue atenuando, se estaba alejando, pero no fue hasta que dejó de escucharse que fue posible salir. Estábamos tan apretados que nuestra salida fue aparatosa, cayeron trapeadores, escobas y otros objetos y junto a ellos nosotros.
Talbott intentó no aplastarme, pero quedó justo encima mío, nuevamente nuestras miradas se encontraron y él como si hubiera visto un dementor se paró rápidamente y me ayudó a levantarme. No nos pudimos ver de nuevo a los ojos y de manera nerviosa comenzamos a meterlo todo de forma rápida a la bodega.
—Que esto no se repita, buenas noches —comentó antes de salir corriendo hacia otro lado. Aparentemente la idea de ir a su sala común había sido cambiada por otra idea.
Yo, en cambio, no pude responder a eso, mi cabeza estaba procesando todo lo que acababa de pasar. cuando por fin pude regresar en mí, me transformé en gato y conseguí regresar a mi sala común, estaba muy acongojada.
Se suponía que no quería que se perturbara la amistad que tanto me había costado conseguir, no tenía ninguna queja de mi relación y sentí que estaba traicionando a Barnaby con ese numerito, tenía ganas de llorar.
En las noches siguientes no salí, en vez de eso me quedaba en mi lugar seguro que era el rincón de la chimenea. Barnaby se iba a dormir temprano o simplemente pasaba de largo, ya no pasábamos tanto tiempo juntos como antes, pero seguía frecuentando las sesiones de estudio, aunque yo lo sentía distante con cada encuentro.
Una noche encontré a Barnaby frente a la chimenea, no tenía su expresión tranquila de siempre, parecía triste, antes de que me pudiera acercar, Barnaby me preguntó:
—¿Estás cómoda con esto?
A juzgar por su mirada triste y que probablemente vio mi cara desencajada, replicó:
—Lo veo, Akira, aunque no soy la persona más brillante, veo que hay algo que te perturba y sobre todo hay algo que te hace sentir mal. Creo que estoy siendo una carga.
Palidecí, la razón por la cual en la madrugada estaba frente a la chimenea quería decir que me estaba esperando, más aún, el miedo comenzó a hacer que sintiera un vacío en el estómago y que mi piel se sintiera como si me hubiera caído un balde de agua fría.
—¿De qué hablas? —pregunté con voz temblorosa.
Barnaby me miró preocupado y respondió.
—Te presionas todo el tiempo, siempre fuerzas una sonrisa cuando te pregunto cómo te sientes. Sé que no estás bien y creo que yo no estoy listo para enfrentar todas las cosas con las que lidias, Akira, quiero que nos demos un tiempo, me ocultas cosas, otras no las entiendo... nos estamos lastimando de esta manera.
Mis ojos se tornaron vidriosos, no podía ver su rostro con claridad. No podía simplemente pedirle que cambiara de opinión cuando tenía toda la boca llena de verdad, si no te sientes bien en una relación a veces es mejor soltar y yo no me sentía con el derecho a detenerle.
Barnaby me ofreció un pañuelo y me abrazó en ese instante.
—No pienses que por esto, estoy renunciando a ti, quiero darte tiempo a tí para pensar, darte una carga menos con la que lidiar. No es nuestro tiempo.
Yo negué con la cabeza.
—Me estás pidiendo que nos alejemos.
Barnaby besó mi frente
—No, seguiremos siendo amigos, quiero que cuando tu mente esté clara y sin cargas extra, un día me des una respuesta, me gustas, Akira y espero que sigas contando conmigo para cualquier cosa.
El pecho me dolía, asentí y me quedé sentada frente a la chimenea. Nunca había sentido el peso de la soledad tan fuerte en mi vida, estaba cansada, me lo había buscado, era un hecho. En una cosa aquel grandullón estaba en lo correcto: Tenía primero que ver por mí y me estaba dando la oportunidad de ese modo.
Barnaby se levantó y se fue a su habitación, yo quedé sola hasta el amanecer y ese día no fui a clases. Los rumores no se hicieron esperar, sin embargo a parte de darme tristes y ruines teorías de mi ruptura, ninguna decía lo que había sucedido en realidad, me sentía la persona más ruin.
Con el pasar de las semanas fui olvidándome del asunto, Barnaby seguía comportándose como siempre solo que ya no se me acercaba tanto, cada quien andaba por su lado y conversábamos normal pero poco. Por su parte Talbott, siguió evadiéndome, no me quedó más que concentrarme en las bóvedas y los estudios, no quería tocar el tema de nuevo.
------
Gracias por leer.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro