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No puedes respirar.
Abres los ojos para descubrir el horror en el que te encuentras; estás completamente rodeado de agua.
Tu primer impulso es abrir la boca, tratar de buscar ese aire que tan desesperadamente te pide tu cuerpo, pero un solo segundo basta para que comprendas que ha sido una mala idea. El agua entra con violencia en tus pulmones, aumentando considerablemente la sensación de asfixia.
Tratas de nadar, de ascender lo máximo posible en esas heladas aguas, pero nunca pareces llegar a la superficie por mucho que lo intentes. Finalmente, desistes para permanecer inmóvil, únicamente moviendo manos y piernas para mantenerte a flote, evitando así caer más en la oscuridad que se extiende bajo tus pies. No tardas en cansarte.
Lentamente, tu cuerpo comienza a descender y, antes de darte cuenta, la oscuridad te rodea.
La presión del agua te hace cerrar los ojos mientras abres una vez más la boca en busca de aire, dejando que una fila de ordenadas burbujas ascienda a tu paso. Extiendes una única mano hacia ellas, deseando seguirlas, pero sabes que estás perdido.
Entonces, como si tu descenso no fuese lo suficientemente agónico, notas como algo se acerca a tu pierna.
Agachas la cabeza y distingues una única línea, delgada y brillante, que asciende desde la oscuridad más absoluta para, poco a poco, rodear tu tobillo. Tardas demasiado en comprender que se trata de algún tipo de vegetación.
Antes de darte cuenta, esa planta se encuentra atada como una cuerda y se tensa para, con una fuerza sobrecogedora, tirar de ti. Tratas de gritar, dejando que más agua entre a tus pulmones, tus extremidades se agitan en un desesperado intento por escapar, pero es inútil.
La vegetación está por todas partes, iluminando la zona y mostrando sus peligros. Solo entonces puedes verlo.
Animales con afilados colmillos, intrincados mecanismos, brillantes ojos que te observan en la oscuridad... Todo parece estar preparado para matarte.
De nuevo, la idea de huir pasa por tu mente, pero la descartas con rapidez cuando el resto de plantas actúan.
Se acercan a ti con rapidez, tanta que ni las ves hasta que no es demasiado tarde. Toman tus manos y la única pierna disponible, estás completamente atrapado.
Te retuerces, dejas que tu cuerpo se llene de agua lanzando inaudibles gritos a la superficie, pero nada funciona.
Poco a poco, los bordes de tu visión comienzan a oscurecerse y tu cuerpo deja de luchar, la presión en tu interior es tan intensa que no logras comprender el sueño que sientes en esos momentos.
Entonces todo se vuelve borroso y tus ojos comienzan a cerrarse. Finalmente, lo último que llegas a ver es como algo, enorme y de apariencia casi humana, se acerca a ti con rapidez.
***
Lucas despertó sobresaltado mientras se llevaba una mano al pecho en un desesperado intento por buscar aire.
Se encontraba en la más absoluta penumbra, lo que le hizo estremecerse por el parecido con tu pesadilla. Tardó varios minutos en comprender la realidad de su situación; no estaba en el agua, sino en su habitación.
Contuvo su respiración (aún jadeante) y escuchó el pesado silencio que reinaba en la casa, sus padres aún no habían despertado. Entonces, con un suspiro de alivio, se puso a trabajar.
Se levantó con rapidez y deshizo la cama, dejando las sábanas junto con la parte inferior de su pijama en la lavadora mientras deseaba no volver nunca a tener un sueño tan espantoso. Finalmente, volvió a su habitación tratando de hacer el menor ruido posible, rezando para que nadie se enterase nunca de su desliz.
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