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05:05

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Caminamos durante media hora en silencio por un sendero rodeado de árboles retorcidos y sombríos, con raíces que se retuercen como serpientes en el suelo. El aire está cargado de un aroma dulzón y pesado, como si estuviera impregnado de magia y misterio.

—¿Escucharon eso?—Pregunto Arwan atento a cualquier movimiento. Las chicas negaron varias veces con la cabeza e intentaron prestar atención. Yo por otro lado me encontraba más atento que todos ellos, cada paso, cada gesto me ponía en alerta.

—Soraya, rápido ¿Qué hora es?

—¡Por mis Titanorbe! Si ya es la hora de los Sombrivaelas. Arwan, ¿Qué hacemos? —Se sorprende la joven bruja al notar la hora en una especie rara de artefacto.

El elfo cambia-forma quien parece ser el líder del grupo a pesar de lo chaparro que se ve, se vuelve a transformar en un cerrar y abrir de ojos en un gran cuervo blanco. Y sin ni siquiera pensarlo empieza a descender velozmente hacia las copas de los árboles que nos rodea, con el objetivo de poder observar nuestra ubicación y la distancia que nos hace falta recorrer.

—Deberíamos de correr, la Noctulumbre ya se está asomando en el valle. —Señala Nyla alarmada. Y yo sin poder entender lo que ellos se están refiriendo. Su extraño lenguaje era como un trabalenguas.

—Sigamos.

Tras las palabras decididas de Soraya, proseguimos a caminar lo más rápido que nuestras piernas nos los permite. Mientras por los aires nos sigue de cerca el elfo cambia-forma, sus alas desplegadas como si estuviera listo para protegernos de cualquier peligro que nos aseche.

Ya había oscurecido, y el camino se había quedado completamente a oscuras, si no fuera porque Nyla cargaba consigo una antorcha que iluminaba cada paso que dábamos, de seguro nos quedaríamos totalmente a oscuras sin saber adónde ir. La extraña luna apareció rodeada de diminutas y espesas burbujas observando, observándonos, o mejor dicho observándome. Solo escuchábamos el sonido de las ramas golpeándose entre sí, el viento silbar y el grito del cuervo blanco que volaba sobre nuestras cabezas.

—Al fin ya llegamos _Suspira con gran alivio la dulce joven—.Ahora apresúrate en abrir el portal, Soraya.

«¿El portal? ¿Acaso he oído bien? ¿Qué portal?»

Me quede completamente confundido y desconcertado, al ver que frente de nosotros no había más que una gran montaña alta, impotente y siniestra. Con una superficie rocosa y áspera. La grieta en la pared de la montaña emitía un sonido siniestro, y los picos rocosos parecían dedos amenazantes. ¿Cómo algo así se supone que es un pueblo? ¿Es acaso esto una trampa? Si es así como le hago para huir.

—Dame un momento.

Pide la joven bruja acomodándose las mangas de su oscuro e inusual camisón, dejando al descubierto sus pálidos codos, y cuando ya estaba lista alzo sus brazos en dirección de la montaña imponente y no paraba de repetir:"Esplendíbrego", una y otra vez. Lo que me hizo pensar que se trataba de alguna especie de conjuros, ¿Mágico tal vez?

—¡Esplendíbrego! ¡Esplendíbrego! ¡Esplendíbrego!

Fijo su oscura mirada en la montaña por un buen rato. De pronto se escucharon los graznidos del cuervo blanco mientras aterriza en nuestra dirección retomando lentamente su forma original. El elfo chaparro se acercó a Soraya y le susurro algo que no pude oír desde donde me ubicaba, ella asintió rápidamente mientras sus mejillas se ruborizan y una gran luz borrosa apareció creciendo cada vez más y más. Resplandeciendo todo a su paso, en un instante nos envolvió y todo se volvió oscuro...

Cuando recobramos la visión, vimos que ya no nos encontrábamos en la montaña, sino dentro de una pequeña ciudad. ¿Cómo era eso posible? ¿Acaso Soraya era capaz de teletransportar a más de dos personas a la misma vez?

Era sorprendente lo que acababa de ocurrir, de hecho, ni sé qué fue lo que había ocurrido. Solo recuerdo ver la luz resplandeciente, la oscuridad y ya. Me cuesta mucho asimilar tal fenómeno inusual para mi propia especie, algo así solo se veía en las películas.

—Eres asombrosa —la halagué sin pensarlo —.¿Como hiciste algo así?

La joven bruja se ríe levemente halagada mientras juega con su oscuro cabello: —Eso no es nada comparado con mis otras habilidades mágicas, forastero. —me giño el ojo y noto en segundos un poco de celos por parte del elfo.

—¿Adónde se supone que estamos exactamente? —Pregunte rápidamente intentando cambiar la conversación. Se nota que Arwan está loquito por Soraya, no quisiera meter la pata, no en la posición en la que me encuentro. No me convenía tener enemigos en este lugar, al menos no aún.

—Jayden —Me gire rápidamente a mirar a Nyla, y ella me sonríe—.Esto es Noctulmira.

«Noctulmira»

Observo el lugar y todo a su alrededor. La dulce chica me hizo un gesto para que la siguiera y eso fue justamente lo que hice.

A medida que avanzábamos, pude sentir la densa neblina que envuelve las antiguas construcciones. Las casas parecen retorcerse y encorvarse como si estuvieran vivas, con sus tejados puntiagudos que se elevan hacia el cielo nocturno nublado. Las farolas parpadean débilmente, arrojando sombras retorcidas sobre el empedrado desgastado.

—No te alejes, recuerda que eres un forastero. —Me advierte el elfo con un pésimo carácter que me recuerda mucho a Linnaea. Tomándome en la defensiva, no me quedo más remedio que asentir.

A lo largo de las calles, las tiendas están adornadas con extraños símbolos y ristras de hierbas secas cuelgan de los aleros, desprendiendo un aroma embriagador. No sé muy bien el porqué, pero siento una sensación extraña, melancólica, de alguna forma aquel lugar me hacía recordar las oscuras noches de Filadelfia justo donde se encontraba mi hogar, ese mismo hogar que murió en una madrugada en la que yo debía morir.

Me detengo un momento y me percato que las ventanas están iluminadas por destellos de luces mágicas y a través de ellas se deslumbran objetos misteriosos y criaturas enjauladas. Millones de pensamientos se cruzan por mi atormentada mente, pero los interrumpo velozmente al notar que me había alejado un poco del grupo.

Intento seguirles el paso a los chicos, temiendo volver a perderme tal como lo hice con Zayden y Linnaea. Los tres iban conversando entre ellos animadamente en un vocabulario fuera de mi propia compresión. Mientras por otro lado me quedo observando en una de las esquinas, unas figuras encapuchada que se desliza en silencio, susurros inquietantes flotan en el aire mientras intercambian una especie de mercancía ocultas en sus túnicas.
No le doy tantas vueltas al asunto e intento no involucrarme en algún tipo de problemas. Prosigo caminando y me enfoco en los gatos que merodean los callejones, están observándonos con ojos centellantes llenos de una especie se podría decir ¿De conocimiento ancestral?

Definitivamente ya lo había visto todo.

A lo lejos, se puede escuchar el eco de un canto hipnótico y el suave crujir de ramas retorcidas movidas por una brisa siniestra. El ambiente está impregnado de una aurora inquietante y puede hacerte sentir como si estuvieran en un lugar en donde la realidad se entrelaza con la magia oscura. ¿Pero en qué clase de lugar me había involucrado?

—Chicos... Esperen, hay algo que no está bien en el radar.

Todos miramos desconcertados a Nyla, quien por alguna extraña razón dejo de avanzar. Sus ojos se fijaron en una brújula mágica que se encuentra en la palma de su mano, esta tintinea sin cesar.

—Pero que...

—¡Shhhh!

Producimos los tres a la misma vez para que el elfo chaparrito hiciera silencio. Había un sonido cesante leve como si cayera del cielo una especie de granizo, se escuchaba caer entre el cristal de las ventanas como una ráfaga de flechas. Y de pronto una gran tormenta de arena se desato entre las piedras y edificios de madera de la pequeña ciudad, y el viento gemía entre las viejas torres que se aferraban a las colinas.

El camino que se adentraba aún más al pueblo estaba cubierto de nubes oscuras de arenas, y las siluetas se difuminaban y se mezclaban en el aire enrarecido. Entonces, todos comenzaron a correr inmediatamente hacia sus hogares o a cualquier lugar que podían tomar como refugio de la tormenta.

—¡Todos corran a la tienda de madre Jabán!

Escuche a Soraya gritar, pero no podía ver absolutamente nada. Las luces de los faroles se comenzaron a apagar una a una. No podía escuchar casi nada que no fuera el sonido fuerte del viento arrastrar todo a su paso. Y yo cuando ya pensaba que había valido por tercera vez en la vida, siento que una mano callosa aprieta mi brazo desnudo. Estoy a punto de soltarle un puñetazo como autodefensa cuando me doy cuenta de que se trataba del elfo chaparrito intentando tranquilizarme. No sé qué me sorprende más, si es el hecho de que su cabello es del mismo color que la arena o si es porque pensé que sería la última persona que se atrevería a ayudarme.

«¡Por los entes cósmicos, muchacho! Él ya te había salvado de morir ahogado, ¿Es que acaso no lo recuerdas?»

«¡Oh! Zuko, ahí estas»

—Sígueme. —Me ordena rudamente y le sigo sin apartarle la mirada de encima mientras me aferro a su capa para no perderme.

Ambos tuvimos que correr deprisa para llegar a la tienda antes de que se apagaran las ultimas luces. No quería ni imaginar que era lo que nos sucedería si nos llegábamos a tiempo a la tienda.

Morir, eso sucedería.

No sé el porqué, pero presentía que exactamente eso sucedería.


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🕰️Total de palabras: 1560

Diccionario Outherglanio:

Noctulumbre: La luz tenue y fantasmal que emana los lagos místicos durante la noche.

Sombrivaelas: Una criatura alada que asecha en las sombras.

Titanorbe: Expresión que usan las brujas cada vez cuando se sorprende. Se trata de una esfera mística que otorga poderes colosales a todas las brujas.

Esplendíbrego: Descripción de un caballo mágico y majestuoso que lleva a los héroes a través de tierras épicas.

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