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La oscuridad es lo único que hay a mi alrededor…
No hay luz, no hay color, no hay calor ni frío, ni siquiera hay sonido. Estoy encerrado en la nada absoluta, en un vacío absoluto.
El sudor me recorre el cuerpo, aunque no sé si es porque la ausencia de sentido me ha dejado pasmado o si es porque siento el miedo de estar en un lugar sin desesperanza.
Pienso si esto es la muerte, pero la idea de haber muerto es absurda, ¿Cómo se puede saber que uno está muerto si uno ni siquiera sabe si existe?
Estoy en un limbo de incertidumbre, de una impotencia total.No puedo moverme, no puedo pensar, solo soy consciente de que no tengo sentidos y estoy completamente solo. ¿Cómo es posible estar solo sin conciencia de sí mismo?
Todas las palabras se vuelven inservibles, todas las ideas parecen vacías. ¿Qué soy? ¿Qué estoy haciendo aquí?
Me invade un sentimiento de angustia inimaginable, una angustia tan insoportable que me atosiga y me atemoriza. ¡No quiero estar aquí! Necesito salir. Necesito encontrar la salida, el punto de escape de esta entidad de nada.
Mi impotencia me es como un manso que me golpea una y otra vez, empujándome más profundamente en la oscuridad. Cada vez me siento más perdido, mas solo, más aterrorizado.
Pero…, ¿Por qué me siento así?
Entonces de pronto, como si de un relámpago se tratara, todo se vuelve blanco. Una luz purpura incandescente y hermosa me inunda. Me siento inmerso en esa luz, en un torrente de energía que corre mi ser y me eleva.
Es en ese preciso momento pude recordar lo que antes no podía recordar; Recordaba cada una de las cosas que he vivido desde que tengo memoria, hasta el ahora; El gran deseo de morir, el mundo que conozco estar paralizado, el extraño espejo, mi reflejo y la espantosa bestia que me quería devorar hace unos segundos.
¿Acaso estoy dentro del espejo? ¿Estoy en una clase de portal?
Mi cuerpo se sacudía con el movimiento de lo que parecía ser el portal, pero me mantenía en posición con los ojos aun cerrados, no estaba preparado para abrirlos. No podía ver nada, pero escuchaba el rugido de las dimensiones que cruzaba.
Era como viajar en un túnel de distorsionado que se abría y cerraba ante mí. Me invadía una sensación de inestabilidad y vacío. Sentía frio y temblaba, recordando porque estaba aquí. Recordaba porque me había arrojado al portal, en busca de una solución a mi desesperación de una fuga a la soledad y los demonios que me carcomían. Sí, esos demonios que me hacían llorar y gritar aterrorizado, sentado en la oscuridad de mi habitación. No solo se trataba de ese horrible monstruo que me quería devorar, sino de todos esos demonios de mi pasado, que siempre terminaban atormentandome.
El portal dejo de moverse y solo escuchaba mi propia respiración entrecortada.
«¿Debería abrir los ojos?»
«¡Claro que debía hacerlo! ¿Cómo se supone que vea por dónde voy o adónde est…o…»
Mis pensamientos fueron inesperadamente interrumpidos al sentir el suelo estar mojado y frio bajo mis pies. Abrí mis ojos, y yo trómpese al salir del portal. Me caí de bruces al lado de lo que parecía ser una piscina inmensa y sombría, que era como una enorme barca parada sobre un mar de sombras.
Me levante y observe mis rodillas, todavía temblorosas. Después mire a mi alrededor. Estaba solo en un lugar tenebroso y caótico.
¿Dónde estaba? ¿Qué está pasando? Pensé que se trataba de un sueño, pero si es así, ¿Dónde se encuentra los sentidos?
En una esquina se elevaba una torre, como si fuera la punta de un espiral de cemento que descendía hacia lo alto. Unos pocos arboles enhiestos, negros y silenciosos agitaban sus ramas. Las hojas se agitaban y parecían como si las estuviese tocando una brisa fría e hipnótica.
Las hojas se movían en el vacío, sin hacer sonido. El cielo de un intenso negro azulado de aspecto celaje, se alzaba encima de mí. La luna llena, enorme y plateada, parecía un ojo fantasmal mirando hacia abajo, en mí. Y yo sabía con cada fibra de mi ser, que no debía mirarla a los ojos, como si hacerlo me pudiese enloquecer.
Me sentía pequeño y vulnerable, como un insecto sobre un fondillo inmenso a punto de ser chocado por un zapato. No conocía este lugar, ni si quiera sabia del todo como había llegado hasta aquí, ni cómo salir. Solo sabía que estaba en un lugar extraño y oscuro, y que me encontraba solo porque ni tenía el conocimiento de saber adónde estaría el paradero de mi reflejo. No tenía la más mínima idea de lo que debía hacer, ni de lo que podía esperar en este extraño e inexplorado lugar.
Debería sentirme asustado, lose, pero no lo estaba, sino más bien curioso. Me dije a mi mismo que todo lo que había experimentado en mi vida me había preparado para esto, para esta prueba y me sentía capaz, entusiasmado por lo que vendría continuación. Ya no sería más un don nadie, si no podría morir al menos tendría la oportunidad de comenzar de nuevo en otro lugar fuera de mi realidad.
—¿Qué es lo que primero debería de hacer? —susurre para mí mismo observando la extraña y oscura lejanía. Y en un instante, me di cuenta de que no estaba completamente solo, de que había una presencia, una fuerza silenciosa y sigilosa observándome a la espera de ver que haría.
Siento un terrible escalofrío recorrer todo mi cuerpo, aun así, entiendo esa terrible sensación, trate de mirar por encima del hombro a las figuras oscuras que se movían de manera siniestra y rítmica, pero el doble de mi cuerpo agarro mi cabeza con firmeza y la volvió hacia adelante, como para asegurarse de que no las mirarse. No me permitía mover ninguna parte de mi cuerpo, no podía hacer nada por mí mismo, estaba prisionero. «¿Pero de qué?»
—No las mires muchacho, te pondrás en riesgo si lo haces. — escuche una voz salir de mis labios, Pero, ¿Cómo es posible que algo así sucediera?
—¡Fantástico! Ya me estoy volviendo loco. —bromeo fingiendo una risa y luego tensando los músculos de mi mandíbula.
—No lo estas. Te lo puedo asegurar. —vuelve a salir nuevamente de mis labios como si estuviera hablando conmigo mismo. Era raro y anormal como si se tratara de algún tipo de enfermedad mental a la que no estaba totalmente conciente.
—¿Quién eres? —pregunto alarmado.
—Soy tu yo de este universo, Jayden. No tienes porque asustarte. —ríe, digo rio, ¡Hay pero que confuso!
—Eso es imposible, ¿Dónde estás? —Fruncí el ceño. Esto ya no me estaba gustando.
—Observa tu reflejo a través del charco que está a tu derecha. Veras que ya no eres tú de un todo.
Incrédulo por lo que estaba ocurriendo me atrevo a mirar hacia abajo, justo a mi derecha, y en segundos me encuentro con mi reflejo siendo reflejado en el pequeño charco repleto de hiervas secas. Mis ojos eran de otro color, mi cabello castaño era más bien azul, no era yo, ¿Quién demonios era? y ni se diga de la vestimenta que cargaba, parecía haber salido de una catedral sacerdotal o que se yo. «¡¿Por qué demonios cargo esta túnica y porque huele tan horrible?!»
—¡Que le hiciste a mi cuerpo!
—No es tu cuerpo, es mi cuerpo.
Sí, definitivamente ya estaba perdiendo la cordura en este lugar.
—Explícate porque ya me estoy asustando. — Mantuve un gesto muy serio, para luego cambiar radicalmente a un gesto de burla causada por la cosa anormal que se apoderaba cada vez que se le antoja, de mi cuerpo.
—Estas en mi mundo. Dos almas en un mismo cuerpo.
«¿Pero qué estupideces estaba diciendo? ¿Qué es lo que me estaba sucediendo? Dudo mucho que este mal lo puedan curar en un hospital común y corriente.»
—Eso me confunde aún más. ¡Esto no me puede estar sucediendo a mí! —Cierro y abro los ojos repetitivas veces, intentando despertar de este mal sueño, pero mis esfuerzos no pareciese funcionar por más que me esforzara. —Por favor, esto ya no es normal.
—¡Disculpa…! — se ofende con tanta facilidad. —Yo soy quien debería de estar asustado. Tan solo observa; Un extraño de otra dimensión tiene el total control de mi cuerpo.
«¿Realmente era su cuerpo?»
—¡Ya no lo confundas más de lo que ya está, Zuko! — interrumpe finalmente mi reflejo, o mejor dicho mi yo con cabello blanco apareciendo de la nada con una sonrisa amable en el rostro, parecía el clásico héroe de historietas, incluso se veía más atractivo que yo, y eso que teníamos las mismas facciones. A su lado caminaba una misteriosa criatura, mitad felino, mitad esencia mística con ojos centellantes que parecían tener secretos asestarles. Era toda una escena épica. —.Es suficiente con lo que ya tiene que soportar.
—Hasta que aparece el gran autor de esta pesadilla. — Suelto con mala gana y me cruzo de brazos, esperando el momento ideal de que me informe de que todo esto se trata de una mala broma o una especie de sueño. La criatura parece ser muy real, tan real que ya estaba activando todas mis alarmas.
—No tienes porque exagerar, Jayden. Estas aquí por una simple razón.
«¿Una simple razón?, ¡Oh! Sí como no, como si fuera simple tener que explicarme esta horrible situación.
—Aun tienes mucho que explicarme, ¿Sabes? Por ejemplo; ¿Adónde se supone que me trajiste? ¿Quién eres, aparte de ser mi reflejo? ¿Qué hacemos aquí? y ¿Quién se supone que es, ese tal “Zuko”? —comencé a numerar las preguntas con los de dos de mis manos. Sí que eran muchas —. Necesito respuestas para esta locura.
Fuera preferido morir devorado por la horrenda criatura a que tener que soportar vivir esta anormal situación fuera de mi propia compresión y realidad.
El pelirrubio parece divertirse con la situación, como si ya hubiese pasado varias veces por un momento así, lo supe en cuando soltó una pequeña y suave carcajada mientras acaricia con delicadeza a la criatura felina que no para de ronronear. Pensó un momento en lo que me diría y luego me miro para decir:
—Nos encontramos en Outherglands —Confeso y nuevamente sonrió. — ¡Oh! Por poco lo olvido, ¡Bienvenido! — Dijo como si aquello fuera de lo más normal. Fruncí el ceño y nota en segundos aquella ira que intento contener. —. Bien, está bien, seré lo más sincero contigo. —Pronuncio con un tono de voz baja, mientras su mirada se oscurecía —. Para que pudieras entrar a este universo tenías que sustituir al Jayden muerto de esta dimensión. Por eso tú y Zuko comparten el mismo cuerpo.
—¡Ey! Que tonterías le dices, si yo estoy más vivo que muerto. —expresa rápidamente y en un tono juguetón Zuko, con el cuerpo que ahora parece pertenecernos a ambos.
—¡Ya cállate, Zuko! Debes comportarte, quedamos que mientras el Agílibus este en ese universo no podrás hablar. —Le recordó el peliblanco como advertencia.
Me jure a mí mismo no pedir más deseos al azar que implicaran morir, estaba afectando de forma grave mi capacidad imaginativa. ¿O acaso me había intoxicado con algún tipo de alucinógenos?
—Mi madre una vez me dijo que no fumara cosas ilícitas. —susurre para mí mismo recordando un viejo recuerdo muy lejano.
El peliblanco me observa con suma atención estando un poco confundido con lo que acababa de salir de mis labios. Fui tan idiota por no haberme fijado que por más que susurrara para mí mismo siempre lo terminare escuchando, sea cual sea mi versión.
—No entiendo a lo que te refieres.
—¡Que...! ¿Yo…? no dije nada — Bufé incomodo —. En absoluto ¿Y por qué me trajiste hasta aquí?
—Porque tienes que solucionar nuestro desastre, eres el nuevo Agílibus.
De nuevo esa palabra.
—¿El nuevo Agilí…que? —repetí confundido.
«¿Que se suponía que eras ser un Agílíbus? ¿Una clase de héroe o elegido? ¿Era algo así como una profecía? Si es así, ¿Como alguien como yo podría ser un elegido? ¿Para que o que?»
Se suponía que en este preciso momento yo debería haber muerto, pero cuando tenía que asumir ese destino, ya estaba enfrentando un futuro incierto y extraño donde otras dimensiones, según por lo que entiendo, necesitan de mi ayuda. ¿Cómo alguien tan cobarde como yo podría ser una clase de salvación para los demás? En tan solo pensar en morir como mi única vía de escape me hace ser todo un cobarde. ¿Acaso esto es una especie de castigo por odiar tanto mi propia vida?
—¡Oye, Zayden! — aparece de la nada interrumpiendo mis angustiosos pensamientos una hermosa chica, con una larga cabellera rubia ondulada que se agita con la brisa fresca de un extraño clima que desconozco. Su expresión se volvió fría y totalmente neutra en cuanto se retiró por completo la capucha. Sentía que la conocía de alguna parte, pero exactamente ¿De donde?¿ Quién era ella? —. Ya no hay tiempo. El Arzobispo ya está en Banak-ghor. Debemos recuperar la reliquia antes de que suceda el exterminio. —Le informo al peliblanco que ahora puedo comprender que su verdadero nombre es Zayden.
—Ya veo. Entonces apresurémonos—sonríe animadamente fijando su mirada hacia mí. —.Bien nuevo Agilíbus, ya es hora de marcharnos.
Acto seguido, me tomo del brazo tomándome por sorpresa y comenzó a caminar con pasos apresurados en dirección recta.
—¡Qué...! Espera ¿Adónde vamos? —Intento soltarme de su agarre. Vaya sí que era sumamente fuerte.
—Aver a las Celestinas — revelo como si fuera algo tan obvio. —, ellas te explicaran todo lo que necesitas saber. Además, aquí tampoco estas a salvo de un todo. No querrás quedarte aquí solo o ¿Sí?
Lo mire aún más confundido de lo que ya me encontraba.
—¿A salvo de que?
—De eso. —Señalo firmemente con su dedo índice hacia algún lugar lejano.
Aun manteniendo mi desconcierto, me atrevo a fijar mi mirada directamente adonde me señala, justo en un valle en la distancia, y de repente algo se movió. Es en ese momento en el que pude ver claramente aquello que me observaba desde que pisé este extraño lugar, claro aparte de la Luna. Lo que parecían ser las sombras, se trataban de unos seres sobrenaturales con una mirada feroz, una sonrisa malvada y ropajes apocalípticos. Parecía algo salido de una pesadilla, con un aspecto deforme y extraño. Sus pieles serian pálidas, como la de un cadáver, con manchas de sangre espeluznantes. Llevaban unas vestimentas sepulcrales oscuras y negruzcas, como de monjes, con una capa oscura y una apariencia amenazadora. Era una vista aterradora.
Trague saliva y comencé a temblar.
Parecían ser una criatura demoniaca, que estaría a punto de infligir la muerte a cualquiera que se le atreviera a cruzar su camino. Sus miradas son intensas, amenazadoras y sus ojos incandescentes transmiten una sensación de alerta y peligro. Sus rostros están bañados en una luz sangrienta y sus siluetas se desvanecen y reaparecen constantemente.
Me siento petrificado, incapaz de mover un musculo. Como un espectador de una pesadilla que no puede salir de ella, soy incapaz de reaccionar. ¿Quiénes son ellos? ¿Qué eran aquellas sombras que comenzaban atormentarme desde que la pesadilla inicio?
Entonces Zayden como si ya supiera lo que estaba pensando o lo que estaba apunto de preguntarle; forzó una sonrisa y miro de forma amenazante aquellos seres sobrenaturales. Estos rápidamente se enfurecieron desde donde se encontraban intentando dirigirse con desespero hacia nosotros, pero por una extraña razón existía algo que se lo impedía, era algo invisible que le ilimitaba el paso.
Con sus largas y afiladas uñas los seres sobrenaturales intentaron romper la barrera invisible con la ira que se apoderaba de ellos, pero por más que se esforzaran no podían traspasar aquella barrera.
—Ellos son los caballeros de Damodok. Son una versión más humana del mostruo que acabas de ver en mi dimensión—Informo aún manteniendo su mirada neutra y firme hacia los seres sobrenaturales —. Esas detestables criaturas nacieron solo para asesinarte, Jayden.
—¿Ase..ase..asesinarme? —Mi voz no paraba de temblar.
Esa idea no me gustaba en absoluto.
—Sí, sobrevivir o morir. Desde ahora deberás elegir cual será tu mejor elección, muchas vidas dependerán de esa decisión —Apretó sus puntos con toda su fuerza —. Todos los Agilíbus pasamos por eso y solo dos vivimos para contarlo.
Si de algo estaba seguro en ese preciso momento, era que para mi:
Morir ya no sería más una opción.
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🕰️Total de palabras: 2725
Así lucirian los caballeros de Damodok. Versión Masculina y Femenina.
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