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Capítulo XXII

Maratón Navidad 🎅: Regalo

Heechul estaba en su estudio, acompañado de su abogado a causa de unos documentos de la compra de nuevos terrenos que debía firmar.

—Estos documentos son de la dirección de la Nonghyup*, es la autorización— informó su apuesto abogado.

Deslizó una carpeta con aquel logo en forma de "O" de dicha cooperativa agrícola.

—¿Autorización de qué?— un tanto distraído, pero con una bonita sonrisa en su delicado rostro de muñeco, preguntó.

—Autorización del seguro del campo en Namhae*, el nuevo, dado que subieron la tarifa— explicó, amando esa forma en que sus manos peinaban para atrás su sedoso cabello.

—¡Aish, cerdos corruptos!— negó con la cabeza, mientras firmaba resignado.

Si bien el papelerío legal y los términos en latín del Dr. Choi lo abrumaban -- igual que sus indirectas bastante directas -- el marqués sonreía.

—Su Excelencia es tanto más hermoso cuando sonríe— con una sonrisa propia, lo alabó el abogado observándolo.

—Y usted, señor abogado, es tanto más apuesto cuando se queda en silencio— retrucó el marqués, acostumbrado a esa audacia del abogado.

Pero, nada podía arruinar su buen humor ¡su primito iba a casarse con su gran amor!

Debía admitir, claro, que era bastante apresurado... pero el amor verdadero se vive como algo mágico y no hay tiempos que valgan.

También, existía el problema de la rotunda negativa de la baronesa ¡pero seguro ella no preciaría más su honor que la felicidad de su hijo!

—Tiene que recordar que es un hombre casado— con una suave mirada, recalcó.

—Me estoy divorciando.

—Cualquiera sea el caso, creo que no debería coquetearme mientras se está divorciando de su esposa— le reprochó de manera suave el azabache, al acabar de firmar —Menos, si ambos están peleando por la custodia de sus hijos.

Eso causó la incomodidad del abogado Choi Siwon... era una constante para el marqués.

—Podemos concluir, s-si así lo desea Su Excelencia— era una clara obviedad aquel amor no correspondido de Choi Siwon, pero debía ser profesional.

—Me gustaría invitarlo para una celebración privada— el marqués sonrió, refiriéndose al pequeño ágape en honor a los prometidos.

Pero, la Baronesa Kim, quien había estado escuchando tras la puerta, pensó otra cosa.

—Parece que el depravado no solo es Lord Kim— aunque no aprovaba de ese estilo de vida la baronesa sonrió.

Había, por fin, encontrado ese supuesto talón de Aquiles del prístino marqués, y sabría de qué manera usarlo.

Solo necesitaba perfeccionar ese plan y sabría como tener al marqués a sus órdenes.

Pronto, se desharía de aquella relación antinatural y SeokJin sería un amargo recuerdo.

—Su Señoría— se reverenció el abogado al salir del estudio.

La baronesa no se tardó y dio un golpe suave en las puertas antes de entrar sin permiso.

—Baronesa ¿qué puedo hacer por usted?— Heechul sonrió, desde detrás de su escritorio.

Intentaba comportarse de la manera más amable posible por amor a su primo asi como el cariño profundo hacia ese muchacho que tanto amaba.

Incluso haría un pacto con los mismos demonios para que la baronesa aceptase a su hijo y su compromiso, con amor.

—Solo pensaba que, como mi forma de disculparme por eso que ocurrió, nos debíamos un tiempo a solas ¿no?— así ella podría sacar más información para usar en su contra.

Sin vergüenza ni memoria de como los había tratado recién hacía dos días, sonrió.

—Eh... claro— aquello sonaba algo extraño para Heechul, ya que ella no se mostraba como alguien muy "social".

Con un gesto, él le indicó que tomase asiento en uno de esos sillones estilo cabriolet que se encontraban enfrentados uno con el otro en su escritorio.

—Pude ver a Choi Siwon salir de su oficina ¿era él?— con el tono intrigante, preguntó.

Heechul arqueó una ceja, era obvio que ella estaba allí solo por chismes de primera.

Sin embargo, luego de todo lo que había ocurrido, quería un diálogo tranquilo.

—Si, lo era ¿lo conoce?— con otra pregunta, le respondió.

—¿Quién no?

La baronesa rió casi divertida, con una gran sonrisa, algo un tanto extraño para Heechul.

—Su divorcio de Im Yoona fue noticia en todo el país— fue la respuesta de la baronesa, con un tono casi en susurros.

Como si fuesen a oírlos, típico de los chismosos.

Heechul, nunca alguien para prestarse al chisme, sonrió de manera forzada.

—¿Gusta una taza de café?— incómodo, Heechul se dispuso a hacer uso del servicio.

Una doncella había traído un servicio de café que ninguno había usado en la reunión.

—Si, con crema y azúcar— ordenó como si nada, puesto que estaba acostumbrada.

Heechul la fulminó con una mirada, cuando ella admiró su manicura francesa.

Casi que le trasmitía el mal de ojo ¿quién se creía esa mujer?

—¿Sabe usted si ese rumor de su infidelidad es cierto?— con curiosidad, preguntó.

La Baronesa Kim hurgaba por más detalles, por eso pensaba ¿qué mejor que esa supuesta infidelidad de Choi Siwon?

—¿Cómo podría yo saberlo? Tampoco es algo que debiera importarme ¿no cree?— con sutileza, le dio a entender que era una maldita metiche.

La baronesa se sintió un tanto incómoda, mientras el menor le servía una taza.

—¿Desde cuándo se conocen? Si puedo preguntar— inquirió mientras posaba la porcelana contra sus labios.

—Bueno... él ha sido abogado de la familia desde que tengo uso de razón— recordó, algo extrañado por su pregunta.

La baronesa asintió, mientras compilaba esa información.

—Como tomé las riendas de la compañía, ahora es como mi mano derecha— aseguró con una sonrisa.

La baronesa se la devolvió, le sonrió de forma socarrona.

—¡Y quién pudiera tener esa mano! ¿Verdad?— exclamó y soltó una pequeña risa.

—¿Perdone?

Heechul la miraba como si lo hubiese abofeteado.

—Ya sabe, Su Excelencia, que las personas hablan ¿no?— la baronesa comentó, intrigante.

Heechul apretó su agarre en el platillo de porcelana.

—¿Y?— inquirió, con su ceja enarcada y una cara de pocos amigos que daba miedo.

Pero, no a la Baronesa Kim.

—Se dice por ahí que ustedes son, bueno, amantes— con su mal disimulado afán por más chismes, comentó.

Por supuesto que nadie decía eso, aunque la prensa rosa no lo descartaría en su búsqueda de la misteriosa otra... u otro... que había roto el matrimonio.

—¿Y?— inquirió nuevamente, sabiendo hacia donde iban.

—¡Que Buda no permita que mancillen su nombre! Sabe lo que hacen los chismosos— fingiéndose escandalizada, la baronesa exclamó.

Bebió su café caliente, muy satisfecha consigo misma.

—Si.

Imitó su acción el marqués, y regresó la taza al escritorio.

—Exactamente lo que usted está haciendo, baronesa— sentenció, su ceño fruncido.

Eso, la baronesa, no se lo vio venir de aquel dulce sumiso.

—Su Excelencia...— intentó, a pesar de todo, justificarse.

Heechul alzó su mano y logró silenciarla sin mediar palabra alguna. Estaba visto desde un principio que, con esa mujer, uno no podía hablar.

Fue muy iluso de su parte el pensar lo contrario.

—Puede retirarse— ordenó el marqués, sin mirarla.

La baronesa estaba ofendida ¿cómo se atrevía a hacer eso?

Sin embargo, ella se levantó del cabriolet a regañadientes.

—Su Excelencia— le dedicó al nombrado una reverencia.

Sin antes cerrar la puerta casi azotándola, se marchó.

—Ya verás que pronto estarás a mis pies, marquesucho— la baronesa masculló.

Sin saber que Kyuhyun había oído oculto detrás de una alta columna de mármol.

—¿Qué estará planeando?— se preguntó en un susurro.

La baronesa parecía querer el mal para el marqués, pero ¿por qué lo haría?

—Seguramente, la respuesta estará en sus aposentos— en un mismo susurro, aseguró.

Iría a averiguar cuando fuera propicio el momento.

—¿Kyuhyun?— éste se volteó, casi muerto del susto.

SeokJin estaba de pie frente al castaño con esa tan adorable sonrisa de inocencia pura.

—Milord— dedicó una corta reverencia apresurada.

Temía que Lord Kim ahora sospechase de él.

—¿Fuiste a pedirle a Nayeon por las rosas o aun no?— tan inocente ante lo que ocurría a su alrededor, preguntó.

Kyuhyun casi suspira de puro alivio, pero se contuvo.

—De inmediato.

En el Palacio Park, el conde se encontraba tomando una taza de té amenamente.

Admiraba como el dorado sol se reflejaba en la porcelana a pesar de estar bajo un parasol en los jardines.

—Su Señoría, su invitada está acomodada en sus aposentos, por el momento— informó su doncella Seulgi.

—¿Está cómoda?— preguntó, sin darle mucha importancia.

—Si... a-aunque ella pregunta seguido por el Barón Kim— la doncella respondió cuidadosa de como reaccionaría.

Jimin chasqueó la lengua ante eso aunque ya debía haberlo anticipado desde el inicio.

—¿Le has dicho lo que yo te ordené, Seulgi?— preguntó al revolver su bebida, calmado.

—Si, Su Señoría— respondió la doncella diligentemente.

—¿Y no le has dicho lo que te he ordenado?— preguntó una vez más, refraseándola.

—No, Su Señoría— respondió la doncella, igual que antes.

Jimin frunció los labios y, sin mediar palabras, asintió.

Su mente estaba en otro lado, aunque bastante relacionado con su invitada.

—Escuché el teléfono ¿quién era?— preguntó, sin siquiera considerar a Seulgi digna de dirigirle la mirada.

—Sir Jeon.

Eso hizo sonreír al hermoso rubio, sus ojos formando un par de medias lunas.

Su sonrisa era adorable, pero su personalidad era un polar opuesto a su dulce expresión.

—¿Vendrá, después de todo, o llamó para negarse?— aun si conocía la respuesta, el conde debía preguntar.

Seulgi asintió y Jimin la miró, con el ceño fruncido.

—Si, Su Señoría— respondió, a regañadientes, dado que él siempre pretendía que todos lo enaltecieran.

¡Como si fuese digno de ser llamado Conde Park!

—Espero que hayas alistado todo para recibirlo— afirmó, con un tono peligroso.

Sir Jeon se la pasaba allí, ella no comprendía su afán por causarle una gran impresión.

—Si, Su Seño...

Jimin alzó su mano, con una mueca facial muy disgustada.

—¡Ya retírate, tus respuestas me aburren!— ordenó con un tono altanero.

Seulgi, mordiendo su labio de rabia e impotencia se retiró al hacerle reverencia.

Jimin permaneció, a solas, en los jardines tarareando y con una rosa jugando.

Kookie verá mi regalo~el bello rubio canturreó.

Poco tiempo después, Jimin se encontraba preparado para el querido caballero.

Las doncellas, dispuestas para servir a su señor y el invitado, se hallaban a su lado.

—Sir Jeon.

Seulgi anunció a ese apuesto caballero azabache, que llegó con una gran sonrisa.

—Bienvenido, Kookie— con aquella bonita sonrisa, saludó el conde rubio.

—Gracias, Jimin— respondió, tomando asiento a su lado en un sillón de ratán.

Jimin se quedó mirándolo lo suficiente como para que se sintiera engatusado Jungkook ¡cómo amaba jugar con él!

—¿Para qué me llamaste con tanta prisa, bombón?— en un tono romántico, preguntó.

Jimin rió con sus abultados y rosados labios cerrados, antes de serle servido pastel.

—¿Acaso no quieres verme ya mi querido Kookie?— con un falso puchero, preguntó.

Jungkook quería apretar esas mejillas regordetas y besar los labios tan deseables de el otro pero se contuvo.

—Sabes que amo verte, lindo, pero me intriga saber— Jeon repuso con un tono meloso.

Un tono meloso que hacía que el conde se empalague.

—Seguramente, recuerdas la apuesta, aunque hayas "caído en desgracia" ¿verdad?— por supuesto, si lo habían tratado hace solo dos días.

Jungkook recordaba lo mucho que le había dolido el que ese bonito castaño lo apartase ¡y no sabía por qué!

Jungkook, obviamente, sentía una gran atracción física para con SeokJin... pero, no estaba preparado para preguntarse ¿sentía algo más?

—¿Estás ahí?— chasqueando los dedos frente a él, Jimin lo regresó a la realidad.

Una doncella le servía el té y otra cortaba el pastel que se encontraba en la mesa.

—E-eh... si, dime— respondió, un tanto ido de la charla.

Jimin lo miró extraño, pero él continuó a pesar de todo.

—¿Qué es lo que sabes sobre el barón? Fueron amigos— el rubio comentó al paso.

Jungkook recordó su amistad con el mencionado ¿cómo era que un par de buenos amigos podían acabar así?

—No sé nada ¿por qué?— con un aire de intriga, preguntó.

Jimin, entonces, se hechó a reír de manera refinada, con su mano cubriendo su boca.

—¿De qué te ríes?— preguntó algo molesto, puesto que algo que odiaba era que se rieran de algo que él no sabía.

—La sorpresa que tengo para ti, entonces, será mucho más deliciosa— afirmó, llamando con un gesto a Seulgi.

—¿Si, Su Señoría?— preguntó con una reverencia.

—Pídele a nuestra invitada que venga ahora— ordenó en un tono suave, sin perder su gran sonrisa.

Jungkook no entendía nada, y no sabía quién estaba allí.

—¿Quién es, Jimin?— con esa misma confusión, Jungkook le preguntó algo molesto.

Jimin apoyó su mentón sobre sus palmas, con sus codos en la mesa indecorosamente.

—Es nuestra mejor arma para que borres al Barón Kim de la vida de Jin para siempre— el rubio le aseguró, sonriendo.

Jungkook, entonces, imitó la sonrisa de lado que Jimin le mostraba. Sonaba bien.

—Me intrigas— confirmó.

Seulgi regresó, caminando un par de pasos tras la hermosa invitada de rizos castaños.

—Su Señoría— hicieron una reverencia ambas mujeres.

—Sir Jeon Jungkook, quisiera presentarle a mi invitada...

Jimin sonrió aun más, como el mismo Gato de Cheshire, al acercarse para tomar la mano de aquella castaña.

—Lady Bae Juhyun, la bella prometida del Barón Kim.

¡Hola, amigos!

Bueno... he aquí la invitada misteriosa de Jimin. Que las intrigas comiencen~
(y aun falta Yoongi)

Un par de definiciones para explicar ¿les parece?

*Nonghyup: federación de cooperativas agrarícolas... tiene más fama de corrupta que de cooperativa nacional por lo que entendí.

*Namhae: región al sudeste de Corea, conocida por sus extensos arrozales.

Si no comprendieron, Chul es terrateniente de arrozal 😂😂😂 ¡pero es lucrativo!

Tenía que meter SiChul ¡era obligatorio, jóvenes!

Bueno, como siempre, les agradezco a todos los que le dan amor a esta historia. Y me harían muy feliz con un comentario o estrellita.

Mañana es Navidad, así que les deseo a todos, cristianos como ateos, que tengan una muy Feliz Navidad y que los cubran de bendiciones.

¡¡Y no esperen a Papa Noél despiertos, chiquitos!!
🎅🎅🎅

¡Besos!

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