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Capítulo IV

La fiesta estaba dándose por terminada en los jardines del monumental Palacio Kim.

SeokJin, abanico en mano, se encontraba paseando por una galería adornada de rosas del jardín principal acompañado por un potencial amigo.

-Fue muy agradable cono... conocerte- estresó el castaño al recordar lo que el contrario había pedido.

Deseaba que obviara todas las formalidades, a pesar de éste ser un noble titulado.

-En verdad me gustaría que vinieras a tomar el té uno de éstos días- comentó Hoseok, tras haber acompañado a su madre a su auto.

-Me agradaría mucho ¿todos los jardines de Seúl lucen tan hermosos en primavera?- el mayor estaba acostumbrado a los hermosos prados de Danbi y ahora a los jardines del gran palacio de su primo.

《Lo menos que quiero es que me sirvan el té en un jardín de arbustos secos》 pensó para sí el lord, aunque no le dio voz a aquellas ideas.

Eso sería descortes para con el amable conde.

-Bueno, nada se compara a estos jardines, pero tienen su encanto- el conde pelirrojo le regaló una sonrisa.

Esas sonrisas en forma de corazón, tan adorables...

《Pero ninguna se compara con la de Taehyung ¿no?》 una voz en su mente irrumpió en su tranquilidad.

-¿Pasa algo?- Hoseok se vio sorprendido ante ese cambio en su semblante.

-N-No, para nada- mintió un sonrojado Jin mientras se avocaba a acariciar y oler un par de rosas en los jarrones de la balaustrada.

-Por supuesto- le sonrió de lado el conde al observar a un familiar Barón Kim viendo la escena desde la distancia.

《No se necesita ser un genio para darse cuenta》 rió para sí Hoseok, antes de que alguien los interrumpiera.

-¿Le molestaría que platique por un minuto con el conde, Lord Kim?- preguntó, tras subir una escalinata, el albino marqués.

Hoseok se contorsionó en una mueca de disgusto... pero Jin, tan iluso como siempre, no se dio cuenta de nada.

-Por supuesto que no, Su Excelencia- respondió con una reverencia.

Yoongi invitó a que Hoseok lo acompañara hacia un sector más privado de los jardines.

-¿Qué desea Su Excelencia de mi ahora?- preguntó con frialdad y altanería, al llegar a una pérgola clásica.

-Tanto tiempo sin vernos- el albino deseaba acercarse al contrario, pero sabía que eso no sería bien recibido -Te he hechado de menos ¿sabes?

Hoseok, simplemente, asintió; tenía tantas ganas de platicar con éste como de tragarse una bola de opio.

-Bueno, que considerado de Su Excelencia el pensar en la persona a la que más daño le ha hecho- sonrió de manera exhuberantemente falsa.

Yoongi sintió una daga afilada penetrar en su corazón al oír aquellas verdades.

-Un placer volver a verlo- el conde intentó eludirlo con una reverencia, pero éste fue más rápido.

-Hobi, han pasado años- el marqués comenzó, queriendo sonar tranquilo y no con una voz temblorosa.

Hoseok fue rápido para cortar las palabras del marqués.

-Por tanto, no es apropiado que usted tenga un lugar en mi corazón ni en mis peores pesadillas- esas palabras le dolieron como ácido al pobre chico, siguiendo con la frase de los años pasados.

-Hoseok, tu bien sabes que te amo, siempre te he amado y siempre te amaré...

-¡Basta, no tenemos nada de qué hablar!- sintiendo sus ojos humedecerse, Hoseok lo detuvo en seco.

-Por supuesto que tenemos mucho de qué hablar ¡no nos hemos visto en dos años!- el albino le retrucó.

-Pregúntese a usted mismo por qué habrá sido- espetó, con evidente desprecio.

Yoongi suspiró, dolido ante el dolor que Hoseok también se notaba que estaba sintiendo.

《¡Maldito seas por haberle arrebatado su sonrisa!》 él se maldijo internamente, al ver la expresión de Hoseok.

-Cometí un error, lo admito; pero sabes que te amo como a nadie, siempre te he amado- repitió el albino, intentando tomar sus manos.

-¿Me ama o me quiere?- el pelirrojo preguntó, luciendo más sereno que antes.

Hoseok sintía asco, añoranza, vergüenza ajena. Todo.

-Me ama, por eso me quiere a mi como consorte y a Jimin como concubino- espetó con rencor, el dolor de su corazón roto a flor de piel aún.

Yoongi sintió que su mundo se derrumbaba ante aquello.

Él no quería que su único, su irremplazable gran amor se le escapara de las manos.

No nuevamente.

-Por favor, mi lindo Hobi, te ruego me regales una mirada de tus bellos ojitos...

-¡Ya no me importa!- nunca en su vida había levantado su voz a nadie antes.

Pero, estaba en su límite y no podía controlarse más.

El solo hecho de ver a Yoongi a los ojos le causaba dolor.

Mientras tanto, el grito llamó la atención de otro invitado que pasaba por ahí.

Oh Sehun era su nombre y, al ser el heredero de su abuelo, era miembro de la nobleza.

-¿De qué hablas, Hobi?- fue la dolida pregunta del albino, viendo el dolor evidente en el rostro de su antiguo amante.

Hoseok inspiró para calmarse antes de explicar.

-Usted me mantuvo en una mentira, como un tonto, por un año entero...

-¿Qué es lo que pasa aquí?- Sehun se preguntó a sí mismo mientras observaba.

Estaba aún entre los setos y se mantenía en silencio para, así, poder observar la escena.

Por las dudas, si algo llegase a suceder que necesitara que él interviniese.

-Pero ahora sé que usted no vale la pena mis lágrimas, ni mis suspiros- espetó con un ceño fruncido que intentaba ocultar sus emociones.

Con aquellas palabras, Yoongi entendía que debía irse.

Pero no se iría sin antes decir la verdad de su corazón.

-Quiero que sepas que si es mi deber morir para que me creas, lo haré, pero no pidas que te dé por vencido, porque nunca podré- confesó, de la manera más sentida.

Yoongi, antes que el conde lo pudiera rechazar, lo tomó por las mejillas para plantarle un beso en sus labios.

Hoseok sintió que su corazón se hundía hasta su estómago, ahogándo su llanto.

-Por favor, váyase- Hoseok le rogó, escudando su rostro de la vista del marqués.

Yoongi apretó sus finos labios, antes de marcharse sin más.

Hoseok, entonces, se dejó caer en la escalinata del cenador.

Sehun observaba la forma en que se deshacía en lágrimas.

Era demasiado para él, por lo que el castaño de intimidante semblante se le aproximó.

-¿Se... se encuentra bien?- preguntó, un tanto tímido, el de cabello castaño oscuro con cuidado de no sobresaltarlo.

Pero, claro, un hombre de su estatura saliendo de entre los setos era de temer.

-Disculpe, yo...- Hoseok, al haberse repuesto del susto, se incorporó para marcharse.

-No tiene por qué pedirme disculpas, solo...- el castaño no sabía como acabar la frase
-Solo dígame si puedo hacer algo por usted.

El conde miró hacia arriba, la genuina preocupación podía ser apreciada en su rostro.

-No creo que haya nada que usted pueda hacer por mi...- regalándole una sonrisa algo apenada, confesó.

Sehun observaba a ese bonito chico con los ojos llorosos, en un trance, casi.

-¡Ah! ¡Oh!- respondió, con un sonrojo al darse cuenta del silencio expectante del conde.

Estaba esperando para que le diera su nombre.

El de cabello rojo, no obstante se mostró confundido, casi al instante, con su respuesta.

-¿Es "Ah" u "Oh"?- preguntó con una ceja enarcada.

El apuesto castaño no sabía la respuesta a esa pregunta...

En parte, porque no sabía de qué diantres estaba hablando.

-¿Eh?- incapaz de profesar otra palabra, preguntó.

Obviando, claro, el decoro y el hecho que así confundía más al pobre conde.

-¿Ahora es "Eh"?- preguntó el pelirrojo; aunque quisiera, no podía disimularlo.

《Se ve tan lindo confundido... pero habla tonterías》 Sehun se lamentó internamente.

-Disculpe ¿cómo dice?- no entendiendo ni medio de esa conversación, preguntó.

El único ruido entre esos dos muchachos perdidos, el uno con el otro, era el cantar de las aves pasando.

-¿Cuál de todos aquellos es su nombre? ¿Ah, Oh o Eh?- el pelirrojo preguntó para así intentar aclarar la situación.

Entonces, fue cuando el más alto comprendió de que iba el malentendido y sonrió.

-¡Ah! Oh Sehun- finalmente logró transmitirle su nombre al conde, pero éste seguía aún algo confundido.

-Espere...

Detestaba llorar, más por un tema tan delicado como áquel con el marqués, porque eso le ocasionaba unas migrañas de las peores.

En consecuencia, no estaba de lo más funcional en términos de comprensión que digamos.

-Por favor, le ruego deje las exclamaciones a un lado; me confunden más- terminó su oración, tratando de disipar el dolor de cabeza.

Sehun sintió pena por Hoseok al verlo así, tan frágil.

Sus ojos humedecidos al igual que sus mejillas coloradas era el testimonio de su pena.

Por eso, decidió ser claro y un poco más alegre.

-Mi nombre es Oh Sehun- se presentó con una sonrisa tímida, pero muy bonita.

Pero, se dio cuenta que debía presentarse formalmente, tal como su abuelo siempre decía

-Lord Oh- una reverencia dedicó al conde, cuyo título y nombre conocía de antemano

Gracias a, bueno, espiar tras los setos por un rato.

-¿Lord Oh? ¿Como "loro"?- preguntó el contrario, con un atizbo de sonrisa.

Sehun, inmediatamente y sin importar su timidez, hizo un sonido parecido a un loro.

Bueno, más sonaba como un cuervo que un loro, pero fue suficiente para arrancarle no solo una sonrisa sino una risa al dulce pelirrojo.

Sehun lo observaba, riendo él también, y memorizaba cada uno de sus bellos detalles.

-Bueno... es-espero dejar de ser un loro pronto- Sehun le respondió, avergonzado.

Eso se vió muy adorable para el sonriente Conde Jung.

Esa sonrisa era la droga de un adicto Sehun... con solo unos minutos de conocerse.

-Bueno, Lord Loro, usted me ha devuelto la sonrisa- poco le importaba su expresión un tanto intimidante.

En verdad, el se veía bastante amenazador con su altura y la expresión seria.

Sin embargo, parecía ser un muchacho bastante dulce.

-¡Quién pudiera mantenerla siempre en su rostro!- no se pudo contener, lo que causó que ambos se ruborizasen.

Nunca nadie había sido así de amable, de dulce, e incluso de galante con él.

Ni siquiera durante su falsa relación con el marqués.

-Que Buda lo cubra a usted de bendiciones, Lord Oh- le sonrió al alto castaño, usando esas palabras para agradecer.

Le agradecía haberle secado las lágrimas de una forma.

-I-Igualmente, Su Señoría- el castaño respondió con gran timidez, despidiendo al conde con una reverencia.

《¡Hasta su perfume es dulce!》 Sehun sonrió atontado, con la vista en la espalda del conde.

SeokJin estaba sentado en un ornamentado duchesse en su gran habitación.

Estaba bordando, como le era costumbre desde que lo había aprendido de su madre.

-¡Oh! Luce muy bonito- con asombro ante la habilidad del lord, Nayeon exclamó.

-Gracias, este patrón fue uno de los primeros que aprendí, hace años- le respondió con una sonrisa, la mirada en ese lino blanco que bordaba con rosas color rosado.

Esas rosas... como las que su madre plantaba en Danbi.

-Me encantan las rosas- el castaño suspiró, con añoranza por su querida madre.

-¡Milord, no se angustie!- la dulce castaña se arrodilló a su lado, sus manos unidas.

-Por Buda, muchacha, ponte de pie ahora mismo- sonrió, secando sus lágrimas.

-Milord es muy hermoso, es un pecado que esté triste- la doncella respondió, haciendo un adorable mohín.

SeokJin se quedo mirando a la castaña antes de pellizcar una de sus infladas mejillas.

-¡Auch!- sin darse cuenta, ella lo abofeteó fuerte.

-¡Auch!- tomó su adolorida mejilla entre sus manos.

-¡Milord, perdóneme!- con horror dibujado en su rostro, la doncella se postró.

-Está bien, Nayeon- con su rostro enrojecido, desestimó a los lloriqueos de su camarera.

-¡Le hice daño! ¡Milord debe hacerme daño ahora!- siguió lloriqueando, aferrándose al pantalón de su señor.

-Suficiente, Nayeon- estaba comenzando a irritarlo.

-¡No! ¡Hágame daño!- fue su enfática demanda.

-Milord ¿puedo pasar?- era un miembro del servicio, que hablaba tras la puerta.

-Adelante- masculló Jin, al lograr arrancar su pantalón del agarre de Nayeon.

Era otro criado de librea por el nombre de Leeteuk.

Según sabía, atendía al barón como ayuda de cámara.

-¿Qué es eso?- preguntó un tanto sorprendido al ver una gran canasta de rosas.

Eran como las del jardín, las que había estado apreciando mientras paseaba con Hoseok.

-Regalo de Su Señoría- él le sonrió antes de retirarse, con una reverencia.

"¡Desearía ser una de estas flores, para poder tener el delicado roce de sus dedos!" leía la nota adosada a esa bonita cesta de mimbre.

-¡Ay, Milord!- exclamó su camarera, con aire soñador al haber leído esa nota también -¡Qué romántico!

SeokJin no podía contradecir a la muchacha, puesto que, a pesar de que su moral decía que no...

Su corazón le comenzaba a decir que si... ¡si a todo!

-¿Debería responderle?- el castaño preguntó, sus mejillas sonrosadas como manzanas.

-¡Ya se estaba tardando!- la doncella lo reprendió, con las manos en la cintura.

-Oh, calla...

SeokJin depositó la cesta con hermosas rosas frescas cerca de su cama.

-¿Qué va a hacer?- con una enorme curiosidad, Nayeon le preguntó.

El aludido suspiró, frustrado.

Tiempo después, la noche los encontró a los involucrados a solas en aquella balaustrada del jardín principal.

Taehyung carraspeó.

-¿Le gustaron las flores?- preguntó, algo avergonzado.

-Mucho; se lo agradezco- le respondió con una sonrisa.

-¿Usted tampoco cenará?- preguntó el de cabellos color plateado, a la luz de la luna.

-Solo quería tomar un poco el aire antes de ir a dormir- había algo extraño en SeokJin, el contrario podía notarlo.

Pero no sabía qué era.

-Que tenga buena noche- le deseó con sinceridad así como inusual... ¿timidez?

El castaño caminó un par de pasos antes de que algo se le cayera, por accidente.

-Su pañue...- Taehyung no continuó al percatarse de un pequeño detalle.

Propio de alguien romántico* como Lord Kim.

-Buenas noches, barón- en un tono tímido e intentando sonar coqueto, se despidió.

-Buenas noches, mi ángel- el cabellos color plata admiró su etéreo caminar con su gran sonrisa de tonto enamorado.

¡Hola, amigos!

¡Juro que me estaba por dar algo mientras escribía! 😍😍

Aún así, tengo la impresión que no habrán entendido ni medio.

Que una dama dejase caer su pañuelo para que, así, lo recoja un caballero era un gran avance.

Un flirteo victoriano... como todo en esta historia.

Una pequeña aclaración, no una definición ¿si?

*Romántico en el sentido de conservador, de amante de todo tiempo pasado.

Les agradecería una bonita estrellita o un comentario y díganme ¿qué les parece el tole tole entre el sanshain, el zucaritas y Sehun?

Eso es todo por ahora. Nos vemos la próxima.

¡Besos!

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