La Nueva visión de Arena y Desierto
Cadance había nacido con un legado.
Un enorme legado.
Tal vez la aldea Aaru no pareciera la gran cosa… pero para muchos habitantes del desierto, inclusive ella, era su hogar.
Bueno, no solo un hogar.
Un refugio.
Algo que había quedado de su dios más allá de los edificios custodiados por máquinas de tecnología antigua que estaban dispersos por el desierto.
Y ella… pues nació con dones que según los anteriores custodios fueron dados por los dioses.
Uno de estos se dejaba ver en su visión…
Sus ojos heterocromáticos (había escuchado así una vez por parte de un sabio loco) le daban la capacidad de ver el futuro… bueno solo uno de ellos, el color dorado.
Un ojo azul como la noche, el otro dorado como las arenas ardientes y los dos con su pupila en forma de diamante…
El otro, con el que corrían los rumores de ella, se decía que podía controlar cada grano de arena del desierto si ella lo quisiera.
Ella era una elegida.
Una descendiente del rey Desert.
Una que sentía dolor o un tipo de angustia por el rumor de una matanza horrorosa que había sucedido del lado del bosque.
Normalmente esperaba que las almas de los afectados pudieran encontrar su paz en el más allá… pero cuando escucho que el único cuerpo que no encontraron era el de él…
Ahí todo cambió…
Aquel que había cambiado su visión del mundo.
Aquel que, sin saberlo, le dio el impulso para plantarse frente a sus mayores y que la escucharan de una vez por todas.
Su visión hydro centello desde su lugar en su cadera…
Sentía impotencia…
Más porque el recuerdo del día en que lo conoció vino a su mente…
Flash Back de Cadance…
El día a día en el desierto era duro…
Para ella con solo 13 años y el cargo que los ancianos de la aldea le adjudicaban era…
Mucho más pesado.
Si, era descendiente del rey Desert.
Si, podía tener visiones del destino de otros.
Si, podía crear tormentas de arena para proteger o atacar.
Si, tenía una fuerza enorme.
Si, fue nombrada en su cargo a los 8 años de edad.
Y si, estaba harta de que ellos le quisieran imponer su forma de pensar a ella.
No era que los odiaba, eran sus ancianos… sus mayores que la cuidaron a ella y a todos los demás.
Entendía que ellos tenían rencor o miedo de otros habitantes del desierto (algunos se convertían en eremitas y sólo volvían a la aldea para mendigar refugio) y ni se diga de los habitantes de la selva.
Pero eso era una cosa, otra muy diferente era querer aislar a la aldea y evitar el progreso en esta y que sus habitantes más jóvenes pudieran tener una mejor vida.
-Cadance viene una caravana de un comerciante de la Selva para aquí… cuando llegue recuerda echarlo- le dijo su mentor, el custodio anterior.
Ella suspiró al escuchar eso.
-"¿Una caravana de la selva? ¿Porque querían comerciar aquí?"- se preguntó ella mientras solo asentía a su mayor y este le miraba con una sonrisa satisfecha.
Ella salió al exterior viendo que ya era de noche y probablemente debería comenzar su ronda de vigilia para ver que todos llegaran a salvo a sus casas (o ver si no hay algún enemigo a la vista en el horizonte).
Tras una ronda pudo asegurarse de todo y se quedó mirando el cielo estrellado…
Enseguida encontró su constelación…
Sagitta Scutum brillaba con tranquilidad iluminando el cielo… cerca de ella había otras constelaciones pero todavía no había logrado descifrar cuáles eran.
No era especialista en astronomía pero entendía que las constelaciones eran parte del destino de todos y ella podía verlo.
Luego de eso decidió por fin irse a la casa principal a dormir.
Al otro día se despertó para una ronda habitual y fue en ese momento que a lo lejos, en la entrada de la aldea, vio un animal de carga y a varias personas con este..
-"Debe ser la caravana…"- pensó ella. Lo pensó… ¿los dejaría pasar?
Bueno, lo vería cuando llegara hasta ellos.
Entonces fue a ver qué querían, el comerciante fue realmente amigable y no solo mera fachada, el problema fueron los guardias mantras que lo acompañaban.
Si hubieran sido eremitas seria mas facil, pues ellos solo se meterian en el tema de la seguridad de la carga (ya que sabían quién era ella y que el comerciante no se haría daño) pero como la mantra no la conocían pues…
Costó bastante, sumando el hecho de que sus mayores casi se le van con todo y armas al pobre comerciante si ella no los hubiera parado a tiempo alegando que una confrontación con la mantra en tierras de la aldea sería una falta de respeto a su fallecido dios.
El comerciante se lo agradeció y ella solo les dio hospitalidad, en ese momento noto que algunos mantra parecen ser más… jóvenes que otros.
-Oh si! Ellos son jóvenes pero no hay que subestimar, al igual que usted custodia- le dijo el comerciante con tranquilidad.
-Señor Rizard está todo listo para bajar la mercancía- dice uno de ellos. Entonces Cadance lo ve y se sorprende un poco… no por su palidez o color de cabello sino por sus ojos… tan diferentes pero iguales a los suyos.
Había escuchado que algunos descendientes como ella podrían haber migrado a otras partes de la nación, o inclusive emigrado a otras naciones pero no lo creía mucho pero ahora…
-Oh gracias capitán ya voy- dice el comerciante- Si me disculpa señorita, gracias por todo.
Y entonces van dejando a Cadance pensativa.
Esa misma noche ella volvió a hacer sus rondas y luego a ver el cielo, esta vez sentada en una parte superior del cañón.
En eso sintio una presencia detrás de ella pero no amenazadora.
-Disculpe ¿le interrumpo?- al darse vuelta vio al mantra más joven y el que vio hoy… Hafid creía haber escuchado.
-No, adelante- dice ella dándole visto bueno para que se sentara a su lado en la arena-¿No deberías estar durmiendo?
-Al igual que usted también hago mis rondas- contestó él con calma.
Los dos se quedaron mirando las estrellas hasta que Hafid rompió el silencio.
-¿Cuál es tu constelación?- le preguntó él.
-Esa de ahí, Sagitta Scutum…- dice ella señalando el cielo, en eso ve como él estaba sorprendido.
-Oh… está al lado de la mía… allí a la izquierda- le dice él y entonces Cadance ve brillar por fin una de las constelaciones que ella no sabía cual era- Es Tonitruum Accipiter…
-¿Halcón de trueno?- dice ella.
-Si, mira esto- dice él y entonces Candance noto el artefacto llamado "Visión" en las manos de Hafid… unas pequeñas chispas de energía eléctrica y está brillo en sintonía con las estrellas de su constelación en el cielo. Cadance se maravillo.
Luego de eso Hafid le contó sobre las otras constelaciones cercanas a las suyas.
A la derecha de la de él se encontraba Vultur Volans (Buitre Volador).
Arriba de ambos estaba Lupus Aureus (Lobo Dorado)
Arriba de la de Cadance estaba Mantichora (Manticora)
Y entre esta última y Lupus Aureus estaba Lotos Somno (Sueño de Loto).
Aunque había dos que no conocen… una entre Lotos y Lupus y la otra se encontraba entre todas ellas.
Como si la protegieran de fuerzas externas…
Sin saberlo los dos se pusieron a conversar hasta que llegó el tema del porque Cadance parecía… demasiado cansada hoy.
-Pero si eres la custodio ¿Porque no haces que te respeten de una vez?-pregunto Hafid arqueando una ceja mientras acariciaba al pequeño Zorro del Desierto que se había acercado a ellos.
-Son mis mayores… He logrado parar discusiones con ellos enseñando las armas cuando la palabra no es suficiente pero no quieren escuchar- dice ella suspirando.
-Creo que le das demasiada importancia… -dice él mirando el cielo con sus ojos parecidos a los de ella en parte- Soy mantra y se lo que se siente que tus superiores te falten el respeto, también tengo un hermano en la academia y a él también le pasa… deberías dejarlos en claro de una vez… Buenas noches custodia.
Luego de esa noche ella vio a Hafid cumpliendo su papel de guardia hasta que las transacciones del comerciante rindieron frutos y volvieron a la selva.
Los siguientes días más y más comerciantes decidieron también probar suerte en la aldea y ella… lo dejo.
De vez en cuando hafid era uno de los acompañantes y otras veces no.
Pero todo en la aldea comenzó a crecer…
A sus superiores no les gusto nada eso y entonces por fin se plantaron ante ella…
Las palabras dichas por el mantra hicieron hueco y por fin desató su pura opinión. Dejando en claro que ella como custodia velará por lo mejor para la aldea y sus personas y que no aceptaría réplicas de ancianos que solo querían quedarse en la seguridad de los días viejos de antaño sin moverse.
Luego de eso… su visión había aparecido.
Fin del Flash back de Cadance…
Ella vio de forma atenta como Dehya paraba la pelea del Juez Mantra y del Escriba de la Academia.
Suspiro y miro al cielo estrellado buscando una constelación en específico… la encontró pero esta no brillaba parecía muerta.
-"No he podido velar por tu destino. Pero lograré que sea así con el de ellos… en especial esa viajera… suerte donde sea que estés"- pensó antes de por fin hacer acto de presencia en la escena y calmar las aguas entre los tres alborotadores.
Los destinos muchas veces pueden cambiar ante el más mínimo movimiento o acción.
Ella era consciente de eso.
Las constelaciones en el cielo de Teyvat marcan una ruta cuando un nuevo ser nace.
Estaba segura que en algún momento las constelaciones que faltaban conocer brillarian por fin con su luz propia.
Mientras tanto…
Esperaba que el destino de Tonitruum Accipiter pudiera volver a brillar en el cielo de su nación.
O tal vez… en alguna otra.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro