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• Lo que quieras •

—¿Amigos con derechos? A usted le hacen falta varias tuercas. Soy una mujer casada. Jamás le sería infiel a mi marido. 

—Puedes verlo como una obra de caridad a este pobre hombre que le hace falta tu compañía. Lo mantendremos en secreto. Podrás conservar tu infeliz matrimonio, si es eso lo que tanto quieres. Solo me surge una duda. ¿Qué te hace pensar que tu marido no hace estas cosas cuando está fuera de casa? ¿Realmente crees que es de hierro? —sonrió, acorralándome contra la pared—. Con una diosa como tú a mi lado—enredó un mechón de mi cabello en su dedo índice y lo llevó a su nariz—, jamás la dejaría que salga de casa con el estómago o el coño vacío. 

Mis ojos casi se salen de órbita. No supe cómo reaccionar o qué decir ante su vulgaridad. 

—Te estoy proponiendo un acuerdo muy tentador, donde ambas partes salimos beneficiados, pero si deseas continuar con el acuerdo que tenemos ahora, te aseguro que haré valer mis derechos por tiempo indefinido. Y al final, como quiera no podrás escapar de mi objetivo; hacerte mía—se apartó, retomando la postura—. Mañana mismo tendrás en tus manos el nuevo acuerdo, con todos los términos claros y concisos. Sé que eres una mujer inteligente y tomarás la decisión correcta. 

¿Y existe una decisión correcta dentro de todo esto?

[...]

Regresamos al museo y fuimos directamente a visitar la muñeca. Fue explicándome el proceso y seguimiento de cuidado. Me mostró la variedad de frascos de vidrio, con una extraña sustancia líquida azul. Todos los frascos estaban sin etiquetas. 

—Es importante que hagas este proceso diariamente sin falta. Para limpiarla es necesario que utilices estos guantes especiales. Este químico es una mezcla de varios componentes muy fuertes y sirve para preservar la piel humectada, brillante y delicada. Para hacer la mezcla debes usar mascarilla. 

Me pasó una mascarilla y los guantes, mientras se adelantaba a ponérselos también. 

—Con la mezcla de estos dos componentes, obtendrás este resultado. 

—¿Qué tipo de químicos son? 

—Eso no es importante. Solamente enfócate en lo que te estoy mostrando. 

¿Por qué tanto misterio?

—Solo harás que este paño absorba la mayor cantidad del químico y limpiarás con sumo cuidado las partes más visibles de la muñeca. Su rostro, cuello, brazos y piernas. Con una sola vez que lo pases será suficiente. 

—Entendido. 

—Sus ojos son de vidrio, por lo que con solo pasarle un algodón con el químico es suficiente. Y recuérdalo; este cuarto debe permanecer en la misma temperatura siempre. Si en algún momento entras y sientes que no está suficientemente frío y permanece en el mismo valor, es importante que me lo informes, así llamaremos al técnico de inmediato. 

La piel de esta muñeca se siente tan real, demasiado blanda, esperaba que fuera dura como la cera. No importa por dónde lo mire, sigue siendo perturbador. Me cuesta mirarle los ojos mientras los limpio. Tengo la sensación de que me está mirando. No pensé que sería tan difícil cuidar de una muñeca. Es terrorífica. A cualquiera le provocaría pesadillas. 

[...]

A la hora de salida, o más bien a la hora que ese hombre permitió que me fuera, llevó todas mis bolsas con los uniformes al taxi, pues le dije que no iba a permitir que me llevara. Lo que pasó esta mañana no puede volver a ocurrir. 

Era el momento de encontrar un lugar donde esconder los uniformes de mi marido. No tendría una explicación que justifique que de un día a otro aparezcan más de ocho uniformes de oficina de una famosa y costosa marca en mi armario. 

«Solo me surge una duda. ¿Qué te hace pensar que tu marido no hace estas cosas cuando está fuera de casa? ¿Realmente crees que es de hierro?».

Sus palabras solo me trajeron recuerdos de mi suegra, de esa vez que me dijo que debía agradecerle a su hijo el hecho de que quisiera seguir casado conmigo, a sabiendas de que no lo merecía, cuando ni un hijo puedo darle. También me dijo que apoyaría a su hijo si decide encontrar a alguien más con quién tener una familia. 

Martín no podría hacerme algo así… ¿verdad? 

No es cierto. Ese hombre solo quiere dañarme la mente. 

Si accedo a darle lo que tanto quiere, ¿qué sucederá después? 

¿Realmente esta será la única manera de sacarme a ese hombre de encima?

Él parece muy serio y seguro al respecto, pero ¿y si con este nuevo acuerdo termino de hundirme más?

¿Qué me asegura que va a cumplir con su palabra?

[...]

Otra noche más donde no dormí casi nada. Tenía la mente saturada y cargada con tanto. 

Quise adelantarme a los hechos y levantarme más temprano, buscando la forma de evitar que él tuviera una excusa para venir a buscarme. 

Una vez más me escapé de casa, sin avisarle a mi esposo que vendría a trabajar y a encontrarme con un hombre que me está acosando. 

Me presenté a su oficina, a pasos dudosos e inseguros. Él se veía como de costumbre, fresco, atractivo, con esa sonrisa arrogante en sus labios y seguro de sí mismo. 

—Te estaba esperando—miró su reloj de muñeca, regresando la mirada a dónde mí—. Así me gusta, que seas puntual y responsable—me invitó a sentar y no tuve más remedio—. Lo prometido es deuda— empujó los documentos hacia mi dirección, poniendo a un lado su bolígrafo, como si estuviera demasiado seguro de la decisión que tomaría—. Toma tu tiempo en leer. 

Todos los términos y condiciones estaban bien redactados, demasiado explícitos diría yo. Era un contrato extenso, lleno de cláusulas bastante obscenas, donde prácticamente estaba vendiéndole mi cuerpo por nueve meses a cambio de mantener en secreto el acuerdo al que lleguemos y distancia de mi marido. Según termine el plazo de tiempo, podrá rescindir de mí y mis servicios, cada quien por su parte, tal y como lo que quiero. El mismo entraría en vigor tan pronto ambas partes firmemos el contrato. 

—¿Por quién me toma? Yo no soy una prostituta. 

—Primero infórmate antes de alegar tonterías. Los encuentros no envuelven penetración, por lo que el resto es permitido. Siento que es un trato justo. Toma el tiempo de leerlo todo y ponerte al tanto de cada detalle. Te prometo que hay cláusulas más interesantes, de las que te garantizo que quedarás satisfecha. Podrás desquitarte de mí todo lo que quieras, imagínate, hacer lo que quieras conmigo por nueve meses. 

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