Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Problemas en la alta costura

Narrador:

Louise ya divisaba a la academia a lo lejos, lo que significaba que estaba cerca, se comenzó a calmar, pero al llegar a la entrada su caballo se topó con otro que cargaba un carruaje, ambos caballos se enfrentaron, ambas patas delanteras se elevaron dispuestos a golpear al caballo que estaba enfrente, Louise debido a esta inclinación repentina cayó del caballo, sus rodillas impactaron contra el suelo, elevo la vista aterrada por ver como ambos caballos se pelearían entre ellos y se lastiman, fue un actuar inconsciente.

- ¡Pegaso! - se levantó alarmada, no le importo su propio dolor, corrió para posicionarse frente a su caballo, tomar las riendas y detenerlo - Calma Pegaso - el caballo bajo sus patas tranquilizando se con la voz de su dueña.

- Tranquilo chico - lo acaricio un rato más hasta que no quedó rastro de exaltación en el.

En cuanto al otro caballo lo calmó el page que dirigía el carruaje, Louise se giró dispuesta a enfrentar al page y al noble que venía con él, por su enfrentamiento, habían aparecido de sorpresa por el camino de enfrente, no supo definir si fue por la velocidad o por distracción, pero en una una fracción de segundos el otro caballo ya estaba encima de Pegaso.

- ¡Acaso no tienes ojos! - grito Louise furiosa - Yo los vi a ustedes pero usted no a mi, esa no es razón para que viniera hasta mí para chocarme, estamos con caballos ¡Caballos! - le dio cólera que su caballo casi fue lastimado por culpa de esos nobles.

- ¡Perdone señorita! - rogó el page agachando la vista apenado por su distracción, sabía que cuando un noble se enfadaba, tenias pedirle a los dioses que te protegieran de su ira.

- ¿Qué ocurre? ¿Por qué tanto alboroto?- señaló una voz femenina, apareció entre la ventana del carruaje, al no poder ver qué ocurría la puerta se abrió y el noble se bajó ante la luz del sol.

- ¿Kirche? - señaló Louise sorprendida al ver a la de cabellos rojo fuego tan cambiada o al menos desde su perspectiva así era.

- ¡Oh! Louise - señaló Kirche al verla ahí sosteniendo al caballo enfrente a su carruaje, comprendió la situación - ¿Entremos a la academia? - le preguntó Kirche amablemente, mientras se acercaba a ella.

De una manera magistral desvío la conversación y la atención que estaba ejerciendo la noble sobre su pague, no quería problemas con el nuevo muchacho, era novato, no merecía una reprimenda, aunque la necesitaría, su descuido puede provocar un serio accidente.

- C-C-Claro - respondió Louise nerviosa, camino con su caballo al lado, Kirche se encaminó junto a ella.

El silencio se había vuelto tenso, entonces en un intento desesperado de sacar charla con la extranjera.

- ¿Vienes de Germanía? - preguntó curiosa al ver que venía en carruaje, no cualquiera, uno que destilaba dinero y gracia, ostentoso como ella.

- Si - Expreso con agotamiento, de seguro por el viaje - Mis maletas las traen ellos - señaló Kirche mientras se voltean a observar al page y a sus escuderos llenos de maletas, que se veían pesadas.

- ¡Todo eso para una graduación! - expresó una alarmada Louise.

Calculando que ella solo tenía una maleta y fue por el tiempo que tardó en armar la maleta, aunque analizando bien, aun con tiempo no llegaría nunca a completar ni la mitad de las maletas que Kirche llevaba.

- Oh veo que no traes nada - comentó Kirche viendo a Louise con ninguna maleta a mano, ni escuderos que las traigan por ella.

- Te ayudaría pero mis vestidos no te quedarían bien - señalo Kirche haciendo alusión a su falta de busto, caderas y claro porque no, su altura, el estilo de Kirche jamás le quedaría bien a la tierna Louise.

- Si no te preocupes por mí - señala Louise para llevar al caballo a los establos de la academia, para que lo cuidaran durante la ceremonia.

- Bueno a nuestras habitaciones para arreglarnos - dijo Kirche emocionada por arreglarse, salió corriendo, dejando a Louise sola, parada en la entrada de los establos.

Louise se detuvo a observar a Kirche, no ha cambiado nada, su cabello rojo ahora está muy ondulado, definido y corto, su piel sigue igual, sus ojos se veían más expresivos, esta claro, mas alta, pero su sonrisa es mas sincera que antes, se ve feliz y realizada, lo que la llenó de alegría, de esa alegría que se te genera cuando ves a alguien a quien aprecias, aunque lo niegues, realizar sus sueños y ser feliz.

- Pero si es Louise de la Valier de Hiraga - dijo una voz masculina a sus espaldas, lo que la exaltó.

- Basta - expresó otra femenina.

Louise se volteó, encontrándose con Guiche y Montmorency, ambos tomados del brazo, con una sonrisa radiante, lo que hizo a Louise sonreír también

- Hola chicos - saludó Louise mientras se acercaba abrazar a ambos rubios, ambos que siempre fueron amables con ella o al menos que no dudaron en expresar su apego hacia ella.

Guiche seguía igual, salvo por sus cabellos que se notaban levemente más largos que antes, en cambio Montmorency ahora tenía el cabello amarrado en una coleta alta, sus cabellos estaban algo más desordenados y sus bellos rizos estaban mas sueltos, dándole un toque de delicadeza.

- Iremos a cambiarnos - comentó Guiche observando a su acompañante - Ya saludamos a todos, Malicorne está esperando ver a todos - señaló el rubio, los tres se hicieron una imagen de su compañero alegre y risueño.

- Me lo imagino - comentó Louise sonriendo.

- Y Tabitha está aquí también - expresó Montmorency recordando a la princesa de Gallia.

- La saludaré entonces - comentó Louise para salir de ahí, tomar dirección hacia las habitaciones, siguiendo sus memorias

Tras dar un suspiro, pasó por unos jardines y se topó con algunos alumnos nuevos, que esperaban su asignación de habitaciones, parecían ansiosos por comenzar a hacer magia, motivados y esperanzados, la hizo recordar cuando entró en la academia de magia, se puso un tanto nostálgica.

- ¿He? Creo que me equivoque - susurro Louise para voltearse e intentar salir desapercibida.

No quería toparse con los nuevos y ser reconocida, tampoco quería que le hicieran preguntas sobre magia, estaba bien, ella sabía controlar mejor su magia pero no del todo, podía fallar otra vez y lastimar a alguien, no quería tentar al destino.

- ¡Oh! Esa es Louise la Zero - dijo un alumno y Louise se detuvo en seco, aún la llamaban así, no sabía si sentirse ofendida y gritar de rabia o salir corriendo en llanto, odiaba ese apodo en la academia, le hacía recordar lo inútil que se sintió en esa época.

- ¡Oh! ¡Es cierto! ¡Es la gran maga del vacío! - dijo otra y Louise tembló, esto acabaría mal, porque ya había iniciado mal.

- ¡Enserio! - dijeron todos y comenzaron a correr hacia ella.

Louise al sentir eso comenzó a correr por el patio no sabía cómo lidiar con esos alumnos cargados de preguntas y ella con cero respuestas, llegó a un arbusto y entonces una mano la cogió, tiró de ella y la colocó detrás de sí, sólo pudo ver cabello rubio, dorado como el sol, brillo encontraste con este.

- ¿He? - dijeron todos sorprendidos al ver a la rubia que protegía a la peli-rosada.

- Ya vayan a clases, verán a Louise en la ceremonia de graduación de Mage - dijo la voz femenina, mientras con sus manos apartaba a la multitud.

Todos se comenzaron a retirar, a dispersarse mientras bufaban molestos por no poder hablar con la muchacha de ojos color rosa, Louise observó a su salvadora, cabello rubio liso y largo, ella se volteo lentamente y Louise se sorprendió al verla.

- ¡Tiffania! - Grito Louise abrazando a la media elfo, su colega del vacío, amiga querida, que en algún momento fue su rival, pero ya no más, como no reconocerla con su cabello tan dorado y sus orejas inconfundibles.

- Louise-san - respondió Tiffania correspondiendo al abrazo de su amiga - Venga, vamos a prepararnos - comenzaron a caminar hacia unos pasillos y poder ir a las habitaciones - Oh, no he saludado a Charlotte-Sama - señaló viendo a la peli-azul leyendo un libro por el pasillo, totalmente sumida en las letras que sus ojos observaban.

- ¡¿Tabitha?! - mencionó Louise y la peli-azul las observa algo confundida, pero al observar de donde provenían las voces se calmó.

- Louise,Tiffania - llamo Tabitha para mover su mano en forma de saludo y volver a su libro, parecía entretenido porque no le quitaba la vista de encima.

Ambas caminaron hacia sus habitación para vestirse, esas escaleras parecían interminables, pero estaban tan llenas de recuerdos que los ojos de ambas brillaban, se separaron y Louise llegó a su cuarto, al abrir esa puerta que tantas veces abrió y observó aquella habitación que tenía tantos recuerdos, llenas de recorridos y pensamientos que siempre la acompañaron, su historia de amor con su esposo, familiar, amigo y confidente.

- Me llena de recuerdos - susurro Louise viendo el tocador y luego el armario, paso por su cama, observo su armario, su espejo, la ventana, la mesa, siguió recorriendo todo estaba como lo recordaba.

- A todos también - dijo una voz agitada detrás de ella, se giró y observó al rubio de ojos azules, su sonrisa cálida la hizo asentir.

- Malicorne - saludo Louise a su compañero de magia, cuyo familiar era un búho, que no le gustaba seguir le en las bromas al resto, pero termina haciendo igual.

- Nos vemos Louise - dijo alejándose por el pasillo, cumplió su objetivo de saludar a todos.

- Bien a arreglarnos - se dijo Louise enérgicamente.

Se estiró para comenzar a desempacar, pero tocaron la puerta, caminó despacio para abrir de la misma manera, se asomó y observó el pasillo encontrándose con quien tocaba, la rubia de ojos verdes con unas maravillosas orejas, la observaba con temor, su mano traía su maleta, zapatos y cosas para arreglarse para la noche.

- Oh ¿Tiffania? - preguntó Louise sorprendida, por encontrarse con su compañera de elemento, la cual parecía temerosa e insegura.

- ¿Puedo cambiarme contigo? - pregunta temerosa por la respuesta que podría decir la noble frente a ella.

Louise se mueve para dejarle pasar, esa fue la respuesta perfecta para la medio elfo, sonrió con alegría y comenzó a caminar pensando en entrar en la habitación, con su maleta llegó hasta la cama en donde la depositó, esta callo con brusquedad, el peso la hizo caer con fuerza.

- ¿Que ocurre Tiffa-chan? - preguntó Louise confundida mientras cerraba la puerta, era confuso que la muchacha apareciera en su puerta pidiendo donde cambiarse, tenía su cuarto en la planta baja, fácil acceso y por lo que Louise tenía entendido, hasta más espacio.

- Mi problema es que mi cuarto está ocupado por los nuevos estudiantes y bueno - expresó Tiffania algo apenada por haber tenido que pedir asilo - Además me probé mi vestido en los vestidores y no me queda - dijo Tiffania echándose a llorar de frustración, el vestido que hace unos meses le quedaba perfecto, ya no lucía tan perfecto.

- Oh, calma Tiffa-chan, lo resolveremos - dijo Louise sonriendo le, quería tranquilizar a la ya muy alterada media elfo - Ahora muéstrame lo para que veamos cómo arreglarlo.

- Louise-san - dijo Tiffania para abrir su maleta.

Sacó el bolso en donde traía su vestido, poco a poco abrió ese bolso y dejó ver el vestido por el que sus ojos liberaron tantas lágrimas. El pedazo de tela cayó hasta quedan en el suelo, la rubia sostuvo el vestido en alto para que se pueda ver todo.

- ¿Que le pasó?- fue la primera pregunta que salió de la boca de Louise.

Al ver toda la parte posterior rota en tres trizas, no pudo siquiera detenerla, tapo su boca cuando se percató de lo que dijo y como lo dijo, que esa pregunta podría volver a alterar a su amiga, se recrimino por su falta de sensatez.

- Me lo probé y mi busto creció en este último tiempo - expresa decaída - No lo soporto la tela - dice Tiffania sentándose en la cama, el vestido cayó a su lado, sus manos se pasearon por sus brazos intentando darles calor y confort.

- Sabes algo de haber sido una noble sin sirviente por mucho tiempo - dice Louise para acercarse al vestido - Es que la tela se puede coser - dijo para sacar su varita, era verdad, antes de la llegada de su familiar, Louise se encargaba de cuidarse sola, desde limpiar su cuarto hasta coser su uniforme, rara vez ocurrían estas actividades pero las hacía.

- Y ¿Su maleta Louise-san?- pregunta Tiffania al ver el cuarto casi vacío, en el pasillo se había encontrado con otros mages de su clase, todos llevaban mínimo tres maletas, se sintió mal y rebajada al ser la única que cargaba solo una.

- Aquí está - dice ella sacando la mini maleta que estaba enganchada de su falda- "Maximus maletus" - susurra.

La varita brilla y la maleta se agranda hasta quedar de su tamaño original, esta deja de brillar y cae sobre la cama, Louise la abre y saca una caja color blanco con pequeñas flores rosa, la abre y saca una aguja con varios hilos de colores claros, comienza a revisar uno por uno, comprobando que sean del color del vestido o parecido

- Necesito que te lo coloques debo ver cómo te queda y formar retoques - pidió Louise, mientras comenzaba a enhebrar la aguja.

Tiffania se lo colocó y Louise le hizo los retoques, cosió en la mayor parte del vestido, con cuidado de no lastimar a su amiga, la cual observaba sorprendida la habilidad oculta de la noble, Louise le lanzó un hechizo para que las partes que no pudieron arreglar se mantuvieran unidas, el hechizo se acabaría solo si Louise se desmayara cosa imposible durante la fiesta, pero por si las dudas, se lo advirtió a Tiffania, que si a ella le llega a pasar algo, ella debe correr a colocarse algo en los hombros para cubrir la parte posterior de su vestido. Luego de arreglar el vestido, se dieron cuenta de que la hora había pasado, tenían que prepararse, Louise le pido a Tiffania que se sentara frente a su espejo, que la arreglaría para que bajara y no se quedara atrasada.

- Quedaste hermosa - comenta Louise observando a Tiffania, no se creía muy capaz con el maquillaje o arreglando el cabello, pero esta vez estaba contenta de haberlo logrado.

- Gracias Louise-san - comenta agradecida, se giro en el asiento y quedó asombrada con cómo se veía, pero sus ojos se desviaron hacia el reloj, que ya indicaba que era hora de comenzar a reunirse en el salón de eventos, se preocupo al ver que Louise no estaba vestida ni arreglada aun - Pero y ¿Usted? - preguntó Tiffania un tanto angustiada.

- Yo ya iré, tu ve bajando, te veré allá - comenta Louise mientras toma a Tiffania del brazo y la empuja hasta sacarla del cuarto.

- La veré allá Louise-san - alcanzó a decir Tiffania antes de que la puerta se cerrará frente a ella.

Algunas mages pasaron por su lado, la empujaron levemente, pero a la rubia no le importo mucho, al ver que Louise no le abriría decidió dirigirse al salón en donde se llevaría a cabo la ceremonia, la esperaría abajo, si se demoraba mucho volvería a buscarla. Comenzó a reflexionar que tal vez ella se sentía un poco cohibida al arreglarse frente a ella, tal vez su presencia la incomodó y no quiso decírselo, apenada solo siguió su plan y darle espacio a la de cabellos rosa. Mientras nuestra protagonista al escuchar los pasos alejarse de la rubia, suspiro y camino hasta su maleta, observó el vestido que su hermana Catelya le había regalado para la ocasión, era de su talla, perfecto para ella, tanto en color como en diseño.

- Menos mal no tengo problemas con el busto - se susurro Louise para sacar su vestido.

Lo extiende frente a sus ojos mientras lo ve se percata del espejo que estaba frente a ella, baja lentamente el vestido hasta que este toca el piso, sus ojos no se quitaban la vista de encima, su reflejo, completamente idéntico a ella, las inseguridades volvieron apenas sus ojos se deslizaron por su silueta, no tenía nada de malo, pero aquello que estaba enterrado había vuelto a surgir, no supo si era por la fecha, el lugar o los recuerdos que la azotaron con fuerza

- No tengo problemas con el busto excesivo - se confiesa a sí misma, al verse lastimada con su comentario hiriente, agacha su vista, sus manos sueltan el vestido.

Se arrodilla y comienza a llorar, se sentía débil ante esos comentarios hirientes que ella misma se soltaba, no lo hacía con la intención de lastimarse, pero no se veía perfecta a sí misma, nunca le habían importado esas cosas, su ideal fisco, pero para bien o para mal, desde que llegó Saito a su vida, la idea de atraerle físicamente no salía de su cabeza, no se sentía suficiente para él, pese a que él le dijera lo contrario, se sentía insuficiente cada vez que él la miraba, pero se reconfortaba a sí misma pensando en que en algún momento eso cambiaría, aunque no fuese suficiente para evitar que se lastimara verbalmente cada tanto.

- Jamás tendré esos problemas, entonces ¿Por qué lloro?- se susurro Louise viéndose, arrodillada frente a su vestido, pero sus ojos no se quitaban del espejo y el reflejo que mostraban.

Aún cuando quiso aliviar su pena, terminó llorando arrodillada, sus manos pasaron por su cara, intentando secar las lágrimas saladas que no paraban de salir, cada una, cada una con tristeza.

═══════════════════. ❀~✿ .═

Saito llegó hace apenas una media hora antes del evento, su caballo pedía a gritos un descanso, se bajó en la entrada, comenzó a sentirse mal por haberle exigido tanto al pobre animal, apenas ingresó en la academia Guiche lo cogió de un brazo y se lo llevó a vestidores, un empleado de la academia tomó las riendas del caballo y se lo llevó, de seguro hacia los establos, se tranquilizo pero luego se alteró al notar que la situación en la que èl se encontraba, bien podía ser interpretaba como un secuestro.

- ¿Por qué debo? - se quejaba Saito.

El no venía preparado para una gran ceremonia, solo quería encontrar a su esposa, que hablaran por su desaparición repentina, iniciar su día como siempre lo hacían, asistirá al evento pero solo para estar con su amada, nada más, por ende no sentía la necesidad de arreglarse tanto.

- Porque vendrá la princesa Henrietta esta vez a realizar la ceremonia, lo que es un evento único - dijo Guiche nervioso, sus manos no se encontraban tranquilas, su cuerpo tiritaba y Saito no sabía si era de frío o de ansiedad.

- Sudas como si fueras un luchador de lucha libre - dijo Saito observando lo burlescamente, pocas veces había tenido la oportunidad de estar así de relajado con los demás, se permitió molestar al rubio un poco, su exceso de ansiedad y nerviosismo se estaban volviendo evidentes.

- Me pongo así cuando estoy nervioso, no molestes ¿Si?- soltó Guiche algo enfadado por la burla del que era su mejor amigo, aunque no fuera oficial.

"Tock tock"

Se escuchó desde la puerta detrás de ellos, fue despacio, como si tuviera miedo de ser escuchado por alguien, ambos se voltearon algo confundidos. Al azabache le cruzó la idea de que podría ser su amada infiltrada en el pasillo, que ella se podría haber enterado de alguna manera que el estaba ahí, luego se rió de sí mismo al darse cuenta de lo que estaba pensando, él estaba pensando en Louise, su esposa, una noble orgullosa, que lo más probable es que te ocupada preparándose para la ceremonia, no intentando escabullirse en las habitaciones masculinas, aunque analizando bien, no sabía si la idea le causaba gracia o irritación.

- Oh, Malicorne - dijo Guiche abriendo la puerta despacio.

- Las chicas se han adueñado de las habitaciones, de todas - comenta el joven mostrando su traje en una mano y en la otra su maleta, su rostro de cansancio delató la veracidad del asunto.

Al llegar a su cuarto, ya se encontraban chicas en el, al principio pensó que se trataba de su suerte como caballero, pero al ver que ellas le gritaron de todo y lo echaron de su propio cuarto, se dio por vencido, al primero que iría a ver por si le daba asilo sería a Saito en su cuarto, pero al llegar recordó que no era de él el cuarto sino que de Louise, que esta se estaría arreglando y Saito no le permitiría que él estuviera presente en dicho momento, lo decapitaría de ser posible, como ya estaba cerca decidió saludarla, en este acto se dio cuenta de que ella estaba sola, siguió en su lista y Guiche seguía, pronto junto los cabos sueltos, Saito debía estar con Guiche, siendo así se les uniría.

- Venga nosotros te damos asilo - comenta Saito sonriendo, como habían alumnos nuevos, habitando los cuartos que fueron usados, por lo tanto comenzaron a tomar cuartos que no eran suyos, uno de ellos había sido del de Malicorne y el de Tiffania, aunque el de esta ellos no lo sabían.

- Oh, yo también me quedé sin cuarto - dice otro chico y aparecen varios más, ambos se miran y suspiran con agotamiento, eso solo significaba asilo para los de su raza, como buenos seres humanos solo les quedó abrir la puerta y acoger a esos desfavorecidos.

═══════════════════. ❀~✿ .═

Los muchachos no necesitaban mucho arreglo, solo les bastaba con un traje limpio, bañados y ordenados, se sentían satisfechos con poco, poco perfume, pero largas filas para usar el baño, claro el cuarto estaba adaptado para una persona, no para 7, que eran los muchachos que se preparaban en el cuarto del rubio, hablando del rubio, ya llevaba alrededor de 13 trajes completamente distintos probados, ninguno le convencía, estaba tan nervioso que sentía que nada le quedaba bien.

- Que guapo - dijo Malicorne al ver a Guiche - Ese si o si debe ser tu traje para hoy - Estaba un poco harto de ser el que le diera su opinión al rubio, si era negativa se cambiaba al instante, de ser positiva siempre encontraba algo negativo y se cambiaba.

- Cierto - soltò Guiche posando, fue un alivio para los muchachos que tenían que ver al rubio probarse conjuntos cada tres minutos.

- ¿Que eres modelo de ropa a medio tiempo? - se burla Saito saliendo de su camino improvisado, fueron unas tapas colgadas del armario lo que se convirtió en el vestidor, el baño se lo pasaba lleno, no podían pensar en usarlo.

En cuanto al traje de Saito, era uno que le llegó en una caja, al principio dudo de su procedencia, pero luego noto que tenia una carta en la caja, era un obsequio de Guiche, se puso a pensar en cuándo tuvo tiempo de pedir las tallas de Saito y mandar a confeccionarle un traje, prefirió dejarlo así y no preguntar más. Aunque la verdad era que Guiche al verlo a lo lejos, noto que venía sin maletas, supuso bien, mandó a pedir un traje con sus mismas medidas, medidas que parecían quedarle bien.

- Louise quedará sorprendida - soltó Guiche y Malicorne asiente, muy pocas veces Saito se había vestido de gala, pero esta había sido la mejor, le quedaba el traje perfecto.

- Oh ¿Louise la han visto?- preguntò Saito reaccionando a su nombre, era como un encantamiento, cada vez que se pronunciaba su nombre él reaccionaba y prestaba atención, un hermoso encantamiento del que él no quería salir y no podía salir.

- ¿Si la hemos visto? todos la hemos visto - dicen ellos y Saito solo les observa confundido, era difícil no ver a la única chica de su grado con el cabello rosa, con un temperamento fuerte, una estatura pequeña pero un orgullo mayor que su estatura.

- Venga al ¡Salón! - llama un compañero y todos se animan a salir para dirigirse hacia el salón de eventos, todos de gala, todos listos para dar ese paso hacia su futuro.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro