...Perdoname, por todo...
Narrador:
Henrietta no lograba creer, la canción que siempre creyó de su familia era de Louise, era de los La Valliere.
- Esa canción la creó la primera maga de la familia la Vallière, lo hizo para que sus pequeños hijos pudieran dormir tranquilos en épocas de tormenta - explicó Louise - Durante esos tiempos en el que la magia era escasa y los miedos eran agobiadores, cada familia creó su propia forma de pasar esos miedos, la nuestra fue una canción de cuna.
Saito la abrazó para darle el valor de mantenerse de pie, le temblaban las manos y las piernas, en cualquier momento se caería de nuevo.
- Pero mi madre - dijo Henrrietta en shock, aún no lograba creerlo.
- Hace 12 años atrás - dijo Louise comenzando a relatar la historia.
Flash back:
- Louise, tengo mucho miedo, me dijeron que hoy habrá tormenta, me aterran las tormentas - dijo Henrrietta de pequeña, sus manos jugaban nerviosas.
Louise la abrazó, no podía hacer más, pero no porque no quisiera, sino porque no sabia que mas hacer.
- Tranquila princesa, todo pasará - le dijo la pequeña.
La princesa se durmió en brazos de su mejor amiga, ambas féminas fueron llevadas al castillo, para despedirse, pues se había acabado la hora de juego de las menores.
- No tengo como agradecerte Louise-san - dijo la reina Marianne, mientras un sirviente cargaba a la princesa dormida.
- La princesa me ha confesado su temor a las tormentas - dijo Louise angustiada por haber hablado sin seguir el protocolo, en ese momento Cattleya hacía aparición en el castillo - Quizás una canción, la haga descansar, mi hermana siempre me canta cuando siento miedo - dijo Louise inocentemente.
- Gracias lo intentaré - dijo la reina mientras veía a la pequeña peli-rosa correr con su hermana y tomarle la mano con mucho cariño.
- ¿Qué ocurrió? Louise - dijo Cattleya curiosa por la reacción de su pequeña hermana.
Pues no seguía mucho el protocolo, pero correr frente a la reina era lejos una norma protocolar, la pequeña apretó la mano de su hermana mayor temiendo hablar, pero los ojos de ella hicieron que soltara todo.
- Es solo que la princesa siente miedo de las tormentas y yo quiero hacer algo por que ella esté bien - dijo Louise viendo a su hermana mayor.
- ¿Te acuerdas de la canción que siempre te canto? - dijo Cattleya en un susurro, su intención era recordarle algo a la menor.
- Si, la de la familia - dijo Louise intentando comprender las palabras de su hermana mayor.
- Si ella tuviese una canción así se sentiría más a gusto, ten en cuenta que tú me tienes a mi para hacerte compañía, la princesa no tiene hermanas que la protejan de sus miedos - dijo Cattleya, una idea cruzó por la cabeza de Louise, su bondad se dio a flote.
- ¿Y si les regaló la canción? - pregunto con temor - Digo, yo no volveré a sentir miedo a las tormentas, porque te tengo a ti hermana, pero la princesa es distinta - dijo la pequeña niña.
Su hermana asintió amablemente y la jovencita corrió hacia la Reina, quién al verla venir corriendo solo se limito a observar, quiso recriminarle su comportamiento inadecuado, pero se arrepintió, era muy pequeña aun.
- ¿Qué ocurre Vallière-chan? - dijo la reina.
- Quiero regalarle mi canción familiar, para que acompañe a la princesa siempre que tenga miedo - dijo Louise sonriendo ampliamente, tomó papel de una mesa, un lápiz y comenzó a escribir, su hermana la iba corrigiendo en las partes que se olvidaba o confundía.
Fin Flash back:
- Supe después que la canción si te hizo descansar bien - dijo Louise terminando el relato - Así que decidí que no era muy bueno restante esa felicidad y esa tranquilidad con algo muy egoísta - dijo Louise aferrándose a los brazos de su familiar - Pero me molesto que siguieras creyendo algo falso o erróneo.
- Louise, comprendo la canción que me ha estado acompañando desde siempre, ha sido tuya - dijo Henrietta, las lágrimas caían por sus mejillas ahora comprendía mejor.
Si elimina a Louise de su vida ella perdería la valentía que siempre portó hacia sus miedos, la alegría de sus días, la decisión por las noches, la entrega a su pueblo, siempre fue Louise su motivación para ser mejor, si la borra perderá su sentido de vivir, su deber era velar por el bienestar del pueblo al que protegía, pero Louise la mantiene ahí con firmeza.
- Louise, lo siento tanto - decía arrepentida, quiso ir a abrazarla pero no alcanzó a cumplirlo.
- ¿Saben algo? Me emocionó esta historia, casi como para detenerme, pero no lo suficiente - se rió con fuerza - ¿Saben? Ella quería que culparas a una familia por la muerte de la Mage - dijo Valentino con burla.
Henrrietta comenzó a negar con frenesí, sus ojos se llenaron de culpa, todos observaron a Louise y a Saito, su mundo se siguió rompiendo a pedazos, ¿Acaso sería posible que lo culpara a el de la "muerte de Louise"? Todos allí sabían que él era incapaz de hacerle algo que la dañara, porque la amaba demasiado, pero al parecer su mundo seguía teniendo nubes negras.
- Yo solo veo a dos familiares del vacío aquí - Hizo pausa para reír de manera violenta - Y tu elegiste a la mano derecha de Dios - dijo Valentino.
Todos se voltearon a ver a Julio, él apretaba los puños, si nadie recordaría lo ocurrido y la culpa sería de Julio porque se veria asi, por que eso sería lo que le colocaron a sus mentes, querían culpar a un Mage del vacío de la muerte de otro, Julio adoraba a Louise, por lo tanto la idea de haber "matado" sería el causante de su ruina, pero eso no es todo un tema entre mages del vacío, sino que era también un aprendiz de sacerdotes en Romalia, lo que conlleva a problemas políticos entre reinos.
- Siendo así, se crearía una guerra entre Romalia y Tristain, todo por una mentira absurda - dijo Julio intentando calmar la situación y aliviar un poco su dolor de traición, desesperación que estaba sintiendo.
- Lo lamento, esa fue su intención y planeo hacerlo realidad, así fue el trato, no es nada en contra de ustedes - dijo Valentino.
- ¡Alice! Hija, ven con papá - dijo Valentino.
Acaso acaba de decirle hija, pensaban todos, la joven Alice se dirigió a su padre temblorosa, cabizbaja, ella apuntó su mano hacia Henrietta, en donde una varita vieja y dañada se extendía como arma.
- ¿Acaso acabas de transformar y herir a tu propia hija? - dice Saito enfurecido, siempre ha odiado las injusticias y esta no sería la excepción, soltó a Louise despacio, tomó a Derflinger, se enfrenta a todos y a todo.
- Es mi hija y busco lo mejor para ella - dijo Valentino, la muchacha, se podía ver la pena en su mirada, la duda surgía, no sabía si seguir órdenes y cambiar la situación, su padre percibió esto y comenzó a enfadarse, la impaciencia lo carcomía.
-"¿Sabes qué ocurre cuando funcionas a un humano con un demonio y este no está adaptado para ello? Solo logras hacerle daño a su centro mágico" - dijo Ian, quién se mantuvo al margen de todo - "Lo que conlleva a fallas cardíacas o debilidad mágica".
- Concuerdo contigo Ian, ella está sufriendo por eso, Alice es tiempo de cambiar ¿No lo crees? Un destino fatal para personas inocentes es algo que haya que evitar - dijo Louise intentando acercarse a Alice, se soltó de Saito completamente, este afirmó la espada con fuerza y avanzó detrás de ella - Tu puedes cambiar, Alice pero es tu decisión.
- Yo, yo deseo cambiar - dijo la muchacha, el hechizo que estaba en su mano comenzó a apagarse, Valentino corrió y cogió el hechizo se su hija, no dejaría que su plan de toda su vida se fuera así.
- Julio, Tiffania deben proteger a Alice - dice Louise empujando a Alice hacia los nombrados.
- Si no puedo con Alice, será sin ella - dijo Valentino y absorbió el hechizo, iba a lanzarlo, hacia Henrietta.
- Quizás sea yo quien salga de vuestras vidas - dijo Henrrietta, el hechizo salió de su mano.
Saito volvió a sostener a Louise para que no cometiera una locura, OH por favor, eso no sería verdad ¿O si? Ian y Cristal corrieron a atrapar a Valentino, lo lograron pero el hechizo fue lanzado, no pudieron evitarlo.
-"Transportó" - susurro Louise, Ian la observó en shock, comprendió lo que iba hacer.
Saito quiso detenerla, pero se disolvió en el aire y apareció al lado de Ian, corrió hacia Henrietta y la empujó, el hechizo hizo impacto, ambas cayeron al suelo, Louise fue empujada hasta una piedra, ahí se quedó tirada, por otro lado Henrietta quedó un poco más cerca que Louise, el impacto no le había dado tan fuerte.
- ¿Lo logré? - dijo Valentino al ver que Henrrietta se levantaba del suelo, se afirmó la cabeza dolida, cuando recobró los sentidos miró a Louise, ella no se movía, no despertaba, parecía inconsciente.
- ¡Louise! - grito Saito y corrió tras ella.
Se arrodilló frente a una peli-rosa con los ojos cerrados, marcas de cortes en su piel, debido al golpe, algunas sangraban, otras no, esto debido a su paso por el suelo y su impacto contra la piedra.
- Despierta, vamos amor, abre tus ojos - fue el primero en reaccionar y correr a revisar, todos seguían en shock, Ian observaba como Saito movía a Louise intentando despertarla, pero nada parecía funcionar.
-"Louise-san"- dijo Ian aún en shock, verla inmovil, inconsciente, lo alteró de una manera inexplicable.
Sus ojos se tornaron rojos fuego, su piel se tornó rojiza, sus cuernos aparecieron con imponencia, tomó la muñeca de Valentino y la giro, quería verlo sufrir, que pidiera piedad y rogara porque que ella despertarse sana y salva, porque sus traumas con lo ocurrido con Christopher y los mages que le siguieron lo hizo actuar por medio del miedo, la rabia y la angustia.
- ¡Argh! - gritaba Valentino del dolor.
Cristal no daba crédito a lo que veía, Ian tenía sed de venganza en sus ojos, él estaba dispuesto a rebanarlo y cocinarlo, enviarlo hecho líquido a el infierno.
-"Ian ¡Basta!" - grito Cristal, eso le hizo detenerse, se giró y todo aquello que lo hacía diferente a los humanos hizo asustar a la albina, recobró la seguridad -"Ella está bien" - dijo ella e Ian se observó con detenimiento.
Es cierto, si ella estuviera muerta, el se estaría desintegrando porque el contrato se habría acabado, pero no lo ocurrió, miró a Valentino, el no saldría ileso de eso estaba seguro, tomo su muñeca y la giró hasta sacarse la, sus huesos sonaron y salió el brazo del hombre, con rabia lo arrojó lejos a demostración de la desventaja entre ambos, era una amenaza implícita. Cristal, le dio un tirón de orejas por haberla desafiado, el solo se sobo la zona dañada y Cristal paró la hemorragia del hombre, muy prisionera fue, pero entendió que el odio no era un buen conducto a seguir en la vida, vivió aproximadamente 500 años odiando y no le ayudó en nada.
Pero Louise, aún no despertaba y parecía no tener intenciones de hacerlo pronto.
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