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Especial: Aniversario (Parte 2)

Louise:

Saito tocó el timbre, retiró su mano despacio del timbre, suspiré, ya no había vuelta atrás, era ahora o nunca, aunque en todo caso igual podía retroceder, huir, dejarlo conversar con su familia a solas.

- ¡Ya voy! - dijo una voz femenina.

Comenté a temblar, Saito apretó mi mano y yo le observé, la puerta sonó se estaba abriendo, me posicioné detrás de él, el miedo fue peor en este momento, me oculte como un acto inconsciente y de reflejo ante esto.

- ¿Louise? - me pregunto en un susurro, se inclinó para verme, sonrió cuando negué despacio.

- ¿Quién viene a molestar a esta hora? - dijo una mujer abriendo la puerta por completo, parecía distraída.

Sus cabellos eran de un color castaño claro y largo como hasta por debajo de los hombros, tenía unos ojos oscuros, la tez pálida pero no hasta ser exagerado, nos quedó mirando o mejor dicho a Saito, se refregó los ojos confundida, pestañeo unas varias veces antes de hablar.

- ¿Saito? Hijo mío ¿Eres tú? - dijo ella y se acercó sorprendida, su voz se quebrantó con cada palabra, con cada letra se notaba la pena que había guardado.

- He vuelto mamá - dijo Saito aguantando las ganas de llorar también.

Me soltó para estirar ambas manos y abrazar a su madre, quien venía con muchas lágrimas en el rostro, se detuvo un momento antes de negar y abrazarlo con fuerza.

- ¿Enserio eres tú? - lo toco despacio para confirmar que estaba ahí con ella - Desapareciste un día y no supimos nada de ti por mucho tiempo - decía ella llorando - Me tenías con el alma colgando de un hilo ¿Como puedes hacerle esto a tu madre? - repetía la mujer mientras apretaba más a Saito.

Me sentí mal, digo de no ser por mi el nunca se habría separado de su familia, él no habría preocupado a su madre, él no había perdido a sus amigos, quería irme de ahí, la culpa me estaba matando, nunca me había sentido peor, a no esperen si, cuando Saito peleó contra Bard y cuando fue a la guerra, cuando desapareció junto a Tiffania. Ahora que lo pienso, si, siempre sentía yo la culpa cuando él desaparecía, me di la vuelta dispuesta a irse silenciosamente.

- ¿Quién es ella? - pregunta la mujer y yo me detengo, quede estática en mi plan de huida silenciosa.

- ¿Quién mamá? - pregunta Saito y se voltea - Louise ¿A donde vas? - yo me volteo nerviosa, jugué con mis manos nerviosa y ansiosa.

Saito:

Al abrazarla recordé toda mi vida, esa esencia que ella emana, olor a hortalizas, mi infancia, mi adolescencia, muchos recuerdos, hasta que me topé con aquel día en que mi vida cambió, aquel día en el que me dirigía a reparar mi laptop y fui invocado por una asombrosa mujer de la que me enamoré completamente, Louise mi bella y amada esposa.

- Y ella ¿Quien es?- pregunta mi madre, me volteo algo desorientado por la pregunta.

- ¿Quién? - digo y veo que Louise no se encontraba atrás mío, sino unos pasos más allá, lo que me dejó confundido aun mas - Louise ¿A donde vas? - digo algo extrañado.

- Yo, emm, no quería interrumpir su momento familiar - dijo incómoda y apenada, jugaba con sus manos nerviosa, lo que me hizo sonreír con ternura, la adoraba tanto.

Me aleje de mi madre y la fui a abrazar, la apreté contra mi cuerpo, no podía ser más feliz, mi madre y mi esposa aquí, la dicha no era capaz de ser llevada a las palabras.

- Tu también eres de la familia - le dije en un susurro y ella asintió levemente.

- Hijo ¿Quién es ella? - me dice mi madre y yo me pongo recto, me había olvidado de lo tensa que era esta situación.

- Mamá, creo que es mejor que entremos a casa, ahí te explico - dije y mi madre asintió, se dispuso a entrar en la casa, Louise solo miraba la casa pero no se movía de su lugar - ¿Qué ocurre? - le pregunté en un susurro.

- Nada - me dijo pero no le creí, la observe detenidamente y se vio en la obligación de hablar - Es solo que, me siento culpable - dijo ella y yo la observé atento - De no ser por mi, tu madre no estaría preocupada, de no ser por mi, tu no habrías perdido toda tu vida aquí - dijo Louise viendo el suelo.

Negué, tome su mentón con mi mano izquierda en donde las runas y el anillo estaban, la eleve para que me mirara, sabía que se culpaba, pero no pensaba que tanto lo hacía.

- Mirame, Louise mírame - le pedí y ella me observó, esos ojos que amo y adoro - Louise de no ser por ti no habría encontrado sentido a mi vida, te encontré a ti, me enamore como nunca creí, soy capaz de dar mi vida por ti y eso jamás creí que haría. Ahora soy una persona increíble, autosuficiente y feliz - le expliqué y la besé, ella me abrazó y yo la apegue tanto como podía - Venga, vamos a casa, te debo presentar adecuadamente ¿Verdad? - dije y ella asintió.

Ahora así entramos, en la sala se encontraba mi madre que traía café y jugo, al momento aparece mi padre desde la cocina, parecía irritado, cansado y molesto, nos detuvimos en la entrada cuando él me vio.

- Saito - susurro él, corre a abrazarme sin esperar nada - Cuando Sasori me contó de ti no creí que fuese posible, pensé que estaba alucinando otra vez - dijo el hombre abrazando con mucha fuerza, creo que escuché sonar mis huesos.

Le correspondía con una sola mano, la derecha, puesto que la izquierda sostenía a Louise, sentía que si la soltaba ella desaparecería y con ella todo lo que vivimos, eso por un lado, por el otro quería brindarle apoyo.

- Papá, he vuelto - dije mientras las lágrimas caían por mis mejillas.

Louise:

El padre de Saito es tan emotivo, no temió representar sus emociones tal cuál son, ambos se separaron y él le da leves palmadas en los hombros mientras se seca las lágrimas, suspiró y desvió su vista hacia mí, se detiene, me analiza brevemente.

- Y ¿Quién es esa hermosa jovencita? - pregunta él, solté el aire que estaba reteniendo.

Saito me había enseñado un poco de su idioma, prácticamente me podía comunicar sin problemas, pero temía por las fallas que podía tener al comunicarse.

- Yo, yo, soy Louise - dije haciendo una reverencia.

Si bien no sabía cómo presentarme adecuadamente, opté por algo sencillo, hice una leve reverencia de cabeza, observé a Saito esperando que me dijera si lo había hecho bien o no, pero su sonrisa me tranquilizó, el señor asintió y sonrió mientras asentía levemente.

- Mamá ¿Está Takeshi? - pregunta Saito, ¿Quién era Takeshi?

- Si, si está - dise y se dirige a una escalera - ¡Hiraga Takeshi! ¡Baja ahora mismo! - gritó la madre de Saito, me tapo los oídos, Saito me observa y sonríe, la mujer siguió gritando al parecer.

- Son como tus castigos - comenta Saito y yo le pegó un codazo, él comienza a reír al igual que su padre, son tan iguales.

- Ya voy mamá - comenta un joven mientras baja por las escaleras con pesadez, la mujer sonrió mientras caminaba hacia la sala.

Él era parecido a la madre de Saito, solo que tenía los ojos de su padre, Saito era igual a su padre pero con los ojos de su madre, eran así, me hizo pensar en mi y mis hermanas, éramos bastante similares a nuestros padres.

- ¿Are? ¡Hermano! - grita y corre a abrazar a Saito, con el impulso ambos caen al suelo y él me suelta para evitar que me cayera con ellos al suelo.

- ¡¡Jamás creí que verte sería tan aliviador!! - dijo el joven que acaba de conocer, al parecer son hermanos.

- Yo tampoco mocoso - dijo Saito y yo me miré extrañada.

- ¡Ahora así podrás ir a hacer tu, las compras! - dijo el joven y su madre le miró enfadado, el joven se levantó apenado.

Él me observa mientras se arregla la ropa y se acerca a mi, yo retrocedo un poco y le observó tímidamente, no estaba acostumbrada a que los chicos se me acercaran así.

- ¿Eres un ángel? Enviada para recompensar me, por haber hecho los deberes de mi hermano en su ausencia - dice mientras toma mi mano derecha y la besa.

Yo me sonrojo por el acto, había sido muy coqueto, no se si por la sorpresa o por temor a hacerle algún desaire a su familia lo deje hacer, le sonreí con amabilidad y sin mostrar alguna pizca de recelo aparte mi mano.

Saito:

Ese maldito mocoso, le está coqueteando en mis narices, me levanto y lo empujó, no se si fue la ira o una consecuencia de mi encuentro anterior, pero lo hice sin pensar, él me observa y yo abrazo a Louise de la cintura, quería que se notara mi apego natural a su persona, quería de alguna manera impregnarme en ella.

- Alejaste de ella pervertido - dije y Takeshi me observaba retadoramente, podía ver claramente sus intenciones pervertidas con mi chica.

- Yo la vi primero, es mi Loli - dijo el mientras se acerca, tranquilo amigo, con ella no.

- ¿Que es una Loli? - preguntó Louise claramente confundida, me distrajo entre lo que hablaba con Takeshi y las preguntas de Louise perdí el hilo de nuestra disputa.

- ¡¡No puedes porque es mía!! - me estaba impacientando de una manera muy rápida, lo que no era bueno.

- Saito no soy una cosa - dijo Louise en un susurro casi inaudible.

- Exacto, ella no es una cosa Saito, que feo de tu parte - hizo una pausa para burlarse - Deberías salir conmigo, yo no te trataría como un objeto.

- ¡No puedes porque es mi esposa! - dije y le mostré el anillo de matrimonio, él se quedó estupefacto, estático, le mostré también el anillo en mano de Louise, no podía competir contra una prueba más que evidente.

- Emm, Saito - me llamo Louise y la observé confundido.

Entonces, solo entonces, recuerdo lo que dije, no era así como quería decirles, pero venía aguantando estupideces desde hace ya un buen rato, explote, lo que no me justifica tampoco, observe como mi madre se le caian su vaso, entonces me resigne a lo que vendría ahora.

- ¿Cómo está tu esposa? Dime que escuche mal - dice mi madre alterada, su mano temblaba, sus ojos pestañean de manera rápida y sin pausas.

- Jejejeje - comienzo a reír nerviosamente, preferiría estar en cualquier otro lado, menos aquí.

Este será un día largo, muy largo, demasiado largo...

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