Capítulo 9
—Fue Dobby quien embrujó la bludger y quien nos impidió coger el tren —dijo Harry, quien había explicado que un elfo doméstico había entrado por la noche en la enfermería—. Quería que fuese a casa... algo malo sucede en Hogwarts.
Eira escuchaba la explicación. Hacía poco que Harry había salido de la enfermería. Ron y Hermione se encontraban elaborando la poción multijugos, y ella había ido a buscar a Harry, a quien había encontrado por casualidad en el pasillo, ya recuperado.
—Dobby... así se llama el elfo doméstico de los Malfoy —le explicó.
—Tendría sentido... Dobby me ha dicho que la Cámara de los Secretos fue abierta antes. Podría haber sido Lucius, y le habría explicado a Draco cómo hacerlo...
Pero Eira no creía que fuese así. Draco no sería capaz de hacer algo semejante, lo veía algo más acorde con Orión. De hecho, sospecharía de él si no estuviese convencida de que le había dicho la verdad y que no era culpable.
—No lo creo, Harry —dijo—. Lo conozco demasiado bien.
—Bueno... no podemos arriesgarnos. Ha habido otro ataque.
Le explicó que habían llevado a la enfermería a Colin Creevey, alumno de Gryffindor de primero, al que habían encontrado petrificado durante la noche. Según decían, se dirigía a ver a Harry cuando había sido atacado.
—Hijo de muggles —agregó Harry al terminar de contarle a su amiga lo sucedido.
—Esto no me gusta... Muchos alumnos estarán en peligro si es verdad que solo ataca a los hijos de muggles... incluida Hermione.
Todos se mostraron nerviosos durante los días posteriores, especialmente los hijos de muggles, dado que los mestizos y los hijos de magos se sentían a salvo, especialmente los que pertenecían a Slytherin. Sin embargo, tampoco ellos caminaban solos por el colegio.
Eira optó por irse a casa en Navidad, dado que quería ver a su hermano, que regresaría también. Orión, sin embargo, se quedaría en el colegio, al igual que Harry, Ron y Hermione. Y, para sorpresa de todos, Malfoy también optó por quedarse. Sin embargo, no fueron muchos los que tomaron la misma decisión, puesto que muchos se sentían más seguros en sus hogares.
—Debemos aprovechar esta oportunidad y terminar la poción —dijo Hermione—. No es habitual que Draco se quede en el colegio durante las vacaciones...
—Aún faltan ingredientes, y no será fácil conseguirlos —señaló Eira, quien conocía bien la poción.
—Necesitamos acceder al armario de Snape —dijo Hermione—. Yo puedo hacerlo; tengo el expediente limpio. Pero necesitaré una distracción. Harry o Ron, vosotros podríais...
—Lo haré yo —dijo Eira.
Si debían distraer a Snape durante una de sus clases, para ella sería más sencillo que para los chicos, dado que sabía más sobre magia. Además, en caso de que la descubriesen, las consecuencias serían menores que para ellos.
—¿Estás segura? —preguntó Harry—. Estás cerca de Orión, él podría verte...
—No me delataría —aseguró la bruja—. Aunque trataré de que no me descubra.
Todos asintieron, de acuerdo con el plan.
La clase de Pociones de aquel jueves se desarrollaba con normalidad. Eira había preparado la distracción, y esperaba la señal de Hermione para llevarla a cabo. Sacó la varita disimuladamente, mientras esperaba a que la Gryffindor le hiciese un gesto. Orión la descubrió casi al instante.
—¿Qué pretendes, Eira? —le preguntó.
—Nada, yo...
—No pensarás que me puedes engañar, ¿verdad? Te conozco demasiado bien. Dime que no se trata de nada relacionado con Potter...
La joven, rendida, le explicó rápidamente lo que pretendía, dado que Orión amenazó con delatarla si no se lo contaba. No le contó que estaba haciendo poción Multijugos, solamente le dijo que necesitaba distraer a Snape.
—Supongo que no debería ayudarte, porque te meterás en problemas...
Eira lo miró. ¿Iba a delatarla? Tratándose de Orión, nunca sabía lo que haría, pero pensaba que no la delataría. Al menos era lo que esperaba.
La señal de Hermione llegó entonces, y tanto Eira como Orión la vieron. Ella apuntó con la varita al caldero de Goyle, pero antes de poder hacer nada, Orión hizo estallar el de Crabbe, provocando un alboroto de inmediato y, mientras los alumnos se acercaban a Snape para que los curase, Hermione salió de la clase.
—¿Por qué lo has hecho? —preguntó Eira, extrañada aunque agradecida al mismo tiempo.
Él se encogió de hombros.
—Para que puedas comprobar que no te utilizo y que te apoyo... aunque no tengamos las mismas ideas.
La bruja negó con la cabeza. ¿Acaso le había afectado hasta tal punto la conversación que había mantenido con Dumbledore? Ella no se había planteado que él pudiese estar utilizándola.
—No creí a Dumbledore —le aseguró—. No dudo de ti.
Creyó ver una pequeña sonrisa en el rostro de Orión, quien fingía prestar atención a la poción que estaba ante ellos. No dijo nada más.
Hermione no tardó en regresar al aula, satisfecha.
La semana siguiente, se anunció la apertura de un club de duelo. Los alumnos hablaban emocionados al respecto, aunque Eira no sabía qué pensar. Dudaba que aprendiesen algo que poder utilizar contra lo que la Cámara de los Secretos guardaba.
—Será interesante —la animó Daphne—. Ven con nosotros. Además, no tienes nada mejor que hacer...
Eira tuvo que admitir que su amiga tenía razón. Muchos alumnos irían al club de duelo, de modo que si no iba, se quedaría sola. No tenía nada que perder por ir.
—No debería haber venido —dijo Eira en cuanto vio que sería Lockhart quien les enseñaría. Lo acompañaba Snape, quien no parecía demasiado contento.
La bruja intercambió una rápida mirada con Luke, quien se encontraba con sus compañeros de curso. Ambos coincidían en que Lockhart era un profesor pésimo.
Los profesores se enfrentaron en una demostración de duelo. Snape parecía querer matar a Lockhart con la mirada, lo cual hizo sonreír a muchos, especialmente a los de la casa de Slytherin.
—Si pudiese, lo mataría —comentó Theodore, mirando al jefe de su casa.
En aquel momento, Snape desarmaba a su contrincante mientras lo hacía caer, ganándose los vítores de los miembros de su casa. Incluso Eira aplaudió, riendo al ver cómo el profesor de Pociones apenas tenía que esforzarse para vencer a Lockhart.
Entonces les pusieron por parejas. Eira se acercó de inmediato a Daphne, pero Snape no permitió que se pusiesen juntas.
—Debería buscar a alguien de tu nivel, Sayre —comentó Snape—. Montague, por ejemplo.
Eira miró a los dos hermanos, que se encontraban cerca de donde ella estaba y parecían tener la intención de luchar el uno contra el otro.
—¿Graham? —preguntó.
—No, Luke —respondió Snape—. Es mejor que su hermano.
El profesor se acercó entonces a los Montague para colocar a Graham con otro de sus compañeros, quedando Eira enfrentada a Luke, quien sonrió al verla.
—Parece que tengo suerte —comentó en tono jovial.
—Ya veremos...
Cuando Lockhart dio la señal, Luke y Eira hicieron las inclinaciones iniciales, para después la bruja comenzar a atacar con un expelliarmus, tal y como había visto hacer a Snape.
—¡Protejo!
Luke se deshizo del ataque en el último momento y atacó, pero Eira desvió su hechizo con la varita. Ambos se miraron fijamente, y se disponían a continuar cuando Lockhart los detuvo. Al parecer, el profesor quería que se hiciese una demostración delante de todos, para lo que finalmente eligió a Draco y a Harry.
Cuando Lockhart le explicaba al azabache la manera de evitar un ataque, la varita se le cayó al suelo, provocando de inmediato las risas de varios alumnos.
—Apuesto a que no ha hecho nada de lo que cuentan sus libros —comentó Eira.
—Es imposible que lo haya hecho —dijo Luke.
La joven lo miró, y apartó la mirada rápidamente. No sabía por qué había ocasiones en las que se ponía nerviosa con su mera presencia. Debería estar acostumbrada a su compañía; hacía más de un año que lo conocía. Y sin embargo, no podía evitar los nervios en algunas ocasiones.
Mientras tanto, Harry y Malfoy se habían inclinado ligeramente el uno hacia el otro, y una serpiente había salido del extremo de la varita del rubio. Lockhart trató de acabar con ella, pero solamente logró hacerla volar y regresar a donde estaba, mientras Snape sonreía.
Entonces, Harry miró a la serpiente.
—Déjalo.
El animal se alejó del alumno al que se había acercado, miró a Harry y pareció que lo obedecería. La serpiente se volvió inofensiva, Eira lo supo al instante y sonrió. Todos los demás, sin embargo, parecían sorprendidos, algunos incluso asustados.
—¿Qué ocurre? —preguntó la chica a Luke en un susurro que solamente él pudo oír.
—Ha hablado pársel... ¿Acaso no te has dado cuenta?
—¿Pársel? Solamente le ha pedido a la serpiente que lo dejase....
Ron sacó a Harry de allí, seguidos por Hermione, y Luke miró a Eira con sorpresa. No tuvo tiempo de decir nada, pues pronto llegó Orión, quien parecía un tanto preocupado.
—No digas nada —le recomendó.
Eira no pudo evitar mirarlo sorprenderse al comprobar que Black sabía que ella hablaba pársel. ¿Cómo podía saberlo? Había ocasiones en las que la asustaba lo mucho que sabía sobre ella.
—Deberíamos salir —comentó Luke.
Sin llamar la atención, dado que todos se encontraban alborotados y hablando sobre lo que había ocurrido, salieron del Gran Comedor y se dirigieron hacia su sala común. Eira no pudo evitar hacer preguntas mientras caminaban.
—¿Acaso es malo que lo hable? No sabía que hablaba otro idioma, yo...
—Salazar Slytherin hablaba pársel —la interrumpió Orión—. Es por eso por lo que el símbolo de Slytherin es una serpiente. No es algo que se aprenda; la capacidad de hablarlo se hereda.
—Pero si Potter lo habla... —comenzó a decir Luke—. ¿Podría ser descendiente de Slytherin? O Eira también podría serlo. O ambos. Slytherin vivió hace aproximadamente mil años...
Orión asintió.
—Lo importante ahora es que no digas nada al respecto —dijo—. Si se corre el rumor, sospecharán de ti, aunque no hayas tenido nada que ver.
Ella asintió. No le serviría de nada que sospechasen de ella, y tampoco así ayudaría a Harry, de modo que era preferible mantenerlo en secreto.
—Bien —aceptó.
Mientras entraban en la sala común, los dos chicos se quedaron atrás e intercambiaron una mirada. No hizo falta que hablasen para comprender su trato silencioso de proteger a Eira de cualquiera que pudiese sospechar de ella.
Ánimo a todos los que os veáis afectados por el coronavirus estos días, y ante todo responsabilidad.
#Yomequedoencasa
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