Capítulo 6
Los días pasaron rápidamente. Para preocupación del resto de los equipos de quidditch, el equipo de Slytherin entrenaba con frecuencia, y sus escobas eran tan rápidas que apenas se los veía al pasar. Draco no era un mal buscador, pero Eira era consciente de que Harry era mejor, de modo que tendrían que entrenar aún más para poder ganar a Gryffindor.
Cuando llegó Halloween, Harry, Ron y Hermione fueron a la fiesta de muerte del fantasma de su casa, Nick Casi Decapitado. Ella también había sido invitada, y había estado a punto de aceptar la invitación, pero Orión se lo había impedido amenazándola con lanzarle una maldición si llegaba a asistir.
—No eres nadie para impedírmelo —había protestado ella, indignada.
—No vayas, Eira... escúchame por esta vez.
Algo en su voz la había hecho cambiar de opinión y asistir al banquete de Hogwarts en lugar de a la fiesta de muerte de Nick. Nadie sabía lo que había ocurrido, ni que había sido Orión la causa de su cambio de planes.
Aquella noche, cenó junto a Daphne. Realmente la cena mereció la pena, se cantaron canciones y la decoración de Halloween parecía auténtica. Se habían esforzado en que todo quedase bien aquella noche. Eira habló animadamente con sus amigos de Slytherin, lejos de donde Luke y Orión se encontraban. Se encontraba relajada y animada por la fiesta.
Fue al final de la cena cuando una voz la hizo estremecer.
—...Desgarrar... Despedazar... Matar...
La bruja miró a su alrededor, preguntándose de dónde habría salido aquella voz. No veía a nadie sorprendido por lo que acababa de escuchar, todos continuaban sus conversaciones con normalidad. Y tampoco parecía que nadie hubiese hecho una broma. La voz era fría, asesina... no humana.
—...deseado... durante tanto tiempo...
Eira estaba nerviosa, hasta el punto de que sus tres amigos se volvieron hacia ella, conscientes de que algo le sucedía.
—¿Estás bien? —le preguntó Daphne.
Aquello pareció llamar también la atención de Orión, quien de pronto miraba en su dirección fijamente. Parecía saber exactamente qué era lo que estaba sucediendo. Sin embargo, no dijo nada.
—... matar... Es la hora de matar...
Eira estaba entonces segura de que algo malo ocurriría aquella noche. La voz tenía razón, iba a matar, alguien moriría...
Orión la había convencido para asistir al banquete aquella noche. Lo recordó de pronto. Parecía preocupado cuando le dijo que no podía ir a la fiesta de Nick... estuvo entonces segura de que la voz tenía relación con aquello.
Se levantó de su sitio y caminó hacia Orión tratando de no temblar, dado que la voz le había causado miedo. El chico, al verla llegar, hizo que uno de los magos que lo rodeaban se moviese, para que la bruja pudiese sentarse a su lado.
—Tú.... —comenzó a decir Eira en voz muy baja—. Creo que me estoy volviendo loca.
—No —aseguró Orión—. No tienes nada que temer, Eira... Puedo asegurarte que la voz que has escuchado no es producto de tu imaginación. No temas; no te hará daño.
Nadie estaba escuchando su conversación, dado que hablaban en susurros. Sin embargo, Luke los miraba con preocupación, comprendiendo que algo había sucedido. Algo que había asustado a la bruja hasta el punto de buscar ayuda en Orión Black.
Los alumnos comenzaron a levantarse cuando el banquete terminó, y se dirigieron a la salida para dirigirse a sus salas comunes. Eira, sin embargo, continuaba teniendo miedo debido a la voz que había escuchado, y se mantuvo junto a Orión, quien no parecía molesto por su presencia.
—¿Has hecho algo malo? —preguntó ella. No quería escuchar una respuesta afirmativa.
—No, yo no he hecho nada —aseguró Orión con tono tranquilizador—. Puedo asegurarte que, ocurra lo que ocurra, no es por mi culpa.
Salieron entonces del Gran Comedor siguiendo a la multitud. La gente se había detenido en un pasillo, y Eira y Orión se acercaron un poco para poder ver qué era lo que estaba ocurriendo. Colgada de una argolla del techo, rígida y con los ojos abiertos, se encontraba la gata de Filch, la Señora Norris. En el muro había unas palabras escritas.
LA CÁMARA DE LOS SECRETOS HA
SIDO ABIERTA.
TEMED, ENEMIGOS DEL HEREDERO.
Todos miraban a Harry, Ron y Hermione, quienes parecían haber sido los primeros en llegar.
—¡Temed, enemigos del heredero! ¡Los próximos seréis los sangre sucia!
Draco Malfoy había avanzado hasta la primera fila y parecía sonreír al ver lo que había frente a él. Por su parte, su primo lo miró de manera inexpresiva, y Eira sintió un escalofrío.
No tardó en llegar Argus Filch, gritando al ver a su gata en aquel estado, y Dumbledore llegó poco después. Llevaron a Ron, Harry y Hermione a un despacho para hablar con ellos por ser los primeros en llegar, pero el director se volvió hacia Orión y Eira antes de marcharse.
—Me gustaría hablar con vosotros más tarde —dijo.
—Señor, ambos han pasado la tarde y la noche con nosotros —se apresuró a defenderlos Luke.
—No se preocupe, señor Montague, será solamente una conversación.
Orión comenzó a negar con la cabeza cuando el director se marchó.
—Comprendo que quiera hablar conmigo por quién fue mi padre, pero Eira no ha hecho nada —dijo.
—Tú tampoco —dijo uno de sus amigos—. Iremos a ver a Dumbledore si es necesario... has pasado la tarde entera con nosotros y debe creernos.
Eira permaneció allí junto a Orión y sus amigos. Varios alumnos también se quedaron por curiosidad o simplemente para continuar comentando lo ocurrido.
—Deberíais marcharos —comentó Eira dirigiéndose a Daphne, Blaise y Theo—. Es tarde. Os contaré mañana lo que ocurra.
Ellos dijeron que no les importaba quedarse con ella, pero la bruja insistió en que no era necesario, y Luke y Graham aseguraron que ellos se quedarían y que podían marcharse.
—Si necesitas algo, despiértame —dijo Daphne un tanto preocupada antes de marcharse con los dos chicos.
—Tienes buenos amigos —observó Orión cuando los tres se hubieron marchado.
Eira miró a su alrededor. Quedaban pocos estudiantes, pero Black aún estaba rodeado por quienes le seguían, entre ellos los Montague. Nadie se había marchado aún.
—Tú también estás bien acompañado —observó ella.
—No es lo mismo —comentó Orión—. Respecto a lo que tú y yo sabemos... no tenemos la culpa, ¿de acuerdo? No hemos hecho nada. No creo que sea conveniente decir lo que has escuchado...
La bruja no pensaba decirlo. No se imaginaba admitiendo ante el director que había escuchado una voz asesina que no parecía humana hablando acerca de matar. Podrían tomarla por loca. Ni siquiera en el mundo mágico era común escuchar voces.
—Black, Sayre —llamó entonces Snape—. Acompañadme.
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