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Capítulo 3

A Eira le resultó un tanto extraño no localizar ni a Harry ni a Ron en el andén 9 ¾ el día 1 de septiembre, pero no dio demasiada importancia al asunto. Se preocupó más por su madre, quien saludó efusivamente a Orión y le habló de manera preocupada, como si el chico se tratase de su responsabilidad. Él, lejos de sentirse incómodo, le respondía con confianza. Incluso Thomas se acercó para decirle unas palabras.

—¿Aún no sabes por qué se conocen?

Eira se giró para encontrarse cara a cara con Luke Montague. Su hermano esperaba unos pasos por detrás, sin llamar demasiado la atención. El verano les habían sentado bien a ambos. No solamente habían crecido unos centímetro, sino que además su tez era algo más morena, lo que hacía, a ojos de Eira, más atractivo a Luke.

—No —respondió la chica—. No parecen demasiado dispuestos a hablar...

Ambos evadían el tema como podían, lo cual no hacía más que aumentar la curiosidad de Eira, quien lejos de rendirse, reclamaba respuestas.

En aquel momento llegó Orión y los cuatro subieron al tren juntos. Draco Malfoy se encontraba a unos metros de distancia, y Eira lo había visto y pensaba detenerse para esperarlo. Sin embargo, no pudo hacerlo, pues Black la empujó suavemente, haciéndola volver a caminar.

—No encontraremos compartimentos libres si nos demoramos —le dijo a modo de explicación, aunque la chica era consciente de que no había problema por ello.

La mayor parte de los alumnos del colegio cederían su compartimento sin oponer resistencia si Black se lo pedía. No solamente era el rey de su casa, sino que parecía que su poder se extendía al resto del colegio, excluyendo a la casa de Gryffindor, de cuyo valor solían burlarse los Slytherin.

No necesitaron buscar un compartimento vacío, dado que un par de seguidores de Black ya lo habían hecho, y tenían sitio reservado. Se sentaron por tanto con ellos. Eira se sentó al lado de Black y frente a Luke, junto a la ventanilla. La bruja no vio a Harry ni a Ron en el andén, y se preguntó si les habría ocurrido algo.

—...Potter —oyó que decía alguien, momento en el cual comenzó a prestar atención a la conversación.

—El Niño que Sobrevivió —se burló Graham Montague—. No ha hecho nada...

—El curso pasado salvó la Piedra Filosofal —intervino Eira en defensa de su amigo.

Aquello provocó que todos la mirasen. Luke lo hizo con cierta preocupación, y los demás con acusación, a excepción de Black, quien no tenía ninguna expresión en el rostro.

—¿Lo apoyas? —preguntó Graham con indignación.

—Es mi amigo —respondió la chica.

Aquello pareció ser la gota que colmó el vaso, pues todos se disponían a reprenderla por su comportamiento o a insultarla. Sin embargo, se abstuvieron de hacerlo cuando vieron cómo Orión les lanzaba una mirada de advertencia.

—Sí, Sayre no da demasiada importancia a la sangre —comentó como si fuese un hecho sin importancia—. Espero que no vayáis a retirarle la palabra por ello...

Todos se apresuraron a negar con la cabeza, temiendo hacer algo que molestase a Orión. El chico asintió satisfecho y se recostó en el asiento mientras hablaban sobre los partidos de quidditch.

—Creo que debería irme a buscar a mis amigos —comentó Eira unos minutos después, sintiéndose fuera de lugar.

—Vuelve cuando quieras —respondió Orión.

La chica asintió y se levantó, pero entonces Luke lo hizo también, sorprendiendo a todos excepto a Orión. Elur se levantó y siguió a ambos como si comprendiese lo que estaba ocurriendo.

—Te acompaño —dijo como si fuese lo más natural que podía hacer.

Black se encogió de hombros mientras ambos chicos salían del compartimento. Eira se sintió un tanto aliviada de no estar allí dentro, con tantos magos en su contra debido a sus ideas. Con Luke se sentía cómoda; sabía que no la juzgaba por su manera de pensar.

—No te preocupes por ellos —le dijo el chico—. No te molestarán. Orión no lo permitirá, y yo tampoco.

La chica asintió. Era consciente de ello. Tal vez en otras circunstancias la habrían molestado o no le habrían dirigido la palabra, pero no se atreverían a hacer nada mientras contase con la protección de Orión Black.

—Lo sé —dijo, asintiendo con la cabeza—. Gracias, Luke.

—No tienes por qué dármelas —aseguró el chico.

Eira vio que habían encontrado el compartimento de Nott, Zabini y Daphne, de modo que se volvió hacia Luke para despedirse.

—Gracias por acompañarme —dijo.

—De nada... nos vemos en Hogwarts.

El chico se marchó por el pasillo y ella entró en el compartimento. Sus amigos la saludaron y sonrieron de inmediato, y ella se sentó junto a Theodore. Elur, que había entrado tras ella, subió a los asientos y se acomodó entre su dueña y Nott, dejando que el chico la acariciase. Parecía percibir que su dueña se encontraba más cómoda en aquel compartimento.

—¿Y Draco? —preguntó Eira tras haber saludado a sus amigos.

—Está con Crabbe y Goyle, y Pansy está con ellos —respondió Daphne—. Ya sabes que se ha encaprichado con Malfoy...

—Lo sé —comentó Eira—. Aunque esperaba que se hubiese reducido su obsesión...

—Granger ha venido a buscarte —dijo Blaise de pronto, recordándolo—. Según dice, Potter y Weasley no están en el tren... aunque yo creo que simplemente no ha buscado bien.

Eira se encogió de hombros. Iría a saludar a Hermione más tarde; acababa de llegar al compartimento y no quería dejar a sus amigos tan pronto. Tendría tiempo de estar con los Gryffindor más adelante; aún no había comenzado el curso.

Aquel año, al bajar del tren, se dirigieron hacia unas extrañas carrozas tiradas por alguna clase de animal invisible, al menos a ojos de la mayor parte de los alumnos. Eira se percató de ello cuando alguien preguntó qué era lo que tiraba de las carrozas.

—¿Acaso no veis los caballos alados? —preguntó—. No son exactamente caballos, pero...

—No veo nada tirando de las carrozas, Eira —comentó Daphne, extrañada.

Pero Eira sabía que lo que estaba viendo era de verdad. Orión parecía verlo, al igual que ella, aunque no hizo ningún comentario al respecto, y también Theodore. Sin embargo, optó por dejar el tema a un lado; debía de haber una explicación en el mundo mágico para ello.

Cuando llegaron al castillo, todo transcurrió con normalidad, salvo por el hecho de que ni Ron ni Harry estaban en el banquete. Y Eira dudaba de que el pelirrojo se hubiese perdido la Ceremonia de Selección de Ginny, su hermana menor, que había ido a Gryffindor junto a sus hermanos.

—Otra traidora a la sangre —comentó alguien.

Eira no dijo nada. Estaba demasiado preocupada por sus amigos como para pensar en nada más... ¿Qué les había ocurrido?

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