Días antes de las vacaciones, los de Hufflepuff estaban convencidos de que era Potter el heredero de Slytherin, mientras que unos pocos continuaban sospechando de Orión. Sin embargo, el último contaba con numerosos testigos que habían estado a su lado en cada momento los días de las agresiones, de modo que la teoría de que había hecho algo malo se fue disipando, a pesar de ser hijo del Señor Tenebroso.

—Odiaba a Filch, y su gata ha aparecido petrificada. Colin Creevey le molestaba con sus fotografías, y ha aparecido petrificado... El próximo será Justin.

Eira oyó incontables veces aquellos argumentos por los pasillos, y en cada ocasión pensaba que no tenía ningún sentido. Harry había derrotado a Voldemort el año anterior, y nunca había dado muestras de ambición o maldad.

Sin embargo, tan solo unos días después, descubrieron que tanto Justin como Nick Casi Decapitado habían sido petrificados, y encontraron a Harry solo en el pasillo, ante ellos. Lo cual solamente bastó para aumentar las sospechas de los alumnos.

—No puede haber sido él —comentó Eira en su sala común—. Es imposible.

—Estoy de acuerdo... pero son demasiadas coincidencias —habló Theodore.

—A mí lo que más me preocupa es que algo pueda petrificar a un fantasma —dijo Daphne, un tanto nerviosa.

Era precisamente aquello lo que preocupaba a la mayor parte de los alumnos, y lo que provocó que muchos optasen por regresar a sus casas. Pocos fueron los que prefirieron quedarse en el colegio. Ni siquiera los alumnos de Slytherin, muchos de los cuales decían sentirse a salvo, se quedaron.

Eira pronto se encontró en el Expreso de Hogwarts con sus amigos, y después en la estación de King's Cross, siendo recibida por su madre. Su padre se encontraba trabajando y no había podido ir, y su hermano mayor aún no había llegado de Durmstrang.

—Supongo que no vendrá Orión, ¿verdad? —preguntó Melody, y su hija negó con la cabeza—. Es tan testarudo... Intenté convencerlo para que saliese del colegio; no me gusta que esté allí con ese monstruo... pero quería quedarse.

Eira sonrió. Su madre se comportaba con Black como si se tratase de un hijo más, algo que comprendía mejor tras la conversación con Dumbledore. Supuso que la mujer se sentía un tanto responsable del chico, estando su madre en Azkaban y habiendo sido su padre derrotado.

—Dumbledore me dijo que eras amiga de su padre —comentó, esperando a la reacción de la mujer.

Melody se encogió de hombros y asintió con la cabeza, sin dar demasiadas explicaciones. No sabía cómo explicarle a su hija que consideraba al mago tenebroso más temido un buen amigo, que confiaba en él y que, a pesar de todo el daño que había provocado, nunca había sido capaz de odiarlo.

Cuando se aparecieron en su casa, Eira supo que debía tratar el tema que la había preocupado durante los últimos días. Necesitaba respuestas.

—Mamá... sé hablar pársel.

La mujer se detuvo y la miró. No había esperado que lo descubriese, no tan pronto al menos. Ella lo había descubierto siendo mayor, gracias a Tom, quien le había explicado lo que significaba poder hablar pársel.

—Lo sé, hija... yo también. Sabes que no sé quiénes fueron mis padres biológicos, de modo que no sé de dónde viene el don... pero no deberías dejar que la gente lo sepa. No está bien visto. Especialmente ahora que el monstruo está atacando de nuevo...

Aquello le interesó de pronto a Eira, quien prestó atención. Había escuchado que la cámara se había abierto antes, pero no sabía lo que había ocurrido ni cómo habían logrado detener los ataques. Nadie había querido entrar en detalles.

—¿Qué ocurrió? —preguntó—. ¿Cómo se detuvo?

—Murió una alumna, una hija de muggles —le dijo su madre, apenada—. Ocurrió cuando yo estaba en Hogwarts... Pensábamos que cerrarían el colegio, todos estábamos preocupados... Creo que finalmente detuvieron a alguien, aunque no sé más.

Eira asintió, más preocupada que antes. ¿Debía morir alguien para que el monstruo se detuviese? Esperaba poder encontrar otra solución; no podía morir un alumno... no podía imaginar la situación. ¿Y si le ocurriese a alguien cercano, como a Hermione?

—El monstruo... ¿no se supo qué era?

Melody bajó la vista, recordando aquellos tiempos. Nunca había contado la verdad. Nunca había dicho que ella había estado en presencia del monstruo, que lo había visto. Y que sospechaba que estaba relacionado con Tom. Pero su amigo le había borrado la memoria, de modo que no lo recordaba. Nunca había llegado a saber qué era aquel monstruo ni dónde se encontraba. Y, dado que no se volvieron a producir ataques, no dijo nada a nadie.

—No, no se supo.

Aquello no eran buenas noticias. Si no se sabía quién había abierto la cámara entonces, descubrirlo ahora sería complicado.

—Muchos sospechan de Harry —le contó a su madre—. Y algunos también de Orión...

—Él no ha sido —dijo Melody de inmediato—. Cuando supe del primer ataque, hablé con él. Me aseguró que él no había hecho nada... Nunca me ha mentido. El año pasado incluso me habló sobre sus sospechas sobre que su padre pudiese estar controlando a Quirrell.

Eira iba a decir algo, sorprendida, cuando se escuchó un ruido en la entrada. La joven echó a correr hacia allí, y se lanzó sobre el recién llegado, quien la abrazó de inmediato, a tiempo para no caer los dos al suelo.

—Vaya bienvenida, hermanita —comentó el mago, riendo.

Eira siempre se emocionaba cuando su hermano mayor regresaba de Durmstrang. No pasaba demasiado tiempo en casa, ni siquiera durante las vacaciones de verano, por lo que cada vez que llegaba ella lo esperaba con ansias.

—Hola, hijo —dijo Melody—. Te esperaba más tarde...

—Bueno... todo es más rápido con la Aparición. ¿Y papá?

—Llegará pronto... Pasa, anda, y deja el baúl en tu cuarto.

El joven lo hizo levitar con magia para llevarlo a su habitación, mientras su hermana protestaba por no poder utilizar ella la magia por ser aún menor de edad.

Melody negó con la cabeza mientras los observaba. La hacía feliz tener a sus hijos en casa, pero en aquellos momentos de felicidad, una parte de ella echaba de menos a Tom, y también a Orión. Le habría gustado poder tenerlos a todos juntos.