Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 7: Durmstrang y Beauxbatons

Moody había reservado aún sorpresas para sus alumnos. Éstos lo descubrieron en la siguiente clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, cuando el profesor anunció que les echaría la maldición imperius por turno, para mostrarles su poder y para ver si podían resistirse a sus efectos. Orión, de nuevo junto a Eira, bufó al escucharlo.

—Pero... usted dijo que estaba prohibido, profesor —dijo Hermione—. Used dijo que usarlo contra otro ser humano estaba...

—Dumbledore quiere que os enseñe cómo es. Si alguno de vosotros prefiere aprenderlo del modo más duro, cuando alguien le eche la maldición para controlarlo completamente, por mí de acuerdo. Puede salir del aula.

Nadie se movió.

Moody empezó a llamar a los alumnos uno por uno y echarles la maldición. Algunos hacían ejercicios de gimnasia que nunca habrían podido hacer de otra manera, otros cantaban o imitaban sonidos de animales... Nadie podía resistirse.

Cuando llegó el turno de Potter, éste, en lugar se saltar sobre la mesa como el profesor quería, trató de resistirse. Terminó pegándose de cabeza sobre la mesa, que se volcó.

—Bien, ¡por ahí va la cosa! ¡Mirad esto, todos vosotros... Potter se ha resistido!

Sin embargo, la hazaña de Harry dejó de tener importancia cuando llegó el turno de Orión, quien se mantuvo completamente inmóvil, con aquella mirada desafiante que tantas veces había empleado con aquel profesor. Parecía no escuchar la orden de saltar a la pata coja.

—Lo siento, profesor... no funcionará conmigo —dijo el chico antes de regresar a su sitio.

—Black ha demostrado cómo resistirse por completo a una maldición imperius —dijo entonces Moody, satisfecho—. Es lo que los demás deberéis intentar.

Llegó entonces el turno de Eira, quien avanzó hasta quedar frente al profesor Moody.

—¡Imperio!

La joven oyó la orden de correr alrededor de la clase, a escuchó tan claramente que le costaba imaginar resistirse a ella.

Corre.

Entonces imaginó a Orión resistiéndose, inmóvil.

Corre.

¿Iba a caer tan fácilmente? Resultaba tan sencillo hacerlo... pero no quería. No.

Corre.

Era una Sayre, pertenecía a una de las más antiguas familias de magos, era miembro de Slytherin, y nadie debía decirle lo que hacer. No a ella.

Cuando regresó a la realidad, todos la miraban. Eira se dio cuenta de que había dado unos pasos y de que después se había detenido. Sostenía la varita en su mano, y apuntaba con ella al profesor con expresión furiosa. Aún aturdida, regresó a su sitio.

—Sayre también ha reaccionado —comenzó a decir Moody.

—¿Qué ha ocurrido? —preguntó Eira a Orión en un susurro.

—Al principio has dado unos pasos y pensábamos que lo ibas a hacer —le dijo él en voz baja—. Pero de pronto te has detenido y has sacado la varita para apuntar a Moody... parecía que le ibas a lanzar una maldición... Enhorabuena por no caer.

Para el día 30 de octubre se anunció la llegada de los alumnos de Beauxbatons y de Durmstrang. Tanto los alumnos como los profesores estaban nerviosos, y no querían que hubiese ningún error, nada podía fallar. Snape les decía una y otra vez a los alumnos de su casa que debían comportarse, especialmente a Crabbe y Goyle, en quienes no confiaba demasiado.

—Yo estuve a punto de ir a Durmstrang —explicaba Draco a quien quisiese escucharlo—-. Ahí estudian bien las Artes Oscuras...

—¿Acaso no te parece suficiente lo que hacemos con Moody? —preguntó Eira.

—Sí, claro... pero después volveremos a tener otro inútil como profesor.

Eira puso los ojos en blanco y continuó mirando al horizonte. Se encontraban delante del castillo a la espera de los alumnos de Durmstrang y de Beauxbatons. Por primera vez nadie tenía el sombrero mal colocado, y nadie llevaba mal el uniforme. Los profesores se habían encargado de ello.

—Espero que lleguen pronto —comentó Daphne—. Comienzo a tener frío.

Blaise se rodeó sus hombros con un brazo al escucharla, sin molestarse en disimular, y Theodore y Eira intercambiaron una mirada cómplice. Ambos sabían que entre los dos había habido algo, aunque no lo habían querido decir y, a juzgar por sus recientes comportamientos, parecía que iba en serio y que ya no les preocupaba que se mantuviese en secreto. Eira se alegraba por ellos.

—Me quedaré solo —protestó Theodore—. Tú estás con Luke, Daphne y Blaise están juntos...

Eira rio.

—Aún te queda Millicent —bromeó.

—Que está loca por Orión —le hizo ver su amigo—. Como la mitad de las chicas del colegio...

—No saben lo que dicen —comentó Eira—. Aunque, que yo sepa, él no se ha interesado por ninguna después de la prefecta el año pasado.

Era la única vez que Eira lo había visto con una chica. Los había encontrado besándose en el pasillo, a Orión y a una prefecta de Slytherin de sexto. Al preguntarle, él había dicho que no era nada importante, y había demostrado que no me importaba, mientras que la prefecta había casi suplicado su atención.

—Creo que están llegando.

En efecto, los alumnos de Beauxbatons llegaban en lo que parecía ser un carruaje tirado por grandes caballos alados que se acercaba desde el Bosque Prohibido. Una mujer enorme bajó del carruaje y se acercó a Dumbledore, con quien intercambió unas palabras. Una docena de alumnos, chicos y chicas, salió del carruaje tras ella y esperó. Llevaban túnicas finas, por lo que parecían tener frío. Tras la conversación entre la que parecía ser su directora y Dumbledore, los alumnos de Durmstrang entraron en el castillo, y los de Hogwarts se quedaron esperando a los de Durmstrang.

—¿Cómo creéis que llegarán? —preguntó alguien.

Todos miraban tratando de ver algo, pero no fue hasta unos minutos después cuando un mástil emergió del lago negro, y después emergió un gran barco. Los alumnos, que llevaban tupidas capas, desembarcaron, y su director se acercó de inmediato a Dumbledore. De pronto un alumno se adelantó, y Eira sonrió incluso antes de que Ron dejase escapar una exclamación de asombro.

—¡Harry... ! ¡Es Krum!

Aquella noche hubo gran revuelo en el Gran Comedor. Parecía que todos querían estar al lado de los visitantes y hablar con ellos, especialmente con Krum, quien había captado la atención de todos. Había quienes estaban impacientes por pedirle un autógrafo como fuese necesario. Él y sus compañeros, ajenos al interés que despertaban, se encontraban junto a la puerta del Gran Comedor, sin saber demasiado bien dónde sentarse. Hasta que Eira se dirigió hacia él.

—Podéis venir a sentaros en nuestra mesa —invitó.

El mago sonrió y la siguió junto a sus compañeros. Ron pareció decepcionado cuando quedó claro que ninguno de ellos se sentaría en la mesa de Gryffindor. Los alumnos de Beauxbatons, por su parte, habían optado por sentarse en la mesa de Ravenclaw.

—Por esto dijiste en verano que nos veríamos antes de lo que pensaba —comentó Eira—. Pensé que ya te habías olvidado de mí.

—Imposible —aseguró el jugador de quidditch—. Tu hermano te menciona demasiado. Quiere que te dé recuerdos de su parte, y quiere que le escribas más.

—Lo haré.

Había dejado un tanto desatendido a su hermano durante las últimas semanas, y había cartas a las que no había respondido aún.

—Vaya... creo que tú eres el chico que tanto le gustaba a Eira —comentó Viktor cuando vio a Luke, que se encontraba al otro lado de Eira—. Te recuerdo de los mundiales.

Luke sonrió y asintió con la cabeza.

—Buen partido —le dijo—. Una lástima que no ganaseis...

Viktor se encogió de hombros, restando importancia al asunto, y después miró a Orión, que se encontraba justo frente a él.

—Tú debes de ser Black... el hermano de Eira me ha hablado de ti.

Viktor le tendió la mano, y Orión se la estrechó. Eira tuvo la sensación, por algún motivo, de que aquellos dos se llevarían bien.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro