Capítulo 4: El Expreso de Hogwarts
El Profeta culpó al Ministerio de Magia por una mala gestión el día del partido de quidditch, aunque aquello no parecía haber afectado en absoluto a los Sayre. Un par de magos del Ministerio llegaron a su casa un día después para preguntar a Orión acerca de la Marca Tenebrosa, pero él dijo no saber nada, y tanto Melody como Thomas salieron de inmediato en su defensa, y los magos se marcharon sin obtener nada.
—Es un menor —dijo Melody, enfadada—. Y no tiene ninguna culpa de lo que hizo su padre.
No volvieron a molestarlos con el tema de la Marca Tenebrosa, aunque Eira notó que Orión era incapaz de dejar de pensar en ello.
—Comprendo que me culpen —confesó un día—. Soy su hijo...
—Pero no lo hiciste; estuve contigo —le dijo Eira.
Olvidaron un poco el tema con el paso de los días. Ayudó el hecho de que una mañana, Thomas les hiciese pensar en algo completamente diferente al decir que a aquel año ocurriría algo en Hogwarts, algo que no esperaban.
—No deberíamos decirles nada —opinó Melody—. Se supone que es un secreto...
—¡Vamos, Mel...! —protestó Thomas cariñosamente, y después se volvió hacia su hija y Orión—. No podréis contárselo a nadie; los alumnos no deben saberlo antes.
Los jóvenes asintieron, y Melody sonrió levemente y negó con la cabeza, dándose por vencida. Su marido sonrió al haber logrado convencerla.
—Veréis... en Hogwarts se celebrará el Torneo de los tres magos, con lo que quedará suspendida la Copa de quidditch.
Eira sintió no poder jugar a quidditch aquel curso, pero el hecho de que se celebrase el Torneo de los tres magos llamó su atención. Especialmente por la importancia que el Ministerio de Magia había dado al asunto.
—¿Qué es? —preguntó.
—Una competición mágica entre las tres escuelas más importantes de Europa: Beauxbatons, Durmstrang y Hogwarts —explicó su madre—. Cada colegio escoge un campeón, y éstos compiten en tres pruebas hasta que uno gana. Comenzará en octubre, y solamente podrán presentarse los alumnos mayores de edad... por suerte.
Miró a ambos jóvenes, consciente de que ambos habían pensado en inscribirse en el Torneo. Los dos habían cambiado de expresión al oír que no podrían participar por ser aún menores de edad.
—¿Por qué solamente participarán los alumnos mayores? —preguntó Orión.
—En el pasado hubo muertes, y fue el motivo por el que el Torneo se suspendió. Esperan que nada malo ocurra este año, pero aún así, los participantes correrán peligro. Al menos así no tendremos que preocuparnos por el hecho de que os presentéis...
Se refería a ambos. Eira pudo notar que su madre estaba preocupada por ella, pero también por Orión, y el chico parecía agradecer la preocupación que sentía por él. Supuso que nunca antes se habían interesado tanto por él de manera tan sincera.
—No —coincidió Orión—. Aunque estoy seguro de que tendríamos posibilidades de ser escogidos... somos con diferencia los mejores del curso, al fin y al cabo.
No era ningún secreto que Black y Sayre eran los mejores magos que el colegio había visto en generaciones. Ambos sorprendían cada día a los profesores y a sus compañeros, y a menudo competían entre sí de manera amistosa.
—Sin duda —afirmó Thomas—. Una lástima que no podáis participar... Las medidas de seguridad respectivas a la edad son demasiado estrictas; no lograríais burlarlas.
—No cometáis ninguna estupidez —les rogó Melody—. Espero poder estar tranquila al menos durante un curso...
Los jóvenes rieron, conscientes de que era cierto que tanto Melody como Thomas habían estado preocupados durante todos los cursos. Durante su primer año, Orión había escrito a la mujer acerca de sus sospechas sobre que su padre pudiese estar controlando al profesor Quirrell, lo cual había resultado ser cierto. En su segundo año, había sido abierta la Cámara Secreta. Y el año anterior había escapado de Azkaban un presunto asesino que había llegado a entrar en el colegio.
—Lo intentaremos —le aseguró Orión—. Aunque no podemos prometer nada...
—Tu padre era igual a tu edad—comentó la bruja, suspirando al recordarlo—. Cuidaos entre vosotros, ¿de acuerdo? —agregó después.
Tanto Eira como Orión asintieron pues, si algo sabían hacer, era cuidarse entre ellos.
Pronto se vieron de nuevo en el Expreso de Hogwarts dirigiéndose, como cada año, al colegio. Hubo alumnos que se sorprendieron al ver aparecer a Orión con Melody y Thomas Sayre, pero nadie hizo comentario alguno al respecto, y los chicos no tardaron en encontrar un compartimento vacío y entrar, alejándose así de miradas indiscretas.
—Cada día soporto menos sus miradas —comentó Orión.
—Cada día hay más alumnos que te temen o admiran, y más brujas que buscan tu atención —le hizo ver Eira, quien se había dado cuenta de lo mal que algunas brujas la miraban por verla a su lado—. Creo que en cualquier momento alguna de ellas tratará de lanzarme una maldición.
—Dudo que alguien en el colegio pueda hacerlo.
Pronto entraron en el compartimento los hermanos Montague, que estaban ya en su sexto año. Luke se sentó junto a Eira, y su hermano frente a ambos, al lado de Orión. La joven sintió que su corazón se aceleraba un poco al mirar al mago que se encontraba a su lado. Éste la miró y le dedicó una sonrisa a modo de saludo.
—Dicen que os han visto llegar juntos —comentó Graham.
—Y es cierto —dijo Orión—. Estoy viviendo con Eira y sus padres. Podría decirse que somos familia ahora, ¿no es así, Eira?
—Demasiado deprisa, Black —respondió la joven, y el mago soltó una carcajada.
Dos chicos más llegaron. Eira los reconoció porque eran dos de los que acompañaban a Orión. Ambos estaban en séptimo curso, por lo que aquel sería su último año en Hogwarts. Viendo que Back se encontraba ya rodeado por sus compañeros y sin ganas de escuchar sus conversaciones, Eira se levantó para marcharse. Luke se levantó y la siguió cuando salió del compartimento.
—No hemos podido hablar desde los mundiales —comentó el mago—. ¿Va todo bien?
Ella asintió.
—Sí. Bueno... ahora Orión vive con mi familia, como ya ha explicado, de modo que la situación ha cambiado un poco... pero va todo bien. ¿Y tú?
—Todo bien.
Se miraron durante unos segundos más sin decir nada. Era un momento un tanto incómodo, dado que cualquiera podía verlos y que ninguno parecía saber qué decir, de modo que fue la bruja la que optó por romper el silencio.
—Iré a buscar a Harry, Ron y Hermione —dijo.
—Claro. Nos veremos en Hogwarts.
Ella se alejó, aún pensando en la conversación que acababa de mantener y en cómo no podía evitar ponerse un tanto nerviosa con la presencia de Luke. Nunca antes le había ocurrido aquello con nadie.
—...Cornelius Fudge se lo explicó. Pero, claro, mi padre siempre se ha relacionado con la gente más importante del Ministerio... Quizá el rango de tu padre es demasiado bajo para enterarse, Weasley. Sí... seguramente no tratan de esas cosas importantes con tu padre delante.
A Eira no le sorprendió encontrar a Draco, acompañado por Crabbe y Goyle, en la puerta del compartimento en el que Harry, Ron y Hermione se encontraban, junto a Neville. Cuando los Slytherin se disponían a marcharse, ella intervino, dirigiéndose solamente al rubio.
—No se supone que los alumnos debamos saberlo, Draco —le dijo—. Puede que algunos padres hayan sabido mantener el secreto...
Su amigo la miró durante unos instantes sin decir nada. Parecía haber quedado sin palabras; no había esperado que ella apareciese.
—Buenos días, Eira —dijo finalmente antes de alejarse con sus amigos.
La bruja entró en el compartimento suspirando, y se sentó junto a Harry. Sus amigos la miraron, sorprendidos por la manera en la que había aparecido, enfrentándose a Draco antes de haber comenzado el curso.
—No le escuchéis —dijo ella—. Pronto Dumbledore nos lo explicará todo. Debía ser un secreto pero, por supuesto, ni mi padre ni el suyo nos lo han ocultado.
—¿Qué tal has pasado el verano? —preguntó Hermione—. Dicen que...
—Si vais a preguntarme también vosotros acerca de Orión, os diré que está viviendo con mi familia —aclaró Eira, comenzando a cansarse del tema. Era consciente del origen de su amigo, pero le molestaba que por aquel motivo hubiese quienes desconfiaban de él sin siquiera haber hecho nada malo... todavía.
Nadie volvió a sacar el tema durante el resto del viaje. Ron apenas habló, pues estaba enfadado por las palabras de Malfoy, y pronto se cambiaron para ponerse la túnica del colegio, antes de que el tren aminorase la velocidad para detenerse en la estación de Hogsmeade.
Muchísimas gracias a todos los que leéis la historia y votáis y comentáis. ♥️ Animáis muchísimo a continuar!
Siento que los capítulos no sean más largos, pero quiero actualizar semanalmente y si escribo más en cada capítulo no podré hacerlo.
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