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Capítulo 23: En el cementerio

—No la toquéis —advirtió Orión, situándose delante de la chica.

—Hijo.

Una figura se adelantó, y Eira ahogó una exclamación. Aquel hombre debía de ser Voldemort, pero su aspecto no parecía humano. Orión dio un par de pasos en su dirección antes de recordar que Eira se encontraba tras él y volverse hacia ella.

—No te muevas —susurró.

Después avanzó hasta quedar delante de su padre, que esbozó una sonrisa malévola. Ambos se analizaron mutuamente durante unos segundos.

—Crouch y Avery me han hablado sobre ti —comentó—. Creo que has heredado mi poder, y mi ambición.

El chico asintió lentamente con la cabeza.

—Eso parece, padre —se limitó a decir.

—Y, según me han contado, ayudaste a Crouch a atraer a Potter hasta aquí. Por desgracia, esta vez ha logrado escapar, aunque su amigo no ha tenido tanta suerte... hemos tenido que matarlo.

Eira no fue capaz de contener una exclamación ahogada, captando al instante la atención de Voldemort.

—Pero qué maleducado he sido —comentó, mirándola directamente—. No sabía que tuviésemos una invitada. Por desgracia, no puede estar aquí.

—Es mi amiga, padre —dijo Orión de inmediato—. Es hija de...

Pero era ya tarde. Un rayo de luz verde había salido de la varita de Voldemort, impactando contra el cuerpo de la joven quien, para su sorpresa, no notó más que un cosquilleo. Orión corrió hacia ella. Todos se mostraron sorprendidos al ver que nada sucedía, excepto Voldemort, quien sonrió.

—Eira Sayre —dijo—. Te pareces mucho a tu madre.

Orión estaba ya junto a Eira, comprobando que se encontrase bien. La bruja, por su parte, no comprendía qué había ocurrido. ¿Había intentado matarla Voldemort? En tal caso, ¿qué se lo había impedido?

—Padre, déjala —pidió Orión—. ¿Qué es lo que le has hecho?

Se había asegurado de que la Slytherin se encontrase bien, pero a pesar de ello se mostraba preocupado por lo que su padre había tratado de hacer. ¿Acaso no se daba cuenta de que estaba con él, de que no era una enemiga?

Pero en aquel momento alguien se apareció en el cementerio. Todos quedaron inmóviles mientras observaban cómo la bruja que acababa de aparecerse se acercaba a Voldemort, quien parecía haberse quedado paralizado, y lo abrazaba sin dudarlo ni un segundo. El mago tardó solamente unos segundos en corresponder el abrazo. Se mostraba visiblemente sorprendido.

Eira, por su parte, quedó sin habla al darse cuenta de que aquella bruja era su madre. Tras ella se encontraba su padre, Thomas.

—Melody —dijo Voldemort, y su voz se escuchó clara en el cementerio.

Cuando la mujer se separó de él, lo analizó y negó con la cabeza con disgusto. Como si no aprobase su aspecto.

—Te recordaba más guapo, Tommy —declaró.

Los mortífagos debían de esperar que Voldemort la atacase por aquel comentario, que la torturase o incluso la matase, pero no sucedió. Se limitó a esbozar una pequeña sonrisa.

—El tiempo pasa —dijo.

Thomas se acercó entonces a él para saludarlo, intercambiando unas palabras en voz baja. No actuaba como los mortífagos, que se mantenían distantes y trataban a Voldemort con respeto, sino que parecía que su relación era mucho más cercana.

—Mamá.

Melody se volvió al instante al escuchar la voz de su hija y se acercó rápidamente a ella para abrazarla. Estaba claro que no había esperado verla allí, y la expresión que cruzó su rostro fue de temor.

—¿Te encuentras bien? —le preguntó, observándola con atención—. ¿Por qué estás aquí, Eira?

—Quería saber lo que sucedía —explicó la joven—. He agarrado a Orión cuando se iba.

No recibió ninguna reprimenda por ello.

—Mi padre... creo que ha intentado matarla —reveló Orión.

Melody levantó la vista hacia Voldemort y después negó con la cabeza dirigiéndose a los dos adolescentes.

—No puede hacerlo —les explicó—. Y lo sabe bien. Tal vez solamente quisiese comprobar que realmente eres tú.

—¿Por qué no puede? —quiso saber Eira.

—Bueno... cuando estaba embarazada de ti, lo elegimos a él como padrino y lo unimos a ti mediante magia muy antigua.

Eira se sintió extraña al saber que estaba unida a Voldemort porque era su padrino. Este se volvió entonces hacia sus seguidores.

—Dejadnos a solas —demandó—. Os llamaré de nuevo cuando os necesite.

Todos asintieron y desaparecieron, quedando solamente Colagusano, que comenzó a andar alejándose de su amo para darle mayor privacidad, tal y como deseaba.

—Espero que sea la última vez que lanzas algo contra mi hija, Tom —advirtió Melody.

—Quería comprobar que realmente fuese ella —se defendió Voldemort.

—En esta ocasión estoy de acuerdo con mi esposa —apoyó Thomas—. Además, Eira debe estar fuera de todo esto. No es como nosotros.

—Supongo que se parecerá a Melody... No hay problema, no la involucraré.

La mujer asintió con la cabeza, dando su aprobación.

—Ahora podrías contarnos qué es lo que ha ocurrido. Personalmente, yo no estaba al tanto de tus planes de esta noche.

—He utilizado sangre de Potter para regresar, y para ello lo he atraído mediante el Torneo —explicó Voldemort—. Pero nuestras varitas han conectado... y ha escapado.

Estaba claro que aquel hecho lo enfurecía, pero trataba de contenerse, seguramente porque Melody estaba delante de él y no quería que lo viese perder el control por rabia. De modo que actuó como si, a pesar de todo, la huida de Potter no hubiese supuesto mayor contratiempo.

Eira sintió alivio al saber que su amigo se encontraba bien. Había temido que Voldemort pudiese haberle hecho algún daño.

—Hablaremos después sobre esa conexión —decidió Melody—. Ahora cuéntame cuál era el plan. Saboteaste todo el Torneo, supongo.

Voldemort asintió y le explicó que el profesor Moody era, en realidad, el hijo de Barty Crouch, que había salido de Azkaban tiempo atrás porque su madre, a punto de morir, se había hecho pasar por él, y que había logrado librarse del poder que su padre ejercía sobre él y buscar a su señor. Había atacado al auténtico Moody y había tomado poción multijugos para hacerse pasar por él y entrar en Hogwarts.

Eira comprendió entonces por qué había visto a Orión hablando con aquel profesor a solas en el pasillo. Él debía de haberle contado todo el plan y debía de haberle entregado el traslador para poder ir aquel día al cementerio y reencontrarse con su padre. Además, debía de haber obtenido de aquella manera la poción multijugos que le había dado a Graham Montague.

—Lo que no comprendo es cómo habéis sabido que regresaría hoy —comentó Voldemort, dirigiéndose al matrimonio Sayre—. Mis mortífagos lo sabían por la Marca, pero, ¿cómo lo habéis descubierto vosotros?

—Thomas se encontraba en el Ministerio, trabajando aún, pero yo había terminado y me encontraba en casa —explicó Melody—. Lucius me ha ido a buscar... Últimamente utiliza la excusa de que está preocupado por la Marca para venir. Pero esta vez era más real, y se encontraba conmigo cuando los has llamado a todos.

—De modo que Lucius te molesta —dijo Voldemort, como si aquello fuese lo más importante de la explicación de la bruja—. ¿Qué es lo que quiere?

Melody miró a los adolescentes y a Thomas con cierta incomodidad, y todos comprendieron al instante que no diría nada estando frente a ellos.

—Le atraes —adivinó Voldemort—. Le haré una pequeña advertencia para que aprenda a aceptar un rechazo.

—Deberías —gruñó Thomas—. Está demasiado insistente.

Eira miró con cierta sorpresa a su padre. ¿Acaso él sabía también que Lucius Malfoy estaba interesado en su esposa? Y en tal caso, ¿por qué no hacía nada?

—No será necesario —dijo Melody apresuradamente—. Tom, Lucius es un amigo y le he dejado las cosas claras. Thomas y yo llevamos años siendo amigos de los Malfoy... no quiero que lo tortures.

—Somos amigos, Melody, pero está empezando a cansarme con su comportamiento —dijo su esposo.

—Solamente le haré una advertencia —insistió Voldemort.

—Pero no le hagas daño.

Los hombres asintieron. Estaba claro que ninguno de los dos iba a hacer algo que aquella bruja desaprobase, al menos en lo que respectaba a su círculo más cercano.

—Deberíais regresar a Hogwarts —comentó Thomas dirigiéndose a los adolescentes.

—¿Qué sucederá conmigo? —preguntó Orión—. ¿Con quién me quedaré?

—Con nosotros —respondió de inmediato Melody, y buscó la aprobación de Voldemort, quien asintió—. Si tú quieres, por supuesto. Tu padre... puede que no sea el mejor momento para estar a cargo de un adolescente.

Orión pareció conforme con la respuesta. Un tanto aliviado, incluso.

Eira, por su parte, apenas podía creer lo que estaba viviendo. Se encontraba justo delante de Voldemort, el padre de Orión. Melody le hablaba como si se tratase de un viejo conocido en lugar del mago tenebroso más importante, y Thomas se comportaba de la misma forma. ¿Acaso su madre no se daba cuenta de que estaba hablando con un asesino? ¿Acaso no se daba cuenta de que el mago que estaba a su lado no tenía compasión y que estaba dispuesto a matar a quien hiciese falta y a odiar a los muggles y a sus hijos?

—Ahora debéis regresar —les dijo Melody—. Nos veremos pronto.

Y, con tan solo volver a tocar el viejo libro ambos al mismo tiempo, una fuerza tiró de ellos sacándolos del cementerio.

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