Capítulo 1: La llegada de Orión
Eira aún no comprendía por qué su hermano mayor no deseaba ir a la final de los Mundiales de quidditch, pero había preferido no insistir. Ella había sido invitada, junto a su familia, al palco, por el ministro de magia. Draco y sus padres también irían. Y, según Harry, Ron y Hermione le habían dicho en sus cartas, ellos también. Solamente su hermano mayor parecía querer faltar a la cita.
—Me ha escrito Orión —dijo Melody, contenta—. Dice que vendrá con nosotros.
La madre de Eira había mantenido contacto con el chico durante el verano, y hacía unos días que le había preguntado si quería ir con ellos al partido.
—¿Pasaremos a buscarlo? —preguntó Thomas, a quien agradaba el muchacho—. ¿Dónde se encuentra?
—Sabes que no nos dirá dónde se encuentra —respondió su esposa, riendo—. Vendrá él; sabe la dirección.
Orión, a pesar de la buena relación que mantenía con Melody, nunca le decía cuál era su dirección. Siempre que se veían quedaban en algún lugar. La mujer no le daba importancia, pues sabía que el chico estaba siendo criado por alguien que había sido cercano a su padre, y que se movían mucho para evitar que los localizasen o siguiesen quienes no deseaban.
—Bueno, al menos vendrá —comentó Thomas—. No como nuestro hijo... Aún no me puedo creer que ya se haya marchado. Ahora que ha terminado el colegio...
El hermano de Eira tenía varios años más que ella, por lo que había terminado ya sus estudios en Durmstrang. Sin embargo, se había quedado con la familia de su padre en Bulgaria, donde estaba ampliando aún más sus conocimientos de magia. Sus padres estaban orgullosos de él, a pesar de lo poco que lo veían.
—No te preocupes, papá, nos escribirá cada semana... y seguro que pronto volverá a casa —dijo Eira, quien ya comenzaba a echar de menos a su hermano—. Además, se arrepentirá de no venir al partido cuando sepa que Viktor ha atrapado la snitch.
—Viktor atrapará la snitch, sin duda, pero ganará Irlanda —aseguró Melody.
La familia era muy aficionada al quidditch, y Eira había heredado de sus padres aquella afición. Sus padres se habían alegrado mucho al saber que jugaría en el equipo de su casa.
Aquella misma tarde, sonó el timbre de la casa. Melody se levantó de inmediato para abrir la puerta, y su marido y su hija la siguieron de cerca, pues sospechaban de quién podía ser el recién llegado. Al abrir la puerta de entrada, encontraron a Orión Black con su habitual semblante serio, que se suavizó un poco al ver a Melody.
La mujer lo abrazó antes incluso de permitir que pasase, y el chico no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa ante el espontáneo gesto. Una vez que se separaron, Melody le indicó que entrase en la casa, donde Orión saludó más formalmente a Thomas y sonrió a Eira, con quien tendría tiempo de estar más adelante.
—Creí que vendrías por la red flú —comentó el hombre, a quien había extrañado que hubiese entrado por la puerta.
—Iba a hacerlo, pero el lugar en el que me encontraba no estaba conectado a la red, y he tomado un medio de transporte muggle —explicó el chico—. Un... ¿autobús?
Melody, que era quien más conocía a los muggles por haber vivido entre ellos durante su infancia y juventud, asintió con la cabeza. Todo lo que Thomas y Eira sabían acerca del mundo no mágico lo sabían por ella. Orión, por su parte, a pesar de conocer el mundo mágico desde su nacimiento, sabía más de lo normal acerca de los muggles y sus costumbres, aunque los despreciaba.
—Espero que no hayas llamado la atención... —comentó la mujer.
—No lo he hecho, puedes estar tranquila —respondió el chico—. Me he comportado como cualquier muggle común...
Dijo la última frase con cierta resignación, y Thomas no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa al escucharlo. Al fin y al cabo, ambos compartían ciertas ideas acerca de la superioridad de los magos frente a los muggles.
—Eso espero... Sabes lo que opino al respecto.
Orión asintió con la cabeza. Era consciente de que a Melody no le gustaban sus ideas, a pesar de haber pertenecido a la casa de Slytherin y de haber sido cercana a su padre. Pero no le importaba. Como su padre había hecho antes que él, la respetaba y evitaba hablar sobre el tema en su presencia. Era, de hecho, una de las pocas personas a las que respetaba.
—Lo sé.
—Bien... ahora ve con Eira a dejar el baúl en tu habitación —dijo la mujer—. Thomas y yo os avisaremos cuando la cena esté lista.
Ambos jóvenes se dirigieron entonces hacia la habitación que ocuparía Orión, que se encontraba en el segundo piso, junto a la de Eira. La chica se ofreció a ayudarle con el baúl para subir las escaleras, pero él se negó.
—Mi madre se ha alegrado mucho cuando le has dicho que vendrías —comentó ella mientras abría la puerta de la habitación y dejaba pasar primero a su invitado—. Esta será tu habitación.
Era una estancia grande y espaciosa, decorada en tonos plateados y verde esmeralda. Los colores de la casa de Slytherin, a la que ambos pertenecían. Orión sonrió al verlo, y tras dejar su baúl en una esquina donde no pudiese molestar, se volvió hacia su anfitriona.
—Me gusta —afirmó—. En cuanto a lo que has dicho antes, yo también me alegro de estar aquí. No podía negarme a venir; tu madre me habría encontrado y me habría traído a la fuerza.
Eira rio. Tal vez tuviese razón. Si de algo estaba segura era del hecho de que su madre nunca aceptaba un no por respuesta. Y menos por parte de Orión, a quien tanto deseaba ver de nuevo.
—No lo dudes.
—¿Y tu hermano? Creí que pasaría las vacaciones con vosotros...
Orión nunca había conocido al hermano de Eira, aunque había oído hablar acerca de él. De hecho, pocas personas en Inglaterra lo habían conocido. Los Malfoy, con quienes tanto tiempo compartían los Sayre, solamente lo habían visto en una ocasión, años atrás.
—En parte —comentó la bruja—. Ha estado aquí, pero ya se ha ido.
—Me habría gustado conocerlo...
Él comenzó a ordenar sus cosas mientras hablaban acerca de los Mundiales de quidditch, con los que todo mundo mágico estaba ansioso. No todos habían conseguido entradas, y había quienes había intentado hacerlo todo por conseguirlas. Sería un gran encuentro, y podrían ver a Viktor Krum en persona, idea que atraía a muchos. Ron Weasley era un gran admirador suyo, y lo había mencionado casi en cada carta enviada durante aquel verano.
—Ganará Irlanda —afirmó Orión—. Su equipo es mejor.
Eira estuvo de acuerdo con él.
—Bulgaria no estaría en la final de no ser por Viktor. Es el mejor buscador que he visto nunca.
—Y hablando de los Mundiales... ¿sabes que los Montague irán, verdad?
Orión sonreía de manera burlona, y la bruja puso los ojos en blanco.
Durante el último curso, había pasado mucho tiempo con Luke, e incluso se habían besado el último día, antes de salir de Hogwarts. Orión lo había descubierto de alguna manera, y molestaba a la bruja con el tema cada vez que veía la ocasión. Ella, mientras tanto, no había podido dejar de pensar en aquel beso durante el verano, preguntándose lo que sucedería la próxima vez que se viesen. No sabía si comenzarían algo o si fingirían que nada había sucedido y continuarían siendo amigos.
—No estamos juntos —le dijo.
—Vamos, Eira... conozco bien a Luke, ¿sabes? Ha querido salir contigo desde el día que te conoció... y tú quieres lo mismo. Deberíais intentarlo al menos.
La bruja se encogió de hombros, sin saber qué debería hacer. Le resultaba extraño, además, hablar acerca de su vida sentimental con Orión, aunque al mismo tiempo sentía que podía confiar en él.
—Lo pensaré —afirmó, cambiando de tema un par de segundos después.
Hablaron durante varios minutos más sobre temas sin importancia, como el colegio y los profesores, hasta que Melody y Thomas los llamaron para cenar. Ambos bajaron entonces, interrumpiendo su conversación.
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