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Capítulo 4

EL SOMBRERO SELECCIONADOR

Una bruja mayor de aspecto severo abrió la puerta del castillo. Eira escucho que se trataba de la profesora McGonagall, y recordó que se trataba de la subdirectora, dado que su nombre aparecía en la carta de Hogwarts.

La mujer les hizo pasar al castillo y les condujo a una sala, donde comenzó a explicarles cuáles eran las diferentes casas del colegio y lo que caracterizaba a cada una de ellas También les explicó que quien más puntos obtuviera ganaría la Copa de las Casas. Eira había oído aquello tantas veces que no prestó mucha atención y se dedicó a buscar con la mirada a Harry y Ron, esperando poder unirse a ellos. A su lado, Orión parecía un alumno ejemplar, escuchando en silencio las palabras de la profesora.

Eira vio a quienes buscaba. Los chicos se encontraban el uno junto al otro, escuchando la historia sobre las casas. Muchos de los recién llegados no sabían en qué casa quedarían, y algunos no sabían en cuál deseaban quedar, pero los de Slytherin solían tenerlo muy claro. Procediendo de ancestrales familias de sangre pura, la casa era algo importante.

La mujer se retiró asegurándoles que les avisaría en unos minutos, y todos comenzaron a hablar al mismo tiempo.

—Si no quedase en Slytherin, probablemente me marcharía del colegio —decía Draco—. Aunque Ravenclaw no debe de ser tan mala... supongo que mis padres quedarían decepcionados si quedase ahí, aunque no tanto como si quedase en Gryffindor o en Hufflepuff. ¿Os imagináis quedar en Hufflepuff?

Orión Black escuchaba no demasiado interesado lo que el rubio decía. Eira, por su parte, se acercó a Ron y Harry, quienes hablaban sobre cómo sería la selección.

—Creo que es una especie de prueba. Fred dice que duele mucho, pero creo que era una broma.

Eira rio al escuchar aquella teoría. No tenía nada que ver con una prueba dolorosa; su madre le había explicado cómo sería.

Hermione Granger recitaba rápidamente en voz baja todos los hechizos que había memorizado, preguntándose cuál debería utilizar.

—Nada de eso —le dijo al pelirrojo—. Es...

Pero en aquel momento, los alumnos soltaron exclamaciones de sorpresa. Varios fantasmas atravesaron la pared y entraron en la habitación, conversando entre ellos, o discutiendo, sin fijarse siquiera en los alumnos. Cuando uno de ellos, un fraile, les habló, llegó McGonagall anunciando que la Ceremonia de Selección iba a empezar. Se organizaron formando una hilera y siguieron a la profesora.

El Gran Comedor resultó ser impresionante. Los platos y copas eran de oro, y todo estaba iluminado por cientos de velas que flotaban sobre las cuatro mesas, en las que los alumnos ya estaban sentados. Frente a ellos, en una mesa se sentaban los profesores. Y sobre sus cabezas, el techo mostraba el cielo nocturno por medio de un hechizo.

La profesora McGonagall colocó un sombrero sobre un taburete de cuatro patas, frente a los alumnos, y éste comenzó a cantar, diciendo que seleccionaría a los alumnos de cada casa y mencionando las cualidades de cada una de ellas. Al terminar, los alumnos aplaudieron.

—¡Entonces solo hay que probarse el sombrero! —susurró Ron—. Voy a matar a Fred.

—Cuando yo os llame, deberéis poneros el sombrero y sentaros en el taburete para que os seleccionen —dijo la profesora McGonagall—. ¡Abbott, Hannah!

La niña fue seleccionada para Hufflepuff. Después llegó el turno de Orión Black. Todos hicieron silencio al escuchar su nombre, incluso los fantasmas miraron con atención al chico, y algunos parecieron estemecerse. Él avanzó hasta el taburete con paso decidido y, cuando se sentó, su mirada se clavó directamente en Eira. El sombrero apenas le rozó la cabeza, cuando gritó:

—¡SLYTHERIN!

A pesar de que todos lo esperaban, los de la mesa de las serpientes aplaudieron efusivamente al recibir a su primer alumno de primero. Orión se levantó cuando McGonagall retiró el sombrero y se dirigió hacia la mesa de su casa, sentándose entre los alumnos mayores con los que había estado en el tren.

Susan Bones fue seleccionada para Hufflepuff, y Terry Boot y Mandy Brocklehurst, para Ravenclaw. Lavender Brown fue la primera Gryffindor. Millicent Bulstrode fue a Slytherin, Justin Finch-Fletchley a Hufflepuff, Seamus Finnigan a Gryffindor... y llegó el turno de Hermione Granger.

Eira supuso que sería escogida para Ravenclaw, pues parecía la casa correcta para ella. Por lo que no pudo evitar sorprenderse cuando el sombrero la envió a la casa de los leones.

Después de Neville Longbottom, de Gryffindor, Draco subió para probarse el sombrero, que le envió de inmediato a la casa de las serpientes, donde se reunió con Crabbe y Goyle.

Finalmente fue el turno de Harry Potter, quien subió entre los murmullos de todos los presentes, que trataban de ver al famoso niño que sobrevivió. Estuvo un buen rato con el sombrero puesto, ante la atenta mirada de todos, y la mirada fría de Orión, quien lo miraba fijamente, interesado. Finalmente el sombrero lo envió a Gryffindor, donde todos lo recibieron como si de un héroe se tratase.

—Sayre, Eira —dijo finalmente McGonagall.

Ella subió para probarse el sombrero. Había esperado estar más preocupada, pero por algún motivo, estaba demasiado tranquila, y su paso era decidido. Sintió miradas de Slytherin clavadas en ella, y Harry y Ron la observaban también, esperando que quedase en Gryffindor. McGonagall no había soltado el sombrero cuando éste gritó:

—¡SLYTHERIN!

Eira se levantó y fue a su mesa, en la que sus compañeros aplaudían para recibirla. Luke la invitó a sentarse junto a él, al parecer le había reservado un sitio. Frente a ella se encontraba Orión Black, quien le dedicó una leve sonrisa.

—Enhorabuena —le dijo, aunque en el fondo se alegraba de aquella selección más de lo que admitiría.

Ella asintió en su dirección, y miró de nuevo hacia el taburete, en el que se sentaba Ron, seleccionado para Gryffindor. Finalmente, el último alumno fue Blaise Zabini, que terminó en Slytherin y fue recibido entre aplausos.

—¿Acaso estabas seguro de que terminaría aquí? —preguntó Eira a Montague, sonriendo.

—Bueno... tú parecías segura. Aunque, vista tu actitud del tren, Black pensaba que podrías ir a Gryffindor.

Eira negó con la cabeza. Nadie que conociese a sus padres podría pensar que su hija quedaría en una casa diferente a Slytherin. Y, aunque en algunas ocasiones los hijos no iban a la misma casa que los padres, Eira estaba bastante convencida de que aquel no sería su caso.

—¿Habéis visto a Potter? —preguntó Graham, el hermano de Luke—. Esperaba algo mejor del héroe de mundo mágico, a decir verdad...

—Tiene once años —repicó Eira, poniendo los ojos en blanco.

—¡No sabe nada sobre el mundo mágico! —dijo alguien—. Que una familia de sangre pura como los Potter haya quedado reducida a ese niño...

Varios asintieron, completamente de acuerdo. A ninguno de ellos parecía gustarle ver cómo antiguas familias de sangre pura se ensuciaban mezclando su sangre con la de muggles o hijos de muggles.

—Al menos hay quienes tienen claros sus principios —comentó Orión Black, mirando a sus compañeros, que asintieron—. ¿Acaso tú no piensas igual, Syre?

Eira lo miró fijamente. No opinaba como ellos, pero decirlo supondría ser odiada por sus propios compañeros. Black la había puesto en una situación comprometida, consciente de que, si no mentía, lo pasaría mal con los miembros de Slytherin.

—Eira es de sangre pura, y su familia ha pertenecido a Slytherin —intervino Luke, saliendo en rescate de la joven de inmediato.

—Andrómeda Black fue Slytherin, y se casó con un sangre sucia —apuntó alguien, haciendo referencia a la tía de Draco Malfoy y de Orión.

—En ese caso, cualquiera de vosotros podría casarse con un sangre sucia —soltó Eira, haciéndoles callar de pronto.

Orión sonrió al percatarse del carácter de la bruja. No le cabía duda de que era digna de la casa de su antepasado, aunque tal vez no compartiese las mismas ideas. Decidió no molestarla más aquella noche y dejar que disfrutase de su primera noche en Hogwarts.Ya tendría tiempo de molestarla más adelante. Aunque prefería que fuese una rivalidad entre ellos dos, sin nadie más de por medio.

—... y el profesor Quirrell, que enseña Defensa Contra las Artes Oscuras —explicó Luke, quien le había explicado a Eira quién era cada profesor, Ella le había pedido que se lo explicase.

Un fantasma se acercó de pronto a los alumnos. Eira había oído hablar sobre él. Se trataba del Barón Sanguinario, el fantasma de la casa de Slytherin y, al parecer, el único capaz de controlar a Peeves, el travieso poltergeist del colegio que se negaba a cumplir las órdenes de prefectos y profesores. El Barón Sanguinario se dirigió directamente a Orión Black, quien lo miró inexpresivo.

—De modo que un Black —comentó—. Sí, tus familiares han pasado por esta casa durante generaciones... Una familia poderosa y noble.

Después se volvió hacia Malfoy.

—Otro descendiente de la familia Black —comentó—. De hecho, vosotros sois primos, ¿no es así?

Ambos chicos se miraron. No habían vuelto a hablar desde su encuentro en el tren, y Orión no deseaba que se lo relacionase demasiado con su familia materna y, por consiguiente, con los Malfoy.

—Sí, lo somos —le dijo al fantasma con una sonrisa amable.

Al Barón Sanguinario le cayó bien de inmediato aquel mago. Eira se dio cuenta de que a Orión una sola sonrisa le bastaba para convencer a cualquiera de que era un buen chico, y su aspecto le ayudaba.

Finalmente, el fantasma se retiró para hablar con otros alumnos, alejándose de la zona en la que Eira se encontraba, para alivio de algunos.

—¿Primos? —preguntó alguien.

—Mi madre, Bellatrix, es hermana de Narcisa Malfoy —respondió Orión sin demasiado entusiasmo—. Aunque he de decir que no nos conocíamos hasta ahora.

Eira intercambió una mirada con Draco, quien no parecía alegrarse demasiado de las palabras de Orión. Había esperado que se interesase por él, dado que era la única familia cercana que se le conocía, pero Black no estaba interesado en nadie más que en la chica que se encontraba frente a él, que había pasado la mayor parte de la cena hablando con Montague.

Tras varios anuncios de Dumbledore y después de que los alumnos cantasen la canción del colegio, cada uno a su manera y siendo los gemelos Weasley los últimos en terminar, los prefectos dirigieron a los alumnos de primero a sus salas comunes. Eira aprovechó aquel momento para acercarse a Draco.

—Ignóralo —le dijo.

—Mi madre me advirtió que ocurriría algo así, que no estaría interesado en conocerme a mí ni a ningún otro familiar —comentó el rubio—. Pero no tengo más primos que él, exceptuando a Tonks...

Nymphadora Tonks era hija de Andrómeda, hermana de Bellatrix y Narcisa, que había sido rechazada por la familia Black por casarse con un hijo de muggles. Era considerada una traidora a la sangre, y su familia no había vuelto a tener relación con ella.

—Me tienes a mí, Draco —le dijo Eira—. Somos como primos, ¿no?

—Lo sé, pero tú... tú tienes familia. Tienes a tus primos en Durmstrang...

Era cierto que los tenía. Tenía primos y tíos por parte de su padre, y mantenía con todos ellos una buena relación.

—Me tienes a mí, Draco.

Orión escuchaba la conversación desde una cierta distancia, y por un momento sintió celos del rubio. No se sentía atraído por Eira de ninguna manera, aunque era atractiva pero, por alguna razón, deseaba tener su atención.

Se detuvieron antes de llegar a la sala común. El prefecto de su casa se volvió hacia los alumnos de primero que lo seguían, y ellos le prestaron atención.

—Para acceder, deberéis decir la contraseña —explicó el prefecto—. Ahora, la contraseña es Veritaserum. Cuando se cambie, la nueva contraseña se anunciará en el tablón de anuncios de la sala común.

La pared se movió, y los alumnos pudieron finalmente acceder a la sala común. Se extendía en parte bajo el lago, por lo que la luz era verdosa. Los tonos verdes y plateados reflejaban los colores de la casa y, aunque hacía algo de fría, Eira se sintió cómoda, como si aquel lugar fuese su hogar.

Draco también sonrió al entrar. Sus padres habían descrito el lugar tan a fondo que se sentía como si ya lo conociese.

—Bienvenidos a Slytherin.

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