Capítulo 14
Eira no tardó en saber que habían descubierto a sus amigos la noche anterior. Lo supo antes de que ellos se lo contasen, pues habían descontado ciento cincuenta puntos a Gryffindor, quedando en último lugar. Slytherin iba en cabeza, por lo que los miembros de las otras tres casas estaban molestos. Al parecer, Ron no había podido ir por estar en la enfermería, pero Neville Longbottom había ido en busca de Harry y Hermione para advertirles acerca de Draco, siendo también descubierto y castigado. Los miembros de la casa de los leones no dirigían la palabra a ninguno de los tres.
—Te debo una —se vio obligada a admitir Eira cuando se encontró con Orión aquel día—. Si no me hubieses detenido...
—No me debes nada —la contradijo él—. No espero nada a cambio.
La chica asintió y le dedicó una pequeña sonrisa. Él se la devolvió, pensando que nadie les observaba. Pero se equivocaba. Luke se encontraba en aquel momento mirando en su dirección, y vio lo sucedido entre ambos. Poco después, se encaró con Orión.
—Estás jugando con ella —recriminó, enfadado—. Te respeto, Black, pero debes dejar a Eira fuera de tus juegos o hablaré con Dumbledore.
—Lo que haga con Eira es asunto mío... —comenzó a decir Orión con rabia antes de darse cuenta de algo y soltar una carcajada.
Montague lo miró con confusión. Aquella era la última reacción que habría esperado de Orión Black. Habría esperado una maldición o una amenaza, pero nunca que riese como lo estaba haciendo. ¿Acaso había dicho algo gracioso? No, no lo había hecho. De hecho, había lanzado una amenaza.
—Te preocupas por ella —comentó Orión, aún divertido—. Te gusta, ¿verdad? Te gusta Eira.
Luke negó con la cabeza, aunque de alguna manera sabía que no podía mentir, que Black veía más allá de sus palabras y podía descubrir sus secretos.
—Yo no... Haría lo mismo por cualquiera.
—No trates de engañarme, Montague. Te perdonaré esta vez, porque el objetivo de proteger a Eira es común, pero que no vuelva a suceder. Porque si te atreves a amenazarme de nuevo, me conocerás de verdad.
Orión se marchó, dando por finalizada la conversación. Ambos actuaron como si aquel incidente no hubiese tenido lugar, y aunque Luke tenía claro que no debía meterse con Black, no podía evitar mirar cuando lo veía cerca de Eira, solamente para asegurarse de que nada ocurriese.
Lo mismo le ocurría a Harry. Notaba la cercanía de Orión y Eira, aunque ella se había limitado a encogerse de hombros al ser preguntada por ello. Harry tomó también la decisión de no meterse en más problemas para no perder más puntos para su casa. Sin embargo, no pudo evitar escuchar sollozar a Quirrell al pasar ante un aula vacía, y supuso que se habría rendido frente a Snape.
—¡Entonces Snape lo hizo! —dijo Ron cuando Harry fue a la biblioteca para contárselo—. Si Quirrell le dijo cómo romper su encantamiento anti-Fuerzas Oscuras...
—Aún no tenemos pruebas —recordó Eira.
Los tres estaban preocupados. Sin pruebas no podían avisar a Dumbledore, y Harry se negaba rotundamente a seguir investigando y comenzó a estudiar.
Dejaron el tema por el momento, dado que aparentemente no había nada que ellos pudiesen hacer.
El castigo impuesto a Draco, Harry, Hermione y Neville consistió en ir al Bosque Prohibido por la noche con Hagrid, con el objetivo de buscar a un unicornio que había sido herido y ayudarlo, a ser posible. Habían sido Harry y Draco quienes habían encontrado al unicornio muerto, pero el rubio había huido, dejando al azabache con una misteriosa figura que bebía la sangre del animal. Por suerte, un centauro lo había salvado. Según lo que el centauro había comentado, Voldemort podría estar detrás de aquello.
Harry les contó la historia a Ron y Hermione en la sala común, y Eira fue informada más tarde, dado que no pertenecía a su casa. Saber que Voldemort había estado detrás de aquello la preocupó. Después de todo lo que había oído sobre el Señor Tenebroso, esperaba cualquier cosa.
—Debes tener cuidado —le dijo a Harry.
—Dumbledore es el único mago al que Voldemort teme...
—Harry, si Snape intenta robar la piedra para Voldemort... a pesar de la protección de Dumbledore, corres peligro.
Sin embargo, nada pareció ir mal durante los días siguientes, durante los cuales fueron los exámenes. Eira y Harry pasaron más tiempo juntos, dado que éste tenía pesadillas y que la chica era la que más se preocupaba por él y por la Piedra Filosofal. Aunque Ron y Hermione también estaban preocupados, no lo estaban tanto como Eira.
La Slytherin no tuvo ninguna dificultad con los exámenes, dado que sabía a la perfección todo lo que debía, e incluso más. Nadie tenía ninguna duda de que era, junto a Orión, la mejor de la generación. Algo que, aunque no admitía en voz alta, molestaba a Hermione.
Al terminar los exámenes, Orión se acercó a Eira cuando Harry y los demás iban al lago. Sin dejarle tiempo para reaccionar, la agarró del brazo y la llevó con él, dejando a la joven confundida.
—¿Qué haces? —preguntó ella, comenzando a molestarse.
—Salvarte —respondió él—. Sé que sabes de la existencia de la Piedra Filosofal. Y sé que intentaréis actuar. Pero no puedes hacerlo.
—No intentes darme órdenes, Orión.
—No lo hago, Eira... pero temo por tu vida.
La expresión de la chica se suavizó al comprender que él solamente intentaba cuidarla, aunque no lo necesitaba.
—Sé cuidarme sola —comentó.
—Lo sé... pero no puedo evitar preocuparme. Estás metiéndote en algo peligroso.
—¿Cómo sabes tú acerca de la Piedra, Orión?
—Potter no es el más inteligente de este colegio. Sé mucho más de lo que él sabe, y está a punto de cometer una estupidez. De modo que no permitiré que vayas con él... y te aseguro que los chicos tienen órdenes de no perderte de vista.
Aquello recordó a Eira a Voldemort hablando acerca de sus mortífagos. ¿Acaso Orión se había hecho con tanta influencia sobre su círculo más cercano que podía darles órdenes? Luke estaba entre aquellos chicos... por algún motivo, aquello preocupó a Eira.
—No vas a controlarme, Orión.
—Los chicos harán guardias en la sala común, Eira... no voy a permitir que cometas estupideces y termines muerta.
Ella quedó perpleja al escuchar aquello. Estaba claro que Orión no le permitiría salir de ninguna manera para ayudar a Harry y los demás con el tema de la Piedra Filosofal. Y aunque comprendía que podía ser peligroso, dado que era posible que Voldemort estuviese implicado, la actitud de Orión no le gustaba en absoluto. No le gustaba que la controlase hasta aquel punto.
—No puedes...
—Estás advertida, Eira —la interrumpió él antes de dar media vuelta y marcharse sin dejar que ella terminase de hablar.
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