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Capítulo 10

Era noviembre, y el primer partido de la temporada se acercaba. Era contra Gryffindor, el eterno rival. Habían pasado semanas entrenando, y todos estaban convencidos de que tenían oportunidades de ganar el partido.
Eira y Harry habían hablado sobre el partido, habían acordado que pasara lo que pasase, todo se quedaría en el campo y no influiría en su amistad.

Hermione se había vuelto más agradable, y pasaba tiempo con Harry, con Ron y con Eira, aunque la última se juntaba también con los miembros de su casa, como Daphne, Blaise y Theo. Debido a los horarios, apenas coincidía con Luke, aunque se podían ver durante los entrenamientos de quidditch.

—Snape cojea —le contó Harry a Eira cuando se quedaron solos un día—. Oí una conversación entre él y Filch. Al parecer, trató de pasar por delante del perro de tres cabezas, en Halloween.

—¿Crees que intenta robar lo que Dumbledore custodia? —preguntó Eira.

—Lo sé. Seguro que fue él quien dejó entrar al trol para distraer a todos.

—Yo lo dudo —comentó ella—. No imagino a Snape haciendo algo así. Creo que no deberíamos precipitarnos, Harry.

—¡Pero si lo consigue...!

—Deberíamos intentar averiguar qué es lo que guarda el perro —comentó Eira.

Harry asintió y se alejó.

El partido de quidditch pronto llegó. Luke se encargó desde el desayuno de animar a Eira y de tranquilizarla. Decía que todo iría bien, que ganarían. Ella deseó poder creerlo, aunque no estaba segura. Había visto jugar a Harry, y era bueno, tal vez demasiado.

A las once, el colegio entero estaba reunido en las gradas del campo de quidditch. Draco, Daphne, Blaise y Nott ya habían deseado suerte a Eira, e incluso llevaban una pancarta para animarla. La chica se emocionó al ver lo mucho que sus amigos le estaban apoyando.

Cuando la señora Hooch, que hacía de árbitro, dio la señal, quince escobas se elevaron en el aire y el partido comenzó. Eira se aisló al instante de lo que ocurría a su alrededor, centrándose únicamente en la quaffle. Luke la protegía de las bludgers a la perfección.

Convertida en la máxima anotadora del equipo, la bruja no era consciente de lo que sucedía a su alrededor. Era vagamente consciente de que el comentarista la nombraba con admiración y de los aplausos de la multitud. Pero no vio que Harry estaba a punto de caer de su escoba ni que Ron y Hermione trataban de ayudarlo. Solamente fue consciente de ello cuando todos los jugadores miraban a Harry, conteniendo el aliento y temiendo una posible caída.

—¡Harry! —exclamó.

Los gemelos Weasley, golpeadores de Gryffindor, volaban bajo el buscador por si éste caía, y Marcus Flint era uno de los únicos que continuaba anotando tantos, ajeno a la desesperación de la casa de Gryffindor.

Harry logró de pronto sentarse de nuevo en su escoba y, poco después, se lanzó en picado para sacar unos segundos más tarde la snitch de su boca. El partido había terminado, y Slytherin había ganado por diez puntos gracias a los tantos anotados por Eira.

Mientras los Gryffindor parecían tristes, Luke se lanzó a abrazar a Eira, a quien estuvo a punto de tirar de la escoba. Graham le sonrió desde la distancia, sin acercarse. La joven se sentía feliz por la victoria, y permitió que los miembros de su equipo y compañeros de casa la felicitasen, dejándose llevar aunque teniendo a su lado a Luke, quien la acompañaba.

—Bien hecho —fue lo único que dijo Orión Black cuando se acercó al equipo.

Eira fue hablando con diferentes personas hasta que Harry y Ron se acercaron a ella, nerviosos. La bruja logró escabullirse para ir con ellos a un lado, donde nadie pudiese escuchar lo que decían.

—¿Estás bien? —fue lo primero que ella le preguntó a Harry.

El chico asintió, y Ron le explico lo que pensaban.

—Estamos seguros de que Snape ha lanzado un maleficio contra la escoba de Harry. La miraba fijamente y susurraba palabras. Pensamos que su cojera se debe a que intentó pasar en Halloween ante el perro de tres cabezas, que intenta conseguir lo que sea que ese perro guarde.

Eira escuchaba a sus amigos sin saber qué pensar. Si bien era cierto que el profesor de pociones parecía ocultar algo, un presentimiento le decía que no era su enemigo.

—No deberíamos precipitarnos —comentó con prudencia—. Aunque habrá que tener cuidado con él y vigilarlo.

Luke y Graham Montague llegaron en aquel momento junto a otros miembros del equipo, improvisando una canción de victoria, agarraron a Eira por los hombros y se la llevaron con ellos para continuar con la celebración. La bruja pudo ver cómo Harry, Ron y Hermione se dirigían hacia la cabaña de Hagrid.

La celebración se prolongó en la sala común de Slytherin, donde habían conseguido cervezas de mantequilla y tartas que habían preparado en la cocina. Todo allí era alegría por la primera victoria de la temporada.

—Este año ganaremos de nuevo la copa —dijo con determinación Marcus Flint, quien después de haber visto la espectacular actuación de Eira no tenía nada que decir en su contra.

La bruja se sintió como en su hogar en aquel lugar, con todos celebrando lo mismo. Se sintió orgullosa de pertenecer a la casa de Slytherin. Pasó gran parte de la celebración con Daphne, Theodore y Blaise, aunque también Draco quiso pasar tiempo con ella, y Luke. El único con el que no habló de nuevo fue Orión, aunque lo prefería así. Prefería evitar problemas.

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