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━━𝐏𝐫ó𝐥𝐨𝐠𝐨










Glosario




Odín: Dios supremo de la cultura nórdica.

Freyja: Dios del amor y de la fertilidad, la más bella de todas las diosas.

Nornas: Las nornas tejían el destino de dioses y vikingos según la mitología nórdica.

Constantinopla: Fue la capital de distintos imperios a lo largo de su milenaria historia: del imperio romano, imperio romano de oriente, imperio bizantino y imperio otomano. 


































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EL FUERTE VIENTO PROVOCA QUE LA ARENA SE MUEVA EN EL AIRE DIFICULTANDO MI ANDAR. Cerré los ojos tratando de que la tierra no entrara en ellos. Aunque no sea capaz de observar que estaba delante de mí, mis piernas no detienen su andar. Debía escapar. Debía salir de Constantinopla antes que mi muerte llegara en manos del emperador.

Mis pasos no son tan rápidos como deberían ser. Algo.... alguien detenía mis ganas de salir de este gran imperio.

No te detengas. La voz de Odín penetró en mi cabeza con fuerza, logrando que mis pasos se detuvieran ante el dolor de su voz.

Sigue caminando. Su voz nuevamente se alza. Quiero obedecer, pero algo, una voz entre el viento detiene mi intención. Mi nombre es lo que se escucha en el aire. Una voz, fuerte y dura.

Camina. Odín, una vez más penetró en mi cabeza. Pero esa voz es mucho más fuerte que la voz del padre de todo.

Una voz que tiene dueño. Un dueño que conozco tan bien que mi cuerpo se estremece de miedo ante la idea de tener que verlo una última vez. No quería despedirme. Una carta es suficiente para mi. Aquellas letras que escribí en el pergamino deberían ser suficiente... debía serlo.

El cuerpo de Alessio aparece entre la tormenta de arena al momento que abrí mis ojos. Su figura se acerca a mí con paso firme. Uno tras otro sin detenerse, sin importar que la arena entraba por cada parte de su cuerpo.

Y al momento que llega a mi la tormenta cesa. El viento desaparece, y solo queda a la vista la perfecta figura de él.

—¿Por qué? —Es lo primero que dicta su boca cuando sus pasos se ubicaron al frente de mi—. ¿Por qué? —Repite.

No tengo la fuerza para responder. Su voz dura doblega mi voluntad. Su mirada azul es capaz de borrar toda la existencia de mis dioses. Su cuerpo entero es capaz de borrar a Eira, la servidora de los dioses.

Odín, dictó la orden, y yo debía obedecer. Estar en Constantinopla es un peligro, lo sé, el padre de todo lo sabe, e incluso Alessio es consciente del peligro que me alberga en la ciudad. Un momento que quede sin él, sería el momento para que el emperador me atacara.

—Moriré si me quedo un momento más aquí.

—Alejandro no te hará daño mientras yo viva —asegura Alessio.

—No tienes esa clase de poder —señaló dando un paso hacia atrás. Su cercanía me vuelve vulnerable. Si él me pedía quedarse, tal vez, tan solo tal vez obedeciera a él, en vez de Odín—. Tienes una vida. No puedes dejar todo al lado por mi....

—Puedo —dicta con seguridad en su voz dando un paso hacia adelante, logrando que nuestros cuerpos casi se toquen—. No puedes irte.

—Debo. —La última frase la dictó casi en susurro. Su voz fuerte y autoritaria desapareció en esas palabras—. No quiero morir.

—Morirás en el desierto.

—Mis dioses me protegerán. Es el momento de volver a mi tierra.

Sus ojos no dejaban de observar los míos. Sus penetrantes ojos azules resaltaba ante su piel morena.

—Diré esto una vez. Y espero que sea suficiente para que te quedes a mi lado...

—No, no lo digas —interrumpo su oración con rapidez. No quiero escuchar esa palabra en este momento—. Por favor...

—Te amo, de la forma que jamás pensé en amar a una mujer —declara sin importar mi ruego.

Que extraño es escuchar palabras de amor de la boca de Alessio. Del mejor guerrero de Constantinopla. Del hombre que jamás bajaba su mirada ante un rey, un emperador u otro gran guerrero. Él no le temía a nada. Sucedía lo contrario, los hombres, todos ellos, de toda clase social le temían.

El destino funcionaba de una forma que no lograba entender. Los hilos de las nornas tejieron que el guerrero más temido del imperio de Constantinopla, y la esclava que rechazaba el tacto de los hombres se encontraran. El silencio y la paciencia de Alessio logró que mi cuerpo pidiera a gritos el tacto del guerrero más temible de todos los tiempos.

Ya no rechazaba el tacto de todos los hombres. Ya no lo rechazaba a él.

—Sé que sientes lo mismo, simplemente no hemos sido lo suficientemente valiente para declararlo.

Mi corazón late con rapidez. No puedo pensar con claridad. Quiero quedarme todas las noches con él. Mi primer amor, mi hombre, mi guerrero, mi salvador. Él fue luz en la oscuridad de mi esclavitud.

Y declaro lo que sentí la primera vez que mis ojos hicieron contacto con los suyos.

—Te amé desde la primera vez que te vi. Me rescataste, me compraste, y me liberaste todo en un día.

—Quédate —dicta una vez más llevando sus manos a mi cintura para acercar mi cuerpo al suyo. Un gesto que realizaba cada vez que llegaba a casa después de una batalla—. O pide que me escapé contigo.

—No lo haré —aclaró en voz baja acercando mi rostro al suyo—. Tus guerreros dependen de ti. La ciudad entera depende de ti. No puedes abandonarlo. El ejército Otomano atacará en cualquier momento, debes estar liderando las tropas. Es la única forma de que la ciudad se mantenga en pie.

—No me importa nada de aquello.

Sus manos que estaban en mi cintura ejercieron fuerza en su agarre.

—Claro que te importa.

—Me importas tú, nada más —susurra.

Mi boca es la que da el primer paso. Mis labios buscaron lo suyo con anhelo. Tan solo quiero besar su dulce boca una vez más.

No puedes quedarte. Odín alza su voz una vez más, pero de una forma suave. Él morirá al intentar protegerte.

Y aquellas palabras logran que mi voluntad vuelva a mi. No podría vivir en un mundo en el que Alessio no existiera.

—Nuestros hilos se unieron una vez, quizás lo hagan en el futuro —expresó alejando mis labios de su boca para cortar el dulce beso.

—¿Qué haré todo ese tiempo?

Sus ojos permanecieron cerrados.

—Luchar.

Al abrir sus ojos noto que es la despedida. El no seguiría insistiendo. Me dejaba libre. Libre de su amor.

—Es la mejor decisión —señaló levantando mis dedos para acariciar sus mejillas.

—No lo es.

Alessio nuevamente cierra sus ojos ante mi tacto.

Es el momento, debo partir. Mis piernas deben moverse, pero antes de que mi cuerpo se mueva, los ojos del guerrero se abren. Y unas de sus manos se mueven a su cuello.

—Toma.

Siento en mis manos el collar que utilizaba. Una joya que cuidaba y protegía como el mayor de sus tesoros. Plata, y unas pequeñas perlas lo adornaban.

Fue el último regalo que le dio su madre antes de morir.

—Recuérdame.

—Nada ni nadie podría provocará que me olvidara de ti.

Alessio sonrió. Una pequeña sonrisa que alivio mi atormentado corazón. Su rostro se acercó a mi cabello inhalando una vez, en donde mi cabellera desprende el dulce olor de las hierbas que usaba a diario.

—Vete.

No me moví. ¿Cómo podría partir sintiendo su calidez?

—Vete, o no te dejaré partir.

Separa su rostro de mi cabello y observó la sinceridad de sus ojos ante sus palabras. Y dude en partir.

Morirá. Y no podrás vivir con la culpa. Esta vez era Freyja. Su dulce voz llegó a mi mente. Vivirá si tu no estas a su lado.

¿Lo prometes? Me atrevo a responder por primera vez la intromisión de alguno de mis dioses en mi mente.

Lo prometo.

Rozo una vez más mis labios junto a los suyos. Y observó por última vez su mirada azul.

Es el momento.

Mis pies giraron y se alejaron del hombre que me amo por primera vez. 



























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Nota de la autora

Y una vez mas he editado la historia. Prometo que esta es la ultima vez. Le daré mas protagonismo al historia de amor entre Eira y Alessio. Esta vez interpretado por Brad Pitt.

Simplemente lo amo en la pelicula Troya.

Espero que disfruten la nueva versión de la historia. <3

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